Siete fuentes de gozo
Sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción. (2 Corintios 7:4)
Algo extraordinario acerca de Pablo era que cuando las cosas no iban bien, su gozo era increíblemente duradero.
¿De dónde provenía este gozo?
Primeramente, Jesús lo enseñó: «Bienaventurados sois cuando los hombres os aborrecen... Alegraos en ese día y saltad de gozo, porque he aquí, vuestra recompensa es grande en el cielo» (Lucas 6:22-23). Las tribulaciones por causa de Cristo incrementan nuestros intereses en el cielo—los cuales perduran mucho más que la tierra—.
Segundo, proviene del Espíritu Santo, no de nuestros esfuerzos, ni de nuestra imaginación, ni de la educación que nos dio nuestra familia. «El fruto del Espíritu es... gozo» (Gálatas 5:22). Hemos recibido la palabra «en medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santo» (1 Tesalonicenses 1:6).
Tercero, se debe a que pertenecemos al reino de Dios: «Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo» (Romanos 14:17).
Cuarto, viene por medio de la fe, es decir, por creer en Dios. «Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer» (Romanos 15:13). «Sé que permaneceré y continuaré con todos vosotros para vuestro progreso y gozo en la fe» (Filipenses 1:25).
Quinto, proviene de ver y conocer a Jesús como Señor. «Regocijaos en el Señor siempre» (Filipenses 4:4).
Sexto, surge de otros creyentes que trabajan arduamente para ayudarnos a enfocar nuestra atención en estas fuentes de gozo y no en circunstancias engañosas. «Somos colaboradores con vosotros para vuestro gozo» (2 Corintios 1:24).
Séptimo, proviene del efecto santificador de las tribulaciones. «También nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza» (Romanos 5:3-4).
Si todavía no somos como Pablo, él nos llama a serlo: «Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo» (1 Corintios 11:1). Para la mayoría de nosotros, este es una llamado a orar con fervor. Es una vida sobrenatural.