¿De dónde viene el gozo?
Pablo fue un hombre extraordinario. Él sabía cómo regocijarse cuando las cosas iban bien. Sin embargo, como dijo el Señor, hasta los gentiles se gozan cuando las cosas van bien. No hay nada especialmente cristiano en eso. Lo extraordinario de Pablo es lo increíblemente duradero que era su gozo cuando las cosas no iban bien. Por ejemplo, él dice: “sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción” (2 Corintios 7:4) y “ahora me gozo en lo que padezco por vosotros” (Colosenses 1:24).
¿De dónde viene este gozo? En primer lugar, lo enseñó Jesús: “Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan […]. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos” (Lucas 6:22-23). Los problemas que tenemos por causa de Jesús acrecientan nuestra recompensa en el cielo, que dura mucho más tiempo que la tierra.
En segundo lugar, viene del Espíritu Santo, no de nuestros propios esfuerzos o la imaginación o nuestra crianza: “El fruto del Espíritu es […] gozo” (Gálatas 5:22); “Ustedes recibieron la palabra con gozo del Espíritu Santo, aun en medio de muchos sufrimientos” (1 Tesalonicenses 1:6).
En tercer lugar, viene por pertenecer al reino de Dios: “El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).
En cuarto lugar, viene mediante la fe, es decir, de creer en Dios: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer” (Romanos 15:13); “Sé que permaneceré y continuaré con todos vosotros para vuestro progreso y gozo en la fe” (Filipenses 1:25).
En quinto lugar, viene de ver y conocer a Jesús como Señor: “Regocijaos en el Señor siempre” (Filipenses 4:4).
En sexto lugar, viene de hermanos en la fe que trabajan arduamente para ayudarnos a centrarnos en esas fuentes de gozo, en vez de en circunstancias engañosas: “somos colaboradores con vosotros para vuestro gozo” (2 Corintios 1:24).
En séptimo lugar, viene de los efectos santificadores de la tribulación: “También nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza” (Romanos 5:3-4); “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4).
Si todavía no somos como Pablo, él nos llama a serlo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Para la mayoría de nosotros, esto es un llamado a la oración ferviente. Es una vida sobrenatural.
Aprendiendo del gozo de Pablo,
John Piper