Nuestro trabajo como ministros
La idea central de mi mensaje puede ser anunciada como una declaración y como una oración. Como declaración sería: El modo en que usted satisface las demandas de su vocación es parte esencial del discipulado cristiano. O, para decirlo de otro modo: El modo en que usted hace su trabajo es una parte importante de su obediencia a Jesús. Anunciado como oración a Dios, la idea central hoy sería: Padre, concédenos toda la gracia para ser conscientes de Tu presencia en nuestro trabajo, y para obedecer tus mandamientos en todas nuestras relaciones vocacionales. Creo que ésta es la Palabra de Dios para nosotros hoy, y me gustaría explicarla durante unos pocos minutos partiendo de 1ra a los Corintios 7:17-24.
Cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado
Antes de leer, orientémonos partiendo del contexto precedente. Uno de los problemas en la iglesia de Corinto era la incertidumbre de cómo la fe en Cristo debiera afectar las relaciones interpersonales ordinarias en la vida humana. Por ejemplo, en 1ra a los Corintios 7, el asunto que sobresale era si la fe en Cristo debiera significar que un esposo y una esposa tenían que abstenerse de relaciones sexuales. Pablo da un no retumbante en el versículo 3. Otro ejemplo en los versículos 12-16 es la pregunta: ¿qué debiéramos hacer si uno de los miembros del matrimonio comienza a tener fe en Cristo pero el otro no? ¿Debiera irse el creyente a fin de permanecer puro? Nuevamente Pablo responde: no, usted debe permanecer en la relación en que estaba cuando Dios le llamó a la fe. La fe en Cristo como Señor y Salvador nunca destruirá un pacto de matrimonio que Dios ordenó en la creación.
Pero habiendo dicho eso, en los versículos 12 y 13, el apóstol sí permite que, si el cónyuge no-creyente abandona al creyente y nada más quiere de él, entonces el creyente no esté atado para siempre a la relación. En otras palabras, venir a la fe en Cristo no hace que una persona quiera abandonar las relaciones señaladas por Dios, sino que le hace querer santificarlas. Con la oración y humildad y el sufrimiento y la conducta ejemplar, el cónyuge creyente anhela ganar al no-creyente. Pero quizás, como predijo Jesús en Mateo 10:34ss, la rebelión e incredulidad del cónyuge no-creyente convertirá al cristianismo en una espada cortante, en lugar de un bálsamo apacible que sana. Así que el principio que sigue el apóstol es: permanezca en la relación ordenada por Dios donde usted está; no busque abandonarla o destruirla. Pero Pablo permite la excepción, si la relación es abandonada y destruida sin nuestro deseo o control, por el cónyuge no-creyente, entonces que así sea. El creyente inocente no está atado al desertor.
Aquí comienza nuestro texto en 1ra a los Corintios 7:17. Habiendo discutido el principio de permanecer en la relación matrimonial ordenada por Dios cuando alguien se vuelve cristiano, Pablo discute ahora este principio en dos otras relaciones. Leamos 1ra a los Corintios 7:17-24.
Fuera de esto, según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande. Y esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno ya circuncidado? Quédese circuncidado. ¿Fue llamado alguno estando incircuncidado? No se circuncide. La circuncisión nada es, y nada es la incircuncisión, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno permanezca en la condición en que fue llamado. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; aunque si puedes obtener tu libertad, prefiérelo [o: Pero incluso si puedes hacerte libre, mejor usa tu condición actual] Porque el que fue llamado por el Señor siendo esclavo, liberto es del Señor; de la misma manera, el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Comprados fuisteis por precio; no os hagáis esclavos de los hombres. Hermanos, cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado.
El principio que ya Pablo había enseñado en relación al matrimonio es mencionado aquí tres veces con claridad. Note el versículo 17: "Fuera de esto, según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande". Luego el versículo 20: "Cada uno permanezca en la condición en que fue llamado”. Entonces el versículo 24: "Hermanos, cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado”. Estas tres declaraciones del principio de Pablo dividen el texto en dos partes. Pudiera ser útil pensar en tres piezas de pan en un emparedado de doble capa (como un Big-Mac). Entre las dos piezas superiores, están los versículos 18 y 19, donde el principio se aplica al problema de la circuncisión y la incircuncisión. Entre las dos piezas inferiores están los versiculos 21-23, donde el principio de aplica a la esclavitud y a la libertad. Pero antes de que podamos comprender cualquiera de estas aplicaciones necesitamos aclarar una palabra clave en el principio.
¿De qué tipo de llamado se habla?
La palabra que se usa en cada declaración del principio y nueve veces en este párrafo es "llamado". Cuando Pablo dice, en el versículo 17: "así ande. . . según Dios llamó a cada cual", y cuando dice, en el versículo 24: "cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado", se está refiriendo a un llamado divino por el cual fuimos llevados a creer en Cristo. A menudo usamos la palabra "llamado" para referirnos a nuestra vocación: mi llamado es a ser ama de casa, mi llamado es a ser vendedor, etc. Pero ése no es el modo en que Pablo ha usado la palabra las ocho o nueve veces que aparece en este párrafo. Una vez usa la palabra "llamado" en este sentido vocacional, a saber, en el versículo 20. Literalmente dice: "Cada uno permanezca en la llamamiento [literalmente "llamamiento", no condición] en que fue llamado”. La palabra "llamamiento", aquí, se refiere a una vocación o estación en la vida. Y en esta vocación o estación en la vida viene otro llamado de Dios. Este llamado es el Espíritu Santo atrayéndonos a la comunión con Cristo. Muy simple, el llamado de Dios que viene a una persona en su vocación es el poder de Dios que convierte al alma mediante el evangelio.
Todo esto se evidencia en 1ra a los Corintios 1. En el capítulo 1, versículo 9, Pablo dice: "Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro". Así que todos los cristianos, y solo los cristianos, son llamados en este sentido. Este llamado de Dios es diferente, por un lado, debido a nuestro "llamado" vocacional y, por otro lado, debido al llamado general a arrepentimiento que es hecho a todos los hombres. Cuando Jesús dijo en Mateo 22:14: "Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos", se refería al llamado mundial del evangelio que muchos escuchan y rechazan para su propia condenación.
Pero este no era el llamado que Pablo tenía en mente. El llamado de Dios que nos trae a la comunión amorosa y en fe con Jesús es un llamado poderoso, efectivo, que nos lleva hasta el Hijo (Juan 6:44, 65). Esto puede verse con más claridad en 1ra a los Corintios 1:23-24, donde Pablo dice: "nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios”. Los "llamados" no son todos los que escuchan la predicación, sino quienes la reciben como sabiduría. Podemos parafrasear los versículos para mostrar la diferencia entre el llamado general y el llamado efectivo: Pablo dice: "Podemos llamar a todos a creer en Cristo crucificado, pero muchos judíos encuentran que este llamado es una piedra de tropiezo, y muchos gentiles encuentran que este llamado es necedad, pero los llamados (es decir, quienes son poderosa y efectivamente atraídos a Cristo) encuentran que el llamado del evangelio es poder y sabiduría de Dios.
Por tanto, cuando Pablo dice, en 1ra a los Corintios 7:17, 20 y 24, que debiéramos permanecer y vivir con Dios en el estado en que fuimos llamados, está diciendo: Permanezca en el estado en que estaba cuando fue convertido, cuando fue atraído por Dios a la fe, a la amorosa comunión con Su Hijo.
El principio aplicado a judíos y gentiles
Ahora necesitamos ver cómo aplicó Pablo este principio en sus días, y qué significa para nosotros hoy. En el proceso, también surgirá la razón teológica para ello. La primera aplicación teológica del principio no es a la vocación, sino a la circuncisión y a la incircuncisión. La aplica de este modo: si usted fue convertido como gentil, no trate de volverse judío. Si fue convertido como judío, no trate de volverse gentil. Éso es lo que representan, básicamente, la incircuncisión y la circuncisión. Esto tiene inmensas implicaciones culturales: si usted es negro, no trate de volverse blanco; si es blanco, no trate de volverse negro. Si es mexicano, no trate de volverse norteamericano; si es norteamericano, no trate de volverse mexicano.
Luego Pablo añade la razón teológica para su amonestación. El versículo 19 dice literalmente: "La circuncisión nada es, y nada es la incircuncisión, sino el guardar los mandamientos de Dios [es todo]" Éso era casi lo más ofensivo que Pablo podía haber dicho a un judío. La circuncisión nada es. Y si comprendemos sus amplias aplicaciones culturales, también nos ofende a todos nosotros. Pero es cierto. Note cuán radicalmente diferente es el razonamiento de Pablo del razonamiento común en nuestros días para mantener nuestras características culturales distintivas. Decimos, el blanco es bello, el negro es bello, el rojo es bello, el amarillo es bello, por tanto, no trate de cambiar de cultura. Pablo dice: el blanco nada es, el negro nada es, el rojo nada es, el amarillo nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios lo es todo; por tanto, no trate de cambiar de cultura. Permanezca donde está y obedezca a Dios. Pablo es un pensador poco popular y, por tanto, es eternamente relevante. Él está radicalmente orientado en Dios. Todo, todo cae ante la prioridad de Dios.
Es absolutamente imperativo comprenderlo para que no construyamos un nuevo legalismo. El viejo legalismo decía: "Debes estar circuncidado para ser salvo (Hechos 15:1). Debes ser blanco para ser aprobado". El nuevo legalismo diría: "No puedes estar circuncidado si quieres ser salvo. No puedes ser blanco si quieres ser aceptado". Si tomamos esta oración: "¿Fue llamado alguno ya circuncidado? Quédese circuncidado" (versículo 18, y hacemos una prohibición absoluta de las adaptaciones culturales, estaremos pervirtiendo la enseñanza de Pablo y perderíamos de vista su intención. Pablo no está pronunciando una condenación general sobre todos quienes adoptan aspectos de otras culturas y renuncian a aspectos de la suya propia. Esto es evidente en que había hecho que Timoteo se circuncidara (Hechos 16:3), y evidente por su propia declaración de que se volvía de todo a todos los hombres a fin de poder ganar a algunos (1ra a los Corintios 9:22).
Pablo estaba mostrando que la obediencia a los mandamientos de Dios es mucho más importante que cualquier característica cultural, mostrando que el simple cambio de estas características no debiera ser un elemento importante para ser cristianos. En otras palabras, no haga tanto aspaviento en si usted está circuncidado o no, o si es blanco, o negro, o rojo, o sueco. Al contrario, haga que la obediencia sea lo importante; haga que todo el propósito de su vida sea obedecer la ley moral de Dios. Entonces, y solo entonces, ellos pueden hacer que la circuncisión (como implica Pablo en Romanos 2:25), y otras características distintivas, sean hermosas, en un modo muy secundario y derivado, como expresiones de obediencia de fe. En una palabra, la aplicación del principio de Pablo a las características distintivas es: No se irrite ni jacte por el estado actual de sus características culturales; son de poca importancia para Dios comparadas con la dedicación que usted tenga en alma, mente, y cuerpo a la obediencia de mandamientos de Dios, que son alcanzados así: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Romanos 13:8-10; Gálatas 5:14).
El principio aplicado a esclavos y libertos
Entonces Pablo regresa, en los versículos 21-23, para aplicar su principio al problema de si se es esclavo o liberto. El problema de traducción en el versículo 21 es bien difícil. La mayoría de las versiones modernas dicen: "¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; aunque si puedes obtener tu libertad, prefiérelo" (LBLA). Esto pudiera ser correcto, pero me es difícil aceptarlo pues el principio que está ilustrando es expresado en el versículo 20 como: "Cada uno permanezca en la condición en que fue llamado", y en el versículo 24 como "cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado". Parece completamente fuera de lugar, decir entre estas dos frases: "Si puedes obtener tu libertad, hazlo". No solo eso, esta traducción no hace justicia a todas las palabras en el griego ("aunque" y "preferiblemente") que surgen en la traducción alternativa: "¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; pero incluso, si te puedes convertir en liberto, preferiblemente haz uso de (tu condición actual)". El contraste real, me parece a mí, podría ser expresado como: "No te preocupes por tu esclavitud, más bien úsala". Úsala para obedecer a Cristo y así adornar "la doctrina de Dios nuestro Salvador" (Tito 2:10).
Pienso que es cierto, en el análisis final, que esta no es una prohibición absoluta a aceptar la libertad, como tampoco el versículo 18 era una prohibición absoluta a la circuncisión. Pero si usted la traduce como un mandamiento a buscar la libertad, la verdadera intención del pasaje queda oscurecida. El mensaje es: cuando usted es llamado a la comunión de Cristo, gana un nuevo conjunto de prioridades radicalmente centradas en Cristo; incluso si usted es un esclavo, ello no debiera hacerle enojar. "¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes". ¿Tiene usted un trabajo de bajo prestigio? No te preocupes. ¿Es un trabajo que no es estimado tanto como otras profesiones? No te preocupes. Este es el mismo mensaje que él transmitía con las diferencias culturales como la circuncisión. ¿Era usted incircunciso? No te preocupes. ¿Era usted circunciso? No te preocupes.
Pablo podría haber dado la misma razón teológica que dio en el versículo 19 para su posición. Pudo haber dicho: "Ser esclavo nada es, y nada es ser liberto, sino el guardar los mandamientos de Dios". Esto es cierto. Pero él profundiza nuestra comprensión con una nueva razón teológica. La razón por la que una persona puede decir: "No me preocupo", incluso cuando es esclavo, es (versículo 22): "Porque el que fue llamado por el Señor siendo esclavo, liberto es del Señor”. Y la razón por la que el liberto puede decir: "no me preocupo" es similar: "el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo". Amo mirar a Pablo hacer funcionar así su teología. Él está diciendo que en el evangelio hay un antídoto para la desesperación en los trabajos menos reconocidos, y un antídoto para el orgullo en los trabajos más estimados. Él mira al esclavo que se pudiera sentirse sin esperanzas y dice: "En Cristo eres un hombre libre. Pues por precio fuiste comprado. No dejes que hombre alguno esclavice tu alma. Regocíjate en el Señor y espera en Él y serás más libre que todos los nobles ansiosos". Entonces mira al hombre noble y libre, y le dice: "No te enorgullezcas, porque en Cristo eres un esclavo. Hay alguien que tiene autoridad sobre ti, y debes ser humilde y sumiso".
La conclusión es que sea alguien libre o esclavo, ésa no debe ser causa de desesperación u orgullo. Él debiera poder decir: "No me preocupo". No debiera jactarse si es doctor o abogado o ejecutivo, y no debiera sentir autocompasión o depresión si tiene un trabajo que la sociedad estima poco. "Hermanos", concluye Pablo en el versículo 24, "cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado". ¡Con Dios! Ésa es la frase crucial. Lo que importa en la vida y en la vida eterna es permanecer cerca de Dios y disfrutar su presencia. Lo que importa no es si nuestro trabajo es alto o bajo a los ojos de los hombres. Lo que importa es si estamos siendo animados y humillados por la presencia de Dios.
Uniendo las dos aplicaciones del principio de Pablo, la enseñanza parece ser: Obedecer los mandamientos de Dios (v.19) y disfrutar Su presencia (v.24) es, por mucho, más importante que nuestra cultura o trabajo, de modo que no debiéramos sentir impulso alguno a cambiar nuestra posición. No debiéramos ser alejados de una por temor o desesperación, ni ser encantados por el otro debido a las riquezas o al orgullo. Usted debiera poder decir a su posición: "No me preocupo. Tú no eres mi vida. Mi vida es obedecer y disfrutar Su presencia".
Cuatro implicaciones prácticas.
Permítanme concluir ahora con algunas implicaciones prácticas. Primero, Dios está mucho más preocupado con el modo en que hacemos el trabajo que tenemos ahora, que por que usted tenga un nuevo trabajo. En esta congregación tenemos enfermeras, maestros, carpinteros, artistas, secretarios, bibliotecarios, abogados, recepcionistas, contadores, trabajadores sociales, mecánicos de diferentes tipos, ingenieros, administradores de oficina, camareros, plomeros, vendedores, guardias de seguridad, doctores, personal militar, consejeros, banqueros, policías, decoradores, músicos, arquitectos, pintores, personal de limpieza, administradores de escuelas, misioneros, pastores, fabricantes de armarios, y muchos más. Y todo lo que necesitamos escuchar es que lo que más llega al corazón de Dios no es si vamos de una una a otra, sino si en nuestra profesión actual estamos disfrutando la presencia prometida de Dios y obedeciendo Sus mandamientos en el modo en que trabajamos.
Segundo, como hemos visto, el mandamiento a permanecer en el llamamiento en que estábamos cuando fuimos convertidos no es absoluto. No condena los cambios de trabajo. Lo sabemos no solo por las excepciones que Pablo permitió a su principio aquí en 1ra a los Corintios 7 (vea el versículo 15), también porque Las Escrituras representan y aprueban tales cambios. En el Antiguo Testamento hay provisión para la liberación de esclavos, y estamos familiarizados con el recolector de impuestos quien se volvió predicador, y con el pescador quien se volvió misionero. Además, sabemos que hay algunos trabajos en los que no podemos estar y obedecer los mandamientos de Dios, ej., la prostitución, numerosos tipos de entretenimiento indecente y corrupto, y otros en los que usted pueda ser forzado a explotar a las personas.
Pablo no está diciendo que un ladrón profesional o una prostituta del culto de Corinto debieran permanecer en el llamado en que fueron llamados. El problema en Corinto era: Cuando venimos a Cristo, ¿qué debiéramos abandonar? Y la respuesta de Pablo es: Ustedes no necesitan abandonar su vocación si pueden permanecer en ella con Dios. Él no está interesado en condenar los cambios de trabajo, sino enseñar que se puede sentir realización en Cristo, en cualquier trabajo que se esté. Esta es una manera muy poco popular de enseñar en la sociedad occidental contemporánea, porque corta el nervio de la ambición mundana. Necesitamos pensar largo y fuerte sobre si lo que comunicamos a nuestros hijos sobre el éxito es bíblico o solo norteamericano. La palabra de Dios para todos nosotros, "buscadores de éxito" es: Tome la ambición e impulso que está derramando para avanzar y derrámela toda hacia un celo espiritual, a fin de cultivar un deleite de la presencia de Dios y una obediencia a Su voluntad revelada en Las Escrituras.
Tercero, para ustedes jóvenes que aun no han tomado una profesión, la implicación de nuestro texto es: Cuando se hacen la pregunta: "¿Cuál es la voluntad de Dios para mi vida?", debieran dar la siguiente respuesta resonante: "Su voluntad es que yo mantenga una estrecha comunión con Él y me dedique a obedecer Sus mandamientos". La voluntad revelada de Dios para ustedes (la única voluntad de la que ustedes son responsables para obedecer) es la santificación (1ra a los Tesalonicenses 4:3), no la vocación. Dedíquense a la santificación con todo el corazón, y tomen el trabajo que quieran. No tengo dudas de que, si todos nuestros jóvenes someten cada esfuerzo suyo a permanecer cerca de Dios y a obedecer los mandamientos de las Escrituras, Dios les distribuirá en el mundo, exactamente donde quiere que ellos influencien para Él.
Cuarto y último, este texto implica que el trabajo que ahora usted tiene, mientras esté ahí, es la asignación de Dios para usted. El versículo 17 dice: "Fuera de esto, según el Señor ha asignado a cada uno [...], así ande". Dios es soberano. No es un accidente que usted esté donde está. "La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos" (Proverbios 16:9). "Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá" (Proverbios 19:21). "La suerte se echa en el regazo, mas del Señor viene toda decisión" (Proverbios 16:33).
Usted está donde está por asignación divina, incluso si llegó allí por fraude. Su trabajo es su asignación ministerial, tanto como lo es el mío. El modo en que usted satisface las demandas de ese trabajo es tan esencial en la vida como lo que usted hace aquí los domingos. Para muchos de nosotros ello puede significar pasar una nueva página mañana en la mañana. Oremos todos antes de salir a trabajar. "Dios, ve conmigo hoy y mantenme consciente de Tu presencia. Anima mi corazón cuando tiendo a desesperarme, y humíllame cuando tiendo a jactarme. Oh Dios, dame la gracia para obedecer tus mandamientos, que se resumen todos en esto: 'amaré a tu prójimo como a mí mismo'. Amén".