La Palabra de la promesa, el Espíritu de Dios, la esperanza del hombre
Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para la gloria de Dios. Pues os digo que Cristo se hizo servidor de la circuncisión para demostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito: POR TANTO, TE CONFESARÉ ENTRE LOS GENTILES, Y A TU NOMBRE CANTARÉ. Y vuelve a decir: REGOCIJAOS, GENTILES CON SU PUEBLO. Y de nuevo: ALABAD AL SEÑOR TODOS LOS GENTILES. Y a su vez Isaías dice: RETOÑARÁ LA RAÍZ DE ISAÍ, EL QUE SE LEVANTA A REGIR A LOS GENTILES; LOS GENTILES PONDRÁN EN ÉL SU ESPERANZA. Y el Dios de la esperanza os llene de gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
La pregunta que planteé la última vez de Romanos 15:9-13 fue como ocurre el despertar y el fortalecimiento de la esperanza. Argumenté que el propósito principal de estos versículos 9-13 era verdaderamente producir una esperanza desbordante en la Iglesia, y que esta esperanza estaba basada en Jesucristo, el gobernante de todas las naciones (v. 12), y que esta esperanza basada en Cristo es para la gloria de Dios (5:2), un cielo nuevo y una tierra nueva (8:20-21), y nuevos cuerpos (8:23) sin dolor y sin pecado. Entonces pregunté: ¿Cómo funciona esto? ¿Cómo es que Dios provoca esperanza abundante a través del apóstol Pablo? Esa es la pregunta de hoy.
Temporadas de Sufrimiento y de Alivio
El viernes, mientras preparaba este mensaje tomé un tiempo para orar a través del correo pastoral, supe a cerca de los sufrimientos en nuestra Iglesia .Una madre de seis hijos afrontando quimioterapia para cáncer de mama, otra madre que va a ser intervenida quirúrgicamente este Miércoles y estará en el hospital para la Navidad, una pareja tratando de adoptar dos niños de Rusia y necesitan miles de dólares, una mujer que se recupera de la terapia de radiación, una esposa joven que sufre de una fiebre inexplicable desde hace varias semanas, una mujer que se recupera de una dolorosa operación interna del oído, una familia cuyo hijo será operado en Enero por convulsiones diversas ( de hecho, tenemos dos familias así), un santo de 92 años está hospitalizado con preneumonía . Y por supuesto están los otros cientos que tienen menos o más dolor que sucede que no están en la lista hoy.
Lo que hace esto más inmediatamente relevante para mí mientras preparaba este mensaje sobre la esperanza es que hace unos días estaba enfermo. Y mientras temblaba allí bajo las frazadas por 12 horas estuve pensando como este mensaje sería práctico para alguien en esa condición o alguna de esas condiciones –específicamente si duraba semanas, meses o años—y si se diagnosticaba que esa era una enfermedad terminal y que el doctor decía: No pensamos que haya algo que podamos hacer. Traté de ser completamente realista. ¿Como se sentirá esperanza en esta enfermedad, y como se levantará en mi corazón?
Un par de cosas estaban claras: Hubieron horas cuando no pude leer—todo lo que pude hacer fue cerrar mis ojos, aguantar tranquilo y tratar de no vomitar. Odio vomitar. Por tanto, no iba a leer la Biblia en aquel momento. Ni mi mente ni mi cuerpo en aquellas horas eran capaces de leer o pensar en alguna cosa prolongada. Pero había pensamientos. Iban y venían, y marcaban la diferencia en como me sentía emocional y espiritualmente. Físicamente, estaba nauseabundo, con fiebre y deprimido. Pero los pensamientos de que Cristo murió por mi, que mis pecados están perdonados, que esta depresión no era la ira de Dios, que Cristo tiene toda la autoridad sobre la enfermedad y Satanás, que él ha prometido que todas las cosas me ayudarán para bien, y que el morir es ganancia—esos pensamientos preservaron mi esperanza. Estos pensamientos no me hicieron sentir bien físicamente. Pero fueron como un ancla para cuidar mi bote de ser arrastrado al mar de la desesperación mientras estaba mareado a bordo. Supe que no perecería en el abismo. Y eso marcó una gran diferencia.
La razón por lo que menciono esto es porque cuando le muestre como Dios provoca que la esperanza abunde usted no me creerá—o a Dios—un ingenuo. Voy ha pronunciar mucho de la palabra de Dios como la base de la esperanza, conociendo que a menudo, cuando más necesitamos esperanza, tenemos menos habilidad para leer la Biblia. Para la mayoría de nosotros Dios da temporadas de alivio y temporadas de sufrimiento. Las temporadas de alivio son los momentos cuando usted usará todos los recursos que Dios le ha dado para prepararse para las temporadas de sufrimiento. Esos sentimientos que dan esperanza estuvieron en mi mente porque durante las temporadas de alivio he saboreado la preciosidad de las promesas de Dios. Espero que ustedes hagan lo mismo.
Así que por favor sepa que lo que vamos a ver en este mensaje es el método de Dios para darle esperanza en las temporadas de sufrimiento si usted abraza el método en las temporadas de alivio.
Como Dios Produce Esperanza: Seis Pasos
Hay seis pasos en este pasaje de la escritura que describe la manera en que Dios produce esperanza en nuestras vidas.
1. El primero y más fundamental es Dios mismo identificado como el Dios de la esperanza
Versículo 13: “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu santo.” Todo comienza con Dios. Si hay esperanza por un gozo que es profundo y eterno será una esperanza que está fundada en Dios. Cualquier otro fundamento fallará. El fundamento es Dios, y Dios es un Dios de esperanza. Debemos creer esto. Hebreos 11:6 dice, “Porque es necesario que el que se cerca a Dios crea que él existe y que es remunerador de los que le buscan.” O sea, debemos creer que Dios existe, y que existe como un Dios de esperanza. Ese es el paso primero y más fundamental hacia la esperanza. Dios.
2. Segundo, el Dios de la esperanza habla palabras de esperanza
Hay cuatro de estos pasos en los versículos 9-12. Después que Pablo dice en el versículo 9a, que Cristo se hizo servidor para que los gentiles glorificaran a Dios por su misericordia, dice a la mitad del versículo 9, “Como está escrito…” Entonces cita el Salmo 18:49 (=LXX 17:50) en el versículo 9b: “Por tanto, te confesaré entre los gentiles, y a tu nombre cantaré.” Luego cita Deuteronomio 32:43 (LXX) en el versículo 10: “Regocijaos, gentiles, con su pueblo.” Luego cita el Salmo 117:1 en el versículo11: “Alabad al Señor, todos los gentiles, y alábenle todos los pueblos.” Y finalmente cita a Isaías 11:10 en el versículo 12: “Retoñará la raíz de Isaí, el que se levanta a regir a los gentiles; los gentiles pondrán en él su esperanza.”
Lo asombroso sobre estas cuatro citas bíblicas es que solamente la última es una promesa explícita. Versículo12: Retoñará la raíz de Isaí .El que se levanta a regir a los gentiles. Los gentiles pondrán en él su esperanza. Las dos citas bíblicas intermedias en los versículos 10 y 11 son mandamientos o exhortaciones a los gentiles: “Regocijaos, gentiles con su pueblo…Alabad al Señor…Exaltadle.” Y el primero en el versículo 9b es un testimonio de un rey judío parado en medio de gentiles, “Te confesaré entre los gentiles.” Pero Pablo cita los cuatro versículos de estas divinas palabras para dar esperanza. Evidentemente, una vez que Pablo conoce el gran cuadro de lo que Dios va a hacer en la historia—es decir injertar a los gentiles en el pacto de su pueblo—él ve esperanza para los gentiles dondequiera que Dios les de testimonio o les atraiga.
Pero la cosa más importante que ver aquí es que Pablo está citando la escritura. Cuando está para orar por la esperanza abundante de la Iglesia él precede esa oración con la palabra de la promesa de Dios. No olvide eso. Esto se va a mostrar absolutamente esencial cuando lleguemos al cuarto paso.
Entonces el primer paso: el Dios de la esperanza. Segundo paso: la palabra de la promesa de Dios.
3. El tercer paso es el Espíritu de poder—el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios
Versículo 13: “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” La esperanza que está basada en Cristo y tiene la gloria de Dios para su anhelo por un tesoro no es el producto de la voluntad humana sin ayuda. Si hoy usted espera en Cristo y no en el dinero, las riquezas, los amigos, el gozo y el gobierno, esa esperanza es obra del Espíritu Santo. Usted no la creó.
Por naturaleza nuestra voluntad está en enemistad con Dios. Nacimos depravados. Y la esencia de nuestra depravación es la auto exaltación, la autosuficiencia, y la auto determinación. Por tanto si la gloria de Dios se ha de convertir en nuestra más alta esperanza por un tesoro, y si vamos a esperar sobre la base de la justicia de Cristo y no la nuestra, debemos nacer de nuevo por el poder del Espíritu Santo.
Romanos 8:6-7 dice (literalmente), “La mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios.” En otras palabras, la manera en que somos por naturaleza—por la simple carne—es hostil a Dios. Solo el Espíritu de Dios puede cambiar eso. O Pablo lo dice de otra manera en 1 a los Corintios 2:14, “Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente.” O lo dice de otra manera en Efesios 2:5, “Estábamos muertos en nuestros delitos.”
Por tanto el tercer paso para despertar la esperanza es el Espíritu Santo—el Espíritu de poder. Primero, el Dios de la esperanza. Segundo la palabra de la promesa. Tercero, el Espíritu de Poder.
4. Cuarto paso: La Fe
Lo presento así de simple porque así de simple Pablo lo dice en el versículo 13: “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” El Dios de la esperanza obra gozo y paz que conduce a la esperanza abundante en la manera en que estamos creyendo. Aquí está la pregunta clave: ¿Cómo el poder del Espíritu Santo nos conecta a la palabra de promesa de manera que esta produce gozo y paz y esperanza abundante? Respuesta: el Espíritu Santo lo hace al crear la fe.
Ilústrelo de esta manera. Antes de estar convertidos nuestro corazón está espiritualmente muerto. Entonces por la gracia de Dios, en alguna manera, nuestro corazón espiritualmente muerto es presentado con la palabra de la promesa—el evangelio de Cristo. ¿Qué sucede? Tal vez nada. Pero si el Espíritu Santo viene y da un nuevo nacimiento—vida nueva, una nueva percepción espiritual—a nuestro corazón, de repente vemos a Cristo en la palabra de la promesa por quién realmente él es. Y cuando nuestro corazón nacido de nuevo ve a Cristo por quién realmente es, la fe le recibe, le abraza, se acerca a él, se liga a él, se une con él. Y esta liga, o unión con Cristo en la palabra de la promesa es el medio—el canal, la conexión—mediante la cual el poder que da gozo, que da paz, que da esperanza de las promesas fluye para nosotros.
Así que usted puede ver la conexión crucial entre el paso dos y el paso cuatro: La palabrada de la promesa y de fe. Guardar, la fe que da salvación nunca es una vaga actitud positiva en la Biblia. Es una confianza muy enfocada en las palabras de la promesa de la compra por la sangre de Dios. Es lo que pasa cuando usted lee el versículo 12 y el Espíritu Santo despierta un sentido de la verdad, la belleza, la realidad y el valor de lo que Dios dice: “ Retoñará la raíz de Isaí (¡Sí! ¡Gloria a Dios mi rey ha llegado!), el que se levanta a regir a los gentiles (¡Sí! ¡Mi rey gobierna sobre todas las naciones!) ; los gentiles pondrán en él su esperanza (¡Sí! ¡Esperaré en él. El es mi salvador, mi Señor y mi Dios).” Esa es la obra del Espíritu Santo mientras despierta fe en la palabra de la promesa.
5. El paso cinco ya lo hemos mencionado, es decir, el despertar de la paz y el gozo en nuestros corazones.
Versículo 13: “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer.” La paz y el gozo fluyen de la palabra de la promesa mediante la conexión de la fe por el poder del Espíritu dentro del alma del creyente. Lo cual conduce finalmente a la sorpresa del paso seis.
6. El paso seis es abundar en esperanza.
Versículo 13 “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” La razón por lo que dije que esto es una sorpresa es porque seguramente la esperanza es lo que provoca la paz y el gozo. Seguramente cuando vemos la palabra de promesa lo que esta despierta en nosotros, viniendo del Dios de la esperanza, es esperanza. Y la esperanza aumenta la paz y el gozo. Pero ahora Pablo termina diciendo que la paz y el gozo resultan en esperanza. Dios les llene con paz y gozo en el creer “para que…abundéis en esperanza.”
Ciertamente esta es la parte importante: la plenitud de la esperanza nunca alcanza un límite en esta vida. Siempre puede crecer y siempre abunda más y más. Y Pablo está señalando que una de las maneras en que la esperanza crece es alimentándose de su propio fruto. La esperanza en las promesas de Dios produce el fruto de gozo y paz. Pero el gozo y la esperanza en las promesas de Dios son evidencias gloriosas de que hemos nacido de nuevo, y toda evidencia de que hemos nacido de nuevo provoca más esperanza (ver Romanos 5:3-5), y más esperanza despierta más paz y gozo, y así las gracias de Dios continúan “abundando” más y más.
Oh Bethlehem, en esta temporada de adviento, entréguense a la palabra de la promesa. Oren al Dios de la esperanza que derrame su Espíritu Santo y les capacite para ver la verdad, y la belleza y la preciosidad de Cristo allí. Y sed llenos con gozo y paz para que por el poder del Espíritu Santo puedan abundar en esperanza.