Por qué y cómo caminamos de acuerdo al Espíritu
Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; 7 ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, 8 y los que están en la carne no pueden agradar a Dios. 9 Sin embargo, vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él.
Debemos ser bien claros en algo al comenzar en esta mañana. La vida cristiana es en esencia un vivir sobrenatural. Por sobrenatural quiero decir que hay poderes que obran en el vivir cristiano que están por encima de lo natural. No me refiero a fuerzas vagas como ESP o canalización (psíquicos) o cristales o formas varias de hechicería o brujería o experiencias extra corporales o de reencarnación – todas las cuales son abominación a Dios (ejemplo Deuteronomio 18:9-10; Isaías 8:19) porque disminuyen la toda-suficiencia de Dios y su Hijo Jesucristo como el camino de Dios para comunicar y transformar. En cambio, lo que tengo en mente es muy específicamente la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas por fe basada en la histórica muerte y resurrección de Cristo. Esta obra no es vaga y general. Es clara y específica y enraizada en la concreta e histórica vida y muerte de Jesucristo que fue levantado de los muertos y que da el Espíritu Santo a aquellos que creen en Él.
Pero no se equivoquen, vivir la vida cristiana no es un programa tipo Dale-Carnegie sobre cómo ganar amigos e influenciar personas. No es una especie del movimiento de Re-Armamento Moral (MRA por las siglas en inglés). Una nueva versión de aquel movimiento de los años 1920 dice hoy:
MRA no es una secta. Es un movimiento donde cada uno de nosotros está enraizado en su propia tradición religiosa. . . . Estas ideas permiten a aquellos de diferente fe trabajar juntos sin que ninguno de nosotros comprometa nuestras creencias. Esto porque los conceptos de guía divina y estándares morales – expresados en términos varios – son comunes a todas las religiones mundiales mayoritarias.(1-12-01; 11-7-03, http://www.uk.initiativesofchange.org/)
Cito esto para consolar de modo escueto que vivir la vida cristiana no es ese tipo de cosa. Los “conceptos de guía divina” no son comunes a ninguna otra religión. Debemos conseguir una mente completamente diferente. Y mentalidad es una palabra absolutamente crucial en este texto. Debemos obtener la mente del Espíritu de Dios. Eso es lo que nos define como cristianos.
Empecemos justo ahí con lo que es un cristiano para luego obtener una visión general del argumento de este texto y después observar más de cerca lo que significa cumplir la ley de Dios.
¿Qué significa ser un cristiano?
Comiencen conmigo en el verso 9: “Sin embargo, vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él”. Aquí tenemos una de las más claras afirmaciones en el Nuevo Testamento de lo que es un cristiano: “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él”. No pertenecemos a Cristo si no tenemos el Espíritu de Cristo. No somos cristianos si no tenemos el Espíritu de Cristo. Y en la oración justo antes de ésta, el Espíritu de Cristo es llamado el Espíritu de Dios. “Vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros”. De manera que el Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo son un Espíritu, y si “tienes” este Espíritu, o si él “habita” en ti, entonces perteneces a Cristo y tú estás en el reino o en el dominio o en la esfera de gobierno del Espíritu de Dios. No estás gobernado por la carne – esto es, la esfera meramente humana o meramente natural. Esto es lo que quiero decir cuando declaro que ser cristiano y vivir la vida cristiana son cosas sobrenaturales. El Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo, vive en nosotros y trae consigo cambios que jamás lograríamos hacer sin él de modo que Jesucristo sea glorificado en lo que hacemos.
Visión general al argumento de Pablo
Ahora, demos un vistazo general al argumento – el tren de pensamiento – en los versos 4-8. Veo cinco pasos en el argumento. Leámoslo hacia adelante, tal como Pablo lo escribió. Luego, leamos hacia atrás, para asegurar que lo tenemos.
Primero, en el verso 4, el objetivo de Pablo es “que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros”. Veremos en Romanos 13:8 que el amor cumplela ley.
Segundo, al final del verso 4 dice que el camino para cumplir esta ley en nosotros es que andemos no de acuerdo a la carne mas sino de acuerdo al Espíritu. “Para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.
Tercero, en el verso 5 explica que este caminar es de acuerdo al Espíritu debido a una cierta mentalidad espiritual existente detrás. La mentalidad que subyace para andar de acuerdo al Espíritu es una mentalidad en pro de la verdad y el valor de las cosas del Espíritu: “Porque los que viven [y andan] conforme a la carne, ponen la mente en [tienen la mentalidad para amar] las cosas de la carne, pero los que viven [y andan] conforme al Espíritu, [ponen sus mentes en = tener sus mentes para querer] en las cosas del Espíritu”. De modo que nuestro andar (v. 4) se debe al orden o disposición de nuestras mentes (v. 5) hacia las cosas del Espíritu.
Cuarto, la razón por la que la mentalidad del Espíritu produce un caminar que cumple la ley, y la razón por la que la mentalidad de la carne no, es que la mentalidad de la carne es muerte y la mentalidad del Espíritu es vida y paz. Verso 6: “Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz”. Recordemos del verso 2: es “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús [que] te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte”. El Espíritu es efectivo para moldear nuestra mente y nuestro andar porque está vivo. Él imparte vida espiritual. No habla solo de leyes o reglas y que obedezcamos. Él trae la ley y la escribe en nuestros corazones y crea la vida que ama la ley y se deleita en Dios y atesora a Jesús. Por ello yo parafrasearía el argumento a esta altura del siguiente modo: la mentalidad del Espíritu produce un andar espiritual que cumple la ley porque esa disposición espiritual de la mente es el fruto y la forma de vida del Espíritu de Dios en nosotros.
Finalmente, el quinto paso del argumento, versos 7 y 8, muestra por qué necesitamos tan desesperadamente la mentalidad del Espíritu y la vida del Espíritu. Y por qué hay muerte sin él. Sin el Espíritu y la vida del Espíritu y la mentalidad del Espíritu estamos muertos porque somos hostiles a Dios y no podemos someternos a su ley. Verso 7: “. . . . Ya que la mente puesta en [=la mentalidad de] la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, (8) y los que están en la carne no pueden agradar a Dios”. En otras palabras, la raíz de muerte es el pecado – la rebelión contra Dios. La raíz es un espíritu independiente al que Dios le importa poco y prefiere otras cosas a Dios. Tiene amor suicida por la independencia y la auto-determinación.
Eso es lo que debemos vencer si vamos a cumplir el requisito de la ley. Vean cómo el texto termina con nuestra atadura a la hostilidad e insubordinación: no podemos someternos a la ley. Pero todo el argumento se mueve hacia la victoria sobre esa condición en el punto del verso 4: “para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros”. Eso es lo que este texto revela: moverse de la esclavitud a insubordinación y hostilidad hacia libertad de vida y obediencia.
Ahora para asegurar de que hemos asido este argumento, movámonos a través de él en reversa.
5) Quinto paso (Versos 7-8): Hostilidad contra Dios
La mentalidad de la carne – la manera como somos por naturaleza, aparte de cualquier ayuda sobrenatural del Espíritu de Dios – es hostil hacia Dios. No se somete ni puede someterse a Dios ni tampoco agradarle.
4) Cuarto paso (Verso 6): Vida del Espíritu
Por tanto, la mente de la carne trae muerte. Hostilidad contra Dios es suicidio del peor tipo. Sólo el Espíritu da vida (verso 2). Y la mentalidad del Espíritu es el fruto y la forma de esa vida. La vida del Espíritu crea la mentalidad del Espíritu y da forma a la mentalidad del Espíritu. Hemos de tener el Espíritu para conquistar nuestra atadura suicida de rebeldía contra Dios.
3) Tercer paso (Verso 5): Mente espiritual
Por tanto, puesto que la mentalidad del Espíritu es el fruto y la forma de la vida del Espíritu, el camino que Dios designó para que nosotros anduviésemos y viviésemos es tener una mente espiritual, no una carnal. De hostilidad a vida auna mente espiritual. . .
2) Segundo paso (Verso 4b): Nuevo caminar de acuerdo al Espíritu
Por tanto, dado que tenemos esta mentalidad espiritual, andamos de esa manera – vivimos de esa manera. No “andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Nuestra mentalidad espiritual determina nuestro andar. El poder del Espíritu Santo para impartir vida y cambiar lo que valoramos y atesoramos y deseamos cambia la manera en que vivimos o andamos. De hostilidad a vida a una mentalidad espiritual a un nuevo andar conforme al Espíritu.
1) Primer paso (Verso 4a): Cumplimiento de la Ley
Por tanto, por este andar cumplimos el requisito de la ley. No andamos conforme a la carne sino de acuerdo al Espíritu. De hostilidad a vida a una mentalidad espiritual a un nuevo andar conforme al Espíritu para el cumplimiento de la ley. ¡Oh, cuán crucial son la vida y obra sobrenatural del Espíritu de Cristo para llevarnos de la incapacidad para someternos a la ley de Dios, al verdadero cumplimiento de la ley de Dios! ¡Atesora este Espíritu! ¡Busca la plenitud –ser lleno- de este Espíritu!
La pregunta de la próxima semana
La próxima semana tomaremos la siguiente pregunta: ¿cómo pueden nuestra obediencia imperfecta y nuestro imperfecto amor ser llamados “cumplimiento del requisito de la ley”? Yo en verdad creo que Romanos 8 enseña que la ley es cumplida en nosotros y no solo para nosotros. ¿Cómo puede ser esto? ¿Desde cuándo dice la ley, “Bastante bien será suficiente”? Nunca. Eso es la próxima semana.
Permítanme cerrar así. Espero que una cosa resuene: para pasar de nuestra atadura al yo al cumplimiento en amor de la ley se necesita una poderosa obra sobrenatural de Dios por el Espíritu. Necesitamos la mentalidad de amar a Cristo y las cosas del Espíritu. Necesitamos que nuestro gusto por las golosinas del mundo sea eliminado. ¿De dónde proviene? Viene del Espíritu. Y esta maravillosa dependencia en el Espíritu es posible mediante la fe solamente, aparte de las obras de la ley.