¿Quién Apacentará el Rebaño?
“Por tanto, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo, anciano como ellos, testigo de los padecimientos de Cristo y también participante de la gloria que ha de ser revelada: apacentad el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación sino voluntariamente, como quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con sincero deseo; tampoco teniendo señorío sobre los que os han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos del rebaño. Y cuando aparezca el Jefe de los pastores, recibiréis la corona inmarcesible de gloria”
La Importancia de la Responsabilidad de los Ancianos por el Rebaño
En los últimos años, probablemente, ningún asunto ha ocupado más el tiempo de los ancianos que el de cómo suministrar atención pastoral y supervisión a aproximadamente 1.100 personas dispersas por las Ciudades Gemelas. El versículo 4 dice que algún día aparecerá el “Pastor Jefe” y habrá un ajuste de cuentas con los ayudantes de los pastores, los ancianos. Eso es aleccionador para los que ejercemos el liderazgo.
Cada vez más nos hemos sentido condenados por textos como Hebreos 13:17, que le dice a la iglesia:
“Sus líderes [los ancianos] velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta [es decir, a Dios]. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros.”
O Hechos 20:28, donde Pablo les dice a los ancianos de la iglesia de Éfeso:
“Tened cuidado de vosotros mismos y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos, para pastorear la iglesia de Dios, la que Él compró con Su propia sangre.”
Pueden apreciar la honestidad y la seriedad de esas palabras: ustedes ancianos apacientan al pueblo, “el cual Dios compró con su propia sangre”. En otras palabras, no tomen este trabajo a la ligera. No sean superficiales, arrogantes y despreocupados con respecto a esta responsabilidad.
Una Visión Emergente de la “Atención Pastoral del Distrito”
El fruto de todo nuestro estudio, oración y trabajo es una visión emergente de la atención pastoral del distrito por parte del consejo de ancianos, en unión con los diáconos del distrito y un grupo pequeño de líderes, que juntos apacentarán el rebaño de Dios llamado Bethlehem y darán cuenta de cada miembro ante el Señor.
El objetivo es construir un pueblo, a través de la Palabra de Dios, de la oración y toda clase de ministerios prácticos de atención en los distritos, que tenga en su corazón la visión de un Dios grandioso, soberano, glorioso, misericordioso, sabio, todopoderoso, que todo lo satisface, que disfrute de esa visión de Dios en el culto, la refuerce con estímulo y cuidado mutuos, y la propague con obras de amor, evangelización local y misiones mundiales.
En unos minutos, Tom Seller les hablará más sobre los detalles de la asistencia pastoral por parte de los ancianos.
Lo que quiero hacer es considerar la visión en el contexto bíblico de 1 Pedro 5, que demostró ser mucho más relevante para nuestra situación, de lo que pensaba que iba a ser cuando empecé a estudiarlo.
¿Por qué Pedro Hace una Exhortación en esta Carta?
En el capítulo 5, el texto comienza: “Por tanto, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo.” Si preguntamos: “¿Por qué Pedro sintió la necesidad de exhortar a los ancianos al final de su carta?” Vamos a encontrar la respuesta en las palabras “por tanto.” Algo está pasando . . . “Por tanto, a los ancianos exhorto yo.” (Otra vez construyo mi mensaje sobre una palabra que la NVI simplemente elige ¡¡¡dejar de lado!!! Fíjense en la Nueva Biblia Americana Estándar (NASB) o la Versión Estándar Modificada (RSV).
Advertencias Sobre la llegada del “Fuego de Prueba” del Juicio
Pedro ha estado advirtiendo a la iglesia sobre “el fuego de prueba que ha venido para probaros” (4:12). En 4:13, dice que los cristianos pueden compartir los padecimientos de Cristo por un tiempo y luego regocijarse en la gloria de Cristo cuando venga. Esto es lo que Pedro dice acerca de sí mismo en 5:1, cuando se autodefine como un camarada de los ancianos, a quienes les está escribiendo. Dice que es testigo de los padecimientos de Cristo y participante de la gloria por venir. Esto nos alerta que este “fuego de prueba”, (4:12), probablemente esté relacionado con los ancianos del capítulo 5.
Esto se ve aún más claramente en 4:17. Pedro explica porqué este “fuego de prueba” llega a la iglesia. Él dice (v.17): “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si comienza por nosotros primero, ¿cuáles serán las consecuencias para los que no obedecen al evangelio de Dios? (18) Y si el justo con dificultad se salva, ¿qué será del impío y del pecador?”
Estos versículos tienen que ver con toda la iglesia. El fuego de prueba, que llega como severa condenación para los no creyentes, alcanza a la iglesia primero, como fuego de purificación y perfeccionamiento (cf. 1:7).
El Contexto de Ezequiel 9
¿Pero qué pasa con los ancianos? ¿Hay algo especial para ellos? Existen dos contextos en el Antiguo Testamento que sugieren que sí lo hay. Uno es Ezequiel 9. El propio pueblo de Dios ha cometido abominaciones y Dios resuelve juzgar a su ciudad. Dios le dice a su ángel (v. 4):
“Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se comenten en medio de ella” [Como la sangre en el marco de la puerta durante la Pascua]. 5 “Pero a los otros dijo, y yo lo oí: ´Pasad por la ciudad en pos de él y herid; no tenga piedad vuestro ojo, no perdonéis. 6 Matad a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta el exterminio, pero no toquéis a ninguno sobre quien esté la señal. Comenzaréis por mi santuario [la misma idea y palabras que en 1 Pedro 4:17]. Comenzaron, pues, con los ancianos que estaban delante del templo”.
Si Pedro tiene en su mente la manera en que una vez Dios empezó su juicio por la casa de Dios, – especialmente por los ancianos – bien puede ver la necesidad de exhortar a los ancianos en vista de la llegada del fuego de prueba.
El Contexto de Malaquías 3:1-3
El otro contexto es Malaquías 3:1-3, donde Dios dice que su mensajero va a ir a su templo – a su casa o su pueblo, como dice Pedro (en 2:5):
2 “Pero, ¿quién podrá soportar el día de Su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie cuando Él aparezca? Porque Él es como fuego de fundidor y como jabón de lavanderos. 3 . . . purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia al Señor”
Los “hijos de Leví” son los sacerdotes. Es cierto que en 1 Pedro 2:5,9 todos los creyentes son sacerdotes. Pero, no es fácil para un líder leer esto y no darse cuenta que el fuego perfeccionador del juicio tiene una referencia especial para los líderes. El fuego purifica primero a los líderes.
El Juicio de Dios Comienza con los Ancianos
En 4:17, cuando Pedro dice: “Es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios”. Es fácil darse cuenta por qué diría en 5:1: “POR TANTO, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo. . .”
Por lo tanto, mi respuesta a la pregunta: “¿Por qué Pedro siente la necesidad de exhortar a los ancianos?” es que este “fuego de prueba”, en 4:12, es el juicio de Dios que comienza con la casa de Dios – y en la casa de Dios comienza por los ancianos, los líderes.
Ser un anciano en la casa de Dios es algo atemorizante y maravilloso. Si los ancianos conducen la iglesia a la solidez y a la gloria, también la conducirán al fuego perfeccionador del juicio purificador de Dios. Ellos no estarán afuera o por encima de la iglesia dando sugerencias sobre cómo hacer frente al fuego; ellos la conducirán al fuego.
Pedro Practica lo que Predica
En el versículo 1, cuando Pedro se denomina a sí mismo un “anciano camarada”, no es que pretenda reclamar para sí un título elevado (¡podría haberse autodenominado apóstol!); está expresando la voluntad de sufrir en el fuego perfeccionador junto con el resto de los ancianos. En realidad, creo que es lo que quiere decir cuando, en el versículo 1b se define a sí mismo como “testigo de los padecimientos de Cristo y también participante de la gloria que ha de ser revelada”. Creo que “testigo” aquí significa más que “yo estaba allí y los vi”. Creo que significa “doy testimonio de ellos por medio de mis palabras y de mi vida. Estoy con ustedes en la lucha. Estoy con ustedes en el fuego que purifica y perfecciona a los ancianos del pueblo de Dios”.
En otras palabras, está practicando lo que predica en el versículo 3 – que los ancianos guían con el ejemplo y no por tener el mando sobre el rebaño.
Por lo tanto, Pedro, al final de su carta, considera que los ancianos necesitan una exhortación especial. El fuego es doloroso; el juicio es severo. Está llegando a la casa de Dios; y primero a los ancianos. En esta situación, los ancianos necesitan una advertencia y necesitan esperanza. Pedro les da ambas.
Tres advertencias para los Ancianos
Tres advertencias. Advertencias sobre tres fracasos típicos en el liderazgo. Una advertencia sobre la pereza; una advertencia acerca de la codicia; una advertencia con respecto al orgullo. La codicia por la comodidad, la codicia por el dinero y la codicia por el poder y el prestigio.
1. Advertencia sobre la pereza
Primera, una advertencia sobre la pereza – la ambición por el ocio, el confort y la comodidad. Versículo 2: “Apacentad el rebaño de Dios entre vosotros velando por él, no por obligación sino voluntariamente, como quiere Dios”.
Les advierte que no deben desviarse hacia un ministerio con un patrón perezoso y distraído, que requiere alguna clase de “obligación” externa que hay que superar. No sean indolentes y despreocupados. No sean como la mula a la que hay que ponerle bozal y brida. Estén dispuestos.
Podría ser que aquí les esté advirtiendo sobre el miedo y no sobre la pereza. Podría ser que sea el miedo lo que hace que un anciano no esté dispuesto a servir. No tengan miedo de hacer lo que están llamados a hacer. Háganlo voluntariamente.
Por eso, no queremos presionar a nadie a integrar el consejo de ancianos en Bethlehem. Dios quiere a hombres que deseen el ministerio, no a aquellos que actúan por obligación externa.
2. Advertencia sobre la codicia
Segunda, Pedro les advierte a los ancianos acerca de la codicia - la ambición del dinero. Versículo 2c: “Apacentar el rebaño . . . no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo.” Esto, especialmente, puede referirse a nosotros que nos ganamos la vida con el ministerio. No consideren integrar el consejo de ancianos como un medio para ganarse la vida. Tengan cuidado con la tentación de hacer de “la piedad un medio de obtener ganancia”, como dijo Pablo en 1 Timoteo 6:5.
Más bien, practiquen su ministerio con “entusiasmo”. Es decir, amen su trabajo. Encuentren placer en su trabajo. Recuerden, como les dijo Pablo a los ancianos efesios en Hechos 20:35: “Más bienaventurado es dar que recibir”. Y recuerden lo que dice Hebreos 13:17: “Permitidles que lo hagan [que los ancianos ejerzan su ministerio] con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros”.
3. Advertencia Sobre el Orgullo
Tercera, Pedro les advierte a los ancianos con respecto al orgullo – la ambición por el poder y el prestigio. Versículo 3: “Apacentad el rebaño . . . como teniendo señorío sobre los que os han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos del rebaño”. El orgullo es el fracaso de no reconocer profundamente que sin Cristo no podemos hacer nada. Y así, el corazón orgulloso comienza a sentir que puede ser autosuficiente. Luego empieza a sentir que es indispensable. Y después comienza a actuar de esa manera, a exaltarse a sí mismo y a buscar el elogio de los hombres.
Pero, Pedro les dice a los ancianos: no se alaben a ustedes mismos de esa manera; lideren – deben liderar (como implica el v5) – pero con humildad; lideren con el ejemplo.
Cuando el fuego de prueba llegue a ustedes primero, lideren con el ejemplo. No lo eludan o lo evadan. Caminen a través de él con las ovejas.
Estas son las advertencias que necesitamos. Advertencias sobre la pereza, con respecto a vivir por dinero y acerca de vivir para el poder, el prestigio y el elogio.
Esperanza para los Ancianos
Pero, en esta prueba de fuego, los ancianos también necesitan esperanza. Eso es lo que Pedro les da en el versículo 4: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, recibiréis la corona inmarcesible de gloria.”
Ayer, en el seminario sobre los pobres urbanos, Viv Grigg se refirió a las palabras de Jesús en Lucas 14: 13-14, referentes al ministerio de los pobres. Aquí, Jesús mantiene las mismas esperanzas que Pedro.
“Cuando ofrezcas un banquete, llama a los pobres, mancos, cojos, ciegos y serás bienaventurado, ya que ellos no tienen nada para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos.”
En otras palabras, hay ministerios que debemos hacer que pueden no recibir agradecimientos en este mundo. Si necesitamos muchos halagos, probablemente no haremos lo que Jesús nos llama a hacer. Es muy difícil y no hay suficiente recompensa aquí y ahora.
Pero, si realmente creemos que seremos recompensados en la resurrección de los justos, si nosotros, los ancianos, realmente creemos que “cuando aparezca el Príncipe de los pastores, recibiremos la corona inmarcesible de gloria”, entonces tendremos la motivación y la fuerza para hacer lo que Él nos encomienda.
Puede haber momentos en los que nuestros ancianos sientan que el fuego purificador es demasiado caliente. Podemos sentir que, si se necesita tanto fuego para consumir nuestra pereza, nuestra codicia y nuestro orgullo, entonces no vale la pena. Pero, eso será porque hemos apartado nuestros ojos de la eternidad y del Príncipe de los Pastores, que todo lo satisface, nuestro Señor Jesús.
Tom Seller va a venir a hablar acerca de la atención pastoral por parte del Consejo de ancianos en Bethlehem. Mientras él viene, mi súplica es que Dios promueva hombres talentosos y calificados en Bethlehem, que puedan sentir el llamado de Dios en sus vidas. Hay un gran trabajo por hacer. Una gran batalla que pelear. Y una enorme recompensa más allá de toda medida.