¿Quién gobierna el mundo venidero?
Jesús es superior a los ángeles
Mientras usted mira el texto, permítame recordarle lo que vimos en el capítulo 1. El escritor dice que en el pasado, Dios habló de muchas maneras mediante los profetas, pero en estos días nos ha hablado mediante el Hijo, es decir, Jesucristo (Hebreos 1:1-2). Jesús es la Palabra suprema y decisiva para el mundo. Él inauguró los "últimos días" porque después de él no hay un tercer período de revelación. Todo lo que Dios dice desde aquí hasta la eternidad, lo dice en Jesús. Si hay una revelación más plena, será la clarificación, ampliación, y aplicación de lo que Jesús ya reveló en la historia y en el Nuevo Testamento.
El escritor enfatiza la superioridad absoluta y la singularidad de Jesús por encima de los ángeles porque los ángeles han jugado un rol esencial mediando la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento (Hebreos 2:2). Así que el escritor quiere asegurarse de que no digamos: "Bien, si Dios habló mediante los ángeles en el Antiguo Testamento, y habló en estos últimos días mediante su Hijo, entonces su Hijo es un gran ángel". "Incorrecto", dice el escritor. Jesús no es un gran ángel. Él es "el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza". Él es el Hijo de Dios (Hebreos 1:8) y, como tal, los ángeles le adoran (Hebreos 1:6), y hacen su voluntad (Hebreos 1:14).
Dios no sujetó a los ángeles el mundo venidero
La conclusión a que llega el escritor partiendo de este lugar exaltado de Jesús en el universo como la Palabra suprema de Dios, se encuentra en Hebreos 2:1. Así que aquí es donde retomaremos nuestra lectura.
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad. Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando. Pero uno ha testificado en cierto lugar diciendo: ¿QUE ES EL HOMBRE PARA QUE DE EL TE ACUERDES, O EL HIJO DEL HOMBRE PARA QUE TE INTERESES EN EL? LE HAS HECHO UN POCO INFERIOR A LOS ÁNGELES; LE HAS CORONADO DE GLORIA Y HONOR, Y LE HAS PUESTO SOBRE LAS OBRAS DE TUS MANOS; TODO LO HAS SUJETADO BAJO SUS PIES. Porque al sujetarlo todo a él, no dejó nada que no le sea sujeto. Pero ahora no vemos aún todas las cosas sujetas a él. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos.
Nuestro enfoque en esta mañana está en los versículos 5-9. Note que este pasaje comienza con la palabra "Porque". "Porque", significa que él está dando un fundamento o está defendiendo lo que acaba de decir: "Porque [Dios] no sujetó a los ángeles el mundo venidero". El escritor acaba de decir que nuestra salvación es tan grande y tan bien atestiguada que descuidarla y deslizarnos hacia la indiferencia sería una necedad y una temeridad. ¿Por qué? "Porque [Dios] no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando".
¿Qué sentido tiene esa frase? No descuiden su gran salvación, "Porque [Dios] no sujetó a los ángeles el mundo venidero". El debate aquí es quién gobierna el mundo venidero. ¿A quién estará sujeta la era venidera? Y la respuesta nos dice algo esencial acerca de cuán grande es nuestra salvación, para que no la descuidemos sino que le prestemos toda nuestra atención.
Tenga en mente que cuando Hebreos 2:3 habla de una "salvación tan grande", no solo se refiere a todo lo que Cristo hizo por su muerte y resurrección para purificarnos de nuestros pecados (Hebreos 1:3), también se refiere a todos los efectos de la salvación en la era venidera. Lo sabemos porque en Hebreos 1:14b, el escritor dice que heredaremos la salvación. En otras palabras, experimentamos parte de ella ahora, en la purificación de nuestros pecados y la reconciliación con Dios, pero hay más, mucho más, que aun heredaremos. De éso tratan los versículos: 5-9.
Así que cuando el versículo 5 habla del "mundo venidero", se refiere al mundo de nuestra salvación final (al tiempo y al lugar y a las relaciones de gloria y perfección después que Jesús venga una segunda vez y establezca su reino eterno para justicia y gozo. Así que podemos parafrasearlo de esta manera: no descuiden la gran salvación venidera, porque (como dice el versículo 5), en el mundo venidero no es a los ángeles a quienes será sujeto todo, no serán los ángeles quienes gobernarán, sino. . . ¿Sino quién?
Descuidando una salvación tan grande
¿Quién gobernará? ¿Cuál es la respuesta a esa pregunta que hace que nuestra salvación sea tan grande que seríamos absolutamente tontos si la descuidáramos por los simples juegos de poder de esta vida, o por las simples posesiones, o por la simple familia? En una ocasión, Jesús hizo una parábola sobre la gran salvación de Dios y sobre cómo la gente la descuidaba (Lucas 14:16-20).
Cierto hombre dio una gran cena, e invitó a muchos; y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: “Venid, porque ya todo está preparado.” Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses.” Y otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses.” También otro dijo: “Me he casado, y por eso no puedo ir.”
Esta es la clásica escena que Jesús muestra para mostrar qué significa "descuidar una salvación tan grande". Y note que las tres actividades son buenas: un terreno, unas yuntas de bueyes, una esposa. Y por ellos la salvación es descuidada y se pierde.
Ahora, en Hebreos 2:5-9, el escritor nos ayuda a no hacerlo. Está trabajando con los medios señalados por Dios para salvarnos, es decir: las palabras. Está diciendo: no descuiden su gran salvación. No descuiden lo que Cristo adquirió para ustedes y que recibirán en el mundo venidero. Porque en el mundo venidero no es a los ángeles a quienes Dios sujetará todas las cosas.
¿A Quiénes sujetará todas las cosas?
¿A quién entonces? ¿Y cómo es esto parte de nuestra gran salvación?
Los versículos 6-8 dan su respuesta. No sujetó a los ángeles. . .
Pero uno ha testificado en cierto lugar diciendo [refriéndose al Salmo 8:4-6]: ¿QUE ES EL HOMBRE PARA QUE DE EL TE ACUERDES, O EL HIJO DEL HOMBRE PARA QUE TE INTERESES EN EL? LE HAS HECHO UN POCO INFERIOR A LOS ANGELES; LE HAS CORONADO DE GLORIA Y HONOR, Y LE HAS PUESTO SOBRE LAS OBRAS DE TUS MANOS; TODO LO HAS SUJETADO BAJO SUS PIES. Porque al sujetarlo todo a él, no dejó nada que no le sea sujeto.
¿Quién es, entonces, quien gobernará el mundo venidero? En el salmo 8, este pasaje se refiere a los seres humanos en general:
¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides? ¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles, . .
Todo este texto se refiere a la aparente insignificancia ("¿Qué es el hombre?"), y al mismo tiempo, a la asombrosa majestad del hombre ("lo has hecho un poco menor que los ángeles"). David está celebrando, en este Salmo, la majestad de Dios llamando la atención al hecho de que el hombre, quien es creado a la imagen de Dios, está destinado para ser el gobernante sobre su creación - "todo lo has sujetado bajo sus pies" (v.8).
¿Los humanos o Cristo?
¿Es esto lo que el escritor de los Hebreos quiso decir en estos versículos? ¿O está hablando las palabras del Salmo y refiriéndolas a Cristo? ¿Está diciendo que el hombre en general es el gobernante de la creación, después de Dios, o está diciendo que Cristo es el gobernante de la creación? ¿O hay aquí alguna interacción que los involucre a los dos?
Considero que los escritores del Nuevo Testamento edificaron sobre el significado de los Salmos del Antiguo Testamento (y de otros libros), a menos que algo en el contexto me fuerce a pensar de otra manera. Probemos y veamos si da sentido a este pasaje. Creo que sí.
La línea de pensamiento sería algo así. Hebreos 2:1-4 dice que debiéramos estar tremendamente vigilantes sobre nuestras mentes y corazones para que no nos desviemos de la Palabra de Dios (1:2, 2:1) y descuidemos nuestra gran salvación (2:3) que recibimos como una herencia (1:14), si nos aferramos a nuestra esperanza (3:6, 14; 4:14; 10:23) firmes hasta el fin.
Luego, los versículos 5-8 dicen que la salvación es, de hecho, muy grande y digna de ser recibida con gozo y perseverancia porque Dios no sujetó el mundo venidero de nuestra salvación a los ángeles, sino a los humanos (nosotros). Es por esta razón que nuestra salvación es tan grande e inmensurablemente valiosa, porque en esta salvación somos destinados a algo inefablemente grande, somos destinados a tener todo lo que hay en la creación, sujeto bajo nuestros pies. Un día nos servirá completamente para un propósito bueno y lleno de gozo.
Pero ahora no todas las cosas están sujetas al hombre
Hay un inmenso problema. El escritor lo menciona al final del versículo 8: "Pero ahora no vemos aún todas las cosas sujetas a él". Creo que "él", aquí, se refiere al "hombre", los seres humanos mencionados en el Salmo 8. Así que la tensión crece. ¿Cómo se debe resolver este problema? El hombre no gobierna la creación debajo de Dios, sino que lo vemos gobernándola.
Primero, el escritor nos dice que debemos estar vigilantes y que debemos ser cuidadosos para atesorar nuestra gran salvación. Luego, segundo, explica que cuando dice que esta salvación es tan grande y valiosa es porque en la era venidera Dios ha prometido sujetar a toda la creación a su pueblo redimido (salvado), no a los ángeles. Esa esperanza es parte de nuestra gran salvación, que algún día los que se han aferrados a su gran salvación serán revelados como los hijos de Dios, y toda la creación les servirá en lugar de destrozarles como lo hace ahora. Serán victoriosos sobre el mundo natural, en lugar de víctimas de sus inundaciones y huracanes y tornados y enfermedades y muerte. Pero entonces, dice muy realísticamente, en tercer lugar, donde quiera que usted mira en el mundo actual, no es eso lo que ve (final del versículo 8): todas las cosas no están sujetas al hombre. El Salmo 8 no se cumple ahora en el hombre.
Por el contrario, el hombre está sujeto a la creación en formas terribles. Tratamos de persuadirnos de que somos dueños de nuestro destino, y que como podemos hacer aviones y radios y televisores y computadoras y teléfonos celulares y láseres y antibióticos y válvulas cardíacas artificiales y marcapasos y fertilizadores y córneas; somos los dueños verdaderos de la creación, que todas las cosas nos están sujetas ahora.
El hombre está sujeto a la muerte
Hay muchos problemas con esta persuasión. El más glamoroso, el que más concierne al Escritor de Hebreos, es la muerte. A pesar de todo lo que hemos podido conquistar como seres humanos, no hemos podido conquistar la muerte. Triunfa en todas partes. Golpea a los bebés y a los adolescentes y a los jóvenes y a los adultos y a los ancianos. Se burla de nuestras medicinas y cirugías y dietas y vitaminas y programas de ejercicios. Cuando todo está dicho y hecho, los súper-científicos mueren. Los políticos mueren. Los doctores mueren. Los profesores mueren. Los ganadores del premio Nobel mueren. Los ricos mueren y los pobres mueren. El bueno y el malo mueren. Los granjeros mueren. Los banqueros mueren. Los carpinteros mueren. Los programadores de computadoras mueren. Y los predicadores mueren.
La muerte no está sujeta al hombre. Y por tanto, nada, está sujeto supremamente a nosotros, porque es solo cuestión de tiempo hasta que todo nos sea quitado, y lo que creíamos que dominábamos será arrancado de nuestras manos. Y de esta verdad está dolorosamente consciente el escritor al final del versículo 8. El Salmo dice que el hombre tiene un gran destino como gobernante de la creación. Es parte de nuestra gran salvación. Pero la realidad es que ahora no somos conquistadores; somos carcasas, todos nosotros.
Entonces, ¿qué dice el escritor para rescatar nuestra gran salvación y el significado del Salmo 8? El versículo 9 da su respuesta. Asegúrese de verlo en relación con el final del versículo 8:
Pero ahora no vemos aún todas las cosas sujetas a él [es decir, al hombre, porque, por ejemplo, la muerte es tan incontrolable]. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos.
En otras palabras, él no ve que el Salmo 8 se cumpla todavía en nosotros. Pero ve que el Salmo 8 se cumple en Jesús. Aún estamos sujetos a la muerte y a toda clase de debilidades y vanidades. Pero Jesús ahora ha cruzado por la debilidad y la muerte, y está coronado con gloria y majestad. Él está sentado en poder a la diestra de Dios y todos sus enemigos están sujetos a él como estrado de sus pies (1:13).
Jesús probó la muerte por todos
Entonces, ¿cómo es esto parte de una gran salvación para nosotros? ¿Cómo se relaciona con el cumplimiento en nosotros de la gran esperanza del Salmo 8, cuando nosotros triunfaremos sobre la muerte y Dios pondrá la creación en sujeción a nuestro dominio?
La respuesta está en las palabras al final del versículo 9: Cristo vino y sufrió y murió: "para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos". En otras palabras, Cristo fue el primer hombre en ser restaurado al magnífico destino del Salmo 8. Él fue coronado con gloria y honor sobre toda la creación. Pero él no entra en su gloria para sí mismo. El versículo 10 dice que él estaba "llevando muchos hijos a la gloria", a la gloria del Salmo 8. Nuestra gran salvación es que, unidos a Jesús, nosotros también experimentemos el cumplimiento del Salmo 8. Jesús es el gran precursor de nuestra salvación. Lo que le ocurrió a él nos ocurrirá a nosotros. Como él probó la muerte por nosotros, nosotros podemos estar seguros de que compartiremos su gobierno sobre la creación.
El primer hombre, el primer Adán, pecó y fue sujetado a la vanidad y a la muerte. El segundo Adán, Jesucristo, derrotó a la muerte y restauró la esperanza del Salmo 8 para todos los que están en él. Usted, cristiano, que no descuida esta gran salvación, reinará con Cristo, y un día todas las cosas le estarán sujetas. Todas las cosas servirán para su bien supremo. Todas las cosas, sin mezcla de dolor o pena o arrepentimiento, manifestarán la gloria de Dios para usted y mediante usted mientras gobierna con Cristo.
¿Cuál debiera ser su respuesta?
Entonces, ¿qué debemos hacer? Ponga su fe en la promesa de esta gran gracia venidera, que lo que ahora ve en Cristo, un día será su porción. Ponga sus ojos en Cristo, no en el dolor y la vanidad y la frustración y la enfermedad y la muerte de esta era. Ellos no tienen la última palabra. Cristo ha conquistado la muerte y todo el pecado y el dolor que lleva a la muerte. Piense en él. Medite en él. Mírelo a él.
Y diga al cáncer y a la parálisis y al niño ciego y a los padres que matan a sus hijos, diga a cada enemigo no-sujeto: "¡El Salmo 8 es mi destino! En Cristo Jesús todas las cosas serán puestas un día bajo mis pies, y yo gobernaré con él en gloria eternamente y para siempre". Cree y dilo, delante de cada calamidad y de cada frustración en la vida, porque es verdad. Jesús lo hizo cierto.
Ven y pon tus ojos en Cristo y ve
la gloria que pronto serás.