Contemplamos Su gloria, lleno de gracia y de verdad
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de El y clamó, diciendo: Este era del que yo decía: “El que viene después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo.” Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer.
Comencemos en el versículo 14 para ver el mensaje principal de este párrafo. "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. Volvamos al versículo 1 para recordar a quién se refiere el Verbo. "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1) Así que el Verbo se refiere al Hijo de Dios.
Utilizo el término Hijo porque es el término utilizado aquí en el versículo 14: "Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre" [NVI]. Así que el Verbo es el Hijo de Dios.
Un Dios, Tres Personas
Los musulmanes tropiezan con esta palabra unigénito, Hijo, como también muchos otros. Algunos piensan que queremos decir que Dios tuvo sexo con María y produjo un Hijo. Eso no es lo que la Biblia enseña. Juan 1:1 dice: "En el principio existía el Verbo". El Verbo es el Hijo de Dios. Y él no tuvo un principio. Ya estaba allí en el principio. Tanto como usted pueda retroceder, él estaba allí, en la eternidad. Y el versículo 3 dice: "Todas las cosas fueron hechas por medio de El, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho". Esto significa que él no fue creado. Él, en ninguna forma, es parte de la creación. Así que esto es lo que sabemos acerca del Hijo de Dios:
- Él es Dios.
- El Padre también es Dios.
- El Hijo no es el Padre, él estaba con el Padre
- Él no ha sido creado y es eterno.
Hay tanto que decir acerca de la doctrina de la Trinidad, la enseñanza de que Dios existe como un Dios en tres Personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Pero reténgalo en su corazón y mente por ahora. El Hijo y el Padre son un Dios, pero son dos Personas. Tienen una naturaleza divina. Son un Dios con dos centros de consciencia.
Dios se Hizo Hombre, sin Dejar de ser Dios
Ahora, lo que dice el versículo 14, y este es uno de los eventos más importantes en la historia, es que el Verbo, el Hijo, se hizo humano sin dejar de ser Dios. Esto es lo estaremos viendo durante dos semanas: ¿Cómo sabemos que es así, y qué significa para nosotros, como personas?
"Y el Verbo se hizo carne". Es decir, el Verbo divino, el Hijo divino de Dios, se hizo humano, sin dejar de ser Dios. ¿Cómo lo sabemos? ¿Y qué significa para nosotros? Dedicaremos todo nuestro tiempo de hoy para dar respuesta a esta interrogante a partir del versículo 14.
Y el Verbo... Habitó Entre Nosotros
La primera razón para decir que el Verbo divino no dejó de ser el Verbo divino cuando se hizo humano es la afirmación en el versículo 14 de que el Verbo "habitó entre nosotros". El sujeto de la palabra habitar es el Verbo. Y el Verbo es Dios. Así que la manera más natural de comprenderlo es decir que Dios, el Verbo, habitó entre nosotros. Es por esto que el ángel dijo en Mateo 1:23: "He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros". El Verbo, el Hijo, no deja de ser Dios cuando se hace hombre.
Gloria como el Unigénito de Dios
La segunda razón para que creamos en esta doctrina está en la siguiente cláusula del versículo 14: " y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre" ¿La gloria de quién? La gloria del Verbo, el Verbo que es Dios. ¿Y qué tipo de gloria es esa? Es la "gloria como del unigénito del Padre".
Cuando Juan dice que la gloria del Verbo encarnado es la " gloria, gloria como del unigénito del Padre", ¿significa la palabra "como" que es una gloria de imitación? ¿No es la verdadera gloria del Hijo, sino solo como la gloria del Hijo? No lo creo. Si digo, por ejemplo: "tengo un libro para regalar, me gustaría dárselo a usted como mi primera opción", usted no responde: "realmente yo no soy su primera opción, solo soy como su primera opción". No. Este no es el significado de la palabra como cuando digo: "se lo doy a usted como mi primera opción". Significa: que se lo doy porque usted realmente es mi primera opción. Cuando Juan dice: " y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre", quiere decir: "hemos visto su gloria, gloria como realmente es, la gloria del Hijo de Dios".
Lo sabemos porque nuevamente, en la primera parte del versículo 14, Juan dice simple y directamente: "y vimos su gloria", sin cualificación. ¿La gloria de quién? La gloria del Verbo eterno, el Hijo. "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria". "Así que él no disminuye a causa de la maravilla de la encarnación. El Verbo se hizo carne, y lo hizo sin dejar de ser Dios. Él manifiesta la gloria de Dios.
¿Qué Implica esto para Nosotros?
Los versículos 15-18 dan más razones para creer que el Verbo se hizo carne sin dejar de ser Dios. Hacia allá iremos la semana que viene, Dios mediante. Pero por ahora, solo preguntemos en el versículo 14 qué implica para nosotros que el Verbo se haya hecho carne, que el Hijo de Dios se haya hecho humano sin dejar de ser Dios. ¿Por qué hago esta pregunta? Primero, porque el texto la responde. Pero hay otra razón.
Cultivando una Cultura Relacional
¿Recuerdan que hace unos meses atrás prediqué muchos mensajes rogando con Dios que pudiéramos usarlos para crecer en lo que llamé la cultura relacional de nuestra iglesia? Utilizando Filipenses 2:3-4, expliqué lo que quería decir: "Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás". En otras palabras, crezcamos como una iglesia en la manera en que nos expresamos y servimos a los demás y nos preocupamos por los intereses de otros.
¿Y recuerda cuál era el fundamento de esta actitud a favor del servicio y de las relaciones? El versículo siguiente lo explica: "Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres" (Filipenses 2:5-7). En otras palabras, el fundamento del amor humilde, servicial, y de la renovada cultura relacional de Bethlehem era: El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y murió por nosotros.
La Encarnación y su Aplicación
Hago este énfasis para que no digamos: "Bien, tuvimos nuestro pequeño mensaje relacional el verano pasado, y ahora vamos hacia la teología". No. La única teología que sirve para algo es la del tipo-de-Filipenses-2, que es exactamente la misma del tipo-del-Evangelio-de-Juan. Nos ayuda a conocer a Cristo, y la gloria en Cristo, y a ser transformados por Cristo, por amor (13:34; 15:12), lo que significa que transforma las relaciones en nuestra iglesia. Nos hace más amorosos, más solidarios, más como siervos, menos orgullosos, menos egoístas, menos reservados, más caricativos.
Así que cuando digo: "no dejemos el versículo 14 hasta preguntar qué implica para nosotros que el Verbo se haya hecho carne", usted puede sentir el deseo que hay detrás de esa pregunta. Siempre pongo atención a qué diferencia hace esta gran teología para nuestras vidas personales y relacionales.
En Jesús Vemos la Gloria de Dios
Por tanto, ¿qué implica para nosotros que el Verbo se haya hecho carne? El versículo 14 dice: "y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad". Significa que en Jesucristo podemos ver la gloria de Dios. Y significa que la gloria de Dios revelada en Jesús no nos consume en nuestro pecado. Al contrario, es "lleno de gracia y de verdad". Es decir la gloria de Dios en Cristo es su disposición de gracia hacia nosotros, sin comprometer su carácter verdadero y fiel hacia sí mismo. Y esta disposición de gracia es muy, muy grande. Por esta razón utilizo la palabra lleno , la palabra lleno modifica a gloria. La gloria del Hijo de Dios está llena de gracia hacia nosotros los pecadores sin comprometer la verdad de Dios.
Lleno de Gracia. . .
Realmente esto es una buena noticia. Dios pudo haber escogido hacerse carne como un juez y un ejecutador. Y todos hubiéramos sido hallados culpables ante él y sentenciados a un castigo eterno. Pero él no se hizo carne de esa manera. El Verbo, el Hijo, quién es Dios, se hizo carne para revelar una gloria divina que está "lleno de gracia y de verdad ". El Verbo de Dios se hizo carne para derramar gracia sobre nosotros. El Verbo se hizo carne para que su gracia hacia nosotros viniera de acuerdo con su fidelidad. No será un sentimiento de gracia, indigno, inmoral.
Será una gracia costosa, que exalta a Dios, justa. Nos guiará directamente hacia la muerte de Jesús en la cruz. De hecho, por esta razón él se hizo carne. Tenía que tener carne para morir. Tenía que ser humano para morir como el Dios-Hombre en nuestro lugar (Hebreos 2:14-15). El Verbo se hizo carne para que fuera posible la muerte de Jesucristo. La cruz es donde más resplandeció la plenitud de la gracia. Allí se manifestó y allí se adquirió.
… Y Verdad
Y sucedió mediante la muerte porque el Hijo de Dios está lleno de gracia y de verdad. Dios derrama gracia sobre nosotros y es verdadero consigo mismo. Por tanto, cuando su Hijo viene, está lleno de gracia y de verdad. Cuando Cristo murió, Dios fue verdadero hacia sí mismo, porque el pecado fue castigado. Y cuando Cristo murió, Dios derramó gracia sobre nosotros, porque Cristo llevó el castigo por nosotros.
La frase "el Verbo se hizo carne" significa para nosotros que como nunca antes ha sido revelada la gloria de Dios en la historia, es decir, en la plenitud de la gracia y en la plenitud de la verdad que más brillantemente resplandece en la muerte de Jesús por los pecadores.
Viendo la Belleza Espiritual
Cuídese de decir aquí: "Bueno, yo no estuve allá para verle y por tanto esa gloria no está disponible para que yo la vea. Ustedes los religiosos pueden hablar todo lo que quieran acerca de la gloria del Hijo de Dios, pero él no está aquí para ser visto". Tenga cuidado. No piense que esta gloria en el versículo 14 es simplemente un resplandor exterior o belleza. Jesús no era resplandeciente o hermoso físicamente. "no tiene aspecto hermoso ni majestad para que le miremos, ni apariencia para que le deseemos" (Isaías 53:2).
Y no piense de esta gloria en versículo 14 como en una simple demostración de milagros. Hubo personas que vieron los milagros, sabían que ocurrían, y no vieron nada hermoso o glorioso. Querían matarle (Juan 11:45-58).
No, la "gloria" revelada del Hijo de Dios, la gloria del Verbo, la gloria de Jesucristo, en su primera venida, es fundamentalmente una gloria espiritual, una belleza espiritual. No es algo que usted ve con los ojos físicos, sino con los ojos del corazón (Efesios 1:18). Vemos la forma en que habla y actúa y ama y muere, y por gracia, vemos una belleza o gloria que lo muestra auténtico.
Una Inigualable Mezcla de Gracia y Verdad
Pablo lo dice de esta manera en 2da a los Corintios 4:4: "en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios". La "gloria de Cristo que es la imagen de Dios" es lo que Juan 1:14 llama "gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad". Y recuerde, Pablo está hablando a personas que nunca vieron al Jesús terrenal, y Juan está escribiendo a personas que nunca vieron al Jesús terrenal, personas como nosotros. La gloria de Juan 1:14, y la gloria de 2da a los Corintios 4:4 es una gloria que usted ve espiritualmente cuando escucha la historia de Jesús.
Usted no tiene que ver físicamente. Jesús dijo en Juan 20:29: "Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron". Usted lo encuentra a él en el Evangelio de Juan y en los restantes escritos de la Biblia. Y cuando lo encuentra a él, mediante estas historias inspiradas de sus palabras y obras, su gloria resplandece con esa auténtica belleza de inigualables gracia y verdad.
Nacidos de Nuevo Por Medio del Evangelio
No es un accidente que los versículos 12-13 describan el nuevo nacimiento, y el versículo 14 describa la contemplación de la gloria del Hijo de Dios. Versículos 12-14:
Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieronde sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios". Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Recuerde el versículo 4: "En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres". Cuando es otorgada la nueva vida espiritual, surge la nueva luz. La nueva luz no es una luz física. Es el resplandor espiritual de la gloria del Hijo de Dios referida en el versículo 14. ¡Así es como llegamos a ver!
¿Y cómo nos llega esa nueva vida espiritual? El versículo 13 dice que nos llega cuando hemos nacido no de voluntad de hombre, sino de Dios. Nos llega al nacer de nuevo. Así es como llegamos a la fe y recibimos a Cristo y nos volvemos hijos de Dios (Juan 1:12).
Por el evangelio, al escuchar la historia de las obras salvadoras de Jesús y sus palabras, Dios crea en nosotros vida espiritual. Nacemos de Dios mediante el evangelio (1ra de Pedro 1:23-25). Y esa nueva vida espiritual ve la gloria de Cristo (Juan 1:4). Lo hace inmediatamente. Es por esta razón que Juan 8:12 le llama "la luz de la vida". Cuando a usted le es dada la vida espiritual, ve la gloria espiritual.
Vea la Gloria
U otra forma de decirlo, según el versículo 12, es que esta nueva vida y visión cree en la luz y recibe la luz como la verdad y gloria de Jesucristo, el Hijo de Dios. Y en esa vida y luz y recepción dice el versículo 12 que obtenemos el derecho de ser llamados hijos de Dios. Es decir, somos los hijos de Dios porque esta vida y luz y fe y recepción son nuestro derecho de ser hijos de Dios.
Así que levanto delante de ustedes al Hijo de Dios encarnado: El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros sin dejar de ser Dios. Vean su gloria, como la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Véanle, como la gloria que él es, y vivan. Amén.