Unidos a Cristo en la muerte y en la vida, parte 2
Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.5Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
El Bautismo y la Cena del Señor
Aprovechando la oportunidad de haber celebrado en el día de hoy la Cena del Señor, me ha parecido oportuno hablarles acerca de otra ordenanza que el Señor Jesús nos dejó: el bautismo, tal y como lo trata Rom. 6:3-4. Como todos sabemos, existen dos ordenanzas que practicamos los cristianos y que Jesús nos enseñó. Una es la Cena del Señor (“Haced esto en memoria de mí,” Lucas 22:19), y la otra es el bautismo (“Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles…” Mateo 28:19).
El bautismo es realizado solo una vez en la vida del cristiano y significa que hemos muerto y resucitado con Cristo por la fe. La Cena se celebra una y otra vez para decir que somos continuamente nutridos y vivimos por el alimento que viene de la muerte de Jesús por nuestros pecados. Es muy interesante notar que ambas ordenanzas tienen en su núcleo la muerte de Jesús. Y no es que pretenda minimizar la importancia de la resurrección del Señor, pero note el enorme peso que se le da a la muerte del Señor en estas dos prácticas de la iglesia. Somos un pueblo cuya total existencia ante Dios se fundamenta en el sacrificio de Nuestro Señor y Salvador Jesús.
¿Por qué nos enseña entonces Pablo acerca del bautismo en Rom. 6:3-4?
El apóstol trae a colación el bautismo porque está muy relacionado con la idea esencial de este pasaje: nosotros, que hemos muerto al pecado, no podemos vivir en él. Veamos: v. 1b, “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? (2) “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”; y aquí introduce el bautismo (v. 3) “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?”; (v. 4) “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.”
El Bautismo Como Práctica Universal en la Iglesia Primitiva
1. Lo primero que sabemos acerca del bautismo es que era practicado de manera universal por la iglesia primitiva, y Pablo lo asumió como tal.
Aquí les está escribiendo a los cristianos de Roma, ciudad donde nunca había estado, sin embargo, notemos cómo él da por hecho todos los creyentes a quienes escribe, eran bautizados. El no podía siquiera concebir la idea de que no fueran cristianos bautizados.
Esto se refleja de dos maneras en el versículo 3.
Primero, al explicar sencillamente porqué los cristianos no deben vivir en el pecado, diciendo que el significado mismo del bautismo lo contradice. “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?”. El bautismo no es más que la muerte con Cristo, y todos los que han muerto al pecado no pueden vivir en él. Nótese que se refiere a todos los cristianos.
La segunda manera en que Pablo demuestra conocimiento de esta verdad, la encontramos también en el versículo 3: “¿O no sabéis…” En otras palabras, ¡estoy seguro que ustedes saben esto! ¿Por qué? Porque es básico, elemental. Esta es una de las enseñanzas fundamentales de la Iglesia. Todos los creyentes se bautizan y esto tiene el mismo significado en todas las partes del mundo.
Por tanto, lo primero que aprendemos aquí es que todos los primeros cristianos eran bautizados, lo cual era perfectamente asumido por ellos. Pablo se habría asombrado de que los cristianos romanos no supieran esta verdad. “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?”. ¡Por supuesto que lo sabéis! Y estoy seguro de que todos los que estamos aquí también sabemos lo que significa.
El Bautismo Era Por Inmersión
2. Lo segundo que aprendemos acerca del bautismo es que era realizado por inmersión y no por aspersión o rociamiento.
Es ese el significado de la palabra “baptizo” en griego. Ninguna de las circunstancias en que se realizó el bautismo en el NT. describe otra forma de hacerlo sino por inmersión y sin ella muchas de estas circunstancias no tendrían sentido. Por ejemplo, en Juan 3:23 dice: “Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas”. En Hechos 8:38, tras testificar Felipe de Cristo al eunuco etíope, este le pregunta si podía ser bautizado, a lo que el evangelista respondió que afirmativamente: “Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.”
Además de 1) el significado de la palabra baptizo y 2) el hecho de que se necesitaba mucha agua para bautizar y la gente tenía que descender a ella, existe 3) el poderoso argumento del simbolismo de Rom. 6:4: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Ninguna otra forma de bautismo nos brinda la imagen de la muerte y la resurrección en Cristo como lo hace la inmersión. 1
Si sabemos que el método de bautismo del NT. era la inmersión, entonces no hay razón para pensar de otra manera. En mi opinión, Dios en su misericordia perdonará a aquellos que hayan practicado otro método de bautismo como la aspersión o el rociamiento, pero eso no quiere decir que sean métodos que él quiera que practiquemos como si no tuviera ninguna importancia, especialmente cuando todo el significado de ese simbolismo en el texto está relacionado con la muerte y la resurrección.
El Bautismo Representa Nuestra Muerte con Cristo.
3. En tercer lugar, aprendemos que el bautismo significa que hemos muerto con Cristo, esto tuvo lugar de una vez y para siempre en el Calvario y lo experimentamos por primera vez cuando nos unimos a Cristo por la fe.
Notemos los tres eventos representados en esta afirmación en orden cronológico esta vez. En primer lugar está el evento histórico de la muerte de Cristo en el Calvario, cuando Dios nos vio muriendo junto a su Hijo. Este fue el cumplimiento de nuestra muerte con Cristo. En segundo lugar, confiamos en Cristo y fuimos, siendo así unidos a El en una experiencia única y haciendo de nuestra muerte en El un hecho totalmente personal. Esta fue la aplicación de lo que Dios ganó por nosotros en el Calvario a través la fe. Tercero, fuimos bautizados en el nombre de Cristo. Este era el significado de nuestra muerte con El.
Por tanto, he aquí no solo el cumplimiento histórico de nuestra muerte con Cristo en el Calvario, sino también la aplicación de nuestra muerte con Cristo por la fe y la significación simbólica de nuestra muerte en Cristo por el bautismo. Cumplimiento en la historia, aplicación por la fe y significado por el bautismo.
Ahora bien, esto es muy controversial. Permítanme aclararles a qué me refiero cuando digo que esto es controversial. No crean que me place entrar en controversia solo porque me gusta. Dios sabe que prefiero exaltar la verdad de Jesucristo y no atraer la atención sobre puntos en los que otros pudieran discrepar. Pero lo hago porque es inevitable en este mundo real y diverso donde vivimos. Sé que hay miles de cristianos que no concuerdan conmigo en este punto.
La controversia está en mi afirmación de que el bautismo en Rom. 6:3-4 “representa” nuestra muerte con Cristo. Creo que a esto muchos responderían diciendo: “No, lo que el texto explica NO es que el bautismo es nuestra muerte con Cristo, sino que este causa o produce nuestra muerte con Cristo.” Quizás hasta pudieran señalar las últimas palabras del versículo 3, “(…) hemos sido bautizados en su muerte?” La limitación que veo en este punto de vista es que no tiene en cuenta lo que ocurre en nosotros por la fe, sino ese mismo evento como un producto del acto del bautismo. Creo que les encantaría señalar con énfasis el versículo 4: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo”. Dirían que el bautismo no es el símbolo de nuestra muerte con Cristo, sino el medio para nuestra muerte con El. “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo” Según estas personas, el bautismo es el cómo y el cuándo morimos con Cristo, y antes de este ni estábamos unidos a Cristo, ni estábamos justificados, ni éramos salvos.
Uno de los defensores de esta teoría nos dice: “Aquellos que piensan (como yo) que nuestra unión con Cristo en su muerte, y por tanto, nuestra propia muerte al pecado, ocurrió antes del bautismo, sencillamente no están interpretando correctamente este texto.” 2 Puedo sentir el peso de estas palabras. “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo”, estas palabras pudieran parecernos definitorias para confirmar que el bautismo es un medio para nuestra muerte al pecado, más que la fe o junto a esta.
El Bautismo, Medio o Símbolo
¿Por qué entonces creen ustedes que insisto en pensar que el bautismo representa nuestra muerte con Cristo, la cual fue consumada en el Calvario y experimentada por primera vez cuando nos unimos a Cristo por la fe?
Tres Razones
1) La extraordinaria verdad que nos ensena esta carta y el resto del NT. de que hemos sido justificados solamente por la fe y en nuestra unión con Cristo a través de esta. 3 Romanos 5:1 dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. (Note que no dice “Justificados por la fe y por el bautismo”) también Rom. 8:1 dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” En otras palabras, la justificación (o libertad de la condenación) viene del hecho de estar en Cristo Jesús y a través de la fe. Por tanto, la fe es nuestra razón de estar en Cristo y nuestro único medio para la justificación. ¿Qué lugar tendrá entonces el bautismo en todo esto? Justamente tras la fe 4, el bautismo representa esa maravillosa unión con Cristo, especialmente en su muerte y resurrección. Pero la unión interna y espiritual con Crsito viene solo a través de una acto de fe interno y espiritual, no a través de un acto físico y externo como es el bautismo.
2) Cuando Pablo de manera explícita establece una relación entre la fe y el bautismo, lo hace de manera tal que es evidente el hecho que la fe es el medio que nos une a Cristo y no el bautismo físico. Veamos el ejemplo de Gálatas 3:26-27: “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” El “porque” al principio al principio del versículo 27 muestra que el “bautismo en Cristo” es, o bien una expresión externa de la fe, o una prueba de esta. Pero es “a través de la fe” que llegamos a ser hijos de Dios.
En Colosenses 2:21 Pablo dice: “…sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios” He aquí que una vez más la fe como instrumento o medio de nuestra muerte y resurrección. El acto del bautismo aparece la expresión exterior de esta experiencia interna y espiritual de unión con Cristo por la fe. La fe es el instrumento que nos une a Cristo y que por tanto no justifica.
3) Pero, ¿muestran estas palabras de Rom. 6:3-4 verdaderamente este significado? No creo que estas palabras vayan más allá de la intención de decir que Rom. 6:3-4 describe el símbolo de morir con Cristo más que el medio para morir con Cristo. Pablo dice: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” Ahora, he aquí una analogía que me atrevo a sugerir para mostrar que este lenguaje puede ser el lenguaje del símbolo, no del medio: “Todos los que en algún momento hemos llevado un anillo de matrimonio, reconocemos, ponerlo en nuestro dedo, que nos debemos a una sola mujer y dejamos atrás todas las experiencias amorosas pasadas. A través del anillo reconozco que estoy unido solo a mi mujer y muerto a las demás.”
Usted pudiera decir: “Aha, fue el acto de ponerte el anillo lo que hizo que te unieras a tu mujer y decidieras olvidar a todas las demás. Tú así lo dijiste: Con este anillo…, me uno solo a mi mujer. Nada pudiera ser más sencillo. La clave está en el anillo.”
Pero a todas luces, no fue eso lo que quise decir con mi analogía. El hecho de ponerme el anillo es un signo de fidelidad a mi mujer y de abandono de las otras. El acto decisivo d dejar y tomar se encuentra en la promesa, el pacto, los votos: “Te tomo por esposa” o “Te prometo fidelidad”. Solo después viene el anillo, el símbolo.
En esa analogía, los votos representan la fe en Cristo y el anillo, el bautismo. El punto aquí es que con mucha frecuencia hablamos de esta manera, realzando el anillo como si fuera lo que solo representa.
Justificados Unicamente Por la Fe
Entonces, he aquí la idea más importante: Rom. 6:3-4 no contradice las enseñanzas de los 5 primeros capítulos de esta carta donde se dice que estamos unidos a Cristo por la fe y por ende justificados solo por ella.
Por el contrario, enseña que el bautismo simboliza (representa, recuerda) nuestra muerte con Cristo, la cual fue consumada por nosotros históricamente en el Calvario y aplicada en nuestra experiencia de fe.
Esto nos deja una aplicación para nuestras vidas. ¿Ya usted confió en Cristo y fue bautizado? Pablo asume que él puede construir el resto de este capítulo (y el resto de la vida cristiana) en la certeza de usted tiene de que su bautismo no fue sino el símbolo de haber sido sepultado con Cristo en su muerte y resurrección a una nueva vida.
Por tanto, creamos y seamos bautizados, reconociéndonos muertos al pecado y vivos para con Dios. Y reunámonos nuevamente la próxima semana para medir la importancia de este reconocimiento.
1 El argumento de John Murria no despoja al bautismo de su alusión a nuestra sepultura con Cristo en Rom. 6:4, sino que dice que hay más referencias al bautismo como el acto de haber sido “plantados con él” (v. 5), “crucificados con él” (v. 6) o “revestidos de él” en Gálatas 3:27 (Romanos, Vol.1, p. 215). Sin embargo, Pablo de manera explícita relaciona la sepultura con el acto del bautismo de manera más directa, y el simbolismo encaja tan perfectamente (a diferencia de otras imágenes de nuestra unión espiritual con Cristo) que me cuesta pensar que no exista ninguna conexión simbólica con nuestra inmersión en el agua como un símbolo de muerte y sepultura.
2 Jack Cottrell, Un estudio bíblico sobre el bautismo (Joplin, MO: College Press Publishing Co., 1989), p. 84. El Doctor Cotrell es profesor del Seminario Teológico de Cincinnati y representa el punto de vista denominacional de las “Iglesias de Cristo” y las “Iglesias Cristianas”. El dice: “Todo cristiano ha sido cautivado por la enorme potencia de la muerte de Cristo que destruye el pecado, hemos sucumbido ante su poder letal. ¿Cuándo sucedió esto? Al ser bautizados. No existe ninguna indicación de que esta unión con Cristo en su muerte haya ocurrido cuando creímos o nos arrepentimos. El versículo 3 no dice que “hemos creído en su muerte” o que no hemos “arrepentido en su muerte”, sino que hemos sido “plantados en su muerte”. (p. 84)
3 Nótese cómo la función salvadora de la fe se enfatiza en muchos textos donde el bautismo no es mencionado en lo absoluto, lo cual sería extraño si el bautismo fuera el medio necesario de unión con Cristo, sin el cual no hubiera unión ni salvación. Hechos 4:4, 32; 10:43; 11:21; 13:39, 48; 14:1; 15:5, 9; 16:31, 34; 20:21; Romanos 1:17; 3:22, 25, 26, 28, 30; 4:5, 9, 11, 13; 5:2; 9:30; 10:6, 9-17; 13:11; 1 Corintios 1:17-21; 15:2; Gálatas 2:16; 3:2, 5, 7-9, 14, 22, 24-27; 5:6; Efesios 1:13; 2:8; Filipenses 3:9; 2 Timoteo 3:15; etc.
4 En el Libro de los Hechos, todos los bautismos que conocemos coincidieron en tiempo y espacio con el primer acto de fe de sus participantes. Hechos 2:41 (como tres mil), 8:36-38 (un Etíope eunuco); 9:18 (Pablo); 16:33 (El carcelero de Filipos). Quizás nosotros mismos hemos creado alguna confusión en la relación existente entre nuestra unión de fe con Cristo y su significación en el bautismo al haberlos separado hasta ahora.