Este es el juicio: que la luz vino al mundo
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. El que cree en El no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.
El enfoque de este mensaje será sobre Juan 3:19-21. El tema central será que hay un tipo de juicio que llegó al mundo cuando el Hijo de Dios, Jesucristo, vino al mundo; y este juicio revela que la culpa por no venir a Jesús está en el corazón del hombre, y la gracia de venir a Jesús proviene del corazón de Dios.
O, para decirlo de otra forma: la llegada de Jesús al mundo muestra que la incredulidad es nuestra falta, y que la fe es un don de Dios. Lo que significa que si no venimos a Cristo, sino que perecemos eternamente, exaltaremos la justicia de Dios. Y si venimos a Cristo y obtenemos vida eterna, exaltaremos la gracia de Dios.
Esa es la conclusión de mi estudio de este pasaje. Y ahora, mi trabajo es ayudarles a ver por sí mismos en el Evangelio de Juan (exposición), a fin de que podamos exultarnos o gloriarnos juntos en esta verdad (exultación). (Más sobre la predicación como una exultación expositiva).
Costosa, Beneficiosa, y Gratuita
Al revisar los versículos 16-18 podremos establecer el fundamento de los versículos 19-21. Podemos resumir lo que hemos visto hasta ahora en los versículos 16-18, en tres pasos.
1. Dios amó al mundo. Versículo 16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo".
2. El acto de este amor fue la entrega o envío del unigénito de Dios al mundo, para morir. Versículo 16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito".Sabemos que se está hablando de su muerte, porque en el versículo 14, Jesús dice: "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre"(John 3:14; vea 8:28; 12:34).
3. Este envío del Hijo es amor porque...
a)... él es el Hijo de Dios, no un cordero, o un toro, o un carnero. ¡Su Hijo! Y por eso, a Dios le costó enviarle. Dios "no escatimó ni a su propio Hijo" (Romanos 8:32).
b)...porque abre una puerta de vida eterna a los que están condenados bajo la ira de Dios (Juan 3:36); lo que nos incluye a todos.
c)...porque el modo de experimentar esta vida eterna es simplemente por fe en el Hijo, no por trabajar para el Hijo.
O, para decirlo diferente: Este envío del Hijo es amor, porque fue profundamente costoso para Dios, infinitamente beneficioso para nosotros, y absolutamente gratuito.
Puente: Un Cambio Hacia el Lenguaje Legal
Ahora, para ver el puente que hay desde aquí hasta los versículos 19-21, note la forma en que el versículo 18 reafirma lo que el versículo 16 ya había dicho. La forma diferente en que el versículo18 reafirma al versículo 16, establece lo que Jesús quiere decir a continuación.
En el versículo 16, Jesús describe dos resultados posibles al envío que Dios hace de su Hijo. Todo el que cree en Él tendrá vida eterna. Pero todo el que no cree, dice Jesús, se perderá. Versículo 16: ". . . para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna".
En la Corte Judicial
Ahora vea la forma en que el versículo 18 describe estas dos posibilidades: "El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado”. ¿Cuál es la diferencia? La diferencia es que el resultado de creer y no creer no es descrito en términos de que nos perdamos o tengamos vida eterna, sino en términos de ser condenados o no condenados.
En otras palabras, el versículo 18 pasa a un lenguaje legal -el lenguaje de una corte judicial. El lenguaje del juicio. Un juez dice condenado o no-condenado. Así que Jesús ha ido de un lenguaje de vida y muerte a un lenguaje de culpable y no culpable.
Este cambio en el lenguaje ya había ocurrido en el versículo 17 "Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él". La traducción literal es simplemente: "Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo". Ese es el lenguaje de una corte de justicia, un lenguaje legal.
Ya Condenados
El versículo 17 da lugar a la pregunta: Si Cristo no vino para condenar, ¿por qué algunos son condenados? Y el versículo 18 explica que aunque algunos son, de hecho, juzgados y condenados, es porque ya estaban en esa condición cuando vino Jesús. Versículos 18 "El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado".
Esto es importante. Vea el mismo principio en el versículo 36: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él". La palabra permanece tiene el mismo uso, en versículo el 36, que la palabra ya en el versículo 18.
No hay un Mundo Neutral
Jesús no vino a un mundo neutral donde resultó que algunas personas dejaron la neutralidad y se volvieron anti-Jesús, y otros dejaron la neutralidad para volverse pro-Jesús. Nadie era neutral. Y nadie es neutral. Todos hemos pecado. Todos somos culpables. Todos estamos pereciendo. Por tanto, todos estamos bajo la justa ira de Dios. Y ya estamos condenados.
Nuestra permanencia en condenación depende de cómo respondamos a Jesús. Él no vino para que las personas neutrales se volvieran a favor de Jesús, sino para que las personas culpables, se volvieran no-culpables, para que las personas condenadas, se volvieran no-condenadas, y para que los muertos se volvieran eternamente vivos. A nadie debe Dios la absolución, tampoco la vida. El hecho de que Jesús viniera para ofrecerla, y que algunos la acepten, es por una gracia inmerecida.
Ahora estamos listos para los versículos 19-21.
"No para Juzgar al Mundo"
Jesús sabe que hay algo preocupante acerca de su venida al mundo. Por un lado, él dice en el versículo 17: "Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo". La palabra es simplemente "juzgar al mundo". Jesús no vino para juzgar. Vino para salvar.
Y sin embargo, todos saben que donde quiera que Jesús abra su boca, donde sea que su nombre es proclamado, hay división. Algunos escapan al juicio, y otros van directo al juicio. Usted quizás recuerda que Pablo describió su propio ministerio evangélico como "olor de muerte para muerte. . . [y] olor de vida para vida" (2 Corintios 2:16). Es sensación continua de que aunque Jesús no vino para juzgar, el juicio ocurre, no solo ya ocurrió, sino que ocurre ahora.
"Yo Vine a Este Mundo Para Juicio"
Entonces usted va a Juan 9:39 y lee: "Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean, y para que los que ven se vuelvan ciegos". "Yo vine a este mundo para juicio". Y si usted fuera un lector superficial, citaría Juan 3:17: "Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo", y Juan 9:39:"Yo vine a este mundo para juicio" y diría: Esta es una contradicción.
Pero si lee cuidadosamente lo que sigue ahora en los versículos 19-21, no verá una contradicción. Verá que en el mismo contexto del versículo 17 (que dice que Jesús no vino para juzgar), Jesús explica que, de hecho, hay un juicio que vino al mundo.
Leamos, por tanto, los versículos 19-21:
Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.
Aquí tenemos una nueva descripción de la división que vimos en los versículos 16 y 18. Allí, la división era descrita entre los que creen y los que no creen.
Aquí, en los versículos 19-21, se describe la misma división, solo que esta vez, en lugar de usar las palabras cree y no cree, él utiliza las palabras amor y odio y viene. "El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado”. En los versículos 19-21, se describe la misma división pero para nada se usa la palabra cree.
Escarbando en Nuestras Almas
Jesús está escarbando en nuestras almas y explicándonos por qué algunos creen y otros no. Está describiendo el tipo de juicio que realmente ocurre cuando la luz viene al mundo. Y descubrimos que los que son condenados en este juicio, son condenados por lo que aman u odian. Y los que son rescatados de este juicio, son rescatados por la gracia de Dios.
Comience con el versículo 19: "Y este es el juicio: que la luz vino al mundo". Esa luz, por supuesto, es Jesús, el Hijo de Dios, quien, en el versículo 16, fue dado al mundo, y en versículo 17 fue enviado al mundo. Jesús dijo: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 8:12; 14:6).
Jesús, la Luz - La Suma de Toda Verdad
Creo que esto significa que Jesús es la misma presencia de Dios, a quien Juan describió así en 1 Juan 1:5: "Y este es el mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos: Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna". Y el Verbo era Dios. Así que cuando el Verbo se hizo carne, la luz vino al mundo, porque Dios es luz. Esto podría significar que Jesús es la suma de la verdad. "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6). Toda verdad es resumida en Jesús. "[En Cristo] están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento" (Colosenses 2:3). Si usted quiere conocer algo verdadero, debe conocerlo con relación a Jesús. "Todo ha sido creado por medio de Él y para Él" (Colosenses 1:16). Por tanto, Él es el propósito de todo y el origen de todo. De modo que en Él está el significado de todo.
Cuando él viene, viene la verdad acerca de todo: la verdad acerca de Dios; la verdad acerca de nosotros; la verdad acerca del Camino de salvación; la verdad cerca de qué es bueno y hermoso; la verdad acerca de lo malo y feo; la verdad acerca de cómo debemos vivir. Todo buen pensamiento, y todo sentimiento correcto, y toda buena acción, es definido y medido por Jesús. Eso es parte del significado de ser la luz del mundo.
De modo que el versículo 19 dice que la llegada de Jesús es un tipo de juicio. ¿Cómo? El resto de los versículos 19-21 describen dos tipos de respuesta a la luz. La primera es negativa, versículos 19-20:
Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas.
Cinco Pasos Revelados
Hay cinco pasos revelados aquí en este tipo de corazón.
1) Al final del versículo 19: "sus acciones eran malas". Versículo 20, al principio dice que ese tipo de personas "hace lo malo".
2) Ellos no quieren que sus necesidades sean expuestas. Versículo 20, al final: ". . . para que sus acciones no sean expuestas".
3) Así que ellos aman las tinieblas donde sus pecados no serán expuestos. Versículo 19 en el medio: ". . . y los hombres amaron más las tinieblas que la luz".
4) Y odiaron la luz porque allí es donde son expuestos sus pecados. Versículo 20 al principio: "Porque todo el que hace lo malo odia la luz".
5) Por tanto, ellos no vienen a la luz. Ese es el mensaje del versículo 20: " … y no viene a la luz. ….".
Ahora, recuerde: esta es la explicación que Jesús da a la fe y la incredulidad. La división en dos tipos de personas en los versículos 19-21 es la misma división que aparece en los versículos 16-18, es decir, la división entre aquellos que creen en el Hijo de Dios, y aquellos que no. Así que acabamos de ver cómo Jesús comprende el funcionamiento interior de la incredulidad. ¿Por qué las personas no creen en Jesús?
Alejados de la Belleza y Dignidad de Dios
Todos somos pecadores que sentimos y pensamos y hacemos cosas que no están sincronizadas con la dignidad y belleza de Dios. Ese es el significado de la maldad. Le deshonramos cada día al amarle menos de lo que debemos—con todo nuestro corazón, mente y fuerzas. Y nos hace enojarnos mucho, o asustarnos mucho, o ambas, si este pecado comienza a ser arrastrado hacia la luz. Comienza a lucir tan horrible como realmente es con relación a Jesús. La vergüenza por la verdadera corrupción es muy dolorosa.
Jesús no está diciendo que los pecados ocurren en público. Muchas personas se jactan de sus pecados en público. Pero solo lo hacen donde la luz de Cristo se ha desvanecido tanto que pueden obtener la aprobación de las personas que son importantes para ellos. En otras palabras, donde abundan públicamente las tinieblas, usted puede pecar públicamente sin venir a la luz.
La Culpa Reposa en Nosotros
Pero cuando Cristo, la luz del mundo, comienza a resplandecer sobre la vida de una persona, le hará arrepentirse y creer, o le hará ir más hacia las tinieblas; porque cuando nuestras obras y pensamientos y emociones pecaminosos sienten cuán intolerable son a la luz, entonces somos forzados a salir de la luz de Cristo. El pecado es tan feo y tan monstruoso y tan repulsivo que necesita rodearse a sí mismo de oscuridad. Debe vivir en ilusión y engaño. Odia la luz y ama la oscuridad y no vendrá a la luz. Esta es el funcionamiento interno de incredulidad en Cristo.
No vendrá a Cristo. Y eso, dice Jesús en el versículo 19, es juicio. Esta respuesta de amor a las tinieblas y odio a la luz, revela que la culpa por no venir a Jesús, descansa en el corazón del hombre. Descansa en nosotros. No venimos porque no queremos venir. Hay una atadura aquí, pero estas cadenas están forjadas en el horno de nuestros propios deseos, lo que amamos y lo que odiamos.
El Otro Lado: Fe
Así podemos ver cuál es el otro lado de este juicio. Acabamos de ver cómo obran las dinámicas interiores de la incredulidad. ¿Cómo funciona la fe? Versículo 21: "Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios".
Creo que esta oración no solo expresa un acto simple, sino un principio, o una acción continua. Yo lo diría así: 'Pero el que continúa haciendo la verdad (actuando según la luz) siempre vendrá a la luz y no huirá de ella. Y esto ocurrirá para que quede claro que este comportamiento continuo -es según la verdad- ha sido la obra de Dios, no la de él mismo'.
Solo por el Poder de Dios
En otras palabras, el contraste supremo entre el creyente y el no-creyente, no es que uno odie la luz y el otro la ame. Eso es cierto y es inmensamente importante. Y el contraste supremo no es que el incrédulo no vendrá a Jesús pero el creyente sí. Eso es cierto y es inmensamente importante.
El contraste supremo es que el creyente, el que ama la luz, el que viene a Jesús, viene por la gracia de Dios. Es decir, él viene con un profundo sentido de humildad dependiente de Dios, porque todo lo que hace lo hace sólo "en Dios". Y eso significa que sólo lo hace por el poder de Dios. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.
La Incredulidad es Nuestra Falta; la Fe es Nuestro Regalo
Así que este es el mensaje principal: Hay un tipo de juicio que viene al mundo cuando Cristo viene al mundo. Y este juicio revela que la culpa por no venir a Jesús descansa en el corazón del hombre que ama las tinieblas y odia la luz. Pero la gracia de venir a Jesús proviene del corazón de Dios.
O, para decirlo de otra forma: La incredulidad es nuestra falta, y la fe es nuestro regalo. Esto significa que si no venimos a Cristo, sino que perecemos eternamente, exaltaremos la justicia de Dios. Y si venimos a Cristo y obtenemos vida eterna, exaltaremos la gracia de Dios.
De hecho, Jesús dice que por esta razón venimos: "para que se vea claramente que nuestras obras han sido realizadas en Dios" ¡Los creyentes aman cuando es la gracia gratuita de Dios es vista claramente!
Exaltando Su Gracia
¿Viene usted a Cristo? ¿Es por eso que viene a Cristo? Puede ser. Venga ahora mismo a la luz en su corazón y diga a Dios mientras viene: Sin tu obra yo no estaría viniendo. Yo exalto tu gracia.