No hay acepción de personas para con Dios, parte 2
Porque no hay acepción de personas para con Dios. 12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; 13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
El 27 de Diciembre prediqué a partir de este texto. Delineé el argumento principal desde el versículo 11 con la declaración de que “no hay acepción de personas para con Dios” hasta el versículo 16. Y traté de mostrar como Pablo respondía a la objeción por la que parece que Dios está siendo parcial, debido a que juzga a las personas “conforme a sus obras” (2:6), y a que los judíos tienen la ventaja de poseer la ley para que les diga las obras que deben hacer, pero otras naciones no. De modo que parece como si Dios estuviera siendo parcial con los judíos, parece que tendrán la ventaja en el juicio.
Pablo responde a esta objeción en dos pasos.
- Él dice que no es tener o escuchar la ley lo que demostrará que usted está justificado en el juicio, sino hacer la ley (versículo 13).
- Los gentiles, de hecho, tienen la ley (versículo15 a). Las obras de la ley están escritas en sus corazones, y sus propias conductas y conciencias muestran que esto es así (versículo15b).
El Ponderable Peso Que Debemos Sentir
No analizaré nuevamente el mismo pasaje con el mismo detalle, pero regresaré, como les prometí, a la declaración del versículo 13b: “los hacedores de la ley serán justificados”. Esta afirmación da lugar a preguntas tremendamente importantes. La frase “serán justificados” lleva un tremendo peso que ninguno sentimos como debiéramos.
La frase “serán justificados” expresa ‘estar a bien con Dios’. La magnitud de esto es mucho mayor de lo que cualquiera de nosotros siente. No hay casi nada en nuestra cultura
-dentro o fuera de la iglesia- que nos prepare para sentir el peso de esta afirmación. El Siglo Veinte ha sido el siglo del Ego, y del cuidado del Ego, llamado terapia. Hasta los cristianos están completamente saturados con la atmósfera de que Dios y la salvación tienen que ver con su presente bienestar mental. Si Dios no me da buenas experiencias, al menos me dará la capacidad de hacerle frente a las malas experiencias. Así es como nos sentimos acerca de la salvación. Así, Dios es más o menos tan grave como la más grande crisis emocional o de salud que podamos pensar, digamos, una depresión, o un cáncer.
Allí puede sentirse un peso tremendo, pero comparado con de lo que realmente trata el evangelio, no lo es. Para ver de qué se trata realmente, vea el versículo 16:”… en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. ¿De qué trata el evangelio? Se trata de un juicio futuro. Pablo dice que ‘conforme a su evangelio’, no conforme a la ley o conforme a algún rejuego teológico, sino conforme al evangelio. Dios juzgará a todos los secretos del corazón suyo por medio de Jesucristo, su Hijo. El evangelio es principalmente el mensaje acerca de cómo estar a bien con Dios en el día del juicio. El evangelio no trata acerca de las buenas experiencias aquí, sino acerca de la seguridad en el día del juicio y de la gloria más allá del juicio.
Beneficios o Pérdidas Eternas
¿El juicio de quién? El juicio de Dios. Conforme al evangelio de Pablo, “Dios juzgará” Si Dios hace un juicio negativo en contra nuestra, iremos para el infierno y sufriremos eternos tormentos. Y si Dios hace un juicio positivo a nuestro favor, tendremos vida eterna y un gozo que se incrementará para siempre en la presencia de Dios. Todos los beneficios y pérdidas en esta vida son nada comparados con la importancia de este juicio. Nuestro estado físico y mental en estos pocos años es como polvo en una pesa, comparado con el Monte Everest en cuanto a la significancía del juicio de Dios.
Note con cuidado en el versículo 16 lo que hemos estado diciendo: quien habla aquí del juicio es el evangelio juicio. Esto quiere decir que usted no puede sentir la gloriosa seriedad del evangelio de Jesucristo a menos que sepa que es un evangelio sobre un juicio futuro. El evangelio es glorioso, no solo llegando al límite de resolver nuestros problemas con la depresión y el cáncer, sino al extremo de hacer que la ira de Dios contra nosotros sea retirada en el juicio final, llevándonos al gozo eterno.
Juan Bunyan, el autor del ‘Progreso del Peregrino’, experimentó en su alma las tinieblas a medida que luchaba por asegurar su salvación, estaba horrorizado con lo que veía entre los cristianos de su época quienes no eran muy diferentes de los nuestros, en cuanto a esto.
Vi personas de avanzada edad persiguiendo las cosas de esta vida como si debieran vivir aquí por siempre… [y] encontré [a algunos llamados cristianos] muy angustiados y abatidos cuando se encontraban con las pérdidas externas como, de un esposo, esposa, hijo, etc. ‘Señor’ -pensé yo- ‘¿Cuál es el alboroto que hay con cosas tan pequeñas con estas? ¡Qué manera de ir algunas personas tras las cosas carnales!, y ¡cuánta aflicción existe en otros por sus pérdidas! Si ponen tanto empeño y derraman tantas lágrimas por las cosas de esta vida presente, ¿Cuánto tendré que lamentarme y orar por ellos?’. Mi alma está muriendo, mi alma está condenada. Si mi alma estuviera en buenas condiciones y si yo estuviera seguro de ello, ah ¡cuan rico debería considerarme, aunque fuese bendecido no más que con pan y agua! Debería considerar esas cosas como a pequeñas aflicciones y debería soportarlas como a pequeñas cargas. [Juan Bunyan, Grace Abounding to the Cief of Sinners (Hertfordshire, England: Evangelical Press, 1978) p. 36].
También lo digo. Esta frase en el versículo 13, “los hacedores de la ley serán justificados” lleva un peso, una seriedad, una grandeza y una gloria que nosotros no sentimos como debiéramos. Pero que Dios nos ayude. Que Dios nos justifique. Que Dios nos dé una sentencia positiva en el día del juicio es más grandioso que todo nuestro bienestar mental y nuestra salud física durante toda nuestra vida sobre la faz de la tierra.
¿Qué quiere decir Pablo con esto en el Versículo 13?
¿Hipotéticamente “Hacedores de la Ley”?
¿Quiere Pablo decir que esta es una declaración hipotética? “Los hacedores de la ley serán justificados si realmente hicieran lo que demanda la ley, pero nadie lo hace. Esta es, tal vez, la interpretación más común. John Stott dice, “Esta es una declaración teórica o hipotética, por supuesto, ya que nunca ningún ser humano ha obedecido completamente la ley” (cf. 3:20)” [Romanos: God’s Good News for the World (Downer’s Grove: Inter. Varsity Press, 1994) p.86]. Su argumento principal viene de Romanos 3:20 donde Pablo dice, “Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificados delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.
¿Acaso no resuelve eso el asunto? ¿Pudiera estar más claro? “Por las obras de la ley ningún humano será justificado.” Entonces Romanos 2:13b, “los hacedores de la ley serán justificados,” debe significar: Esto es un principio, no una realidad: Los cumplidores de la ley, perfectos, y sin pecados serían justificados, pero no existen. Así que todos, tanto gentiles como judíos, están bajo juicio y necesitan el evangelio de perdón mediante Jesucristo, para poder ser salvos.
Ahora bien, hay algunas cosas profundamente correctas acerca de esa interpretación.
- Es cierto que además de Jesús, no existen cumplidores de la ley perfectos y sin pecado (Romanos 3:9, 23).
- Es cierto que todos, judíos y gentiles en todas las partes del mundo, necesitan conocer el evangelio del perdón para poder ser salvos (Romanos 3:21-24).
¿Pero es Romanos 2:13b una declaración hipotética? Cuando Pablo dice, “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados” ¿se refiere a que ‘Ellos serían justificados si hubiera alguno, pero no hay ningún hacedor de la ley’. O diciéndolo de otra manera, ¿“hacedores de la ley”se refiere a personas perfectas que cumplen la ley y que no tienen pecado? ¿Podría Pablo llamar ‘hacedor de la ley’a una persona que peca, pero ama a Dios y a la ley, y aborrece sus propios pecados y los confiesa, y se remite a la misericordia de Dios revelada en la ley misma?
Yo creo que sí pudiera, y creo que lo hace, creo que el versículo 13 quiere decir: ‘No son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino que serán absueltos serán aquellos que:1) aman la ley de Dios, 2) despenden de su ayuda para vivir conforme a la verdad que tienen, y 3) y confían en la misericordia de Dios cuando tropiezan.
Escuchar el Evangelio es Esencial Para la Salvación.
Pero escuchen ahora cuidadosamente, no sea que malinterpreten: A no ser por la predicación del evangelio y la labor del Espíritu Santo quien nos despierta y lleva a la fe en Cristo, hoy en día nadie se salva así. Esa es la intención de Pablo en estos dos capítulos y medio de Romanos. La razón por la que nadie es salvo en esta manera, a no ser escuchando el evangelio de Cristo es que todo aquel que no tiene a Cristo “detiene con injusticia la verdad” (Romanos 1:18). Todos endurecen su corazón contra el arrepentimiento (Romanos 2:5).
En otras palabras, podrían preguntarme (como han hecho algunos de ustedes), ‘¿Teóricamente, pudieran hoy salvarse personas que no hayan escuchado acerca de Cristo, si fueren “hacedores de la ley” en la forma que usted lo describió (es decir, personas que 1) aman la ley de Dios, 2) dependen de la ayuda de Dios para vivir conforme a la verdad que tienen, y 3) cuando tropiezan confían en la misericordia de Dios)?’ Y yo les respondería, ‘Sí, teóricamente se salvarían’ (Y Dios cubriría sus pecados con la sangre de Cristo, similar a como hizo con los Santos en el Antiguo Testamento), pero nunca ocurre. La razón por la que necesitamos una evangelización enérgica y afectuosa entre todas las personas del mundo, es que las personas en todas partes detienen la verdad y no cederán ante Dios a no ser por la soberana labor del Espíritu Santo en sus vidas (Romanos 1:18), y este Espíritu obra salvadoramente, solo a través del evangelio del Cristo crucificado y resucitado. Dios ha sujetado a todos en desobediencia (Romanos 11:32) para que su Hijo, Jesucristo, sea el objeto consciente de fe entre todas las personas (vea Hechos 4:12; Romanos 10:13-15). Vea el soporte adicional en Let the Nations Be Glad ‘Permita a las naciones gozarse’ de John Piper [Grand Rapids: Bakeer Book House, 1993, pp.131-166].
Pero alguien puede preguntar ahora, ¿Pero no expresa usted exactamente lo que John Stott y muchos otros? Ellos dicen que la declaración: “los hacedores de la ley serán justificados” es hipotética, porque significa que usted tiene que ser impecablemente perfecto para ser justificado sin Cristo y no existe nadie así. Usted dice que ser un hacedor de la ley significa que usted ama la ley de Dios, depende de la ayuda de Dios para vivir conforme a la verdad que tiene y cuando tropieza confía en la misericordia de Dios, pero nadie hace eso sin el Espíritu Santo y sin tener fe en Cristo. ¿No es eso lo mismo?
“Hacedores de la Ley” No Quiere Decir ‘Perfección Impecable’
No. Existe una diferencia. Yo creo que cuando Pablo dice, “Los hacedores de la ley serán justificados”, se refiere a que realmente existen personas así, y no son solo personas que serán absueltas en el juicio. Esta es una declaración de un hecho verdadero y experimentado. Cuando Cristo llega a la vida de una persona por el poder del Espíritu Santo mediante la fe en el evangelio, esa persona se vuelve un “hacedor de la ley”. No uno que guarda la ley perfecto e implacable, sino uno que ama la ley de Dios (es decir, la ley de Cristo), depende de la ayuda de Dios para vivir conforme a la verdad (que incluye ahora la cruz de Cristo y la obra del Espíritu) y cuando tropieza confía en la misericordia de Dios (conforme a 1 Juan 1:9).
¿Por qué pienso esto? ¿Cuáles son las razones para interpretarlo así? Mencionaré cuatro.
1. Los Hacedores de la Ley Serán Justificados
Romanos 2:13b dice, “los hacedores de la ley serán justificados.” No dice, “Haciendo las obras de la ley serás justificado”. Simplemente dice que los que serán justificados son los que también son hacedores de la ley. No hay relación casual afirmada. De modo que el versículo no es una contradicción a Romanos 3:20 que dice, “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado”. No hay nada en Romanos 2:13b que nos impida creer en la justificación que es solo mediante la fe. La ley demanda fe, y la fe es la única vía de unión con Cristo cuya justicia nos justificará en el juicio. Toda otra obediencia que viene de la fe es el fruto de esa unión. No la vía para llegar a ella. Así que Romanos 2:13b no es una contradicción a la enseñanza de Pablo de que la justificación es solo mediante la fe.
2. No Suena Hipotético
La declaración, “los hacedores de la ley serán justificados”, no suena hipotética. No dice, “Los hacedores de la ley -si hubiera alguno- serían justificados”. Suena como un hecho. Y si la declaración puede mantenerse en el razonamiento de Pablo, yo quiero que esté allí.
3. Ejemplo de Verdaderos: “Hacedores de la Ley”
Existen verdaderos “hacedores de la ley” en el Nuevo Testamento. No es solo una categoría hipotética. Por ejemplo, Lucas 1:5-6 dice, “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías;1 su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. 6Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”. Aquí tenemos una pareja real, no hipotética. Y Lucas dice de ellos que eran hacedores de la ley. No dice que tuvieron en algún momento un mal pensamiento, o mala actitud u otro pecado; sino que ellos se aprovechaban continuamente de los medios que Dios proporcionó en la ley, para obtener perdón y limpieza.
No solamente esto, que en 1ra a los Corintios 7:19 Pablo mismo dice: “La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios”. En Gálatas 5:6 dice: “porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor” De modo que para Pablo, la fe justificadora “obra por el amor” y esto es “guardar los mandamientos”, o sea, hacer la ley. De esta manera, los que confían en Cristo son hacedores de la ley.”
Es lo mismo que Pablo dice en Romanos 8:3-4, “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Eso somos como cristianos: cuando andamos conforme al Espíritu, ‘cumplimos la justicia de la ley’, somos “hacedores de la ley”, no guardadores de la ley impecablemente perfectos, sino personas radicalmente transformadas que aman la ley de Cristo y confían en Cristo para que les ayude a vivir de esa nueva forma.
De modo que Romanos 2:13 no tiene verse hipotéticamente. Los cristianos somos precisamente eso: “Hacedores de la ley”.
4. Armonía con el Resto del Pasaje
Finalmente, el fluir del razonamiento en Romanos 2:6-13 recomienda esta interpretación de “hacedores de la ley”. El versículo 13 es parte de la defensa de Pablo acerca de la imparcialidad de Dios, que él afirmó en el versículo 11: “Porque no hay acepción de personas para con Dios”. Pero el versículo11 es una defensa por la forma en que Pablo habló sobre el juicio de Dios conforme a las obras en 6-10. Por eso es necesario que exista una armonía entre “hacer la ley”en el versículo 13b y el “hacer el bien” en los versículos 7 y 10.
¿Qué quiere decir esto? El versículo 7 dice que en el juicio, aquellos que “vida eterna [recibirán…] los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad”. De modo que el mismo contexto, Pablo está enseñando que la vida eterna (que es esencialmente lo mismo que ser justificados o absueltos en el juicio final) es dada solo a aquellos que han sido tan transformados por la fe, que “perseveran en hacer el bien” [vean el sermón de Romanos 2:6-11, 7 de Diciembre, 1998, “La Última Encrucijada, Segunda Parte”]. Pero si esta fue su enseñanza en los versículos 6-10 (con la que, curiosamente, John Stott concuerda, [Romanos, p.84]. Entonces probablemente sea esa su enseñanza en el versículo 13.
Por todas estas razones tomé a Romanos 2:13 como la sencilla declaración de algo real, “los hacedores de la ley serán justificados”.
El Único que Perdona y Capacita
Ahora bien, consideren esto muy seriamente cuando se vayan hoy. Se acerca el día del juicio final. Todos daremos cuenta a Dios. La fe en Cristo como nuestra justicia será nuestra única esperanza para que Dios nos acepte (Romanos 1:16-17; 3:20-26). Esta es la esencia y el corazón del evangelio. Cristo vivió por nosotros, Cristo murió por nosotros, Cristo resucitó por nosotros, Cristo Reina para nosotros, Cristo intercede por nosotros, Cristo vendrá por nosotros, y Cristo, nuestro defensor, será nuestro juez en el juicio final. La fe en él es la clave para la seguridad y la vida. Pero cuidado: La fe que no produce esperanza (Colosenses 1:23), la fe que no produce amor (Galatas 5:6), la fe que no produce obediencia (Romanos 1:5) no es una fe salvadora. Abracen hoy a Cristo como al único que perdona nuestros pecados y como al único que capacita nuestra obediencia.
1 a 1.5: 1 Cr. 24.10.