El Verbo se hizo carne
Juan 1:1–18
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. El estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron. Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron. Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios. Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de El y clamó, diciendo: Este era del que yo decía: “El que viene después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo.” Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer.
En la primavera de 1974, yo estaba terminando mis estudios en Alemania. Mi principal profesor había muerto y para tomar su lugar en uno de sus cursos, un gran erudito del Nuevo Testamento llamado Oscar Cullmann vino desde Basel hasta Munich para enseñar el evangelio de Juan. En las primeras 13 semanas de ese período de 18 semanas cubrimos, según recuerdo, solo los primeros 14 versículos del libro de Juan. Así de sustanciosos son estos versículos.
Un mensaje de navidad sobre verdades particulares de Cristo
Así que he escogido este texto con algo de temor y temblor de no hacerle justicia al tratarlo en un solo sermón. Pero lo elijo por dos razones. Una es que éste es un gran pasaje sobre la navidad. El versículo clave que muestra esta orientación navideña es el 14: "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros". Ese es el significado de la Navidad. Dios ha venido al mundo, nacido de una virgen en la persona de Jesucristo. La segunda razón para elegir este texto es que está muy lleno de verdades particulares sobre Jesús que nosotros, necesitamos desesperadamente conocer y aceptar.
Ésto es especialmente importante hoy porque, como dije la semana pasada durante mi bienvenida, incluso las mayores religiones no cristianas del mundo están hablando en estos días como si estimaran y honraran y, en cierto sentido, creyeran en Jesús. Usted las escucha especialmente en estos días, desde los musulmanes quienes señalan el hecho de que incluso honran más a Jesús que nosotros porque no piensan que Dios le permitiría sufrir la ignominiosa muerte de un criminal sobre la cruz. Así que es crucial que los cristianos conozcan muy bien a Jesucristo, y que puedan identificar la diferencia entre el Cristo de la Biblia y el Cristo que anuncian y honran otras religiones.
Por tanto, lo que me gustaría hacer con este gran párrafo sobre Jesucristo, escrito por uno que le conoció sobre la Tierra (más íntimamente que cualquiera), el apóstol Juan, es señalar y explicar y gloriarme en cinco verdades sobre el Verbo que se hizo carne, y luego contrastar dos respuestas estrictamente diferentes que usted pudiera darle a Él en esta mañana. Mi propósito es que usted pueda verle por quien es y que se sienta motivado a recibirle como Señor y Dios y Tesoro supremo. Y si ya usted le ha recibido, oro para que le acepte y atesore y se deleite en Él y le siga y le muestre más de que antes.
Comencemos con cinco verdades sobre el "Verbo se hizo carne" en este pasaje.
- El nombre del Verbo-hecho-carne sobre la Tierra es Jesucristo.
Versículo 17: "Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo".
"Jesús" fue el nombre que el ángel del Señor dijo a José que debía dar al niño, porque significa "Salvador". "He aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados".
"Cristo" era el título que se refería rey de los judíos, tanto tiempo esperado, quien daría victoria al pueblo y gobernaría el mundo. Cuando Andrés, el hermano de Pedro, le dijo que había conocido a Jesús, dijo (en Juan 1:41): "Hemos hallado al Mesías y Juan añade".
Así que la persona de quien hablamos en estos versículos es conocida en la Biblia y en el mundo como "Jesucristo". Y cada nombre tiene tremendo significado: Él es Salvador y Rey.
- El Verbo-hecho-carne existió como Dios y con Dios antes de nacer como hombre en la Tierra
Versículo 1: "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”.
Siempre ha habido grupos sectarios quienes han resistido al misterio implícito en estas dos frases: "Y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. Dicen, en su sujeción a conceptos simplemente humanos, no puede ser de los dos modos. O Él era Dios, o estaba con Dios Si estaba con Dios, no era Dios. Y si era Dios, no estaba con Dios. Así que para escapar de la verdad de estas dos declaraciones, cambian la traducción (como hacen los Testigos de Jehová), para que se lea "El Verbo estaba con Dios y el Verbo era un dios". Pero hay buenas razones gramaticales, y contextuales de otras partes del Evangelio de Juan y de otros libros de la Biblia para que la iglesia cristiana nunca haya aceptado tal enseñanza como verdadera y ortodoxa.
Lo que enseña el versículo uno es que a quien conocemos como Jesucristo, antes de ser hecho carne, era Dios, y el Padre también era Dios. Había dos personas y un Dios. Esto es parte de la verdad que conocemos como la Trinidad. Es por esto que adoramos a Jesucristo y decimos con Tomás en Juan 20:28: "¡Señor mío y Dios mío!".
- Antes de volverse carne, Juan le llamaba "el Verbo".
Juan 1:1: "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios".
¿Por qué fue llamado "el Verbo"? Una manera de responder es meditando en cómo pudo haber sido llamado y por qué este otro modo hubiera sido inadecuado en relación con "el Verbo". Por ejemplo, pudo haber sido llamado "la Obra": "En el principio existía la obra, y la obra estaba con Dios, y la obra era Dios”. Una de las diferencias entre una obra y el Verbo es que una obra es más ambigüa. Si pensamos, nuestros verbos son, en ocasiones, poco claros y sujetos a varias interpretaciones, y nuestras* obras* son mucho más confusas y ambigüas. Es por esto que a menudo nos explicamos con verbos o palabras. Los verbos capturan el significado de lo que hacemos, con más claridad que las mismas obras. Dios hizo muchas obras poderosas en la historia, pero dio cierta prioridad al Verbo. Una de las razones, creo, es que Él da un gran valor a la claridad y a la comunicación.
Otro ejemplo es que Juan pudo haberle llamado "el Pensamiento" "En el principio existía el Pensamiento, y el Pensamiento estaba con Dios, y el Pensamiento era Dios”. Pero una de las diferencias entre un pensamiento y un verbo es que un verbo es generalmente representado como alejándose del que piensa, con el fin de establecer la comunicación. Pienso que Juan quería que concibiéramos al Hijo de Dios como existente, tanto por el bien de la comunicación entre él y el Padre, como por el bien de su manifestación en la historia como Dios comunicándose a nosotros.
Un tercer ejemplo es que Dios pudo haberle llamado "el sentimiento". "En el principio existía el Sentimiento, y el Sentimiento estaba con Dios, y el Sentimiento era Dios”. Pero, de nuevo, yo diría que los sentimientos no implican un concepto, o intención, o significado claros. Los sentimientos, como las obras, son ambigüos y necesitan ser explicados, con verbos, con palabras. Así que me parece a mí, que al llamar a Jesús "el Verbo" Juan enfatiza que la misma existencia del Hijo de Dios es para el bien de la comunicación. Primero, ante todo, Él existe, y siempre ha existido, desde la eternidad, para el bien de la comunicación con el Padre. Segundo, pero infinitamente importante para nosotros, el Hijo de Dios se convirtió en comunicación divina para nosotros. Pudiéramos decir, en resumen, que llamar a Jesús "el Verbo" implica que Él es "Dios expresándose a Sí mismo".
- No significa que Dios fue creado mediante el Verbo
Juan 1:3: "Todas las cosas fueron hechas por medio de El, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho".
Hay, al menos, dos razones por las que Juan dice esto sobre el Verbo. Una es que subraya que Él es Dios. Cuando pensamos en Dios, pensamos inmediatamente en el Creador. Dios es el origen y explicación de todo, excepto Dios. Así que cuando Juan dice: "Todas las cosas fueron hechas por medio de El, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho", quiere decir que Él es Dios y no es creado.
La otra razón aparece en el versículo 10: "En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de El, y el mundo no lo conoció". La idea parece subrayar la seriedad de la ceguera culpable del mundo, y la grandeza de la maldad del mundo al rechazar a Jesús. Él viene como nuestro Hacedor, y aún así el mundo no le recibe.
Entonces, hasta ahora, ¿qué hemos visto sobre el Verbo-hecho-carne? 1) Él es Jesucristo, Salvador y Rey ungido. 2) Él es Dios, la segunda persona de la Trinidad. 3) Él es el Verbo, Dios en la comunicación, Dios expresándose a Sí mismo. 4) Él es el Creador de todas las cosas.
- El Verbo-hecho-carne tiene vida en Sí mismo, y ésa vida se convierte en la luz de los hombres
Juan 1:4: "En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres".
Toda vida se origina en el Verbo. Ésto es obvio porque, como ya hemos visto, Él es el Creador de todas las cosas. Pero aquí el enfoque está probablemente en la vida espiritual. En otras palabras, hay dos problemas inmensos que enfrentamos los humanos: estamos espiritualmente muertos y, por ello, somos espiritualmente ciegos. Juan está diciendo aquí: Jesús es el remedio para estos dos problemas: Tiene la vida que necesitamos, y ésta vida se convierte en la Luz que necesitamos.
Juan 5:21 dice: " el Hijo también da vida a los que El quiere". En otras palabras, hace por nosotros, espiritualmente, lo que hizo por Lázaro frente a su tumba y dijo al hombre muerto: "¡Lázaro, ven fuera!" (Juan 11:43).
¿Y cómo es que ésa vida, dada por Jesús, se relaciona con la luz? En dos modos. Uno es que nos capacita para ver. Cuando las personas muertas reciben vida, ven. O para cambiar la ilustración, cuando usted nace, usted ve. Así es espiritualmente. Jesús dijo a Nicodemo: "En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3). Así que primero Jesús da vida y luego ésa vida se vuelve luz (la habilidad de ver la realidad espiritual).
El otro modo en que la vida que Jesús da se relaciona con la luz no es solo que nos capacita para ver, sino que Jesús mismo es la luz que vemos. ¿A qué, sino, estamos ciegos cuando somos no-creyentes? Estamos ciegos a la verdad y belleza y dignidad (a la gloria) de Jesús. Así que cuando Juan dice: "En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres", probablemente quiere decir que Jesucristo, el Verbo-hecho-carne, es tanto el poder para ver el esplendor espiritual, como el esplendor que vemos.
Es por esto que el versículo 14 dice: "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria". Y fue por esto que Jesús oró en Juan 17:24: "Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria". Y es lo que el reclamó cuando dijo dos veces: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 8:12; 9:5). Así que el Verbo-hecho-carne tiene vida en Sí mismo, y ésa vida se convirtió en la Luz de los hombres. Él es el poder para ver y el esplendor que es visto.
Resumiendo, ¿qué cinco verdades hemos visto sobre el Verbo-hecho-carne?
Él es Jesucristo después de haber sido hecho carne: Salvador y Rey de todos, ungido por Dios.
Él es Dios: Él estaba con Dios y era Dios.
Fue llamado el Verbo: Dios-en-comunicación, Dios expresándose a Sí mismo.
Él es el Creador: todas las cosas fueron hechas mediante Él, pero Él mismo no fue hecho.
Él es la vida y la luz: el poder vivo para ver y el esplendor que todo lo satisface, el esplendor que debemos ver.
Finalmente, entonces, ¿cuáles son las respuestas que usted pudiera dar a esta revelación sobre Jesucristo, el Verbo-hecho-carne?
Una respuesta: No lo conozco y no lo recibo
Una respuesta es descrita en los versículos 10-11: "En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de El, y el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron". Usted pudiera escuchar esto y decir: "No lo conozco y no lo recibo". Sería muy aterrador decir algo así sobre su Hacedor y Vida y Luz. Como mínimo le pido, no lo diga en esta Navidad.
Otra respuesta: Lo conozco y lo recibo
La otra respuesta se encuentra en los versículos 12-13: "Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios". Esta es la respuesta por la que oro en esta mañana. Reciba a este gran Verbo-hecho-carne. Recíbale como Salvador y Rey y Dios y Verbo y Creador y Vida y Luz. ¡Y por todo lo que es Dios para usted en Él!
La navidad es como si Dios enviara a Su Hijo al mundo para encontrar a todos los Bin Ladens del mundo, ocultándose en las cavernas de tinieblas y muerte. Pero en lugar de lanzar llamas a las cavernas, primero se para a la entrada de las cavernas y dice: "Sal a la luz porque morí sobre la cruz por los pecadores; si me recibes como tu Dios y Sustituto y Tesoro, mi muerte valdrá por la tuya y mi justicia será tu justicia, y tendrás vida eterna".