El origen pecaminoso del Hijo de David
Este es el sexto mensaje en una serie de siete partes llamada Pecados espectaculares y su propósito general en la gloria de Cristo. Este mensaje se llama "El origen pecaminoso del Hijo de David". La idea es: El reinado de Israel, el hecho de que Israel tuviera reyes, se debía al pecado. Fue un pecado espectacular del pueblo de Dios, al decir a su Hacedor y Redentor: "Queremos ser como las naciones. No queremos que seas nuestro rey. Queremos un rey humano". Ése es un pecado espectacular. Samuel lo llama, en el versículo 17, una grande maldad. Sin embargo, si Israel no hubiera tenido reinado, Jesucristo no hubiera venido como rey de Israel, e Hijo de David y Rey de reyes. Pero el reinado de Cristo sobre Israel y sobre el mundo no es una idea tardía en la mente de Dios. No fue una respuesta no-planificada al pecado de Israel. Era parte de Su plan.
¿Por qué hacerlo de este modo?
Así que nuestra pregunta es: Si Dios vio venir este pecado espectacular, y sabía que lo permitiría, y que además haría que el reino de Israel fuera parte de Su plan para glorificar a Cristo como Rey de reyes, ¿por qué no solo hacer que el reinado fuera parte del gobierno de Israel desde el principio? ¿Por qué no hacer que Moisés fuera el primer rey? ¿Y luego Josué, y así consecutivamente? ¿Por qué planificar un reinado más directo al comienzo, y solo traer el reinado humano a la historia de Israel después, mediante un pecado espectacular?
Abraham y el reinado venidero
Comencemos con la historia como tal. Dios eligió a Abram como padre del pueblo de Israel en Génesis 12 y le prometió que mediante su simiente serían bendecidas todas las familias de la Tierra (Génesis 12:1-3). El Mesías, Jesucristo, vendrá mediante este linaje.
Una de las primeras cosas que ocurre a Abram es que se encuentra con una extraña figura llamada Melquisedec en Génesis 14:18. Él es llamado "sacerdote del Dios altísimo" y "rey de Salem". Su nombre significa "rey de justicia". El escritor del libro de Hebreos, en el Nuevo Testamento, ve a Melquisedec como un tipo o pre-figura o sombra de Cristo, porque el Salmo 110:4 dice que el rey mesiánico venidero es también "sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec”. Así que Hebreos dice: "Melquisedec. . . cuyo nombre significa primeramente rey de justicia, y luego también rey de Salem, esto es, rey de paz,... siendo hecho semejante al Hijo de Dios. . .". (Hebreos 7:1-3).
Ana y el reinado venidero
Así que ya, en los propósitos de Dios, el Mesías venidero será un rey-sacerdote. La decisión de que fuera un rey no llegó después. Lo vemos nuevamente en la historia del nacimiento y dedicación de Samuel. Usted recuerda que su madre Ana era estéril. Entonces Elí profetizó que tendría un hijo. Samuel nació y Ana le trajo al templo y lo dedicó al Señor. Entre las cosas sorprendentes que dice Ana está esta (en 1ro de Samuel 2:10), y recuerdo, esto ocurre décadas antes de que hubiera rey en Israel (solo cuando Samuel es un anciano es que el pueblo le presiona para que les diera un rey). Ella dice: "Los que contienden con el Señor serán quebrantados, El tronará desde los cielos contra ellos. El Señor juzgará los confines de la tierra, a su rey dará fortaleza, y ensalzará el poder de su ungido.
Moisés y el reinado venidero
Antes, en Deuteronomio 17:14-20, Moisés había dado instrucciones sobre el reinado si alguna vez el pueblo iba en esa dirección. Y Deuteronomio 28:36 predijo el exilio del pueblo y de su rey si eran rebeldes contra el Señor. Así que concluyo que lo que ocurrió en 1ro de Samuel 12 no fue una sorpresa para Dios. Él sabía que ocurriría este pecado espectacular, y sabía que lo permitiría. Y cuando Dios tiene la intención de permitir algo, lo hace con sabiduría, no con necedad. Por tanto, este pecado espectacular es parte del plan supremo de Dios para la gloria de Su Hijo.
¿Cómo vino el reinado?
Veamos ahora cómo ocurrió, antes de meditar en por qué actuaría Él así. La demanda por un rey comenzó atrás en el capítulo 8 de 1ro de Samuel, pero la retomaremos aquí, en el capítulo 12. Versículo 8b: "el Señor envió a Moisés y a Aarón, quienes sacaron a vuestros padres de Egipto y los establecieron en este lugar" Versículo 9: "Pero ellos olvidaron al Señor su Dios, y El los vendió en manos de Sísara, jefe del ejército de Hazor, en manos de los filisteos y en manos del rey de Moab, los cuales pelearon contra ellos". Versículo 10: "Y clamaron al Señor, y dijeron: “Hemos pecado porque hemos dejado al Señor y hemos servido a los baales y a Astarot; pero ahora, líbranos de la mano de nuestros enemigos, y te serviremos.”" Versículo 11: "Entonces el Señor envió a Jerobaal, a Bedán, a Jefté y a Samuel, y os libró de la mano de vuestros enemigos en derredor, de manera que habitasteis con seguridad".
El pueblo rechaza el reinado de Dios
El propósito de esos versículos es mostrar que Dios fue fiel como Rey divino. Cuando ellos clamaban a Él, Él los salvaba. Les daba seguridad. Para éso es un rey, para proveer paz para el pueblo. ¿Y cuál fue la respuesta de ellos? Versículo 12: "Cuando visteis que Nahas, rey de los hijos de Amón, venía contra vosotros, me dijisteis: “No, sino que un rey ha de reinar sobre nosotros”, aunque el Señor vuestro Dios era vuestro rey”.
Usted puede escuchar la incredulidad en la voz de Samuel: ¡¿Pidieron un rey cuando Dios era el Rey de ustedes?! ¿Qué debía hacer Samuel? Ya el Señor le había dicho en 1ro de Samuel 8:7-9: "Escucha la voz del pueblo en cuanto a todo lo que te digan, pues no te han desechado a ti, sino que me han desechado a mí para que no sea rey sobre ellos. . . . Ahora pues, oye su voz. Sin embargo, les advertirás solemnemente y les harás saber el proceder del rey que reinará sobre ellos”.
Pecado espectacular "es grande la maldad que habéis hecho"
Así que Samuel dice en 1ro de Samuel 12:13b: "he aquí que el Señor ha puesto rey sobre vosotros". Entonces él clama al Señor para que les dé una señal en el trueno y en la lluvia, y describe el pecado de ellos como una grande maldad. Versículo 17: "¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré al Señor, para que mande truenos y lluvia. Entonces conoceréis y veréis que es grande la maldad que habéis hecho ante los ojos del Señor, al pedir para vosotros un rey”.
Y solo para asegurarnos de no perder de vista la santa obra de Dios mediante esta maldad inmunda, Pablo, en Hechos 13:20-22, deja en claro que fue Dios quien dio a Israel su primer rey. "Y después de esto, [Dios] les dio jueces hasta el profeta Samuel. Entonces ellos pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. Después de quitarlo, les levantó por rey a David". Lo hemos visto repetidamente en los pecados espectaculares de la historia. El hombre lo quiso para mal, Dios lo quiso para bien.
¿Qué debemos aprender de esto?
Así que la pregunta es: Si Dios vio venir este pecado espectacular, y sabía que lo permitiría, y que además haría que el reino de Israel fuera parte de Su plan para glorificar a Cristo como Rey de reyes, ¿por qué no solo hacer que el reinado fuera parte del gobierno de Israel desde el principio? ¿Por qué no hacer que Moisés fuera el primer rey? ¿Y luego Josué, y así consecutivamente? ¿Por qué Dios comenzó consigo con Rey, y luego trajo el reinado humano a la historia de Israel, mediante un pecado espectacular? ¿Qué debemos aprender de esto?
Al menos seis verdades.
1) Somos tercos, rebeldes, y malagradecidos
Debiéramos aprender cuán tercos y rebeldes y malagradecidos somos. Es por esto que 1ro de Samuel 12 comienza como lo hace, recordando al pueblo cómo Dios les salvó de Egipto, y luego les dio la Tierra Prometida y luego los rescató de los reyes malvados. Y cada cierto tiempo ellos se olvidaban de Dios e iban tras otras cosas. Ésa no es solo la historia de Israel. Es la historia de la humanidad. Es la historia de mi vida y de la vida de usted. Incluso como cristianos no somos firmes en nuestros afectos por Dios. Tenemos días de agradecimiento y días de malagradecimiento. E incluso nuestros días de agradecimiento, no son tan agradecidos como debieran ser. Solo piense cuán gozoso y agradecido debiera estar usted si su corazón respondiera a Dios mismo y a sus diez mil regalos con la admiración y gratitud de que Él es digno. Así que Dios, en historias como esta, nos muestra imágenes de nosotros mismos. Él permite que Su pueblo se desvíe hacia estas temporadas malagradecidas e idólatras, para que cada lengua se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios (Romanos 3:19).
2. Dios es fiel a Su propio nombre
Debiéramos aprender entonces cuán fiel es Dios a Su propio nombre. Vea el versículo 22. "el Señor se ha complacido en haceros pueblo suyo". ¿Cuál es el fundamento más profundo de la fidelidad de Dios? Su fidelidad a Su propio nombre. Su celo y entusiasmo por su propia gloria. Lea lenta y profundamente el versículo: "Porque el Señor, a causa de su gran nombre, no desamparará a su pueblo". No dice que a causa del gran nombre de ellos, sino "a causa de su [el de Él] gran nombre”. Dios está totalmente comprometido en exaltar la dignidad y verdad y justicia de Su propio nombre. Así que las historias como esta están en la Biblia para enseñarnos que los caminos de Dios están gobernados por una sabiduría infinita, guiados por la infinita dignidad del nombre de Dios.
3) La gracia fluye hacia los pecadores desde la suprema fidelidad de Dios a Su nombre
Debiéramos aprender cuán sorprendentemente fluye la gracia, hacia pecadores como nosotros, desde la suprema fidelidad de Dios a su propio nombre en medio del pecado. Vea la maravillosa ilustración en los versículos 19-22. En el versículo 19, el pueblo está aterrado por el espectacular pecado que ha cometido contra Dios. Dicen: "Ruega por tus siervos al Señor tu Dios para que no muramos, porque hemos añadido este mal a todos nuestros pecados al pedir para nosotros un rey". Las palabras que siguen son una imagen del evangelio gratuito de la gracia para los pecadores. Samuel dijo al pueblo (v.20): "No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal".
Deténgase aquí y maravíllese. "No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal". ¿No es esto un error de imprenta? No debiera decir "Temed; vosotros habéis hecho todo este mal". Pero dice: "No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal". Eso es gracia pura. La gracia de Dios no nos trata como merecemos: "Temed; vosotros habéis hecho todo este mal". Sino mejor de lo que merecemos: "No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal".
¿Cómo puede ser? ¿Cuál es el fundamento de esta gracia? ¡No somos nosotros! Solo hemos hecho mal. ¿Entonces qué? Ya lo hemos visto. Versículo 22: No teman, "Porque el Señor, a causa de su gran nombre, no desamparará a su pueblo". La fidelidad de Dios a Su propio nombre es el fundamento de Su fidelidad a ustedes. Si Dios alguna vez olvidara Su suprema fidelidad a Sí mismo, no habría gracia para nosotros. Si Él basara Su bondad para nosotros en nuestra dignidad, no habría bondad para nosotros. Somos tercos, rebeldes, y malagradecidos. La gracia gratuita, inmerecida, es nuestra única esperanza de ser diferentes. Y el fundamento de esa gracia no es la dignidad de nuestro nombre, sino la infinita dignidad del nombre de Dios. Recuerde 2da de Timoteo 2:13: "si somos infieles, El permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo". Dios quiere que aprendamos, de este pecado espectacular, que la gracia de nuestra salvación está basada, supremamente, no en nuestro valor para Él, sino en Su valor para Sí mismo.
4) El reinado pertenece solo a Dios
Debiéramos aprender del modo en que Dios trae el reinado en Israel, que el reinado solo pertenece al Señor. Dios inaugura esta relación con Israel sin que haya un rey humano, a fin de mostrar con claridad que solo Dios debiera ser rey de Israel. Solo Dios es rey. Cuando Israel pide un rey, estaba rechazando esta verdad. Dios lo dice claramente en 1ro de Samuel 8:7: "me han desechado a mí para que no sea rey sobre ellos". Si Dios hubiera comenzado la historia de Israel con Moisés y Josué siendo los primeros reyes, no sería evidente que solo Dios puede ser el rey de Israel. Él no tendrá competidores humanos.
5) El Rey debe ser un Dios-Hombre
Por tanto, debiéramos aprender, por el modo en que Dios instaló un rey humano, que Su propósito era inaugurar un linaje de reyes humanos que fallarían todos hasta que viniera el rey que no solo fuera hombre, sino también Dios, porque solo Dios puede ser rey de Israel. Al dar a Israel un rey humano, Dios no cambió Su mente sobre que solo Él debiera ser el Rey legítimo de Israel. La idea es que solo Dios es el Rey de Israel, y que hay un Rey venidero, un Hijo de David, quien no fallará como los otros. No será solo otro hombre pecaminoso. Será el Dios-Hombre.
La última pregunta en los labios de Jesús, que silencia a los fariseos, está basada en el Salmo 110:1, donde David dice: "Dice el Señor [Yavéh] a mi Señor [el Rey y Mesías venidero]: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Jesús hace esta cita, y luego pregunta a sus adversarios: "Pues si David le llama “Señor”, ¿cómo es El su hijo?". En otras palabras, para los que tienen oídos para oír, Jesús es más que el Hijo de David. Él es más que un simple rey humano. "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. . . . Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:1, 14). Solo Dios puede ser el supremo Rey legítimo de Israel. Así es como comenzó. Así es como termina. Jesucristo es el rey divino-humano de Israel.
6) El rey murió por Su pueblo
Finalmente, debiéramos aprender, del modo en que Dios trajo un rey a Israel, que había necesidad de un rey humano. Solo Dios puede ser el rey legítimo de Israel. Pero era necesario un rey humano. ¿Por qué? Porque para que Dios tuviera un pueblo que gobernar y amar, que no estuviera en el infierno por sus pecados, el rey tendría que morir por el pueblo. Y Dios no puede morir. El hombre puede morir. Así que Dios planeó no solo que Dios fuera el rey legítimo de Israel, sino que el rey legítimo de Israel muriera en lugar del pueblo. Así que el rey de Israel es el Dios-Hombre, para que el rey pudiera ser Dios, pero también es el el Dios-Hombre, para que el rey pudiera morir.
Cuando Samuel dijo: "No temáis; aunque vosotros [pecadores rebeldes, tercos, malagradecidos] habéis hecho todo este mal" (1ro de Samuel 12:20, ¿cuál era el fundamento de esta gracia? Era el valor del nombre de Dios. "Porque el Señor, a causa de su gran nombre, no desamparará a su pueblo" (v.22). El fundamento de la gracia es el sostener y vindicar el nombre de Dios. ¿Y dónde estaba mostrada esa vindicación (más decisiva y supremamente)? Respuesta: en la cruz de Cristo. Romanos 3:25: "Dios exhibió públicamente [a Cristo] como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente".
En la cruz, por amor de Su nombre
Realmente, lo hizo. En este mismo día, cuando el pueblo merecía ser destruido por pedir un rey, Dios les perdonó y pasó por alto sus pecados, por amor de su nombre. Pero usted no puede barrer el pecado bajo la alfombra del universo, y todavía mantener su nombre como si fuera un Dios santo y justo. Es necesario lidiar con el pecado. Debe ser castigado. Y lo fue, cuando Jesús murió.
La única razón por la que las personas pecadoras como nosotros podemos tener un Rey tan grande y glorioso y poderoso y bueno y santo y sabio como Jesús, sin ser consumidos por nuestros pecados, es que Dios planificara que el Rey muriera por sus súbditos, y resucitara de nuevo. En cada Evangelio se le pregunta a Jesús antes de morir: "¿Eres el rey de los judíos?" Y Él responde: "Tú lo dices" (Mateo 27:11; Marcos 15:2; Lucas 23:3; Juan 18:33).
El Rey venidero, Rey de todos
Y no solo Rey de los judíos, sino Rey de todos, especialmente de quienes confían en Él. Él está sentado a la diestra del Padre hoy, hasta que todos Sus enemigos sean puestos bajo sus pies y todos Sus elegidos sean reunidos de entre todos los pueblos de la tierra. Entonces llegará el fin. Y Cristo "aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan" (Hebreos 9:28). Y "en su manto y en su muslo tiene un nombre escrito: [no rey de los judíos, sino] REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES" Apocalipsis 19:16). Amén. Ven, Rey Jesús.