El sello peculiar de la majestad, parte 2
Domingo de pascua
¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra, que has desplegado tu gloria sobre los cielos! 2 Por boca de los infantes y de los niños de pecho has establecido tu fortaleza, por causa de tus adversarios, para hacer cesar al enemigo y al vengativo. 3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has establecido, 4 digo: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides? 5 ¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronas de gloria y majestad! 6 Tú le haces señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies: 7 ovejas y bueyes, todos ellos, y también las bestias del campo, 8 las aves de los cielos y los peces del mar, cuanto atraviesa las sendas de los mares. 9 ¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué tiene que ver el Salmo 8 con la resurrección de Jesús? La repuesta es que cuando el verso 6 dice: “Tú [Dios] le haces señorear [al hombre] sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies” nos dirige hacia el hecho de que todos los que pertenecen a Jesucristo gobernarán un día sobre la creación, y la verdad de que Cristo nos ubica en esa posición al volverse hombre, y morir por nuestros pecados y levantarse de entre los muertos triunfando sobre todos los enemigos de Dios.
El Salmo 8, El Señorío Del Hombre Y El Dios-Hombre
O, para decirlo de otra manera, cuando usted mira hacia la creación de Dios la puede ver en su condición caída (llena de enfermedades y desastres naturales de todo tipo, para no mencionar la maldad del hombre contra el hombre y la muerte que alcanza en última instancia a toda persona. El verso 6 nos suena ingenuo: “Tú [Dios] le haces señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies”. Esto está tan lejos de ser cierto ahora en esta época caída que nos preguntamos: «David, ¿de qué estás hablando?», o « ¿de cuándo estás hablando?». O no tienes ojos en la cabeza o estás hablando de algún momento futuro. Si el hombre tuviera ahora dominio sobre la creación, de la manera en que Dios quiere que él señoree, no hubiera ni enfermedades, ni desastres, ni muerte. Parece más bien que el cáncer, y la depresión, y el Alzheimer, y la malaria, y el SIDA, y el calentamiento global, son quienes tienen el dominio sobre el hombre y no al revés.
Es por esta razón que Pablo cita este mismo verso –Salmo 8:6- en 1ra a los Corintios 15 (el capítulo más largo sobre la resurrección que aparece en la Biblia). Y la relación es: El hombre un día tendrá dominio sobre toda la creación, pero antes que esto suceda, el Hijo de Dios se volverá Hombre (el representante de los hombres, el Hombre que hace lo que el primer hombre y todos los demás hombres no hacen, de modo que en él todos los que le pertenecen, todos los que confían en él podrán participar de lo que él hace), y este Hijo de Dios vivirá una vida perfecta, morirá por el pecado, se levantará de entre los muertos, y gobernará sobre toda la creación para mostrar la majestad de Dios.
Esto es lo que queremos ver y comprender. Comencemos, por tanto, con el Salmo 8, recordemos lo que vimos la semana pasada y veamos entonces la relación que tiene con 1ra a los Corintios 15.
El Salmo 8 y la Entrada Triunfal
El mensaje fundamental del Salmo está claro desde el primer y último versos. Verso 1: “¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!”. Verso 9: “¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!”.El nombre de Dios (Yo soy el que soy” soy mi regla absoluta) es glorioso en todo lugar. Y así es como debiera ser. Esa es el mensaje fundamental.
Pero los versos 3-8 añaden algo esencial a este mensaje central. Esta majestad del nombre de Dios es más gloriosa porque Dios derrota a sus adversarios con la debilidad de los niños y gobierna al mundo con la debilidad de los hombres. Verso 2: “Por boca de los infantes y de los niños de pecho has establecido tu fortaleza, por causa de tus adversarios, para hacer cesar al enemigo y al vengativo”. Dios silenciará a sus adversarios con aquello que sale de la boca de los infantes. Verso 4: “¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides? 5 [...] Sin embargo [v.6] Tú le haces señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies”. Así que el mensaje de los versos 3-8 es que la majestad de Dios es más majestuosa porque él triunfa sobre sus adversarios con lo humilde de los niños y gobierna el mundo con lo más humilde de los hombres.
Este era el sello peculiar de la majestad de Dios que Jesús llevó cuando entró a Jerusalén esa última semana de su vida y citó este Salmo refiriéndose a la alabanza de los niños (Mateo 21:16). Jesús encarnó en sí mismo la fortaleza de Dios exaltada en la debilidad humana. La victoria de Dios obtenida a través de una humildad semejante a la de los niños. El gobierno de Dios sobre el mundo establecido por medio del servicio humilde. Pero esta última frase es la que aun no hemos visto materializarse: el gobierno de Dios sobre el mundo establecido por medio del servicio humilde. El gobierno de Dios sobre la creación a través de un simple hombre. Ese es el objeto de la Pascua y de la resurrección de Jesús de entre los muertos.
Antes de que veamos cómo la Biblia nos enseña el gobierno de los hombres sobre la tierra, asegurémonos de que tenemos una perspectiva general de los propósitos de Dios según el Salmo 8. Veamos seis breves observaciones para resumir la perspectiva general.
Seis Observaciones En Una Perspectiva General
- Dios es absoluto. Es decir, él no tiene rivales. Esa es la razón por la que se menciona su nombre Señor en los versos 1 y 9. Yahvé: Yo soy el que soy (Éxodo 3:14). Él siempre fue. Él es. Y él siempre será. Por tanto, todas las cosas dependen de él y él no depende de nada ni de nadie.
- Dios es glorioso en toda la tierra. Y ese es su propósito. Esta es la idea central de los versos 1 y 9. Estos versos no son solo declaraciones sobre un hecho. También son aclamaciones. Cuando alguien dice: “Cuán glorioso es tu nombre” el nombre no solo es descrito, también es alabado. El mensaje de este salmo no es solo que Dios es glorioso, sino que deberíamos conocerlo y alabarlo como alguien glorioso. Esta es la razón por la que él creó la tierra y por la que puso en ella personas con mentes y corazones, para que conozcan y adoren su majestad. Este es nuestro gran gozo (ver y disfrutar la gloria de Dios) y este es su gran honor.
- Dios tiene enemigos. El verso 2, justo en el medio del verso: “por causa de tus adversarios”. Los adversarios de Dios son los que se rebelan contra su gloria. No lo ven como alguien glorioso, y no quieren alabarle como a alguien glorioso. Obtienen mucho más placer buscando alabanzas para sí mismos que dándole las alabanzas a Dios. El mundo ha sido arruinado por estos enemigos. Y para que el mundo vuelva a su propósito original, estos enemigos tendrán que ser enfrentados.
- La intención de Dios es derrotar estos enemigos con la voz de los niños y dar el señorío sobre su creación a hombres que no son sus enemigos. Esto es lo que hemos visto en los versos 2 y 6.
- Dios derrota a sus enemigos con la voz de sus niños para dar gozo al débil que ama su gloria y dejar bien en claro ante todos que toda la gloria de este poder vencedor es de Dios y el gozo de disfrutarla pertenece a los niños.
- Dios comparte su señorío sobre la creación con los seres humanos para dar gozo a los hombres que no se regocijan en usurpar las prerrogativas de Dios, sino que se regocijan en hacer que la gloria de Dios sea el tesoro supremo de sus vidas.
El Mensaje Fundamental Del Salmo 8
El mensaje fundamental del Salmo 8 y el mensaje fundamental de la historia es “¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!”. Y la razón por la que los niños y las personas en general son tan importantes en este salmo es que Dios disfruta compartir el gozo que tiene en su propia gloria. La gloria de Dios es exaltada cuando los seres humanos (jóvenes y ancianos) sienten satisfacción en gloriarse en ella en lugar de desear tenerla para sí mismos.
Así que cuando el salmo termina nos hemos quedado con la sensación de haber descubierto que la victoria de Dios sobre sus adversarios aun no es completa, y el dominio del hombre sobre la creación no se ha materializado todavía. Por tanto, el salmo es profético. Está señalándonos hacia un momento que vendrá y una obra de Dios que todavía deberá ser realizada y que derrotará a sus enemigos y traerá a toda la creación bajo el señorío de los hombres que atesoran la gloria de Dios por encima de todas las cosas.
La semana pasada vimos en el Domingo de Ramos que Jesús citó el Salmo 8 en un sentido que nos ayuda a ver que el tiempo estaba a punto, y que la obra de Dios para subyugar a sus enemigos y dar el señorío a su pueblo estaba a punto de hacerse realidad en la misma obra de Jesús. Vayamos ahora hacia 1ra a los Corintios 15 y veamos cómo el profeta de Jesús, el apóstol Pablo, describe la consumación de este salmo en la resurrección y reinado de Jesús y su pueblo.
Primera A Los Corintios 15 Y El Evangelio
El capítulo comienza expresando cuál es el corazón o centro del evangelio cristiano. Versos 3-4: “Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”. Esto deja en claro que Dios envió a Jesús al mundo para salvar a sus enemigos (aquellos que vimos en el Salmo 8:2 que no se glorían en su majestad, sino que se deleitan en sí mismos). Dios les ofrece un modo de ser perdonados, a saber, poniendo a su Hijo en lugar de ellos para llevar la culpa de sus pecados.
Así que ninguno que escuche este evangelio del Cristo que murió por los pecadores debiera sentirse sin esperanzas, como si sus pecados le convirtieran en enemigo eterno de Dios. Dios ha preparado un camino de reconciliación. Primera a los Corintios 15:2 deja en claro que cualquiera que cree en Cristo –que le retiene como a su única esperanza- será perdonado. Dice: “[por este evangelio] también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano”. La palabra que Pablo predica es: “Cristo murió por nuestros pecados [...] resucitó al tercer día”. Si usted lo cree y retiene a Cristo –se aferra a él, y le abraza y le aprecia- como a su única esperanza, entonces será perdonado por todas las formas en que deshonró la gloria de Dios.
Primera A Los Corintios 15 Y La Resurrección
Así es como comienza este capítulo. Pero el capítulo trata fundamentalmente acerca de la resurrección de Jesús y sus implicaciones para nosotros. Y estas implicaciones son relevantes en todo sentido. Dos de los sentidos más importantes tienen que ver con la realidad de si Jesús realmente obtuvo el perdón y la vida eterna para nosotros. Es decir, Pablo está diciendo que la resurrección de Cristo es algo absolutamente esencial para establecer estos dos resultados de su muerte.
Vea los versos 17-18: “y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que han dormido en Cristo han perecido”. En otras palabras, la muerte de Cristo para salvarnos de nuestros pecados y de la muerte no hubiera sido efectiva si Cristo permaneciera muerto. Por tanto, la resurrección es esencial para que esta muerte mantenga cualquiera de sus consecuencias salvadoras (nuestros pecados son perdonados y nosotros no pereceremos porque Cristo murió por nosotros) y esta muerte solo es válida porque Dios la validó al levantar a Jesús de entre los muertos. Así que nuestro perdón y nuestra vida eterna dependen de la resurrección de Cristo.
Ahora, ¿qué podemos decir acerca del dominio sobre la creación que, según el Salmo 8, es el propósito de Dios para su pueblo? ¿Qué tiene que ver la resurrección de Cristo con eso? Recuerde que el Salmo 8:6 dijo: “[Dios] Tú le haces señorear [al hombre] sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies”. ¿Qué relación tiene la resurrección de Cristo con esta declaración?
La Relación Entre La Resurrección Y El Señorío Del Salmo 8
Podemos verla en cuatro pasos.
1. El Dios-Hombre Resucitado Asume El Señorío
Cristo en su resurrección asume el señorío sobre todas las cosas como hombre (el Dios-Hombre). En el verso 27a Pablo cita el Salmo 8:6 y lo aplica a Jesús: “[Dios] ha puesto todo en sujeción bajo sus pies”. El Salmo 8:6b dice: “todo lo has puesto bajo sus pies”. De manera que cuando Jesús fue resucitado de entre los muertos él tomó su lugar como Hombre sobre todas las cosas. Él gobierna sobre todo.
2. El Hombre Resucitado Es Un Representante
Él lo hace como cabeza o representante de todos los que le pertenecen. Mire los versos 21-22: “Porque ya que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. Adán representó a todos los que estaban en él. Cristo representa a todos los que estaban en él. Él es el segundo Adán, el representante de los hombres.
Véalo de nuevo en los versos 45- y 47. Verso 45: “Así también está escrito: El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente. El último Adán, espíritu que da vida”. Primer Adán... último Adán. Verso 47: “El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es del cielo”. Una frase sorprendente para Jesús: “el segundo hombre”.
La idea es que así como Adán fue cabeza y representante de todos los que estaban en él (todos nosotros) y trajo pecado y ruina a la raza humana y la creación, así mismo Cristo es cabeza y representante de todos los que están en él y les da perdón y restauración como a una nueva raza humana señoreando sobre la creación.
3. El Dios-Hombre Resucitado Representa A Los Suyos
Cristo vivifica y lleva desde la tumba hasta el señorío sobre la creación a “los que son de Cristo”. Vea nuevamente la relación entre los versos 22 y 23: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos [¿quién es todos?] serán vivificados. 23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en su venida”
En otras palabras, dos mil años atrás, cuando Cristo se levantó de entre los muertos, fue como el primer fruto de una cosecha. El resto de la cosecha vendrá en la segunda venida de Cristo que será muy pronto. Y ¿a quiénes resucitará de entre los muertos para reinar con Cristo? El verso 23b dice: “luego los que son de Cristo en su venida”.
¿Quiénes son de Cristo? Romanos 8:9 dice: “Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él”. Así que tener el Espíritu de Cristo es el sello de los que pertenecen a Jesús ahora. Y Gálatas 3:2 explica que recibimos este Espíritu por la fe en Cristo (no por cosas que hacemos, sino por confiar en aquel que murió por nosotros y resucitó. “¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?”. Por tanto, “los que son de él” son los que ponen su fe en él. Si usted quiere estar entre aquellos que pertenecen a Cristo en su venida, y quienes serán resucitados para reinar con él y señorear con él sobre toda la creación confíe ahora en él.
4. El Dios-Hombre Resucitado Y Los Suyos Guardan Para Siempre El Sello De La Majestad Divina
Por último, note que Pablo aclara algo acerca del señorío de esta nueva humanidad sobre la creación. Y al hacer esto, reafirma el mensaje del Salmo 8 y el mensaje central de la historia y del universo. Él explica que el señorío humano sobre la creación sirve para exaltar la supremacía de la majestad de Dios. Vea los versos 27-28 para ver cómo es que Pablo lo expresa.
Verso 27: “[Dios] ha puesto todo en sujeción bajo sus pies”. Esta es la cita del Salmo 8:6. Ahora Pablo interpreta. “Pero cuando dice que todas las cosas le están sujetas, es evidente que se exceptúa a aquel [Dios] que ha sometido a El todas las cosas”. En otras palabras, Dios el Padre, no está sujeto al hombre, ni siquiera al Dios-Hombre. En lugar de eso, el hombre (el Dios-hombre Jesucristo) y todos los que son de él y están reinando con él gozosamente, exaltan la majestad suprema de Dios el Padre. Verso 28: “Y cuando todo haya sido sometido a El [es decir a Dios el Hijo, Jesucristo], entonces también el Hijo mismo se sujetará a aquel [el Padre] que sujetó a El todas las cosas, para que Dios [esto es, Dios el Padre] sea todo en todos.”
En otras palabras, el sello de la majestad divina permanece eternamente y de forma única sobre el Hijo. Él es humilde y sumiso, y obediente a su Padre. Y en esto, no es menos que Dios, sino aun más majestuoso.
Y nosotros que le pertenecemos, ahora llevamos también este sello de la majestad divina, no porque seamos Dios, sino porque actuamos como Dios –llevando la imagen de Dios. Reinamos con Cristo en toda humildad y encontramos nuestro gozo eterno no al usurpar la majestad de Dios, sino al decir con toda la creación: “¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre [no el nuestro] en toda la tierra!”
Para esto fuimos creados. Y si usted recibiera a Cristo como su Rey Redentor, entonces le pertenecerá y reinará con él y señoreará con él sobre toda la creación para siempre.