El otro intercambio oscuro: la homosexualidad, parte 2
Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.
Viendo a Dios Como el Centro
Confieso que mi objetivo principal en estos dos mensajes no es persuadirlos de que la conducta homosexual sea incorrecta. Ella es incorrecta. Pero usted puede estar de acuerdo y no ser un cristiano. ¿Y en qué le es esto provechoso a un hombre, si a pesar de saber que esto está mal, pierde su alma? Mi objetivo es mucho más elevado que persuadirlos de que hay muchos desordenes sexuales en el mundo tanto homosexuales como heterosexuales. Mi objetivo es transformar la forma en que usted ve la realidad y poner la gloria de Dios de vuelta al centro, como el sol del sistema solar de la sexualidad (de la sexualidad y de todo lo demás) que mantiene a todos los planetas de nuestras pasiones en su debido orden. Cuando usted cambia al sol por un satélite hecho por el hombre, todos los planetas pierden su órbita y caen en el olvido.
El asesinato de Matthew Shepard en Laramie, Wyoming, fue cometido por hombres que habían cambiado el monitoreo centralizado de la gloria de Dios por el satélite de la autoexaltación. Y la autoexaltación o autodeterminación por encima y en contra de Dios no pueden mantener a los planetas de la pasión en su órbita. Esto lo aprendí de los versículos 28 y 29. Examínenlos conmigo. Romanos 1:28-29 a: “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios…”
Ahí esta, ¿De dónde viene el asesinato? Viene de esto: “Ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios”. O como dice el versículo 23 ellos cambiaron “la gloria de Dios” por imágenes, en este caso por dinero y un detestable poder. Como dice el versículo 25: “cambiaron la verdad de Dios por la mentira.”
La Raíz de Todos Nuestros Desórdenes y del Juicio de Dios
Esto lo vimos en el texto de la semana pasada. La raíz de todos nuestros desordenes, sean sexuales, físicos o emocionales, es el cambio de la gloria de Dios por otras cosas. El sistema solar de nuestra alma y de nuestra sociedad fue creado para girar alrededor de la gloria de Dios como su sol. Y toda la raza humana ha cambiado la gloria de Dios, por ingrávidos satélites sustitutos que no tienen gravedad y no pueden mantener nada en su debida órbita. Por tanto, el mundo entero está desordenado, decayendo y avanzando hacia la destrucción.
Sin embargo, la semana pasada vimos de este mismo texto algo aún más asombroso. Este desorden y esta decadencia en nuestras vidas, en nuestra sociedad y en nuestro universo, es el juicio de Dios, y él tiene la intención de que sea visto como la terrible representación del horrible mal espiritual subyacente. Esto lo vimos tres veces. Después de cada declaración de que hemos cambiado a Dios por otras cosas (versículos 23, 25, 28), dice: ‘por lo tanto Dios nos entregó a nuestra depravación para que nuestra alma y nuestra sociedad se desintegren en toda suerte de malas obras, enfermedades espantosas, muerte y destrucción’.
Por ejemplo, el versículo 24: “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos”. El versículo 26: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas”. Y aquí en los versículos 26-27 describe la conducta homosexual como un producto de estos desórdenes vergonzosos. Luego el versículo 28b: “Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. Y aquí en los tres versículos siguientes (29-31), describe otros 21 productos que son resultado de una mente depravada. Nadie se escapa, sean homosexuales o heterosexuales, hombres o mujeres, ancianos o jóvenes, religiosos o no religiosos; todos nosotros estamos bajo el dominio de una mente depravada. Como dice Romanos 3: 9-10: “hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10Como está escrito: No hay justo, ni aun uno”.
La raíz de todos nuestros problemas en este mundo es que la raza humana ha cambiado la gloria de Dios por otras cosas y que Dios nos ha entregado a llevar el fruto de este cambio con diez mil penalidades, todo lo cual debe llamarnos al arrepentimiento y a la adoración, en lugar de a la rebelión y al ateísmo. Y cuando digo todas nuestras penalidades, me refiero realmente a todas. La semana pasada mencioné que aún nuestras enfermedades físicas y calamidades naturales se deben al juicio de Dios sobre la creación por nuestro intercambio de su gloria por otras cosas.
¿Que tal Si Hubieren Causas Genéticas Para el Desorden Sexual?
Esto es crucial para tratar con las causas de la homosexualidad. No creo que alguien tenga la seguridad de conocer cuáles son los componentes físicos de la homosexualidad. ¿Pero que sucedería si se encontraran causas genéticas? ¿Que implicaría esto sobre la inmoralidad y el desenvolvimiento de ese comportamiento? Muy poco, si la misma naturaleza está desordenada y necesita redención. Entonces veamos más de cerca este asunto esta mañana.
Consideren Romanos 8: 20-23, “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza”. Note que toda la creación ha sido sujetada a vanidad: Las cosas no funcionan como originalmente, de acuerdo a como su diseño debían funcionar. Los vientos, lluvias, ríos, volcanes, bacterias, virus, instalación eléctrica del jet suizo, el revestimiento de los frenos, el infarto del anciano de 86 años conduciendo, al pasar por un cruce peatonal mientras un estudiante ciego cruzaba la calle, los salvajes glóbulos blancos en la sangre, la trisomía del cromosoma 21 y decenas de miles de infartos de un mundo caído; la creación fue sujetada a vanidad.
¿Por quién? versículos 20 dice: “por causa del que la sujetó en esperanza.” Ese no es el hombre ni Satanás, sino Dios. Dios sujetó el mundo a vanidad “en esperanza”. Toda la vanidad de este mundo tiene la intención de despertarnos a los horrores de haber cambiado la gloria de Dios por otras cosas y hacernos depender, no de nosotros mismos, sino de Dios quien resucita a los muertos (2 Corintios 1: 8-9) y restaura la gloria (Romanos 8: 18-19).
Sigan leyendo. Versículos 21 y 22: “…porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción [i.e., vanidad] a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”. Pablo ilustra las miserias, vanidades y los dolores de la creación; como dolores de parto antes de la resurrección, cuando todo el dolor de nuestros desordenados cuerpos y sexualidad, será reemplazado por la gloria de Dios entre su pueblo.
Pablo incluso aborda la acusante pregunta que planteamos la semana pasada: Ciertamente, si toda esta miseria, todo este desorden y toda esta disfunción es debida a que fuimos sentenciados por Dios a que Dios nos haya entregado al producto de nuestra impiedad, ¿Entonces no quitaría él la miseria, el desorden, la disfunción y el dolor de sus hijos que están arrepentidos y creen en el evangelio? En el versículo 23 da su respuesta: “y no solo ella [es decir, no solamente “toda la creación gime”], sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”
La respuesta es: ‘No, Dios no libra a su pueblo de una vez por todas de la vanidad de esta caída y sentenciada creación’. Él cambia los efectos de su juicio en instrumentos de gracia para su pueblo (Romanos 8:28). Y nos salva por etapas. “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5: 9-10). Ahora tenemos perdón para el pecado; después seremos liberados de todos los pecados. Ahora tenemos reconciliación con Dios; después tendremos una completa intimidad. Ahora tenemos las primicias y la entrega del Espíritu Santo; después tendremos la cosecha completa de su poder y su presencia. Ahora se nos sana algo (de nuestros desórdenes sexuales); después tendremos una total sanidad. Ahora vemos su belleza oscuramente a través de un cristal; después veremos cara a cara. Ahora tenemos paz con Dios; después tendremos perfección. Ese es el significado de Romanos 8:23.
¿Qué es “natural”? El punto de todo esto es que, sean los orígenes del desorden homosexual en nuestra sexualidad físicos, sociales o personales, nada lo definirá como “bueno”, “natural” o “normal”. En un mundo donde Dios es el Creador y Diseñador de la Vida, “natural” significa en sincronía con los propósitos y diseños de Dios, no solo algo que tiene origen físico. El hecho de que algo tenga raíces físicas no lo hace correcto. Las tendencias agresivas que son ocasionadas por desórdenes físicos pueden llevar a un comportamiento violento, pero no las justificamos. Las tendencias apáticas ocasionadas por problemas físicos pueden llevar a la holgazanería y la negligencia, pero no las justificamos. Las tendencias frenéticas pueden llevar a la alteración y a obsesión con el trabajo. Una inclinación a la melancolía puede llevar a pensamientos de suicidio. Una inclinación a la ansiedad puede llevar a la paranoia. Las tendencias adictivas pueden llevar al alcoholismo, a enviciarse con el juego o al mortífero cigarro. Una leve desesperación en el umbral puede llevar a un arranque de ira. Fuertes deseos sexuales pueden llevar a la lujuria, o a la pornografía, o a la fornicación, o al adulterio, o a la poligamia.
En otras palabras, en un mundo donde los efectos del pecado contaminan las raíces de la naturaleza y desordenan todas las áreas de la vida, no podemos definir como bueno y natural a algo que tenga raíces físicas. Debe existir una norma más elevada que la que establece esta naturaleza caída. Existen muchas anomalías en este mundo que son ocasionadas por problemas físicos. Por tanto, el hecho de que algo tenga una base u origen físico, no es motivo suficiente para justificarlo y definirlo como natural o bueno.
¿Cómo pues viviremos y amaremos en este mundo desordenado? A riesgo de simplificar y excesiva y selectivamente, permítanme tratar de darles algunos breves consejos bíblicos en cuanto a la dimensiones personales, familiares y sociales de la homosexualidad.
Consejos Bíblicos para quien Tenga deseos Homosexuales
Primero, unas cuantas palabras a aquellos de entre nosotros que tengan deseos homosexuales.
1. Reconozcan la presencia y el dolor de una sexualidad desordenada, teniendo en cuenta la ambigüedad de sus causas, tal como a los otros desórdenes y discapacidades. No defina la personalidad que Dios le ha dado, por su sexualidad desordenada.
2. Ponga su fe solo en Cristo, para que le sean perdonados todos sus pecados, para que reciba el regalo de la justicia de Dios, y para que Dios cumpla sobre usted todas las promesas que ha hecho (Romanos 1: 16-17). El único pecador que puede luchar exitosamente contra sus pecados, es en que está justificado. En otras palabras, usted lucha contra sus pecados sexuales desde su relación con Cristo y no para alcanzar una relación con Cristo.
3. Comience a reordenar su vida completa en torno a la centralidad de la gloria de Dios como su más alto tesoro. El pecado de la homosexualidad, como todos los otros pecados, es un resultado del cambio de la gloria de Dios por otras cosas. Así que vuelva a poner el sol que es la gloria de Dios en su lugar, en el centro de su alma y todos los planetas de sus deseos comenzarán a retornar a la órbita que Dios les dio.
4. Decida vivir una vida casta, en el celibato si es necesario, por el poder del Espíritu de Dios, con la confianza de que si Dios no le sana ahora, lo hará en la era venidera; y toda la paciencia en pos de esta pureza valdrá la pena (Romanos 8:18). Quisiera que Dios le conceda a todas las personas solteras (y casadas) en Bethlehem, una pasión por la pureza.
5. Busque amistades sanas con ambos sexos, especialmente en grupos. Aquí la carga descansa completamente sobre la iglesia para que sea un lugar donde esto pueda ocurrir. No estamos haciéndolo muy bien y por eso estoy instando -especialmente a las familias- a salirnos de nuestras costumbres e invitar a personas (especialmente personas solteras) a cenas y a otras reuniones. Mientras más hagamos las cosas en grupos, en lugar de en parejas, más oportunidades creamos para relaciones no sexuales sanas.
6. Probablemente no necesito decirles que hay ministros que son como baluartes en nuestras ciudades, que tienen una perspicacia, experiencia, apoyo y consejos bíblicos de una profundidad para la conciencia que va más allá de lo que la mayoría de nosotros puede aportar. Esto puede ser algo que Dios utilizaría en sus vidas.
7. Tome una posición audaz y compasiva a favor de la verdad, como hizo Joe Hallett, mantenga en pie los propósitos de Dios para la sexualidad humana, es decir, como expresión del amor de Cristo por la iglesia representada en el pacto de amor del matrimonio entre un hombre y una mujer.
Consejo Bíblico a los Padres
Permítanme ahora decir unas cuantas palabras a los padres.
1. Para los padres cristianos, los hijos rebeldes son más dolorosos que la muerte de un hijo. Porque usualmente la muerte no es intensificada por sentimientos de culpa, fracaso o vergüenza. Es imposible conocer a ciencia cierta cuántos de los sentimientos experimentados en estas situaciones son legítimos. La única esperanza para los padres es el evangelio, que cualquier cosa que hayamos hecho con mediocridad se nos perdona al confiar en Cristo, por una justicia que no es nuestra (Romanos 1: 16-17).
2. Si conocemos nuestros defectos, debemos confesarlos a nuestros hijos y buscar que nos perdonen.
3. Si tenemos hijos adultos con deseos homosexuales, debemos amarlos, orar por ellos y decirles verdades bíblicas cuando estén aptos para oírla.
4. En el compañerismo de la iglesia, escudriñen las Escrituras y busquen consejos en relación al problema increíblemente complejo y doloroso de la relación con los hijos, si éstos siguen viviendo en el pasado.
5. Si sus hijos son todavía pequeños o están por nacer, percátense de que, en gran medida, la salud de la sexualidad de ellos depende de la salud con que ustedes los atiendan, los enseñen, estén en contacto con ellos y los amen. Esto se los digo especialmente a ustedes, padres. Tanto para niños como para niñas, el desarrollo de una sexualidad saludable depende más de la fuerte, amorosa y piadosa figura masculina en sus vidas (más que la figura femenina) aunque ambas son muy importantes. Se puede demostrar bíblica, experimental y psicológicamente que el papel del padre (o de algún hombre importante) es primordial para el normal desarrollo sexual de chicos y chicas.
Si usted se pregunta cuál es la sexualidad normal y saludable, qué significa para un niño crecer para volverse hombre y no mujer y qué significa para una niña crecer para volverse mujer y no hombre; si se pregunta esto, le ruego que piense en ello. He hecho lo mejor para responder ésta pregunta en ‘What’s the Difference: Manhood and Womanhood Defined According to the Bible’, [Crossway, 1990]. Además, le pediría que leyera el capítulo 17 escrito por George Rekers, en ‘Recovering Biblical Manhood and Womanhood’, [Crossway 1991].
Hablen la Verdad con Amor
Finalmente, unas breves palabras acerca de los temas sociales que rodean esta controversia de la homosexualidad, entiéndase: el matrimonio, los compañeros de cuarto, la vivienda, el empleo, la paternidad, la adopción, la educación, la diversidad de entrenamiento y el multiculturalismo. Cada uno de estos asuntos requiere una reflexión seria. No pienso que las respuestas sean fáciles. Y los exhorto a reflexionar, estudiar, orar y debatir. ¿Cómo una sociedad democrática, que está constitucionalmente gobernada y determina sus valores moldeando sus leyes alrededor de esos valores, preserva los derechos inalienables de “vida, libertad y búsqueda de la felicidad” mientras limita los comportamientos destructivos y protege a las minorías de las hostilidades de las mayorías? Estas no son preguntas fáciles y exigen lo mejor de nuestro razonamiento, no frases lapidarias o anuncios estridentes.
Ofreceré una directriz y una declaración a modo de conclusión. La directriz es ésta: normalizar el mal comportamiento, respaldar el mal comportamiento y entorpecer “el repliegue reflexivo” ante la mala conducta es, a largo plazo, dañino para las personas y destructivo para la sociedad. Un ejemplo: normalizar y respaldar el comportamiento homosexual debilitará profundamente la frágil norma del matrimonio heterosexual comprometido por largo tiempo y la crianza de niños, que son unidades esenciales para la supervivencia social.
Mi declaración a modo de conclusión es ésta: Dios no nos ha llamado a ganar las elecciones, sino a ganar almas, corazones y mentes; no nos ha llamado a controlar el Congreso, sino a predicar el evangelio; no nos ha llamado a ser prudentes, sino a decir la verdad; no nos ha llamado a evitar el conflicto, sino a amar a todos (1ra a los Tesalonicenses 3:12). Así que, hablemos la verdad con amor, confiándole nuestra causa a Dios y manteniendo la gloria de Dios en el centro de nuestras almas, para que todos los planetas de nuestras pasiones sean empujados hacia sus respectivas órbitas.