El nuevo mandamiento de Cristo: que como Yo os he amado, así también os améis los unos a los otros
Entonces, cuando salió, Jesús dijo: "Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en El. 32 Si Dios es glorificado en El, Dios también le glorificará en sí mismo, y le glorificará enseguida. 33 Hijitos, estaré con vosotros un poco más de tiempo. Me buscaréis, y como dije a los judíos, ahora también os digo a vosotros: adonde yo voy, vosotros no podéis ir. 34 Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros".
Un Sermón de Transición
Este sermón es una transición.
- Es una transición del verano al otoño
- Es una transición de un año de mensajes tópicos sobre el matrimonio y la regeneración y los pecados espectaculares hacia una nueva y extendida exposición del evangelio de Juan.
- Es una transición desde el fruto del servicio en las relaciones interpersonales hacia la raíz del mismo Siervo quien es un modelo de servicio para nosotros y quien lo hizo posible por su sangre.
- Es una transición desde un descanso de los grupos pequeños en verano hacia una participación renovada y más fuerte en los grupos pequeños en Bethlehem.
Permítanme hacer un comentario acerca de esta transición antes de que vayamos hacia nuestro texto. Desde que terminamos Romanos a finales del 2006, nos hemos enfocado fundamentalmente en temas cruciales que los ancianos consideraban importantes para nosotros como iglesia. Ahora es tiempo de volver nuevamente a una nueva temporada de mensajes expositivos. Esta semana pasada escribí el artículo Taste & See [Prueba y Ve] acerca de por qué ese modo de predicación es importante y por qué volvemos nuestra atención hacia el evangelio de Juan. La próxima semana tendré más para comentar en ese sentido, cuando comencemos en el principio del libro.
La Cultura Relacional y el Evangelio de Juan
Hoy saltamos hasta el centro del evangelio de Juan, al capítulo 13 porque este texto es una transición desde lo que hemos estado hablando con relación a la cultura relacional de Filipenses 2:4 (haya, pues, en vosotros esta actitud que es humilde y que considera a los demás como más importante que a ustedes mismos y no solo busca su propio bien, sino el bienestar de los demás), una transición desde ese fruto de amor hacia la raíz misma del amor: Jesucristo, quien lo personificó y lo hizo posible al poner su vida por sus ovejas. Si comprendo correctamente el evangelio de Juan, nunca avanzaremos demasiado en esta nueva serie de mensajes sobre el tema de amarnos unos a otros.
Juan 13:34 es una transición desde el enfoque en la cultura relacional de amarnos unos a otros hacia el libro del Evangelio de Juan. Nos da una oportunidad dorada, a medida que comenzamos juntos el otoño, para hacer ondear el estandarte de la vida de los grupos pequeños en Bethlehem. Si Bethlehem esla iglesia de todos, entonces ustedes necesitan conocer que nosotros, los responsables de sus almas ante Dios, creemos que Dios nos ha guiado a pastorearles ampliamente mediante su participación en los grupos pequeños.
Los Grupos Pequeños: Parte de Nuestra Vida Orgánica
Los pequeños grupos no son creaciones autónomas en Bethlehem, son parte de una vida orgánica que viene desde los ancianos y del cuerpo pastoral hasta los líderes entrenados y responsables de grupos pequeños y las personas. Parte del pastorado ocurre en grandes grupos como este, y en clases que son impartidas, y en esfuerzos ministeriales donde la gente se une, y en amistades espontáneas. Pero el plan de sus líderes es que ustedes sean cuidados y atendidos fundamentalmente mediante el flujo orgánico del pastorado en los grupos pequeños.
Por esta razón hacemos todo lo que podemos para ayudarles a relacionarse con un grupo así, y esta es la razón por la que dedicamos este domingo de cada otoño a ese esfuerzo. Así es como una iglesia grande se vuelve pequeña. Así es como las iglesias impersonales se vuelven personales. Así es como un punto de proclamación se vuelve una red de relaciones interpersonales.
No es Una Idea Nueva
Siempre ha sido así. Los grupos pequeños no son una idea nueva. Cuando se añadieron 3000 personas a la iglesia en Hechos 2, asistían al templo y partían el pan en sus casas. Pronto ese número en la iglesia era de más de 10 000 (5000 hombres más mujeres y niños, en Hechos 4:4). La clave desde el principio fue una combinación de grandes asambleas y pequeñas comunidades. Hay aspectos cruciales de la obediencia cristiana que corresponden a cada uno de esos. Oro para que ustedes sean obedientes a nuestro liderazgo y nos ayuden a cuidarles de esta manera.
“Un Mandamiento Nuevo os Doy”
El versículo en que quiero enfocarme está en Juan 13:34: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”. Estoy pasando por alto algunos asuntos gloriosos en los versículos 31-35. Más adelante los veremos, Dios mediante. Hoy solo hay tiempo para un versículo y una pregunta: ¿Qué hay de nuevo en el mandamiento de amarnos unos a otros?
Oro para que el mismo Jesús hable en este mensaje acerca de su mandamiento a Bethlehem de que nos amemos unos a otros. Sumerja su mente ahora en este texto conmigo, y permitan que la mente de Cristo, la actitud de Cristo, saturen su mente. Así es como somos transformados. La Palabra de Dios revela al Hijo de Dios y a la gloria de Dios por el Espíritu de Dios, y somos transformados (2da a los Corintios 3:18). Esto es un milagro, si no lo creyera, no sería un predicador de esta Palabra, tiene un poder mucho más allá de mí.
Los Cristianos Están Bajo Autoridad
Juan 13:34: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”. Si usted es un seguidor de Jesús, un cristiano, un hijo de Dios mediante la fe en Cristo, es una persona bajo autoridad. Usted no se pertenece. Ya no es quien toma las decisiones. Jesús es, para usted, más que el Señor de su vida, pero no es menos. Viene a usted con algo más que mandamientos, pero no menos. Usted es una persona cuya vida está definida por la voluntad de otro, a saber, Jesús. Usted quiere lo que él desea.
Y en este versículo él desea y manda que nos amemos unos a otros, que sus seguidores se amen unos a otros: “Un mandamiento nuevo os doy”, no es una nueva sugerencia, o una nueva idea, o una nueva posibilidad, o una nueva opción de vida, sino un nuevo mandamiento.
¿Qué Hay de Nuevo en Este Mandamiento de Jesús?
La pregunta que ha guiado todo mi estudio en este mensaje es ¿Qué hay de nuevo en el mandamiento de amarnos unos a otros?: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros”. Veo dos respuestas implicadas en este versículo. La clave para la respuesta se encuentra en las palabras de la segunda mitad del versículo: “…que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”. La novedad del mandamiento de amarnos unos a otros se encuentra en las palabras: “como yo os he amado”.
Veo dos maneras en que el mandamiento de amarnos unos a otros es nuevo en esas palabras. Primero, el mandamiento es nuevo porque es un mandamiento a vivir el amor de Jesús. Segundo, el mandamiento es nuevo porque es un mandamiento a vivir en el amor de Jesús. Las palabras “como yo os he amado” representan un modelo para nuestro amor por los demás y representan un poder para nuestro amor por los demás.
Amarnos unos a otros no es un mandamiento nuevo per se. Ya estaba en el Antiguo Testamento (Levítico 19:18: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”). Lo nuevo es que Jesús es ahora el modelo o patrón por el que vivimos y el poder en que vivimos. Veamos estos dos tipos de novedad.
1) Jesús, Nuestro Modelo: Viviendo su Vida
La base del primer tipo de novedad (Jesús como nuestro modelo) se encuentra primeramente en Juan 13. Vea lo que Jesús hace al comienzo mismo de este capítulo para proveer un ejemplo de lo que quiere decir cuando dice: “…que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”. Juan 13:1 y siguientes:
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin [el amor de Jesús por nosotros está a punto de ser demostrado…], se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida [esto es Filipenses 2:3, considerando a los demás como superiores a sí mismo mientras desempeña el papel de esclavo…]. 12 Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. 15 Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
Así que aquí tenemos a Jesús representando un modelo del amor. De modo que cuando llegamos al versículo 34 y dice: “…que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”, no tenemos que ir averiguando qué quiso decir con “como”: «Como yo les he amado en el modelo que acabo de representar». El versículo 15 dice: “Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. Y el versículo 34 dice: “que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”. Así que el modelo de amor a seguir es claro.
a) Poniendo de Lado el Estatus y Volviéndonos Siervos
Así es como debemos amarnos unos a otros en Bethlehem. Implica al menos dos actitudes. Una es dejar de lado el estatus y el rango y el prestigio y los privilegios y tomar la forma de siervos, esto es lo que dijo Filipenses 2:7, y es lo que Jesús hace aquí. Versículo 14: “Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros”. En virtud de mi estatus y privilegio como Señor y Maestro, no estoy obligado a lavar sus pies. Pero les considero como más importantes que a mí mismo, y les sirvo.
b) Involucrándonos en Obras de Utilidad Práctica
Así que la primera parte del modelo de Jesús es que él pone de lado su rango y privilegios para servir a otros. La segunda parte de ese modelo es que este amor incluye las obras de utilidad práctica. En esos días casi todos caminaban. Las carreteras y caminos estaban sucios. Probablemente no hubiera medias para los pies, ni aceras. Los pies de todos estaban más o menos apelmazados con suciedad. Había que hacer el trabajo sucio. Jesús lo hizo por aquellos que debieran estar haciéndolo por él. Depuso su derecho. Y sirvió.
El nuevo mandamiento es que miremos este modelo, que veamos actuando así a nuestro Señor y Maestro y Salvador, y que le sigamos. Que vivamos la vida que vemos en Jesús.
2) Jesús, Nuestro Poder: Viviendo su Amor
Esto nos deja con otra perspectiva de la novedad de este mandamiento de amarnos unos a otros. No lo llamé representando, sino: viviendo el amor de Jesús. Cuando Jesús dice que el nuevo mandamiento de amarnos unos a otros es un mandamiento de amarnos como él nos ha amado, dirige nuestra atención no solo al modelo de amor que seguimos, sino al poder de amar que necesitamos.
Vea de dónde obtuve esta idea. Si usted busca en el evangelio de Juan el paralelo verbal más cercano a las palabras del versículo 34 (“que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”), el paralelo más cercano está en Juan 15:12: “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado”. Pero aquí, en lugar de representar un modelo a seguir, Jesús describe una conexión consigo mismo que da el poder de amar.
Así que la novedad del mandamiento de amar como Jesús no solo está en el modelo de su comportamiento, sino en su conexión o relación con un poder vital, en nuestra conexión a ese poder al estar conectados con él. Lea tres versículos antes en Juan 15:9-10: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”.
La Clave del Amor de Jesús
Jesús dijo que la clave de su amor era su relación con Dios el Padre: “permanezco en su amor” (versículo 10). Jesús vive en unión perfecta y constante con el Padre. El efecto es que el amor del Padre va hacia Jesús y vive allí como un poder divino para amar. Entonces Jesús dice al final del versículo 9: “permanecer en mi amor”. Así que él permanece en el amor del Padre y nosotros debemos permanecer en el amor de él.
Así es como podemos amarnos unos a otros como él nos ama. Él nos ama al permanecer en amor del Padre. Nosotros nos amamos unos a otros al permanecer en el amor del Hijo, que es el amor del Padre.
Permaneciendo en Jesús
Podemos ver la imagen que Jesús tiene en mente en el versículo 5: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer”. De aquí obtuve la idea de un poder. “separados de mí” dijo Jesús, «tienen poder para hacer nada». No tienen poder para amarse unos a otros como les mando a amar, si no permanecen en mí como yo permanezco en el Padre.
Así que la novedad del mandamiento de Jesús no está solo en que Jesús se ha vuelto nuestro modelo de amor al representar el papel de un sirviente, sino en que Jesús también se ha vuelto nuestro poder para amar, al permanecer él mismo en el Padre, de modo que cuando permanecemos en él se nos da el mismo amor del Padre con el cual amarnos unos a otros.
Confiando en Jesús y Atesorándole
Y si usted se pregunta qué significa permanecer en Jesús en cada momento, significa confiar en él en cada momento para satisfacer todas nuestras necesidades y ser nuestro supremo Tesoro. Y cuando confiamos en que él satisfará todas nuestras necesidades, somos liberados y capacitados para humillarnos y satisfacer las necesidades de otros.
Lo que nos deja una última pregunta: ¿Cómo podemos confiar en que él satisfará todas nuestras necesidades y será nuestro Tesoro si somos pecadores y solo merecemos la ira de Dios y no su amor?
Jesús, Nuestra Propiciación: Poniendo su Vida por Nosotros
La respuesta es dada en este mismo contexto. Justo después de decir en Juan 15:12: “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado”, dice en el versículo 13: “Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos”. Jesús no podía dejarnos solo con un modelo y solo con un poder mediante la unión con él por la fe. Tenía que ir más profundo y resolver el problema de Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”,
Nuestro problema no es fundamentalmente que no amamos como debiéramos. Nuestro problema es fundamentalmente nuestro pecado. La ira de Dios permanece sobre nosotros ¿Cómo es removida? ¿Por qué Dios deja de estar enojado con nosotros y, por el contrario, derrama su amor en nuestras vidas mediante Jesús, y nos capacita para amar? La respuesta es Juan 12:13, Jesús puso su vida por sus amigos. Jesús murió en nuestro lugar. Jesús soportó la ira de Dios que nosotros merecíamos, para que fuera satisfecha la justicia de Dios y que su amor pudiera fluir libremente mediante Cristo hacia nosotros y mediante nosotros hacia los demás.
El mandamiento de amarnos unos a otros es nuevo porque Jesús es el modelo y el poder del ese amor. Y él puede serlo para nosotros, aunque seamos pecadores, porque él quitó la ira de Dios al derramar su vida por nosotros.
Juntos en los Grupos Pequeños y en el Evangelio de Juan
Oro para que nos movamos juntos en el evangelio de Juan y en los grupos pequeños en este otoño. Hay glorias de Cristo que deben verse aquí que nunca hemos visto antes. Y hay un amor que debe vivirse en los pequeños grupos, amor que algunos nunca han probado antes. La unión de la vida en los grupos y de la vida en el evangelio de Juan será un buen matrimonio. Espero que usted venga.