La raíz (judía) nos sustenta solo mediante nuestra fe
Pero a vosotros hablo, gentiles. Entonces, puesto que yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio, 14 si en alguna manera puedo causar celos a mis compatriotas y salvar a algunos de ellos. 15 Porque si el excluirlos a ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? 16 Y si el primer pedazo de masa es santo, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ella de la rica savia de la raíz del olivo, 18 no seas arrogante para con las ramas; pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti. 19 Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. 20 Muy cierto; fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme; 21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en su bondad; de lo contrario también tú serás cortado. 23 Y también ellos si no permanecen en su incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. 24 Porque si tú fuiste cortado de lo que por naturaleza es un olivo silvestre, y contra lo que es natural fuiste injertado en un olivo cultivado, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
Algunos pudieran llamarlo una mera coincidencia. Pero no pienso que sea así, porque creo en Dios. Por tanto, digo que es una admirable providencia de Dios que nuestra porción de las Escrituras escogida para estos días, trate tan explícitamente la relación entre judíos y cristianos. Estoy pensando en Romanos 11, estoy pensando en el remolino de controversias alrededor de la película de Mel Gibson: La Pasión de Cristo, y estoy pensando en el trágico conflicto entre Israel y los palestinos, que tiene implicaciones excesivas alrededor del mundo. Dios ha designado que estemos pensando en Romanos 11 y la relación entre judíos y cristianos en la época perfecta. Y espero que todos busquemos del Señor porque pudiera darse este caso en nuestras propias circunstancias ¿Qué quiere Dios que veamos, pensemos, sintamos, digamos y hagamos?
Romanos 11:16
La última vez que miramos este texto nos enfocamos en el versículo 16: “Y si el primer pedazo de masa es santo, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas”. Argumentamos que aquí Pablo está hablando sobre la salvación de Israel en el futuro. Cuando dice, “Si la raíz es santa, también lo son las ramas,” quiere decir: Si Abraham, Isaac y Jacob (la raíz) están escogidos y separados para Dios en una relación de pacto especial, las ramas también lo están(o sea, todo Israel en un tiempo futuro).
Parte de la base para interpretar de esta manera el versículo 16 era el versículo 28 (paralelo al texto anterior): “En cuanto al evangelio, son enemigos [los judíos] por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección de Dios, son amados por causa de los padres”. En otras palabras, por causa de los padres (la raíz) también son escogidas las ramas (la nación de manera general, que se volverá a Cristo cuando el endurecimiento temporal, mencionado en el versículo 25, sea quitado).
Romanos 11:17-20
Por tanto, hoy meditaremos en Romanos 11:17-20. Pablo ha utilizado unas palabras que parecen completamente fuera del contacto con la realidad. Y sabe que necesita afrontar el problema. Él ha dicho en el versículo 16 que “las ramas” son santas. O sea, que Dios tomará a todo Israel para sí. Todo Israel pertenece a Dios. Ellos son santos, separados para Dios como el pueblo de su pacto. Pero la realidad es que muchos de ellos no están creyendo y están siendo desgajados de Cristo. Están pereciendo. Pablo lo dice claramente en Romanos 9:3 y 27. Así que tiene que afrontar este problema y sus implicaciones.
Por tanto, después de decir que las ramas son santas, inmediatamente en el versículo 17, dice que algunas de las ramas fueron desgajadas: “Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas […]” Aquí está la realidad. Aquí está la tragedia de los días de Pablo y de nuestros días. En el versículo 26, Pablo dice que todo Israel (no cada individuo, sino el pueblo en su totalidad, cuando un día se vuelva a Cristo) será salvo; pero que por ahora, hay ramas desgajadas.
O sea, los judíos no están creyendo en Cristo y no están en alianza con el pacto en condiciones de salvación. Como dice Romanos 9:6: “Porque no todos los que descienden de Israel son Israel”. O Como dice Romanos 9:8: “No son los hijos de la carne los que son hijos de Dios”. Ser una rama del olivo natural cultivado, no garantiza que seamos parte de la savia de la raíz del olivo.
Entonces, esta es la situación: Jesús el Mesías ha venido. Ha predicado el reino de Dios a Israel. Ha confirmado y cumplido las promesas hechas a los padres (Romanos 15:8). De ahora en adelante, estar unidos al olivo (al verdadero Israel) y estar unidos a Cristo por la fe, son lo mismo. “El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12). En otras palabras, Jesús dijo a los judíos: «Si me tienen, tienen la vida». Y a la misma generación le dijo: “Todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32-33). En otras palabras, Jesús se hizo a sí mismo, el camino de salvación para los judíos de hoy. Él fue el camino para conectarnos a la raíz (la raíz de Israel que salva, que da vida). Él fue la “simiente” de Abraham (Gálatas 3:16) y la alianza salvadora con el pacto hecho con Abraham. Pero la realidad es que: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11).
Y por eso fueron desgajados. No son salvos. Ellos tienen una alianza externa con el pacto y no una alianza interna. Ellos son étnicamente judíos, pero no judíos verdaderamente espirituales. Recuerde lo que Pablo dijo en Romanos 2:28.29: “Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni la circuncisión es la externa en la carne; 29 Sino que es judío el que lo es interiormente, y la circuncisión es la del corazón, por el Espíritu no por la letra; la alabanza del cual no procede de los hombres, sino de Dios”. Por tanto, Pablo dice en Romanos 11:17: “Algunas de las ramas fueron desgajadas”. Esa es la dolorosa realidad de aquel entonces y del tiempo presente.
Pero eso no es todo. Para comprender toda la ilustración necesitamos recordar que el desgajamiento de las ramas judías resultó en el injerto de las ramas gentiles. Este es el gran misterio revelado en Romanos 11. Los gentiles se convierten en parte del verdadero Israel. Las ramas silvestres son injertadas en el olivo natural cultivado. Por ejemplo, esta verdad la encontramos en el versículo 11b: “Pero por su transgresión (la de los judíos) ha venido la salvación a los gentiles”. O sea, los judíos fueron desgajados y los gentiles fueron injertados. Y aparece nuevamente en el versículo 12: “Y si su transgresión es riqueza para el mundo, y […] su fracaso es riqueza para los gentiles”. O sea, los judíos fueron desgajados para que los judíos pudieran ser injertados. Y una vez más es declarada en el versículo 15: “El excluirlos a ellos [a los judíos] es la reconciliación del mundo”. O sea, los judíos fueron desgajados, y el resultado es que los gentiles son injertados.
Esta ilustración es la más completa referente a los días de Pablo y a nuestros días. No se trata solamente de que algunos en Israel estén desgajados. La mayor ilustración trata sobre el plan de Dios para que los gentiles sean injertados. Así que cuando los creyentes gentiles se regocijan en esta verdad, como dice el versículo 19, Pablo no los corrige: “Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado”. Así decían porque Pablo se lo había enseñado (versículos 11-12, 15). Por tanto, Pablo responde en el versículo 20: «Muy cierto. Fueron desgajadas para que tú pudieras ser injertado».
Ahora tenemos toda la ilustración delante de nosotros, la cual está llena de gloria y de peligro para los gentiles.
La Gloria Para los Gentiles
La gloria para los gentiles es obvia. Está al final del versículo 17: “Pero si algunas de la ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo […]” Aquí tenemos la gloria: los gentiles ahora participan de la “rica savia de la raíz del olivo”. Esta expresión quiere decir que ahora los gentiles están heredando las promesas de Israel. La rica savia de la raíz del olivo representa las bendiciones que fluyen del pacto hecho con Abraham. Los gentiles son ahora la descendencia de Abraham. Si usted es cristiano, usted es un heredero de las promesas dadas a Abraham.
¿Cómo ocurre? El versículo 20 explica que ellos fueron desgajados por su incredulidad, pero nosotros por la fe nos mantenemos firmes. Estamos unidos al olivo por la fe. Gálatas 3:7 lo presenta de una manera más simple: “Sabed que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham”. La fe en Cristo es el la unión con Abraham. La fe nos une a la “rica savia de la raíz del olivo” (las promesas de Dios) Pablo está asumiendo en Romanos 11 lo que nos enseñó en Romanos 4:16-17. Él dice que “la promesa” está “de acuerdo con la gracia” y está garantizada a toda su descendencia “no solo a los que son de la ley, sino también a los que son de la fe de Abraham […] 17(como está escrito: Te he hecho padre de muchas naciones) ”. Por tanto, Abraham es el padre de todos los que confían en Cristo. Tanto judíos como gentiles son ahora el verdadero Israel de Dios y heredan “la promesa” hecha a Abraham y a su descendencia de que serían herederos del mundo (Romanos 4:13).
Todas las promesas son nuestras en Cristo Jesús. Aquí vemos la gloria de esta ilustración para los gentiles. Antes, ellos no eran pueblo (Romanos 9:26; Efesios 2:12-13). Ahora ellos son el mismo pueblo de Dios. Junto con todos los judíos creyentes en Cristo, ellos son el verdadero Israel y herederos de la promesa de salvación.
El Peligro Para los Gentiles
Ahora bien, ¿qué podemos decir sobre el peligro? Dije que esta situación está llena de peligro para los gentiles. Este peligro está bien presente en la mente de Pablo. El principal interés de Pablo en estos versículos es cortar de raíz todo orgullo, arrogancia o antisemitismo que pudiera venir de la verdad referente a que las ramas judías están desgajadas para que las ramas gentiles puedan ser injertadas. Pablo siente el orgullo del corazón gentil (de nuestros corazones) listo para estallar.
Dos veces en estos versículos y una vez más en el versículo 25, Pablo nos advierte contra el orgullo de los cristianos gentiles (nuestro orgullo). Versículo 17: “Pero si algunas de la ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo, 18 no seas arrogante para con las ramas”. Luego, nuevamente en el versículo 20b: “no seas altanero, sino teme”. Pablo lo dice una vez más en el versículo 25: “Para que no seáis sabios en vuestra propia opinión”.
Este asunto es extremadamente serio para Pablo. Las más grandes verdades son las más peligrosas. Fue una gran verdad que “las ramas fueron desgajadas para que yo pudiera ser injertado” (versículo 19). Pero cuán fácilmente el corazón orgulloso y no espiritual puede volver una verdad que exalta a Dios en una verdad de auto-exaltación. El objetivo de Pablo es cortar de raíz ese orgullo.
Tres Razones Para Que los Cristianos Gentiles no se Gloríen Frente a Israel
Pablo brinda tres razones para que los cristianos gentiles no se gloríen frente a Israel. Tres razones para demostrar que el orgullo, el regocijo perverso y el antisemitismo, son completamente contrarios a la verdad.
- Nuestra vida eterna depende de la raíz judía, y no de otra.
- La fe es lo único que nos une al olivo de la salvación, y la fe, por su naturaleza y por su origen no se puede gloriar en sí misma.
- Si usted da pie al orgullo, a la jactancia y al antisemitismo, Dios le desgajará para siempre.
Solo voy a tratar una de estas razones en la conclusión, y dejaré las otras dos para la próxima semana. Estoy convencido de que la última razón levanta preguntas muy profundas sobre la seguridad eterna. Si estamos injertados en el olivo de la salvación y ligados a la savia de la raíz del olivo, ¿cómo podemos ser cortados? ¿No nos ha prometido Dios guardarnos de caer? Este tema lo abordaremos la próxima semana
Pero hoy solo tenemos tiempo para explicar una de las razones de Pablo. Versículo 18: “No seas arrogante para con las ramas; pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti”. Hoy día el antisemitismo es una realidad. Los judíos alrededor del mundo se están sintiendo vulnerables. Se sienten maldecidos si son vulnerables, pero también se sienten maldecidos si no lo son. Son odiados, si son débiles, pero también son odiados si son fuertes (históricamente así los ha tratado el mundo).
Y con toda la autoridad que puedo reclamar de las Escrituras y del Espíritu de Cristo, les llamo a no ser parte de ese antisemitismo. Pablo sintió el surgimiento de esa discriminación contra los judíos (o tal vez había escuchado de algún sentimiento antisemítico en Roma) y le hizo frente. Nosotros también deberíamos actuar así, especialmente si lo encontramos en nosotros mismos.
¿Por qué? Porque la raíz judía (los padres judíos, la Escritura judía, las promesas judías, la historia judía, el Mesías judío) nos sustenta, y no nosotros a ella. Ser cristiano significa convertirse en un verdadero judío. Ser cristiano significa encontrar su linaje en Abraham y su descendencia. Ser cristiano significa creer y amar la Torah, los escritos, y los profetas. Ser cristiano significa estar injertado en el pacto judío. El orgullo antisemita prueba que no sabemos quienes somos (o que no somos lo que decimos ser).
Cuatro Aplicaciones a Modo de Conclusión
1. Terminemos de una vez y por todas con todos los comentarios, las calumnias y las insinuaciones negativas. No relatemos bromas judías, y no las justifiquemos con: « Ah, solo es por diversión ». No usemos la palabra “judío” como verbo. No hablemos sobre ellos y de ellos en una manera estereotípica que contrarreste su personalidad. Frenemos nuestra lengua (Santiago 1:26), como vimos hace dos semanas. Este es el comienzo externo de la armonía racial (y el comienzo del fin del antisemitismo).
2. No tratemos a los judíos en base a estereotipos de grupo. Esta parcialidad la abordamos hace dos semanas. Tratemos a estas personas como quien puede sorprendernos con su peculiaridad. Tal vez podamos encontrar una entrada a su corazón.
3. Regocijémonos en la herencia judía que tenemos, y deleitémonos grandemente al mostrar como esta herencia está completa en Jesucristo. Cuando la película de MelGibson salga el 25 de Febrero, y la primera imagen que veamos sea la profecía judía de Isaías 53:5: “Más él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades”, regocijémonos en la gran verdad judía y gocémonos al compartir con el pueblo judío el cumplimiento de esta profecía en las heridas y en la manera en que Jesús fue molido. Regocijémonos en la raíz que nos sustenta.
4. Finalmente dejemos que la expresión “te sustenta” nos humille. “Tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti”. La persona que más necesita ser sustentada debe ser tarda para jactarse. Y un cristiano es una persona que ha hecho un descubrimiento profundo: que es débil, pecador y que estaba perdido y sin ayuda, por supuesto, muerto en transgresiones y pecados. Un cristiano es una persona que por gracia ha despertado de un sueño de autosuficiencia a la realidad de la dependencia. Dependencia completa de la gracia de Dios.
Cristiano, si te jactas sobre las ramas, si eres antisemita y orgulloso, no sabes quién eres. O no eres quien dices ser.
Por tanto, humillémonos ante Dios y recibamos a Cristo. Él es el único que nos conecta a la raíz salvadora de la gracia de Dios. Regocijémonos en toda nuestra debilidad porque somos poderosamente sustentados.