La fuerza de una mujer de Dios
Su esperanza está en su Dios
Transcripción de audio
“Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos” (1 Pedro 3:5, LBLA). La raíz más profunda de ser mujer, es la esperanza en Dios. La raíz más profunda de la condición de mujer cristiana. Es allí donde empezamos a definir qué es ser una mujer cristiana. La esperanza en Dios. “Las santas mujeres que esperaban en Dios solían ataviarse de cierta manera”. Una mujer cristiana no pone su esperanza en su esposo (ni en conseguir uno). Una mujer cristiana no pone su esperanza en su apariencia.
¿Te acuerdas de mi versículo favorito de la mujer de Proverbios 31? Proverbios 31:25:
Fuerza y dignidad son su vestidura;
Y sonríe al futuro.
Me encanta ese versículo. “Me estoy riendo de todo lo que venga”. Eso sí que es una mujer. No se repliega. No huye. No tiene ilusiones acerca de lo que viene. Ella sabe lo que viene y se ríe, porque las mujeres santas de aquellos tiempos esperaban en un Dios soberano que promete ayudar a la mujer siempre que ella lo necesite.
“La raíz más profunda de una mujer cristiana es la esperanza en Dios, y esto produce un árbol fuerte que enfrenta el sufrimiento sin temor”. Una mujer en Cristo conoce su Biblia, conoce su teología acerca de un Dios soberano que hace promesas, sabe de sus promesas de estar con ella, pase lo que pase. Ella toma fuerzas de esta raíz de esperanza en Dios, tan profunda y enorme, y de ella crece un tipo de árbol especial.
Esta esperanza en Dios produce una mujer sin temor. “Y vosotras habéis llegado a ser hijas de [Sara], si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temor” (1 Pedro 3:6). Esto viene de la esperanza en Dios. Hay muchas situaciones temibles en el mundo. Situaciones temibles en nuestras relaciones. Situaciones temibles con los hijos. Situaciones temibles en la salud. Situaciones temibles en el futuro. Y Pedro dice, serás hija de Sara si no temes ninguna amenaza porque eres una mujer santa que espera en Dios, y Él es soberano en todas estas situaciones temibles, y tú lo sabes, y descansas en Él, y eso quita todo tu temor.
Las mujeres cristianas maduras no son ingenuas acerca de lo que enfrentarán. “Pero aun si sufrís por causa de la justicia, dichosos sois. Y no os amedrentéis por temor a ellos ni os turbéis” (1 Pedro 3:14). Ella sabe que el sufrimiento vendrá. “Por consiguiente, los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien” (1 Pedro 4:19). La raíz más profunda de una mujer cristiana es la esperanza en Dios, y esta produce ese árbol fuerte de ausencia de temor al encarar el sufrimiento.
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