Con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros
Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; 13 soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. 15 Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 16 Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. 17 Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre.
Este es el tercero y último mensaje de esta pequeña serie de mensajes sobre el bautismo y la membresía eclesiástica. Surgió a partir de un deseo de ayudarnos a fin de resolver el asunto de cómo se relaciona la membresía eclesiástica con aquellos cuya consciencia bíblicamente informada les dirige a una conclusión diferente a la que alcanzamos la semana pasada.
El Bautismo y la Membresía en Tensión
La semana anterior traté de mostrar, a partir de las Escrituras, que el Bautismo es la inmersión de un creyente en agua, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, que expresa la unión de un creyente con Cristo, en su muerte y resurrección para novedad de vida. Pero hay muchos cristianos piadosos, que creen en la Biblia, y exaltan a Cristo que llegaron a una conclusión diferente a la nuestra cuando estudiaron la Biblia, a saber, que los hijos de cristianos debieran recibir la señal del membresía al pacto, y luego, por sí mismos, confirmar esa membresía al pacto, o perderse.
La semana anterior traté de defender el argumento de que la iglesia local es, además, tan importante a los ojos de Dios, como la ordenanza del bautismo. La iglesia local es la expresión visible de la iglesia universal. Ser excluido de la membresía en la iglesia local es algo extremadamente grave.
Estas dos verdades bíblicas crean una tensión que, ha provocado que durante los últimos cinco años o más, los ancianos hayan meditado: ¿Cómo pueden tanto el bautismo como la membresía eclesiástica ser honrados de modo que cada uno retenga su importancia bíblica?
Dónde Estamos como Iglesia
En la práctica, la pregunta se trasforma: Si los ancianos entrevistan a una persona para membresía, quien comprende erradamente el bautismo, y todo lo demás en la vida y fe de esa persona señala que realmente ha nacido de nuevo, ¿puede hacerse alguna excepción al requerimiento de membresía de que la persona sea bautizada?
Para algunos de nosotros, esto comprometería el mandamiento novotestamentario a bautizar y aprobaría la desobediencia. Para otros de nosotros, excluir de la membresía local a un creyente que genuinamente ha nacido de nuevo, compromete el significado novotestamentario de la iglesia como una expresión del cuerpo universal de Cristo.
Aquí estamos como iglesia en este tema. He tratado de expresar fielmente a los dos bandos. Quizás sea útil ver el asunto un poco más claramente si decimos algunas cosas acerca de cómo la doctrina y la práctica actualmente se relacionan con la membresía.
Como Se Relacionan Actualmente La Doctrina y la Práctica
Una de las suposiciones que tenemos como ancianos es que los requerimientos para ser ancianos son doctrinalmente muy elevados y los requerimientos para ser miembros no son elevados. No son elevados porque la membresía debe ocurrir justo después que somos reconocidos como creyentes. Cuando usted nace de nuevo, ha nacido a una nueva familia, y debe vivir en esa familia, aunque usted pueda ser un bebé en las doctrinas y vida de la iglesia. 1ra a los Corintios y Hebreos hablan acerca de los integrantes de una iglesia que son como niños cuando debieran ser maduros (1ra a los Corintios 3:1-3; Hebreos 5:11-14).
Así que asumimos que ser un miembro de una iglesia significa que hay personas que tendrán algunas ideas equivocadas acerca de muchas cosas. Y hay prácticas equivocadas que van junto a ideas equivocadas. Por ejemplo, estamos comprometidos, como ancianos, a creer y enseñar la visión donde el hombre y la mujer son complementarios: El hombre debe ser amoroso y fuerte y cuidadoso y protector y proveedor y líder a la semejanza de Cristo en su matrimonio y familia, y debe ser un líder servicial que lleve la responsabilidad de liderar en la iglesia local. Pero usted no tiene que ser complementario para ser miembro de esta iglesia. Y esto significa que habrá miembros que no solo tengan creencias equivocadas acerca de los papeles del hombre y la mujer, también tendrán equivocado su comportamiento. No creemos que nuestro trabajo como ancianos sea excluir de la iglesia a todos los malentendidos y malos comportamientos, sino enseñar y guiar y orar y trabajar para el crecimiento.
¿Puede usted estar errado acerca del Bautismo?
Para ser miembro de esta iglesia usted no tiene que creer en la elección incondicional, o en la total depravación, o en la gracia irresistible, o en la expiación definitiva de Cristo, en la perseverancia de los santos, o en la soberanía absoluta de Dios en su providencia en todos los eventos del universo, aunque los ancianos creen que todas esas doctrinas son muy importantes y las enseñarán y le guiarán a fin de ayudarle a verlas en la Biblia.
Así que usted puede ver hacia dónde nos lleva este dilema: como miembro de esta iglesia usted puede estar equivocado en la elección, equivocado en el poder del pecado, equivocado en la extensión de la expiación, equivocado en el poder de la gracia, equivocado en la perseverancia, y equivocado en la soberanía de Dios, pero no puede estar equivocado acerca del bautismo. Quizás así es como debiera ser a causa de la peculiaridad del bautismo como una dramatización única irrepetible de la conversión cristiana. O quizás debiera haber una membresía no solo para aquellos que no comprenden y siguen plenamente las doctrinas de la gracia, sino para aquellos que no comprenden y siguen plenamente la doctrina del bautismo.
Algo Mucho Mayor
Así que aquí es donde estamos. Y solo me quedan unos pocos minutos en este mensaje para hablar acerca de ese continuo desacuerdo entre nosotros ¿Qué pudiera usted decir si pudiera predicar el resto de este mensaje? He buscado ardientemente al Señor en este asunto, y mientras más he pensado en ello, más me ha parecido que esto es parte de un cuadro mucho mayor, un reto mucho mayor para nuestra iglesia.
Me parece que los líderes deben, en un momento como este, hacerse a un lado y tratar de ver toda la escena de la vida en Bethlehem, y con la ayuda de Dios resolver este asunto, no de un modo directo, sino indirecto, al cultivar un proceso de vida juntos a partir del cual, de maneras que no podemos imaginar, quizás surja la sabiduría y aparezca la convicción unida. Y cuando digo ‘cultivar un proceso de vida’, no me refiero a un pequeño proceso enfocado simplemente en este asunto del bautismo y la membresía eclesiástica. Me refiero a algo mucho mayor, me refiero al cultivo de una especie de cultura relacional en Bethlehem, que esté más intencional y radicalmente orientada al servicio, a los demás, a una cultura profunda, continua, humilde, agradecida, agresivamente preocupada y amorosa, que se acerque a la vida de otros en lugar de alejarse de ellos, comprometida con el trabajo duro y las dulces recompensas de amar a otros en la iglesia.
En otras palabras, discernir la sabiduría de cómo relacionar el bautismo y la membresía eclesiástica es parte de algo mayor, a saber, ser un cierto tipo de pueblo, tener una cultura relacional. La sabiduría para vivir bien mientras resolvemos este asunto forma parte de vivir bien en la relación de unos con otros en general. Nos volveremos sabios, visionarios, personas con discernimiento a medida que Cristo forme cierto tipo de espíritu, o atmósfera, o dinámica, o cultura entre nosotros.
“Con Toda Sabiduría”
Entonces, permítanme mostrarles de dónde obtuve esta idea en la Biblia, y a qué se parece esta cultura en la iglesia, al menos en parte, y cómo debiéramos alcanzarla más agresivamente. Veo este principio en Colosenses 3. Comencemos con el versículo 16 y veamos exactamente la frase que me guió primeramente a este pasaje: “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros […]”. Fue la frase “con toda sabiduría” la que captó mi atención. Como iglesia, esto es lo que necesitamos en nuestra siguiente etapa. Tenemos un asunto difícil que resolver y necesitamos sabiduría.
Salomón Pide Sabiduría
La sabiduría es la visión para ver a través de asuntos prácticos difíciles hasta llegar a una solución en que muy pocos pueden pensar. La ilustración más gráfica en la Biblia está en 1ro de Reyes. Cuando Salomón se volvió rey después de su Padre David, Dios dijo: “Pide lo que quieras que yo te dé”, y Salomón dijo: “Da, pues, a tu siervo un corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal. Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande?” (1ro de Reyes 3:9).
Entonces 1ro de Reyes 3:10 dice: “Y fue del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto”. Y Dios le dijo: “Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida, ni has pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti inteligencia para administrar justicia, 12 he aquí, he hecho conforme a tus palabras. He aquí, te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de ti”. (1ro de Reyes 3:11-12).
Inmediatamente dos rameras llegaron con un bebé. Las dos habían dado a luz, pero una se había dormido sobre su bebé y lo había ahogado. Ella tomó el bebé de la otra prostituta y dejó el muerto junto a ella. En la mañana, la madre del bebé vivo descubrió lo ocurrido. De alguna manera ella obtuvo acceso al rey y le dijo: «resuelve esta disputa».
Dios da Sabiduría
Para entonces, Salomón pudo haberse desesperado y decir: « ¿Cómo en el mundo ustedes esperan que yo sepa la solución con alguna certeza. Yo no estaba allí. No había testigos. No lo puedo hacer». Pero él había orado pidiendo sabiduría divina. Así que dijo: “Traedme una espada”. De modo que le trajeron una espada y el rey dijo: “Partid al niño vivo en dos, y dad la mitad a una y la otra mitad a la otra” (1ro de Reyes 3:24-26). Pero antes que pudiera suceder, la verdadera madre dijo: “Oh, mi señor, dale a ella el niño vivo, y de ninguna manera lo mates” (1ro de Reyes 3:26).
Entonces Salomón dijo: “Dad el niño vivo a la primera mujer, y de ninguna manera lo matéis. Ella es la madre” (1ro de Reyes 3:27). Eso es sabiduría. Es lo que necesitamos para este asunto y para muchos asuntos similares en nuestras vidas personales. No hay una solución aparente que podamos ver. Pero Dios tiene una.
La Sabiduría: Forjada en los Fuegos de la Comunidad
Ahora, tendríamos una conclusión incorrecta si dijéramos que todo lo que necesitamos para obtener sabiduría es una vida solitaria de solemne oración. Solo nosotros, y Dios, y la oración. La sabiduría en el Nuevo Testamento no viene así ordinariamente. Escuche estos versículos de Santiago 3:13-15:
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus obras en mansedumbre De sabiduría. 14 Pero si tenéis celos amargos y ambición personal en vuestro corazón, no seáis arrogantes y así mintáis contra la verdad. 15 Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica.
La sabiduría está marcada por la mansedumbre y la libertad de ambición egoísta, y la libertad de los amargos celos, y la libertad de la jactancia. En otras palabras, la sabiduría surge en las relaciones de mansedumbre y humildad y amor y servicio, y no en medio de los celos y el egoísmo. La sabiduría no es un logro solitario. Es un logro comunitario, corporativo o relacional. Los solitarios no son sabios. La sabiduría está dada y es alcanzada y forjada en los fuegos de las relaciones comprometidas.
La Cultura Relacional Donde Florece la Sabiduría
Así que mientras volvemos a Colosenses 3, solo tenemos tiempo para señalar cómo debiera ser en Bethlehem. El versículo 16 dice: “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros” ¿Cómo es la cultura relacional donde florece la sabiduría? ¿Qué describen los versículos del contexto?
1. Una Cultura de Paz
El versículo 15 dice que será una cultura relacional de paz: “Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo”. Esta es una paz enraizada en el evangelio. Usted puede verlo al final del versículo13: “como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. El perdón de Cristo en su muerte por nosotros, es la base de nuestra capacidad para perdonar y vivir en paz.
2. Una Cultura de Agradecimiento
Al final del versículo 15, Pablo dice que esta cultura relacional estará caracterizada por el agradecimiento: “y sed agradecidos” ¡Oh qué gran espíritu se siente en una familia e iglesia cuando la nota predominante es el agradecimiento. El agradecimiento es opuesto a las quejas o murmuraciones, y Pablo dice en Filipenses 2:14: “Haced todas las cosas sin murmuraciones”. La sabiduría surgirá en una atmósfera permeada de agradecimiento, humilde.
3. Una Cultura Rica con el Evangelio
El versículo 16 dice que la cultura relacional será abundante con la Palabra de Cristo: “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros”. A donde quiera que usted se vuelva la gente estará hablando las palabras de Cristo, no solo sus propias palabras. La sabiduría surgirá allí, porque Colosenses 2:3 dice que: “[en Cristo] están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”.
4. Una Cultura de Enseñanzas y Amonestaciones
En medio del versículo16, dice que esta cultura relacional estará permeada por la enseñanza y la amonestación mutua. Las personas no solo están juntas en los servicios de adoración, sino en pequeños locales donde se hablan unos a otros la palabra de Cristo. Se enseñan y amonestan mutuamente.
5. Una Cultura Feliz
Al final del versículo 16, dice que esta cultura relacional está caracterizada por cantar “salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones”. Es una cultura predominantemente feliz. Cantar no es solo un deber hecho porque se supone que debemos hacerlo; es “a Dios con acción de gracias en vuestros corazones”. Las canciones provienen del corazón. Son una respuesta agradecida a la gracia de Dios. Se elevan hacia Dios. La cultura relacional que da lugar a la sabiduría es una cultura que canta de corazón.
6. Una Cultura Completamente Consciente de Jesús
Finalmente, el versículo 17 dice que esta cultura relacional que da lugar a la sabiduría está totalmente consciente de Jesús, descansando en él, y exaltándole. Eso es lo que creo que significa el versículo 17: “Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre”. Háganlo todo, de palabra o de obra, en nombre del Señor Jesús. Esto es lo que quiero decir con cultura “completamente consciente” del Señor Jesús. En un ambiente donde Jesús inunda nuestras conversaciones y obras, surgirá su sabiduría.
Oren por Nosotros
Cuando regrese de las vacaciones y lancemos nuestros grupos pequeños, habrá más que decir acerca de una búsqueda agresiva de este tipo de cultura relacional. Por ahora, les pido que oren por mí. Lo digo con todo mi corazón. A menudo me pregunto: «¿Puedo liderar a la iglesia en este asunto?». Si no la tenemos como debiéramos después de veintiocho años de mi liderazgo, ¿hay alguna razón para pensar que podamos lograr algunos adelantos para los últimos siete u ocho años de mi liderazgo?
¿Orarían ustedes por mí y por el cuerpo de pastores y por todos los ancianos? ¿Y por los líderes de grupos pequeños y por los cientos de miembros que no están en grupos pequeños donde puedan nutrirse de este tipo de cultura relacional? Por primera vez, nosotros, como cuerpo pastoral, estamos comprometidos como parte de nuestro trabajo a participar en grupos pequeños unos con otros. Una de las razones para actuar así es dar un ejemplo a la congregación. Oramos para que a partir de este compromiso de alto nivel a aplicar la Palabra de Jesús a las vidas personales unos de otros, esta misma cultura relacional fluirá hacia la iglesia.