Sujetos a vanidad en la esperanza, parte 1
Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. 19 Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza 21 de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. 22 Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora. 23 Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”.
La semana pasada centramos nuestro estudio en el verso 17 donde abordamos el tema de la herencia de los hijos de Dios. En este pudimos apreciar como a todo aquel que ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador y además como su especial Tesoro, Dios le ha dado el derecho de ser llamado hijo de Dios (Juan 1:12); y si somos hijos de Dios, nos dice Pablo, “somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El”.
Además, pudimos ver cómo nuestra herencia incluye al mundo y a todo lo que está en él, pero lo más importante es que incluye a Dios mismo, lo que hace que nuestro gozo sea completo. También vimos como nuestra propia glorificación es parte de esta herencia y que no nos es dada simplemente como un beneficio más, sino que constituye la base de nuestra capacidad de disfrutar el resto de esa herencia. Si nos quedásemos en la actual condición física, emocional y espiritual, nuestra posibilidad de disfrutar el nuevo cielo, la nueva tierra y a Dios mismo, sería la mínima. Es por ello que Dios no solo nos ha prometido una herencia sin igual sino también una nueva e inmensa capacidad de disfrutarla para siempre. Y este es el significado de ser glorificado: tener la grandiosa capacidad de disfrutar la gloria eterna.
Por último, hablamos de cómo tenemos que sufrir con Cristo, para también con él recibir nuestra herencia: “… si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El” (8:17). En el día de hoy estudiaremos del versículo 18 en adelante, donde vemos que bien vale la pena padecer con Cristo. De modo que los versículos del 18 al 25 nos han sido dados con la intención de ayudarnos a perseverar en la fe, a no echar por tierra nuestra esperanza, y a mantenernos firmes en Cristo a pesar de los fracasos y los problemas de nuestras vidas. Nunca debemos permitir que decaiga nuestra esperanza en la hora de la prueba. La esencia de estos versículos es: Bien vale la pena sufrir por Cristo porque ciertamente nos conducirá a la gloria.
El versículo 18 comienza señalando: “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada”. Esto es lo que Pablo quiere que verdaderamente creamos en nuestros corazones .Usted necesita creer esta verdad con su corazón y no simplemente con su mente; porque cuando los sufrimientos vengan a su vida, necesitará una convicción y esperanza profundas para no darse por vencido para no sentirse tentado a decir: «Si este es el pago por confiar en Cristo, estoy acabado» Si rendirnos no fuera realmente una tentación, Pablo no hubiese dicho estas palabras. Pero fueron escritas para ayudarnos a mantener viva nuestra esperanza en Cristo.
Ahora escuche cuidadosamente, si usted no ha sufrido mucho, ya sufrirá. Estos versículos fueron inspirados por Dios, con el propósito de que usted sea preparado y capacitado para pelear la buena batalla de la fe y no sea vencido por el desanimo ni la incredulidad.
¿Cómo Pablo se encarga de fortalecer nuestra fe y afirmar nuestra esperanza en estos versículos, de manera que no seamos sacudidos por el sufrimiento que debemos padecer?
Nuestro Sufrimiento Visto Desde un Contexto Global
Pablo hace algo extraordinario, enmarca nuestro sufrimiento dentro de un contexto global. Digo que es algo extraordinario porque si estuviésemos buscando ayuda en nuestro sufrimiento esta pudiera no ser la vía por la cual podríamos obtener alivio o fortaleza para poder soportarlo. Sin embargo, necesitamos aprender de Dios en lugar de querer darle órdenes. De esta forma podemos aprender acerca de nuestros sufrimientos para poder decir juntamente con Pablo: «Vale la pena el sufrir por Cristo. Tenemos el poder para resistir».
Existen tres formas de enmarcar nuestro sufrimiento dentro de un contexto global. En el día de hoy estudiaremos cada una de ellas y luego, la próxima semana, estaremos repasando este mismo texto pero profundizando en la inigualable esperanza que se nos ofrece seis veces en este texto. Hoy vamos a ver cómo Pablo nos ayuda en nuestros sufrimientos al colocarlos dentro de un contexto global.
1. La Creación Entera Gime
Primeramente, Pablo nos muestra como toda la creación a una gime y se encuentra en un estado de frustración, corrupción y sufrimiento. Tres veces en el texto, Pablo se refiere a esta condición y lo hace de tres maneras diferentes. Versículo 22 “Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora”. La creación entera está gimiendo. Por tanto, no crea que su sufrimiento es único, ni que su situación personal también lo sea. Su lamento es parte del lamento de toda la creación.
Versículo 21: “La creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios”. Note que la creación se encuentra sometida a la esclavitud de la corrupción. Nuestro sufrimiento en este mundo es parte de la esclavitud de la corrupción universal, no es solo personal. Para explicarlo mejor: Nuestro padecimiento es parte del padecimiento universal. En la naturaleza podemos evidenciar un estado de decadencia, ruina, disolución y maldición. Hay algo fuera de lugar y dañino y no es solamente usted. No piense que todos sus sufrimientos se deben a algo que usted, particularmente, haya hecho.
Versículo 20 “Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza”. Esto significa que la creación entera está sometida a vanidad y no solamente la humanidad, ni solamente usted.
Así que lo primero que Pablo hace para poner nuestros sufrimientos dentro de un contexto universal y darnos una perspectiva y ayuda para poder resistir estos padecimientos es mostrarnos como toda la naturaleza está envuelta en el sufrimiento que debemos pasar para alcanzar nuestra herencia con Cristo.
2. Él Narra La Historia desde la Caída, Hasta la Venida de Cristo
Lo segundo que Pablo nos enseña es que este sufrimiento ha estado presento a lo largo de la historia y no solamente en estos últimos tiempos. Es decir, esta vanidad no solo subyuga a toda la naturaleza, sino a toda la historia, incluyendo la actual; llamada, por Pablo, en el versículo 18 “este tiempo presente”: “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada”.
Como podemos apreciar a lo largo de todo el párrafo, Pablo hace referencia a la dimensión histórica de nuestro sufrimiento. Por ejemplo, versículo 20 “porque la creación fue sometida a vanidad”, nos habla de un evento histórico de tiempos pasados. Luego el versículo 21 “la creación misma será también liberada" pone el punto final a este sufrimiento pero en el tiempo futuro. Así que entre el pasado distante y el futuro indefinido toda la historia también gime y participa en este sufrimiento. Por tanto, no piense que usted, su familia, o su vida han sido los únicos escogidos para sufrir. El lamento, la corrupción y la vanidad han permanecido en este mundo a lo largo de toda la historia y estarán presentes hasta el regreso de Cristo.
Como Pablo, en tercer lugar, nos muestra la dimensión global de nuestros padecimientos señalando el hecho de que estos tuvieron un comienzo que no fue natural, sino judicial, quizás deberíamos decir no toda la historia, sino «casi toda» la historia.
Esto es lo que quiero explicar, veamos el versículo 20: “Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza”. Aquí señala el comienzo de la vanidad, de la corrupción y del padecimiento de la creación ¿A qué se refiere Pablo? No pierdan de vista este detalle porque hasta el momento es el punto más importante.
Pablo se refiere aquí al hecho de que fue Dios quien sujetó toda la creación a vanidad, a padecimiento, y a corrupción ¿Cómo sabemos que es a Dios a quien Pablo se refiere? ¿Cómo sabemos que no fue Adán por su pecado o Satanás por haber tentado a Adán y a Eva? Sabemos que fue Dios por las palabras “en esperanza” que aparecen al final del versículo 20: “Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza”. Adán no sujetó el mundo a vanidad en esperanza ni tampoco planeó la revelación de los hijos de Dios a su debido tiempo. Mucho menos Satanás hizo ninguna de estas dos cosas.
El versículo 20 se refiere a Dios: “La creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de Aquel que la sometió, en la esperanza”, a saber Dios. En otras palabras, Pablo nos está hablando del mismo asunto abordado en Romanos 5:12 “Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron”. Cuando Adán pecó llegaron al mundo la muerte y el sufrimiento, la vanidad y el lamento ¿Por qué? Pues porque Dios así lo decretó: “El día que de él comas, ciertamente morirás”.
3. La Sujeción a Vanidad es Judicial y no solo Natural
Pablo nos conduce a una sólida, increíble y valiosa verdad: Los padecimientos de la creación no son solo naturales, son el resultado del juicio de Dios. Existe un decreto legal divino, y no simplemente una consecuencia natural de eventos físicos. Dios, debido al pecado, decretó este estado de degradación para el mundo. Por lo tanto los sufrimientos son resultado de un juicio divino y no una consecuencia natural.
La segunda ley de la termodinámica a veces llamada “entropía” plantea –el universo está decayendo, y ahora lleva inherente una tendencia al desorden, al caos– y esto no es un rasgo natural o un accidente, es parte del decreto de Dios. Desde la caída, la vanidad se ha hecho inherente al universo.
Es asombroso como muchos cristianos están tan desesperados por poner a Dios fuera de los padecimientos del mundo, que voluntariamente se están convirtiendo en deístas al tratar de mantener a Dios fuera de la ecuación. El deísta es la persona que ve al universo como una creación de Dios pero lo aleja de ella, como un reloj que anda por sí mismo sin la interferencia divina. Todo lo explican o lo ven sencillamente como una ley natural y no como un decreto divino.
Los santos de Dios no han encontrado alivio con esta visión porque no es bíblica. La visión bíblica es dada en el versículo 20 “La creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza”. La condición miserable del mundo actual (su profunda decadencia) se debe a un decreto judicial de Dios en respuesta al pecado.
El Significado De La Miseria: El Pecado Es Horrible
Por consiguiente, el significado de todas las miserias de este mundo es que el pecado es horrible. Toda la maldad natural es una manifestación del horror del pecado moral. Si usted ve en el mundo algún padecimiento tremendamente horrible, podrá estremecerse por el pecado tan horrible que se comete contra un Dios infinitamente Santo. El significado de vanidad, corrupción, y padecimiento es que el pecado (resistencia o rechazo a la gloria de Dios) es más espantoso, abominable y repulsivo de lo que podemos imaginar.
Si usted no tiene conciencia de la infinita santidad de Dios y de la terrible ofensa que constituye el pecado contra Dios, entonces verá la vanidad y el sufrimiento universal como una exageración o algo desmesurado. El hecho es que nuestras miserias y padecimientos están para enseñarnos lo abominable que es el pecado, y para mostrarnos la belleza de la redención y la esperanza.
Ahora vamos a resumir lo que hemos visto hasta ahora para entonces relacionarlo con nuestro padecimiento personal. Pablo, de tres maneras, enmarca nuestras penas dentro de un contexto global.
- Primeramente, muestra que los padecimientos del mundo son un decreto judicial de Dios, y no solamente algo fortuito o una ley de la naturaleza. Dios sujetó la creación a vanidad.
- Segundo lugar nos muestra como esta sujeción abarca toda la historia desde la Caída, hasta el regreso de Cristo. Ningún periodo de la historia escapa a este decreto de vanidad. Pero es solo temporal. Tuvo un comienzo (versículo 20), y tendrá un final (versículo 21: “La creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción”.
- Tercer lugar nos muestra que toda la creación y no solo una parte de ella, está sujeta a padecimiento. Versículo 22: “la creación entera a una gime”.
Pablo lleva nuestro dolor a una dimensión global para ayudarnos a entender nuestra situación y para que podamos soportar nuestros sufrimientos con fe y esperanza. La próxima semana estaremos profundizando en la esperanza. Pero ahora, para concluir el tema de la de la visión global del sufrimiento, notemos que el versículo 23 saca a relucir nuestra situación personal. “Y no sólo ella [refiriéndose a la creación] sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior¨.Y termino aquí porque en la próxima frase se enfatiza la esperanza.
La próxima semana profundizaremos en la esperanza. Pero esta semana dejémonos ayudar por el realismo de Pablo acerca de nuestra situación actual. Nosotros también gemimos ¿Entienden ahora su visión global? El hecho es que somos parte de ella, aun nosotros los que hemos recibido por anticipado nuestra herencia (los que tenemos un Dios soberano que obra todo para nuestro bien) aun nosotros, que hemos sido desposados con Cristo, por quienes Dios entregó a su unigénito Hijo, nosotros también gemimos bajo la maldición de la creación.
No Personalice Demasiado Su Sufrimiento
En otras palabras, no personalice demasiado su sufrimiento. No lo vea como una penalidad individual o como el resultado de un pecado especifico. Investigue su corazón en el momento del dolor, así será una persona responsable, vigilante y humilde. Pero no añada más penas al sufrimiento que ya tiene. La creación entera gime. Este es un decreto divino pronunciado para el mundo entero. Y Pablo nos enseña que aun los queridos hijos de Dios debemos sufrir con Cristo.
Así que seamos humildes y tomemos parte en este sufrimiento, conservando la paciencia y la esperanza. Porque, al igual que Pablo, consideramos que los sufrimientos de este tiempo presente no son comparables con la gloria que nos ha de ser revelada.