Tú por la fe te mantienes firme, no seas altanero, sino teme
Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ella de la rica savia de la raíz del olivo, 18 no seas arrogante para con las ramas; pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti. 19 Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. 20 Muy cierto; fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme; 21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en su bondad; de lo contrario también tú serás cortado. 23 Y también ellos si no permanecen en su incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. 24 Porque si tú fuiste cortado de lo que por naturaleza es un olivo silvestre, y contra lo que es natural fuiste injertado en un olivo cultivado, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
Como dije la última vez, Pablo da tres razones para aclarar por qué los gentiles no deberían gloriarse y ser altaneros frente al Israel no creyente. En otras palabras, Pablo está muy preocupado con el surgimiento del antisemitismo (cualquier sentimiento, actitud, palabra o acción que enorgullezca a los gentiles a expensas de los judíos). La semana pasada tratamos una de sus razones, y en el día de hoy abordaremos otra más.
Hay una razón para esta preocupación con respecto al orgullo. La verdad que Pablo enseña podría ser captada por un corazón orgulloso y convertida en una plataforma para el orgullo. ¿Cuál es esa verdad? La podemos ver en el versículo 19: “Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. Muy cierto”. Es cierto que, de la forma misteriosa en que Dios ha diseñado la historia redentora, la incredulidad de Israel es un medio de salvación para los gentiles. Y la salvación de los gentiles, a su vez, será un medio de salvación para los judíos en el futuro.
Observe la oración resumen de todo el capítulo en los versículos 30-32:
Pues así como vosotros [gentiles] en otro tiempo fuisteis desobedientes a Dios [una referencia a todos los siglos en que fueron naciones que andaban en sus propios caminos, mientras que Dios trataba principalmente con Israel] pero ahora se os ha mostrado misericordia por razón de su desobediencia [la de los judíos]”
Ese es el tema que hemos estamos viendo en Romanos 11:19-20. Por la desobediencia de los judíos al rechazar al Mesías, ahora los gentiles están recibiendo misericordia. O como dice el versículo 19:
Las ramas fueron desgajadas [los judíos rechazaron a Cristo y fueron desgajados de las bendiciones del pacto] para que yo [un gentil] pudiera ser injertado”.
Los versículos 19 y 30 tratan ese mismo tema:
¿Cómo la Desobediencia de Israel Trajo la Misericordia a los Gentiles?
Un pequeño repaso: ¿Cómo la incredulidad, la desobediencia y el desgajamiento de Israel resultan en misericordia para los gentiles? Hallamos dos respuestas en dos textos: Primero recordemos, en Mateo 3:7-10, lo que Juan el Bautista dijo a muchos de los líderes judíos fuera de Jerusalén:
Pero cuando vio que muchos de los fariseos y de los saduceos venían para el bautismo, les dijo: ¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá? 8 Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento; 9 y no presumáis que podéis deciros a vosotros mismos: “Tenemos a Abraham por padre”, Porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. 10 Y el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
En otras palabras, él está diciendo que ser judío (tener a Abraham como padre) no es una garantía de salvación. Debemos arrepentirnos y dar frutos conforme al arrepentimiento. De lo contrario, el hacha está puesta a la raíz y podemos ser cortados de las promesas del pacto (vea el cuadro similar que muestra Romanos 11:17ss). Pablo ve una objeción surgiendo en la mente de los judíos y dice: “No presumáis que podéis deciros a vosotros mismos, tenemos a Abraham por padre”. En otras palabras: « no confíen en su descendencia física de Abraham para salvarse. Y no piensen que Dios está centrado solo en los descendientes físicos de Abraham para hacer un pueblo para sí». Dicho de otro modo: «no piensen que Dios tiene que salvarles, porque de otra manera no tendrá un pueblo de pacto y no podrá cumplir sus promesas. No levanten esa objeción. ¿Por qué? “Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras”. Si el Israel natural es cortado por el hacha, o desgajado por la incredulidad, no piensen que Dios está sin un pueblo que le adore. Él los levantará de las piedras».
Y así ha obrado Dios para salvar a los gentiles. Por tanto, podemos ver cuán ventajoso fue para las piedras, que Israel, de hecho, se rehusara a arrepentirse y a creer en su Mesías. Dios se volvió a los gentiles. Él aplicó la promesa del nuevo pacto a las naciones, quitó sus corazones de piedra y les puso corazones de carne (Ezequiel 11:19; 36:26), y está atrayendo las naciones a sí mismo mediante una obra de gracia soberana. Por tanto, la primera respuesta a la pregunta: ¿cómo la desobediencia de Israel trae misericordia a los gentiles?, es: El propósito de Dios es tener un pueblo que alabe y adore a su Hijo, y si Israel no hace, Dios creará su pueblo a partir de las piedras gentiles.
La segunda respuesta viene de Romanos 3:19-20:
Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios. 20 Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él.
Aquí lo importante es que la ley de Israel cierra la boca del mundo (judío y gentil). La ley silencia todas nuestras objeciones con respecto a que Dios es injusto al castigarnos. Todos sabemos que somos culpables y no tenemos nada que exigir en el tribunal de Dios.
El papel de Israel en esta acusación global es que ellos son la demostración “A” de que la ley no puede salvar. Ellos tenían la ley. Fue dirigida a ellos. Fueron favorecidos con toda clase de bendiciones junto con la ley. Pero no pudieron estar a la altura de tan altas demandas de la ley. Y por tanto, ninguna justificación podía venir por la ley (v.20). Israel fue un libro de lecciones para las naciones: los gentiles vimos en la incapacidad de Israel la imposibilidad de guardar la ley como un medio de justificación y descubrimos que la única esperanza es solamente por gracia, mediante la fe, y sobre el fundamento de Cristo. Y de esta manera, la caída de Israel ante la Piedra de tropiezo de la gracia y la fe en Cristo, nos abrió la puerta. Vimos que es inútil hacer hincapié en las particularidades humanas y en los privilegios preferenciales de determinados grupos, incluso de los judíos. ¿Cuánto más vano será hacer este hincapié en relación a los gentiles? Así que la caída de Israel nos ayudó a ver que todo es por gracia. Corrimos hacia Jesús y fuimos salvados.
Por tanto, Romanos 11:19 y 11:30 se hicieron realidad de estas dos maneras. Las ramas judías fueron desgajadas del olivo del pacto para que nosotros, las ramas gentiles, pudiéramos ser injertados. O como dice el versículo 30: “se os ha mostrado misericordia por razón de la desobediencia de ellos”.
- La desobediencia de Israel indica que Dios se volvió a las “piedras” gentiles para hacer un pueblo para sí.
- El fallo de Israel para tener una justicia basada en la ley nos mostró que la salvación debe ser solamente por gracia, mediante la fe y sobre el fundamento de Cristo, por tanto también los gentiles podían ser incluidos.
Y para estar seguros de que tenemos la síntesis de toda la ilustración en los versículos 30-31, tenemos que comprender que esta misericordia mostrada a los gentiles resultará en la salvación futura de Israel. Versículo 31: “Así también ahora éstos [los judíos] han sido desobedientes, para que por la misericordia mostrada a vosotros, también a ellos les sea mostrada misericordia”. Así que la salvación de los gentiles no es el fin de la historia, como si Dios hubiera terminado con Israel. Todo Israel (o sea, alguna generación futura de Israel) se volverá a Cristo y será salva, por la misericordia mostrada a los gentiles. Su desobediencia conduce a nuestra salvación y nuestra salvación conducirá a su salvación.
Tengamos Cuidado de No convertir la Más Humilde de las Doctrinas En un Motivo De Jactancia
Ahora, toda esta verdad tiene la intención de destruir la jactancia y convertir a judíos y gentiles en personas humildes, quebrantadas, y dependientes de la misericordia de Dios. Pero todos somos pecadores y nuestro orgullo puede encontrar razones para la jactancia incluso en la más humilde de las doctrinas. Ese es el cuidado que Pablo está refiriendo aquí. Y cuán crucial es para nosotros (los que creemos que la verdadera doctrina realmente importa) poder percibirlo. Démonos cuenta de que una persona puede tomar las más humildes de las doctrinas y usarlas como fundamento para la jactancia.
En este texto, Pablo advierte que esa jactancia está a punto de germinar (o tal vez ya esté tomando lugar). Versículo 19: “Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. 20 Muy cierto; fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme; 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará”. Aquí el cuidado principal es: “No seas altanero”. En otras palabras: « No te jactes sobre las ramas desgajadas. No hables del Israel no creyente de forma que te exalte. Habla de ellos con temor y sobrecogimiento a causa de la soberanía de Dios para salvarte. No seas altanero, sino teme, ponte en pie con sobrecogimiento y temblor porque eres salvo solo por misericordia».
Si Continuamos Jactándonos, También Seremos Desgajados
Ver a Israel en su incredulidad y perdición debiera producir temblor, no burla. Pero en aquel entonces, estaba a punto de producir orgullo y jactancia. Así que Pablo dio tres razones para aclarar por qué esta conducta era completamente incorrecta. La última vez consideramos la primera razón: Versículo 18b: “Recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti”. La razón que queremos tratar hoy se encuentra en el versículo 21: “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará”. ¿Qué significa esta expresión? El versículo 22 explica: “Mira, pues la bondad y la severidad de Dios; severidad para los que cayeron, pero para ti bondad de Dios si permaneces en su bondad; De lo contrario tú también serás cortado”.
La segunda razón que quiero tratar sobre por qué es mejor no jactarnos sobre las ramas desgajadas (por qué es mejor que evitemos todo antisemitismo) expresa que si continuamos jactándonos de esta manera, nosotros mismos seremos cortados (Versículo 22b: “También tú serás cortado”).
¿Cómo Encaja esta Advertencia Con la Perseverancia de los Santos?
La pregunta principal, que quiero abordar aquí, se refiere a cómo esta advertencia encaja con la enseñanza bíblica de la seguridad eterna y la perseverancia de los santos. ¿Podemos enseñar que un genuino creyente en Cristo (una persona que ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios y está justificado por la fe) debería ser advertido de esta manera? ¿Implica esa advertencia que Pablo creyó que los creyentes genuinos (personas regeneradas y justificadas) podían perecer?
Mi respuesta es que sí, nosotros deberíamos usar esa clase de advertencias cuando hablamos a la iglesia que tiene en sí creyentes genuinos y creyentes falsos; y no, esto no implica que Pablo pensó que los creyentes genuinos podían perder su salvación ¿Cuál es nuestro fundamento para estas razones?
El fundamento es que las dos respuestas están en la Biblia: La Biblia enseña que Dios hará que su pueblo escogido persevere hasta el fin en la fe (no en una fe perfecta, y no sin luchas); y la Biblia advierte a los cristianos en general que si permiten que su fe naufrague, estarán perdidos. La razón por la que este fundamento no es inconsistente es que esa advertencia es uno de los medios que Dios usa para mantener a su pueblo fiel hasta el final.
Cuando Dios da una advertencia, como “No seas altanero”, no te jactes sobre los judíos no creyentes (versículos. 20 y 18), “de lo contrario también tú serás cortado” (versículo 22), los verdaderos creyentes la toman de corazón y se mantienen en temor. Ellos temen. Se estremecen ante lo frágil que son, ante lo dependientes que son de la gracia, ante lo importante que es su autenticidad, la cual deben confirmar mediante su conducta. De esta manera la advertencia sirve para guardarles de caer.
Por otra parte, los hipócritas en la iglesia (los de falsa apariencia, las personas que no son realmente espirituales y solo están yendo tras las emociones religiosas) no tiemblan humildemente ante las advertencias de la Biblia. Ellos, incluso, pueden usar la doctrina de la seguridad eterna, o la perseverancia, para justificar su indiferencia hacia estos textos.
Asegurémonos de poder ver que la Biblia verdaderamente nos enseña que Dios mantendrá a los suyos y, aunque a menudo ellos puedan tropezar en esta vida, él no les dejará caer completamente, ni abandonar la fe. Esta promesa es parte del Nuevo Pacto referido en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, en Jeremías 32:40 dice: “Haré con ellos un pacto eterno, por el que no me apartaré de ellos, para hacerles bien, e infundiré mi temor en sus corazones para que no se aparten de mí”. Dios obrará profundamente y de una manera transformadora en los corazones de su pueblo para que siempre regresen a él como su tesoro sobre todos los ídolos de este mundo.
Luego, en el Nuevo Testamento, encontramos esta misma enseñanza:
Filipenses 1:6: “Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús”.
1ra a los Corintios 1:8-9: “El cual [Cristo] también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro”.
En otras palabras, si él le llamó, su fidelidad le obliga a sustentarle y mantenerle. Vea Judas 1:24-25 y 1ra a los Tesalonicenses 5:23-24.
Romanos 8:30: “Y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó”.
No dice: «Glorificará a algunos de los que justificó». Sino que dice: “A los que justificó. A ésos también glorificó”. Hay una sólida convicción de que si estamos justificados por gracia mediante la fe en Cristo, seremos glorificados”. Dios es fiel y nos mantendrá creyendo.
¿Qué Hay de Los Que Parecían Ser Cristianos Pero se Alejaron de la Fe?
¿Qué hay de los que parecían ser cristianos pero se han apartado de la fe, y nunca han regresado? El apóstol Juan escribe sobre ellos de esta manera en 1 de Juan 2:19:
Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros hubieran permanecido entre nosotros; pero salieron a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros.
Aquí está la enseñanza evidente: Alguien puede ser parte de la iglesia, bautizado, que toma la santa cena, disponible para la adoración, moralmente recto ante la sociedad, pero no “de nosotros”( o sea, no nacido de nuevo verdaderamente; que no confía, verdaderamente, en Cristo; y que no está, verdaderamente, justificado. “Porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros”.
La enseñanza aquí no es que ellos eran realmente salvos y perdieron la salvación. La enseñanza aquí es que ellos probaron, por su falta de perseverancia, que no eran verdaderamente salvos. “No eran de nosotros”. O como lo presenta Hebreos 3:14: “Porque somos hechos partícipes [literalmente: hemos participado] de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad”. O sea, nuestra perseverancia hasta el final es la evidencia continua de que somos partícipes de Cristo. Si no perseveramos, entonces nunca hemos sido partícipes de Cristo.
¿Qué Significa Que Algunos Serán Cortados Y No Serán Perdonados?
Bueno, en conclusión, ¿qué quiere decir Pablo, cuando habla a la iglesia en Roma, y dice al final del versículo 21: “Tampoco a ti te perdonará”? ¿Y al final del versículo 22: “También tú serás cortado”? Él quiere decir que, por un lado, existen apegos internos, reales, genuinos y espirituales al olivo (el pacto de la gracia y la salvación); y, por otro lado, existen apegos externos, irreales, falsos, no espirituales al pacto. Si las personas ceden el paso al continuo orgullo y al antisemitismo, y muestran que su apego es meramente externo, no espiritual, y no transformador; entonces serán cortadas.
¿Cuándo Sucede El Corte de las Ramas? ¿Cómo es?
Seamos específicos, ¿cuándo sucede este desgajamiento y cómo es en experiencia? Como podemos ver, en ambas advertencias, se usa el tiempo futuro. Versículo 21b: “Tampoco a ti te perdonará”. Versículo 22b: “También tú serás cortado”. ¿Cuándo sucederá este hecho? ¿Cómo será? Mi respuesta es que tendrá lugar en el juicio final y sorprenderá a muchas personas.
El desgajamiento será separar a algunos del pueblo de Dios y separarles de Dios, de una vez y para siempre. Así lo dijo Jesús en Mateo 7:22-23:
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Jamás os conocí; apartaos de mí los que practicáis iniquidad.
En esa palabra “Apartaos de mí,” escuchamos el terrible apretón de las tijeras omnipotentes cortando a un cristiano hipócrita que va continuamente a la iglesia, no espiritual e infructuoso de todo apego a la familia de Dios.
Una Advertencia Para Todos Nosotros
¡Oh, qué advertencia para todos nosotros! Escuche cuidadosamente y ponga esta verdad en su corazón: Justo como en el Antiguo Testamento, usted pudiera ser un hijo físico de Abraham, circuncidado, que guarda exteriormente la ley, que ofrece sacrificios, y no ser un hijo espiritual de Abraham (Juan 8:39-44; Romanos 9:8), y de la misma manera, en la iglesia del Nuevo Testamento (así como en Bethlehem) usted pudiera ser bautizado, participar de la santa cena, servir en la adoración, diezmar, ser un miembro de la iglesia que afirma la doctrina, y sin embargo, no ser un hijo de Dios.
Concluyo con las palabras de Pablo en 2da a los Corintios 13:5:
Poneos a prueba para ver si estáis en la fe; examinaos a vosotros mismos. ¿O no os reconocéis a vosotros mismos que Jesucristo está en vosotros, a menos de que en verdad no paséis la prueba?
Y una de las pruebas que Pablo enuncia es: No sea orgulloso, y no se jacte sobre las ramas. Sino tema con un agradecimiento humilde de que usted es salvo solo por gracia mediante la fe en Cristo. Amén.