Vida de grupo pequeño en el poder de las promesas de Dios
Hebreos 13:1-6
Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos, como si estuvierais presos con ellos, y de los maltratados, puesto que también vosotros estáis en el cuerpo. Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios. Sea vuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenéis, porque El mismo ha dicho: Nunca te dejaré ni te desampararé, de manera que decimos confiadamente: El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Qué podrá hacerme el hombre?"
La visión de Hebreos de la cima y el valle
La semana pasada enfaticé que el libro de Hebreos era como una tierra con valles anchos y profundos de fundamento doctrinal y de una motivación centrada en Dios y exaltadora de Cristo, y cimas periódicos de exhortaciones prácticas y demostraciones vivas. Otro modo de decirlo es que el escritor nos enseña sobre Dios y sobre lo que ha hecho para asegurar preciosas y grandiosas promesas para nuestro futuro, y luego nos dice el tipo de comportamiento que proviene de la fe en estas promesas. Así que el libro llama, radicalmente, de un modo práctico, a decisiones escandalosas, y a actos de amor arriesgado, basados en las promesas de que Dios será todo lo que necesitamos mientras corremos la carrera para Su gloria.
Lo vimos en Hebreos 10:34: "Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión". En otras palabras, el valle de la verdad acerca del valor infinito de nuestra "mejor y más duradera posesión" se eleva hasta la cima de un amor que se arriesga a la pérdida de una propiedad por causa de una visitación en prisión, y lo hace gozosamente; esto parece algo impensable.
Otro ejemplo es el valle que vimos en Hebreos 12:4-11, donde la doctrina de la disciplina paternal de Dios en nuestro sufrimiento se extiende como un valle de motivación llevándonos hacia la cima de 12:12-14, donde se nos exhorta a buscar la paz y la santidad, las mimas dos metas que Dios está trabajando en nosotros mediante Su disciplina (12:10-11).
Los valles de fundamento doctrinal, guían hacia las cimas de exhortación
Y así ocurre en todo el libro de Hebreos: los valles de fundamento doctrinal guían hacia las cimas de exhortaciones radicales y prácticas.
Así ocurre nuevamente en el texto de hoy. Vea los versículos 5-6:
Sea vuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenéis [esta es la cima de exhortación y libertad radical del amor al dinero. Ahora llega el valle de fundamento y motivación], porque El mismo ha dicho: Nunca te dejaré ni te desampararé, de manera que decimos confiadamente: El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Qué podrá hacerme el hombre?"
El modo de ser libres del amor al dinero es conocer y creer y ser satisfechos por las promesas de Dios resumidas en: "Nunca te dejaré ni te desampararé" Si Dios nunca me dejará ni me desamparará, no necesito anhelar al dinero como fuente de mi seguridad y felicidad; Dios estará ahí para mí y satisfará cada necesidad. Él no promete riquezas. Ni siquiera promete libertad del estrés financiero. Promete estar con nosotros. "Nunca te dejaré ni te desampararé".
En el versículo, el escritor menciona la conclusión práctica que podemos extraer de esta promesa: "De manera que [este es el resultado de la promesa] decimos confiadamente: El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Qué podrá hacerme el hombre?" En otras palabras, si Dios realmente estará conmigo, el hombre no será quien moldee decisivamente mi futuro, sino Dios. Por ello es que él dice: "¿Qué podrá hacerme el hombre?". A lo que usted pudiera sentirse tentado a responder: "¡Vaya!, el hombre puede hacerme muchas cosas, me puede demandar, me puede desalojar, robar, calumniar, e incluso matarme".
¿Qué podrá hacerme el hombre?
Pero ya hemos visto dos capítulos que ilustran de este tipo de tratamiento médico, el capítulo 11:35-38, donde los santos son "destituidos, afligidos, maltratados" (11:37); el capítulo 12:4-11, donde los cristianos sufrieron una dolorosa disciplina a manos de hombres hostiles (12:4). Y justo aquí, en el 13:3: "Acordaos de los presos... y de los maltratados". Así que este escritor está muy consciente de que el hombre puede hacernos muchas cosas que nos hieran.
Así que cuando dice en el versículo 6: "El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Qué podrá hacerme el hombre?", ¿qué quiere decir? El hombre puede ponerme en la prisión. El hombre puede maltratarme ¿Por qué entonces la promesa: "Nunca te dejaré ni te desampararé" (en el versículo 5) le hace sentir tan confiado y temerario en el versículo 6? La respuesta tiene, al menos, tres aspectos. 1) El hombre nada puede hacer para separarnos del amor de Dios (como dice Romanos 8:35-37: "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? . . . en todas estas cosas somos más que vencedores"). 2) El hombre anda puede hacer que Dios no diseñara para nuestra santidad y paz (Hebreos 12:9-10). 3) El hombre nada puede hacernos que, por fe, no nos guíe hacia un gozo eterno con Dios (Hebreos 10:34).
Así es cómo Hebreos describe el modo en que el poder de la verdad quebranta la esclavitud al dinero. Somos liberados del amor al dinero al llegar a ver y creer que las promesas del dinero no pueden compararse con las promesas de Dios. Y llegamos a verlas así, no solo porque lo que Dios promete es superior, también por las enseñanzas detrás de las promesas que les dan credibilidad y poder [como la muerte sustitutiva de Cristo por un pecador como yo que me da confianza de que Dios me puede tratar con una gracia inmensa sin ser necio e injusto (Hebreos 2:9; 9:26; 10:14)].
Relación entre la motivación de Hebreos y los grupos pequeños
Ahora, hoy es el domingo de inscripción en los grupos pequeños. Y quiero usted vea la relación entre los grupos pequeños y el modo en que el libro de Hebreos motiva en las cimas de exhortaciones prácticas (como la libertad del amor al dinero).
Alguien pudiera decir que el modo en somos libertados del amor del dinero y en que nos amamos unos a otros (versículo 1), y mostramos hospitalidad a los extranjeros (versículo 2), y cuidamos a los prisioneros y heridos (versículo 3), y evitamos el adulterio y la fornicación (versículo 4); pudiera decir que el modo en que hacemos todo esto es confiando en la promesa de Dios de nunca dejarnos o desampararnos y de estar presente para nosotros a fin de cuidarnos, no importa cuánto cueste este tipo de vida en que se guarda el pacto por amor.
Sí, eso es absolutamente cierto. Pero, ¿qué faltaría en ésa simple estrategia de volvernos como Jesús y ser puros y radicalmente amorosos al confiar en la promesa de Dios? Lo que faltaría es un grupo pequeño de personas que nos ayuden a mantenernos conectados con las promesas y el poder de Dios.
En otras palabras, sí, la confianza en la promesa de Dios en el versículo 5 es la clave para ser librados del amor del dinero, y para ser libertados del egoísmo del amor unos por los otros y por los extraños y prisioneros, y para mantener puras nuestras vidas sexuales. Sí, la clave es confiar en las promesas. El poder que quiebra la esclavitud del sexo ilícito, y del amor al dinero y de la indiferencia al sufrimiento, y del temor a los extranjeros, es la satisfacción con todo lo que Dios promete ser para nosotros en Jesús.
Pero la realidad es que estamos siendo constantemente tentados a no ver la belleza de las promesas de Dios. Tendemos a desviarnos de ellas. Es por eso que fue escrito el libro, y es por eso que este libro, más que cualquier otro, quizás, nos anima a las actividades del tipo de grupo pequeño, donde podemos recordarnos y animarnos unos a otros en torno a las promesa de Dios.
Animándonos unos a otro cada día
Permítanme recordarles donde es que Hebreos establece este enlace entre nosotros y las promesas de Dios. Un lugar es Hebreos 3:12-13: "Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado”. En otras palabras, Sí, la clave para la santidad y el amor y la victoria sobre el pecado, son las promesas de Dios. Pero necesitamos personas en nuestras vidas que nos exhorten "cada día" con esas promesas. No se supone que amemos las promesas siendo individuos aislados.
Recuerde la antigua canción del siglo XIX
Firmes en las promesas que no pueden fallar,
Cuando las terribles tormentas de la duda y el temor arremeten,
Por la viva Palabra de Dios prevaleceré,
Firme en las promesas de Dios.
Sí, eso es absolutamente cierto. Pero la horrible verdad es que las terribles tormentas a veces nos hacen olvidar las promesas de Dios. Y los placeres del mundo nos seducen alejándonos de las promesas de Dios. Y el diablo nos tienta alejándonos de las promesas de Dios. Y las ansiedades y presiones de la vida nos desvisten hasta hacernos rechazar las promesas de Dios. Y el remedio de Dios para esto no es el heroísmo aislado, sino los pequeños grupos de creyentes cuidándose unos a otros sus almas, señalándonos una y otra vez las promesas de Dios.
Estimulándonos unos a otros al amor y las buenas obras
El otro lugar (además de 3:12-13), donde el escritor nos dice que hagamos esto unos por los otros es Hebreos 10:23-25.
Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió [¡ésa es la clave!, aferrarnos a nuestra esperanza en las promesas de Dios nos liberará del amor al dinero y de la temible indiferencia los extranjeros y prisioneros y dolidos, y nos mantendrá sexualmente puros]; y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.
Así que usted puede ver que hay, al menos, dos claves, no solo una. Una es mantener firme la profesión de nuestra esperanza. Debemos confiar en las promesas de Dios de que Él nunca nos dejará ni abandonará. Pero la otra clave es que necesitamos ayuda para lograrlo. Y no solo el domingo en la mañana. Y no solo del pastor. En el versículo 25 dice: "exhortándonos unos a otros", esta es la conversación y ayuda mutua en un entorno más pequeño. Y es aún más urgente en cuanto se acerca el día del juicio de Dios, porque las tensiones y tentaciones espirituales van a ser mucho mayores (2da a Timoteo 3:1).
Las dinámicas del ministerio de grupos pequeños, según Hebreos
Regresemos, por tanto, a nuestro texto, Hebreos 13:1-6. Este texto no menciona los grupos pequeños. Lo que sí hace es describir las dinámicas de cómo ocurre el ministerio en un grupo pequeño. Primero menciona las pequeñas áreas prácticas de la vida donde debieran involucrarse los grupos pequeños. Versículo 1: amor unos por los otros. Versículo 2: hospitalidad con los extranjeros (refugiados, desamparados, pastores en la conferencia de pastores, grupos que necesitan un lugar donde pernoctar, nuevas personas que necesitan un grupo pequeño y no pueden encontrar uno cerca de su hogar). Versículo 3: compasión por los prisioneros y los maltratados, es decir, cualquiera que está teniendo situaciones verdaderamente difíciles en el camino de la obediencia. Versículo 4: fidelidad en el matrimonio (no adulterio) y castidad fuera del matrimonio (no fornicación). Versículo 5: libertad del amor al dinero.
Estos son los elementos que se debaten en la vida de grupo pequeño: el dinero, el sexo, el cuidado por los heridos, el amor por los extranjeros. Creemos que esta es la estrategia principal del cuidado espiritual en nuestra iglesia. El personal pastoral y los ancianos no pueden ser toda la influencia espiritual que usted necesita en su vida. Nuestro propósito es equipar y animar líderes de grupos pequeños para que funcionen como grupos que se amen unos a otros, como dice el versículo 1, y para que estén presentes unos por los otros a fin de pelear la batalla de la fe en maneras muy prácticas y cotidianas. Si usted elige no estar ningún tipo de grupo pequeño, entonces elige estar a un paso de ser eliminado del diseño ordinario de cuidado en nuestra iglesia.
Pero estar en un grupo que comprende la dinámica de vivir por las promesas de Dios le pondrá en la línea de provisión de cuidado y poder que pedimos continuamente a Dios que libere entre nosotros. Y, ¡oh, cuánto necesita nuestra sociedad ver cristianos amándose unos a otros de esta manera! Será un testimonio muy poderoso de la realidad del evangelio.
Un grupo pequeño exhorta unos a los otros en medio de la enfermedad
Imaginemos un par de conversaciones en una pareja de grupos pequeños que se reúnen semanalmente las noches de domingo. Así es como yo vería obrando a este texto.
Una mujer en el grupo se enferma y debe estar en el hospital por algunas semanas. El grupo se reúne a orar por la enferma y alguien (en linea con lo que dice aquí en el versículo 3b: "puesto que también vosotros estáis en el cuerpo"), dice: "Puedo recordar cómo fue cuando estuve enferma, y me encantaban las visitas cortas y frecuentes, en lugar de las visitas largas y poco frecuentes. Así que, ¿por qué no nos ponemos todos de acuerdo para que uno diferente de nosotros vaya cada día al hospital de modo que ella pueda ser exhortada cada día?" La mayoría de las personas en el grupo están de acuerdo, pero una persona tiene el valor de decir: "Nunca he visitado a alguien en el hospital y no sé cómo hacerlo. No sabría qué decir. Ni siquiera sé dónde parquear o cómo encontrar la habitación, o cómo se espera que actúe".
Entonces otra persona dice: "Sé exactamente cómo te sientes. Puedo recordar la primera vez que fui a visitar a mi abuela". Y le explica cómo es. Entonces otro dice: "Cuando estuve en el hospital, una pareja vino a visitarme y, ¿saben lo que hicieron? Simplemente me leyeron unos pocos versículos de su devocional matutino, que les habían impactado mucho. No era un 'versículo de hospital', solo fue el versículo que me ayudó a pasar el resto del día. Y Dios lo usó para ayudarme a enfocarme en Él".
Y entonces alguien dice: "Si fuéramos honestos, todos nos sentimos así. Incluso los pastores se preguntan qué decir en los casos difíciles. ¿Pero sabe cuál es el final de todo? Creeremos en la promesa de Hebreos 13:5: "Nunca te dejaré ni te desampararé, de manera que decimos confiadamente: El Señor es el que me ayuda; ¿Qué podrá hacerme el hombre?" Dios estará con usted en el elevador. Caminará por el pasillo con usted. Entrará con usted a la habitación. Y cuando usted se pregunte qué decir, Él será quien le ayude. Éso es lo que Dios promete. Confiemos en Él y hagámoslo. Y la semana que viene compartamos lo que Dios nos dio para ella". Los grupos pequeños se ayudan unos a otros a amar en el poder de la promesa de Dios.
Un grupo pequeño exhorta unos a los otros hacia la pureza sexual
O, en otro grupo, los hombres y mujeres pueden separarse para orar, y en el grupo pequeño de hombres alguien dice: "¿Cómo luchan ustedes con la tentación sexual? Soy soltero. En todas partes hay estímulos para que piense en estas cosas. Y no quiero rendirme. Quiero ser casto. Quiero ser puro para la mujer que espero que Dios me dé algún día". Y la conversación va y viene a medida que diferentes personas comparten estrategias de vigilancia que les ayudaron a triunfar, más o menos, sobre el pecado sexual.
Y uno de los hombres más maduros dice: "¿Sabes? Una de las cosas que me ha ayudado con los años, y no reclamo haber llegado a la perfección, es la promesa de Hebreos 13:5: "Nunca te dejaré ni te desampararé". Él hace una larga pausa y luego dice: "Si Jesús nunca me dejará, significa que estará conmigo junto a la cama cuando cometa adulterio. Estará conmigo en la computadora mirando lo que descargo de Internet. Y, por la gracia de Dios, he llegado al punto en que lo amo tanto que no puedo imaginarme caminando hacia el pecado con Él. Si usted realmente cree Su promesa, que Él nunca le dejará o desamparará, le será difícil sentir su amorosa mano en el hombro mientras hace lo mismo por lo cuál Él murió, lo mismo que antes le esclavizaba.
Y entonces, el grupo ora para que todos crean, en verdad, las promesas de Dios.
Pudiera relatar otras conversaciones sobre dificultades en la hospitalidad, y dificultades en problemas de dinero. Pero la dinámica es la misma. Las personas que saben que también están en el cuerpo, y quienes se preocupan unos por los otros, y quienes conocen las promesas de Dios, dan consejo práctico para la vida, y luego lo respaldan con las promesas de la gracia venidera de Dios.
Nos necesitamos unos a otros. Yo le animo. Avance hacia la vida en grupo pequeño, la vida en el poder de la promesa de Dios. Este es el cristianismo normal, útil, y radical; mucho más por cuánto usted puede ver que se acerca el día final.