Corriendo con los testigos
Hebreos 11:39-12:2
Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros. Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.
Corriendo, no deambulando
El libro de Hebreos fue escrito a una iglesia que envejecía y estaba acomodándose al mundo y, entretanto, perdía su mentalidad y comenzaba a desviarse hacia una vida sin propósito, sin vigilar, y sin energías. Sus manos estaban debilitándose, sus rodillas eran débiles. Era mucho más fácil deambular entre la multitud de la vida que correr la maratón.
Lo hemos visto una y otra vez a todo lo largo de este libro. Por ejemplo, En Hebreos 2:1 y 3, el escritor dice que: "debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. . . . ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?". Por tanto, en la iglesia ha crecido la enfermedad del desvío y el rechazo. El pueblo está descuidándose y comenzando a ser perezoso y negligente espiritualmente.
Entonces, en Hebreos 3:12-13, él advierte nuevamente: "Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado”. El escritor ha escuchado que algunos de ellos ya no están teniendo cuidado. Han comenzado a tener un tipo de sensación vaga de seguridad, una falsa noción de que nada realmente grande está en riesgo en sus reuniones de grupos pequeños, o mientras meditan en la Biblia, o toman tiempo a solas para orar o para pelear contra el pecado. Asumen que todo estará bien. Hebreos está escrito para enseñarles a ser de otra manera.
En Hebreos 5:12, el escritor dice: "Pues aunque ya debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido". Ellos hicieron una profesión de fe y luego pasaron a un estado pasivo, a un punto muerto. Esto es un gran error. Dios quiere que cada santo avance hasta tener nuevos deseos de fuerza y sabiduría y santidad y valor y gozo; todos, desde quienes reciben hasta los que dan, desde los que son enseñados, hasta los que enseñan.
Una ilustración más: en Hebreos 12:12-13, el escritor dice: "Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean, y haced sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane". Él está hablando mediante imágenes sobre la condición espiritual que ellos tienen: manos débiles, rodillas que flaquean, piernas cojas, sendas torcidas.
Despojándonos de todo peso
Ésa es la condición de la iglesia. Ése es el trasfondo de Hebreos 12:1b: "Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante". Este mandamiento no aparece por sorpresa. Es la idea central de todo el libro. Resistan, perseveren, corran, peleen, estén alertas, sean fortalecidos, no se desvíen, no rechacen, no sean perezosos, no den por sentado su seguridad eterna. Peleen la batalla de la fe sobre el fundamento de la espectacular muerte y resurrección de Cristo. Y muestren su fe como hicieron los santos de Hebreos 11, no deslizándose por la vida, sino considerando el oprobio por Cristo como riqueza mayor que los tesoros de Egipto (11:26).
Así que la idea central de este texto es el imperativo: ¡CORRA! (12:1). Todo lo demás lo apoya, lo explica o motiva. ¡Corra la carrera que tiene por delante! No pasee, no deambule, no vague sin propósito. Corra como en una carrera con una meta, y de la que todo depende.
Para este fin, dice el versículo 1: "Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve". Recuerdo el efecto que tuvo en mí este versículo cuando era un muchacho, al escuchar a alguien explicar que debemos poner a un lado no solo los pecados que nos envuelven, sino "todo peso". Es decir, cualquier obstáculo, cosas que en sí mismas, pudieran no ser pecado.
Esto era algo revolucionario. Lo que hizo (y espero que haga lo mismo para usted) fue mostrarme que la pelea de la fe, la carrera de la vida cristiana, no se pelea bien o se corre bien, al preguntar: "¿Qué hay de malo con esto o aquello?", sino al preguntar "¿obstaculiza a una fe mayor y un amor mayor y una pureza mayor y un valor mayor y una humildad mayor y una paciencia mayor y un dominio propio mayor?" No se pelea preguntando: ¿Es un pecado? Sino: ¡¿Me ayuda a correr?! ¿Es un obstáculo?
Como muchacho fui poderosamente ayudado al cambiar mis propias categorías en el modo en que vivía mi vida. Se lo recomiendo especialmente a ustedes jóvenes. No pregunten sobre su música, filmes, fiestas, hábitos: ¿Qué hay de malo en ello? Pregunten: ¿Me ayuda a CORRER la carrera? ¿Me ayuda a CORRER para Jesús?
Hebreos 12:1 es un mandamiento a mirar nuestra vida, pensar con profundidad en qué estamos haciendo, y a no tener piedad en cuanto a qué se queda y a qué se va.
"Pero es que así soy yo"
Una de las críticas que he escuchado de algunas formas de psicología (no todas), es la tendencia a neutralizar textos como este al etiquetar a las personas con tipos de personalidad que no valoran los juicios adheridos. Por ejemplo, si una persona tiende a ser pasiva, usted le pone una etiqueta, y si tiende a ser agresiva, le da otra etiqueta. Ningún tipo es mejor que el otro. Entonces, con el tiempo, llega un texto como este que dice que la pasividad y la vagancia y el desvío son mortalmente peligrosos. La carrera pudiera no terminarse si no nos volvemos atentos y nos despojamos, no solo de los pecados, sino de los pesos e impedimentos. Si no somos cuidadosos, podemos ser tan fatalistas psicológicamente que leemos un texto como este y decimos: "Oh, éso no es para mí, es para el tipo de personas tipo A, o INTJ [introvertidos, intuitivos, pensadores, y juzgadores, por sus siglas en inglés]. Ése sería un trágico error.
Sé que hay diferencias de personalidad, algunas son más pasivas y otras más agresivas. Cada una tiene sus debilidades y fortalezas. Las personas pasivas están en peligro de deslizarse y negar y desviarse, y por los muchos modos de esclavitud resultantes. Las personas agresivas están en peligro de impaciencia y auto-confianza y enjuciamiento. Y hay fortalezas: las personas pasivas son menos dadas a murmurar y a quejarse y a vengarse. Y las personas agresivas son más dadas a producir el cambio necesario.
Pero, en lo que se refiere al libro de Hebreos, y a Hebreos 12:1, en particular, cometemos un gran error si pensamos: este mandamiento a correr no es para mí. Este mandamiento a abandonar los pecados que me envuelven no es para mí. O este mandamiento de dejar de lado todo peso no encaja con la forma en que yo soy.
Planifique su carrera con Jesús
Más bien, todos deberíamos escuchar y obedecer. Esto es lo que sugiero. Entre ahora y el Día del Trabajo, tome un día o medio día y apártese, lejos del hogar, del teléfono, del localizador, del televisor, y de todas las demás personas. Tome la Biblia y un bloque de papel y planifique su carrera con Jesús.
En ese bloque de papel anote los pecados que le envuelven. Note los pesos aparentemente inocentes que no son explícitamente condenados en la Biblia, pero que usted sabe que le retienen en la carrera de la fe y el amor y la fortaleza y la santidad y el valor y la libertad. Fíjese en las maneras en que usted toma, sutilmente, provisión para estos obstáculos (Romanos 13:14): los juegos de computadora, el alcohol oculto, o los dulces, la televisión, los videos, la parada rápida de vuelta a casa, las revistas, las novelas. Además, fíjese en las personas que le debilitan. Anote los momentos perdidos, desperdiciados.
Cuando haya hecho todas estas anotaciones, ore para lograr resolver y encontrar un modo de desmantelar estos pesos y resistir estos pecados, y romper los viejos hábitos. Y no se levante contra la Biblia en ese momento y diga: "No puedo cambiar". Sería un asalto contra Dios si usted leyera Hebreos 12:1 y continuara diciendo: "No puede suceder. Los pesos no pueden quitarse. Los pecados no pueden abandonarse". Dios no ha dicho este mandamiento por gusto. Y todo este libro está escrito para reforzar estos mandamientos prácticos. Así que regrese y lea el libro y pida a Dios que tome todas las gloriosas verdades que hay aquí (sobre la superioridad de Cristo y el poder de Su muerte y resurrección, y la efectividad de Su intercesión por nosotros) y haga que esta verdad sea explosiva con un poder que cambie su vida. Lleve parte del problema a su grupo pequeño y haga que ellos oren por usted. Encuentre alguien de confianza y pídale que le vigile y apoye. Éso es lo que dice Hebreos 3:12-13 que debemos hacer. No nos desviemos de este momento en este domingo en la tarde. Antes de que este día termine, tome un día, o medio día y apártese para planificar su carrera con Jesús.
Motivación: Una nube de testigos
Ahora, ¿qué podemos decir sobre la motivación? De esto trata el resto de este texto. Primero, miremos antes y después de este mandamiento a correr.
El versículo 1 dice: "puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos. . . corramos. . ." Así que la primera motivación que quiero que veamos es esta nube de testigos. ¿Quiénes son y qué significa su testimonio? Son los santos que han vivido y muerto tan valientemente por la fe en el capítulo 11: Abel y Enoc y Noé y Abraham y Sara y Moisés y todos los que sufrieron y murieron, "de los cuales el mundo no era digno".
Pero, ¿a qué se refiere con que son "testigos"? ¿Se refiere a que nos están mirando desde el cielo? ¿O se refiere a que están testificándonos mediante sus vidas? La palabra "testigos" puede tener cualquiera de los dos significados: la acción de ver algo, o la acción de decir algo. ¿Cuál es su significado aquí? Creo que es el acto de decir. La forma verbal de la palabra "testigos" (martureo) es usada cinco veces en Hebreos 11 (2, 4 [dos veces], 5, 39), y siempre se refiere a la entrega (o confirmación) de un testimonio, antes que a la simple observación de un evento. Así que asumo que los testigos de Hebreos 12:1 son santos que han corrido la carrera antes que nosotros, y se han reunido, por así decirlo, junto a la ruta del maratón para decir, mediante el testimonio de sus vidas: "Por fe yo terminé, ¡también tú puedes!"
La mejor manera de ilustrar esto, creo, es con Hebreos 11:4, donde el escritor habla de Abel y dice: "y por la fe, estando muerto, todavía habla". Así que Abel está en la nube de testigos, y está testificándonos por su vida a través de las Escrituras. Así es como nos ayudan los testigos de Hebreos 11. Están reunidos a un lado de nuestra carrera y sostienen sus heridas y gozos y nos extienden sus manos para que las choquemos, las mejores manos que podremos chocar alguna vez. "¡Ve a por ello! Puedes hacerlo. Por fe, puedes terminar. Puedes despojarte de los pesos y pecados. Por fe, por la certeza de cosas mejores que esperas, puedes hacerlo. Yo lo hice. Y sé que puede hacerse. Corre. ¡CORRE!"
Por tanto, anímese cuando planifique su carrera con Jesús. Hay docenas y cientos y miles de personas que han corrido antes que usted y que han terminado la carrera por la fe, y nos rodean como una gran nube de testigos que dicen: "¡Puede hacerse! Por fe, puede hacerse".
Motivación: La historia está esperando a que usted termine su carrera
Luego, hay otra motivación en los versículos 39-40. Dice: "Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros”. Esto viene a continuación, del 12:1 donde dice: "Por tanto. . . corramos". El "por tanto" significa que los versículos 39-40 son una motivación para nuestra carrera. Ya que esto es cierto, ¡corramos! ¿Cómo es que esto es una motivación?
Creo que el versículo 39 significa que cuando los creyentes en el Antiguo Testamento murieron, sus espíritus fueron hechos ya perfectos (como dice el 12:23), pero que ellos no pueden recibir la plenitud de la promesa de Dios, que es la resurrección con cuerpos nuevos en una nueva era gloriosa, con todos los enemigos de Dios eliminados, y la justicia predominando y la Tierra llena de la gloria de Dios. Ellos aún no han recibido esa promesa.
¿Por qué no? ¿Por qué deben esperar los santos, sin sus nuevos cuerpos resucitados? La respuesta está en el versículo 40: "porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros". En otras palabras, el propósito de Dios es que todo Su pueblo, todos los redimidos, sean reunidos antes de que alguno de ellos disfrute la plenitud de Su promesa. Su propósito es que todos lleguemos juntos a la plenitud de nuestra herencia.
Así que esta es la motivación: cuando usted se aparte para planificar su carrera con Jesús, piense en el hecho de que su vida cuenta para Dios y para ellos. La historia está esperando a que usted termine su carrera. Toda la consumación del plan del universo espera hasta que cada uno de los elegidos de Dios sea reunido. Toda la historia espera y todos los que han vivido por fe se reúnen en la ruta de la maratón para animarle, porque ellos no serán perfeccionados sin usted. Ni usted sin ellos.
Motivación: Jesús crea y perfecciona nuestra fe
Hay otras dos motivaciones breves en Hebreos 12:2: La primera es que la batalla de la fe no es peleada con nuestras fuerzas. Cuando usted se aparte para planificar su carrera con Jesús, dice el versículo 2, ponga los "ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. No mire a sus propios recursos y diga: "Ya lo he tratado antes, no funcionará". Ponga sus ojos en Él. La batalla es una batalla de fe: ¿creerá usted que las cosas que Él promete son mejores que los malos hábitos que usa usted para cubrir su tristeza?
Pero más que eso, Jesús no solo responde a la fe con Su ayuda. Él obra para provocar y perfeccionar la fe. Él obra para comenzarla y obra para completarla. La fe se aferra a Jesús en busca de ayuda, porque Jesús se aferra al corazón en busca de fe. Hebreos 13:21 dice que Dios obra en nosotros lo que es agradable delante Suyo, mediante Jesús. Él es el autor y consumador de nuestra fe, y nosotros debiéramos sentarnos con nuestra Biblia y nuestro bloc en el parque, abrumados con la sorprendente verdad de que, detrás de cada buena resolución y plan de ataque para este otoño, Dios está obrando en nosotros para que deseemos y hagamos su buena voluntad (Filipenses 2:12-13), para sostener y perfeccionar nuestra fe.
Motivación: El gozo del triunfo final
Finalmente, el escritor quiere que seamos motivados para perseverar en nuestra carrera con Jesús en este otoño del mismo modo en que Jesús fue sostenido en su dolorosa carrera. Versículo 2: ". . .puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz...". Ser sustentado, en la maratón de la vida, por el gozo del triunfo al final no es un defecto moral. La recompensa de ver a Dios y ser libres de todo pecado es el mayor intensivo de todos.
Así que si le parece que habrá algunas pérdidas temporales cuando corra esta carrera con Jesús, tiene razón. Es por eso que Jesús dijo que calculáramos el costo (Lucas 14:25-33), antes de apuntarnos. Pero la maratón de la vida cristiana no es principalmente una pérdida. Es, principalmente, una ganancia. "Por el gozo puesto delante de El soportó la cruz". Solo es cuestión de tiempo. Si usted ve las cosas con los ojos de Dios, verá el vapor de la pérdida y el dolor, y luego verá el gozo eterno (2da a los Corintios 4:17).
Cuando separe su día, con la Biblia y el bloc, para planificar su carrera con Jesús, piense en esto; piense en esto: los sufrimientos de este tiempo presente no son comparables a la gloria que será revelada a los hijos de Dios (Romanos 8:18).
Por tanto, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con Jesús.