Desde Sión, perfección de la belleza, Dios resplandece
El poderoso Dios, el Señor, ha hablado, y convocado a la tierra, desde el nacimiento del sol hasta su ocaso. Desde Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido. Que venga nuestro Dios y no calle; el fuego consume delante de Él, y a su derredor hay gran tempestad. El convoca a los cielos desde lo alto, y a la tierra, para juzgar a su pueblo, y dice: Juntadme a mis santos, los que han hecho conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos declaran su justicia, porque Dios mismo es el juez.
En el mensaje de esta mañana, tengo dos objetivos. Uno es comenzar una serie de tres partes sobre este gran salmo. El otro objetivo es retomar el texto de la semana pasada en Hebreos 13:14, el cual dice: "No tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir”. Hablamos de cantar sobre “Sión, ciudad de nuestro Dios” la semana pasada, pero decidimos que Sión, la celestial Jerusalén y la ciudad por venir son ideas desconocidas para la mayoría de los cristianos hoy.
Ver la belleza de Sión en las Escrituras
Por eso, hemos decidido dedicar un mensaje a este tema de las Escrituras, es decir, el tema de Sión, la ciudad de Dios y la Nueva Jerusalén. Cantamos el himno:
Cosas gloriosas se han dicho de ti, ¡oh ciudad de Sión!
Quien es grande en fidelidad, te formó para en ti morar.
En la Roca Eterna afirmada. ¿Quién te podrá remover?
De gran salvación rodeada
Puedes confiar que el mal no te vencerá
Cuando pienso en el hombre que escribió este himno, espero que este tema bíblico se convierta en relevante y significativo para la persona más secular, moderna, y que no pertenezca a ninguna iglesia de Norteamérica. Fue escrito por John Newton, el mismo hombre que escribió “Sublime Gracia”. Fue, según su propia confesión, un hombre muy corrupto. Se escapó de su padre y de la ley y navegó los grandes mares. En los años 1750, operaba un navío de comercio de esclavos desde las costas de África. Más tarde, él mismo se denominó “el antiguo blasfemo africano”. En otras palabras, no es la clase de persona que uno espera que use palabras bíblicas, como "Sión" - o hacer una canción como "Cosas gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Sión"
Uno pensaría que ideas como "Sión" o la celestial Jerusalén están reservadas para los que son religiosos, que se pasan todo el tiempo leyendo la Biblia y no saben mucho acerca del mundo. Pero eso no es cierto. Nunca lo ha sido y no lo es hoy. La persona menos religiosa y más inmoral que conozcan es, probablemente, más religiosa y moral de lo que fue John Newton. ¿Se pueden imaginar a esa persona enamorándose del lenguaje de Sión? – ¡impensable! ¿O es así?
John Newton murió el 31 de diciembre de 1807. El mismo escribió el epitafio para su lápida. Dice: "John Newton, clérigo, antes impío y libertino, un siervo de esclavos en África, fue por la misericordia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, protegido, recuperado, perdonado y designado a predicar la fe, por la que tanto trabajó para destruir”.
Sublime gracia del Señor
Que a mí, pecador, salvó.
Estuve perdido y Él me halló
Estaba ciego, mas hoy veo yo
Y una de las cosas que este blasfemo vio cuando Dios los salvó y abrió sus ojos fue la belleza de Sión. Y yo quiero que ustedes también la vean, quienquiera que sean esta mañana.
¿Qué es Sión?
El versículo 2 de nuestro texto dice: “Desde Sión, perfección de la belleza, Dios resplandece”. La próxima semana, vamos a hablar más sobre el escenario, la escena del juicio y por qué Dios llama a los cielos y la tierra para que escuchen su juicio sobre Israel. Pero hoy quiero que solo nos enfoquemos en el término Sión. “Desde Sión, perfección de la belleza, Dios resplandece” ¿Qué es Sión? Y ¿por qué es una palabra tan rica y llena de esperanza para los cristianos?
Volvamos donde la palabra es usada por primera vez en la Biblia (2 Samuel 5:7). Dice de David: “Y el rey y sus hombres fueron a Jerusalén contra los jebuseos . . . [y] David conquistó la fortaleza de Sion, es decir, la ciudad de David”. Por lo tanto, desde el tiempo de David, Sión fue sinónimo de la ciudad de David.
Lo que empieza a hacer que este lugar sea tan significativo es que inmediatamente (en Samuel 6:12), David lleva el arco del pacto a su fortaleza de Sión. El arca del pacto fue el asiento sagrado del lugar santísimo, donde Dios se encontraba con su pueblo en el tabernáculo. Por lo tanto, Sión se convierte en el centro del culto y de la presencia de Dios. Y cuando Salomón mudó el arca del pacto dentro del templo que él había construido (1 Reyes 8:1), toda Jerusalén se comenzó a conocer como Sión.
Por eso, la mayoría de las veces (en sus más de 150 usos en el Antiguo Testamento), “Sión” se refiere a la ciudad de Jerusalén, no como otro nombre, sino porque es la ciudad de la presencia de Dios y la ciudad de la gran esperanza para el pueblo de Dios.
La ciudad de la presencia de Dios y la salvación
Permítanme ilustrarles este significado con algunos textos
- Salmo 51:18 “Haz bien con tu benevolencia a Sión; edifica los muros de Jerusalén” (Sión es Jerusalén).
- Salmo 9:11: “Cantad alabanzas al Señor, que mora en Sión; proclamad entre los pueblos sus proezas”. (Por lo tanto, Sión es el lugar en la tierra que Dios ha elegido para hacer que su presencia sea especialmente conocida. Salmo 78:67f)
- Salmo 74:2: “Acuérdate de este monte Sión, donde has habitado” (se lo llama monte porque la fortaleza de David y luego el templo estaban en montañas o cerros en Jerusalén).
Por lo tanto, Sión significaba el lugar donde Dios estaba presente y cerca de su pueblo. Pero, eso no es todo. Sigue que Sión se volvió el lugar del cual la gente esperaba ayuda. Sión se convirtió en la fuente de liberación y salvación. Por ejemplo:
- Salmo 20:2: “Qué desde el santuario te envíe ayuda y desde Sión te sostenga”.
- Salmo 3:4: “Con mi voz clamé al Señor y Él me respondió desde su santo monte” – es decir el monte de Sión.
Por consiguiente, Sión era el lugar de la presencia especial de Dios entre su gente y era el lugar donde podían obtener ayuda y liberación.
Pero, porque había desenfreno entre la gente y porque el juicio divino era inevitable, aún en Sión (Lamentaciones 2:15), se hizo más y más obvio, especialmente para los profetas, que Sión, la ciudad de David, la terrenal Jerusalén, no era la ciudad ideal. Empezaron a ver más claramente que esta Sión, apuntaba hacia adelante, a una futura Sión, y hacia arriba a una Sión celestial. O para decirlo de otra forma, si la imperfecta Sión es el lugar de la presencia de Dios en la tierra, entonces debe haber una Sión perfecta donde Dios habita en el Cielo (cf. Actos 7:48 f.). Y si la Sión imperfecta es el lugar de la presencia de Dios en la tierra ahora, entonces todas las promesas de un reino completo y perfecto en la tierra debe significar que habrá algún día una Sión nueva e ideal en la tierra, donde Dios reine sobre todas las naciones. En otras palabras, la antigua Jerusalén apunta hacia arriba a una Sión celestial y hacia adelante a una Sión futura.
Indicadores de una futura Sión
Permítanme mostrarles esto desde algunas Escrituras. Primero algunos indicadores de la Sión futura.
- Isaías 24:23: “La luna se abochornará y el sol se avergonzará porque el Señor de los ejércitos reinará en el monte Sión y en Jerusalén”. El Señor reinará en el Monte Sión.
- Miqueas 4:6-7: “En ese día, declara el Señor, convocaré a la coja . . . y el Señor reinará sobre ellos en el Monte Sión desde ahora y para siempre”
- Isaías 2:2: “Y acontecerá en los postreros días, que el monte de la casa de Sión será establecido como cabeza de los montes” . . . confluirán a él todas las naciones . . . Porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra del Señor. Juzgará entre las naciones y hará decisiones por muchos pueblos. Forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas”.
Por tanto, la Biblia enseña que vendrá el día en que el Señor reinará sobre todas las naciones desde su trono en Sión. Y habrá paz y justicia. Creo que esto es lo que la Biblia quiere decir con el Milenio – un reino de Dios de mil años en la tierra desde el Monte Sión. “Yo he consagrado mi reino en Sión, mi santo monte” (Salmo 2:6). Por lo tanto, la antigua Jerusalén apunta adelante hacia una gloriosa Sión futura, desde donde Dios reinará sobre la tierra.
Apuntando a una Sión Celestial
Pero, el Antiguo Testamento apunta no solo a una futura, gloriosa Sión, donde Dios reinará en la tierra, sino también a una Sión celestial, donde Dios ya reina ahora. No es tan fácil de ver, pero una vez que lo vemos, se convierte realmente en valioso para nosotros, que vivimos lejos de la terrenal Jerusalén y ni siquiera somos judíos.
Salmo 87
Hay pocos pasajes claves que muestran esto. Uno es el Salmo 87.
En los montes santos están sus cimientos. El Señor ama las puertas de Sión más que todas las otras moradas de Jacob. Cosas gloriosas se dicen de ti, Oh, ciudad de Dios [Esto es de donde John Newton hizo su canción. Ahora el Señor habla respecto de los verdaderos ciudadanos de Sión:] Entre los que me conocen, mencionaré a Rahab [Egipto] y a Babilonia; he aquí Filistea y Tiro con Etiopía. [Por lo tanto, él predice el día en que estas naciones paganas se convertirán y conocerán a Dios. Y luego las describe como ciudadanos naturales nacidos en Sión] – “Este nació allí”, dirán. Y de Sión se dirá: “Este y aquel nacieron en ella”, y el Altísimo mismo la establecerá. El Señor contará al inscribir a los pueblos: “Este nació allí”.
¡Este es un salmo asombroso! Si Sión es el lugar de la presencia de Dios, si Sión es el lugar del poder, la bendición y la protección de Dios, si Sión es la esperanza del reinado futuro de Dios sobre la tierra, entonces ¿cuál es la esperanza para nosotros, los gentiles? ¿Qué será de nosotros que pagamos nuestros impuestos en Minneapolis, St. Paul, Roseville, Eagan, Bloomington y New Brighton y nunca hemos visto Jerusalén, mucho menos ser un ciudadano de la ciudad de Dios? ¿Qué será de nosotros de quienes Pablo dijo que estamos separados del territorio de Israel y no tenemos ciudadanía en Sión, la ciudad de Dios (Efesios 2:12)?
“Este nació en Sión”
La respuesta es que hay una Sión cuya ciudadanía no es terrenal. Salmo 87:5 dice que el Altísimo mismo establecerá esta Sión al declarar con libertad soberana y efecto salvador: "Este nació allí". Este de Minneapolis nació en Sión. Este de Moscú nació en Sión. Este de Yakarta nació en Sión. Este de Cancán nació en Sión. Dios está poblando Sión con extranjeros de cada pueblo, tribu, lengua y nación.
Pero, ¿cómo puede ser esto? ¿Qué significa? Significa que hay una Sión verdadera en el Cielo, hay una Jerusalén celestial. Y el verdadero pueblo de Dios, ya sean judíos o no, allí son ciudadanos. Para pertenecer al pueblo de Dios, el certificado de nacimiento tiene que decir: “Este nació en Sión”.
En los términos del Nuevo Testamento
¿Qué significa en los términos del Nuevo Testamento? Gálatas 4:26 dice algo sorprendentemente similar: “Pero la Jerusalén de arriba es libre; ésta es nuestra madre”. Fuimos concebidos y nacidos en la Jerusalén celestial. En otras palabras, todos hemos nacido alguna vez en alguna ciudad terrenal. Y ese nacimiento simplemente nos ha hecho de carne y sangre y nos dio ciudadanía en algún país aquí en la tierra. Pero, si queremos conocer a Dios y estar con Dios en su ciudad, si queremos ser parte de ese reino futuro de paz, alegría, amor y justicia donde Dios reine desde Sión, entonces tenemos que nacer de arriba. Tenemos que tener un segundo nacimiento espiritual. Tenemos que tener nuestra ciudadanía en el Cielo (Filipenses 3:20) y en la Jerusalén de arriba. Nuestro certificado de segundo nacimiento tiene que decir: “Este nació en Sión”. “En verdad, en verdad os digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3).
Hebreos 12:22 dice a los cristianos, a aquellos que confían en Cristo: “Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión y a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos”.
Noten que el versículo dice “Os habéis acercado al monte Sión”. No: se acercarán. Sino se HAN ACERCADO. Una de las grandes cosas de ser cristiano es que cuando volvemos a nacer, no tenemos que preguntarnos más si vamos a ser parte de la ciudad de Dios. Aquellos que han nacido de arriba YA SE HAN ACERCADO al monte Sión; YA están inscriptos en la Jerusalén celestial; ya son ciudadanos de la ciudad de Dios. Pablo les dijo a aquellos que se habían entregado a Jesús: “Habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado entonces vosotros también seréis manifestado con Él en gloria” (Colosenses 3:3-4).
Así es con Sión, la ciudad de Dios. Si confiamos en Cristo, ya somos ciudadanos permanentes de la Jerusalén celestial. Y cuando esta nueva Jerusalén aparezca, estaremos también allí en gloria.
Una invitación al cierre
Quiero cerrar este mensaje de la manera que lo hace la Biblia, con una invitación a cualquiera que nunca ha llegado al monte Sión, la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén – quizás un John Newton entre nosotros. Los dos últimos capítulos d la Biblia describen la Nueva Jerusalén, bajando del cielo al final de los tiempos.
- Como una novia ataviada para su esposo
- En ella toda lágrima será enjugada, no habrá muerte ni clamor ni dolor.
- Su fulgor es semejante al de una rara piedra preciosa como una piedra de jaspe cristalino.
- No hay templo en la ciudad, porque su templo es el Señor Dios Todopoderoso, y Jesucristo el Cordero.
- No hay sol ni luna que la iluminen porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.
- En el centro de la ciudad está el trono de Dios y un río de agua de vida fluye del trono.
- A cada lado del río hay un árbol de la vida que siempre da frutos.
- He aquí, el Tabernáculo de Dios está entre los hombres el habitará entre ellos y ellos serán su pueblo y Él será su Dios, su luz y su alegría y reinarán por los siglos de los siglos.
"Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida" (Apocalipsis 22:17). "Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida" (21:6). ¡VENID!
Notas adicionales
- Más sobre la idea de ser nacido en Sión y el alcance de Sión a todas las naciones: Isaías 66:8; Zacarías 2:11 sgtes.
- Más sobre la Sión celestial en el Antiguo Testamento: Salmo 48:2; comparen la frase “extremo norte” (¡no en NIV! (Nueva Versión Internacional) con la misma frase en Isaías 14:3f. Parece que aquí se describe a Sión como en un norte muy distante, es decir, en el reino celestial.
- Para el gran regocijo futuro en Sión ver Isaías 35:10; 51:3,11.
- La esperanza de la ciudad con fundamentos es un incentivo fuerte para sufrir y amar aquí: Hebreos 13:13f.; 10:10, 16; Revelación 3:12