¡Jamás hombre alguno ha hablado como este Hombre habla!
Cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente este es el Profeta. Otros decían: Este es el Cristo. Pero otros decían: ¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea? ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén, la aldea de donde era David? Así que se suscitó una división entre la multitud por causa de El. Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano.
Entonces los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis? Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla! Entonces los fariseos les contestaron: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar? ¿Acaso ha creído en El alguno de los gobernantes, o de los fariseos? Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita es. Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo: ¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace? Respondieron y le dijeron: ¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta surge de Galilea.
En este mensaje quiero hacer un rápido resumen de la doble división que ocurre en respuesta a Jesús, y luego enfocarme en las palabras del versículo 46: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!", y entonces, con la ayuda de Bono y C.S. Lewis, mostrar por qué es tan ofensivo y fascinante la presentación de Jesús en los evangelios. Y todo esto lo hago en la esperanza de que algunos de ustedes descenderán del muro de sus dudas, y se entregarán totalmente a Jesús.
Una Doble división
Por ello, primero veamos la doble división: la división de los versículos 40-44, y la división de los versículos 47-52. En los versículos 40-44, vemos que en las multitudes hay una triple división.
- Versículo 40: "Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente este es el Profeta", refiriéndose a Deuteronomio 18:15, donde dice que en los postreros días Dios levantaría un profeta como Moisés.
- Luego , en el versículo 41: "Otros decían: Este es el Cristo" -es decir el Mesías judío por tanto tiempo esperado.
- Después, en los versículos 41-42, algunos no veían cómo es que él podría ser el Mesías, porque pensaban que él venía de Galilea y no sabían que había nacido en Belén. "Pero otros decían: ¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea? ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén, la aldea de donde era David?"
De modo que los versículos 43-44 lo resumen todo: "Así que se suscitó una división entre la multitud por causa de El. Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano". Así ocurrió durante la vida de Jesús en la tierra, y así es como sigue ocurriendo dondequiera que él es presentado fielmente en la actualidad. Ore para que en este mismo momento usted no esté en el lado errado de esta división.
El Informe de los aguaciles: Nadie habla como Jesús
Luego, en el versículo 45, los aguaciles que los principales sacerdotes y fariseos habían enviado para arrestar a Jesús regresaron con las manos vacías. "Entonces los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis?" Esta es la bisagra del texto; señala la doble división en el texto. El versículo 46 dice: "Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!" De todas las cosas que pudieron haber dicho acerca de la volátil situación en las multitudes y de cómo un arresto pudo haber causado un motín y haber puesto a los fariseos en un gran problema, ellos no se justificaron de esa manera. Dijeron: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!"
Este es el eje del texto: este hecho, la singularidad de Jesús en el mundo, causa una doble división. Hemos visto la primera división: las multitudes se han separado en tres puntos de vista diferente acerca de Jesús. Ahora llega una segunda división, definida por los fariseos, solo que esta vez hay más intensidad, porque los fariseos diagnostican cada una de las tres posiciones. Y cada vez que dan el diagnóstico de lo que creen que es una falsa forma de ver a Jesús, cavan un hoyo más profundo para sí mismos y para su propia ceguera.
El Diagnóstico de los fariseos: Todos los demás están errados
Primero dicen que los aguaciles están engañados. Versículos 47-48: "Entonces los fariseos les contestaron [a los aguaciles]: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar? ¿Acaso ha creído en El alguno de los gobernantes, o de los fariseos?" Así que los aguaciles tuvieron una impresión positiva de Jesús, y los fariseos la explican como engaño. Pero, en realidad, ¿quién está engañado?
Segundo, las multitudes están malditas. Versículo 49: "Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita es". Las multitudes están confundidas acerca de Jesús, pero no solo porque no conocen la ley, sino porque están bajo la maldición de Dios, dicen. Ésto es sorprendente. Ellos descuentan a todo el pueblo judío, diciendo que no conocen la ley, y se ponen a sí mismos delante, como los no-malditos que sí conocen correctamente la ley. Pero, en realidad, ¿quién está engañado aquí?
Tercero, Nicodemo, piensan, está ciego por haber sido influenciado. Nicodemo, quien era un fariseo, había venido de noche a Jesús, en Juan 3, y le había escuchado hablar de su necesidad de nacer de nuevo. Él da una palabra de advertencia. Versículo 51: "¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?" Y ante esta palabra de justicia y advertencia, sus colegas fariseos, le acusan de estar influenciado. Versículo 52: "Respondieron y le dijeron: ¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta surge de Galilea".
En lugar de estar abiertos a la preocupación de Nicodemo acerca de conocer los hechos antes de condenar a Jesús, dicen, en esencia, que la única razón por la cuál alguien quisiera darle a él ese tipo de oportunidad es que sea parte de su clan, "ustedes los galileos son todos una misma cosa".
Se Cambian los papeles: Los fariseos están engañados, malditos, e influenciados
Así que los aguaciles están cegados por el engaño. Las multitudes están cegadas por una maldición. Nicodemo está cegado por la influencia de este galileo. Pero Juan quiere que veamos que en realidad es exactamente al revés. Todas estas acusaciones mostrarán que en realidad son los fariseos quienes están engañados, malditos, e influenciados.
Y en el centro de toda esta división y condenación está Jesús y las palabras: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!" Esa es la bisagra y eje de este pasaje. Juan quiere que veamos lo que causa toda la división y recriminación es esta singularidad de Jesús en el mundo.
La Absoluta singularidad de Jesús está causando división
Cuando Jesús nació, el anciano Simeón dijo a su madre: "He aquí, este niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción" (Lucas 2:34). Y Jesús confirmó su destino cuando dijo: "No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada" (Mateo 10:34). Y él se refería exactamente a lo que vemos en este texto. Su singularidad absoluta estaba causando esta división. Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla.
¿Qué tenían en mente, al decir esto, los oficiales que regresaron con las manos vacías? ¿Qué debiéramos tener en mente? Bien, lo último que Jesús dijo antes de que ellos regresaran, con las manos vacías a los fariseos, estaba en los versículos 37-38: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”. ¿Qué ser humano habla así? Que venga a mí y beba. Y si lo hace, de su corazón brotarán ríos de agua viva.
Me parece, por tanto, que cuando decimos: "Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla", Juan tiene en mente el impresionante reclamo de Jesús sobre sí mismo. No era solo su sabiduría o inteligencia, o su poder, o humildad, o valor, o claridad. Era el reclamo superior que hizo de sí mismo. ¡Nadie habló jamás como este hombre!
Ocho reclamos espectaculares de Jesús
Permítanme darles ocho ejemplos de los reclamos espectaculares de Jesús, partiendo de este Evangelio. Y podríamos dar más. Nadie habló jamás así:
1. Él afirma ser Dios.
"Os lo digo desde ahora [la traición de Judas], antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy" (Juan 13:19). Literalmente: "que Yo Soy". Les digo el futuro para mostrarles que yo soy la encarnación de Yavéh, el Dios del Antiguo Testamento quien se identifica a sí mismo en Éxodo 3:14 como "Yo Soy". Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros.” O como dice en Juan 10:30: "Yo y el Padre somos uno".
2. Él afirma existir desde antes de nacer.
"Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy" (Juan 8:58). Él no solo reclama existir desde antes de nacer, también reclama existir como "Yo soy". Él es Yavéh.
3. En esta deidad, él reclama haber llegado como el pastor por sus ovejas.
Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas" (Juan 10:11). "yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10). Él reclamó que su muerte sería la clave para la vida eterna de sus ovejas
4. Él afirma ser el único Camino a Dios.
"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6). Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12). Él es el Camino, la Verdad, la Vida, la Luz. Si no creemos en él, él dice que permanecemos en tinieblas (Juan 12:46) para siempre (Juan 5:29; Mateo 18:8; 25:42,46).
5. Él afirma ser el pan y el agua que imparten vida eterna.
"Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed" (Juan 6:35). "El que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna" (Juan 4:14). "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano" (Juan 10:27-28).
6. Él afirma que nada podemos hacer sin él.
"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. . . . Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:1-5).
7. Él afirma ser el que resucita a los pueblos al final de la historia.
"Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá". (Juan 11:25). "Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final” (Juan 6:40).
8. Él afirma ser la gloria suprema que nos satisfará eternamente en el siglo venidero.
"Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo" (Juan 17:24).
Y por supuesto, estos son solo unos pocos en el Evangelio de Juan. Hay muchos más aquí, y muchos más en los otros tres Evangelios, como su afirmación de perdonar pecados, y su regreso en gloria a la tierra, y el cumplimiento de toda la ley. Pero regresemos ahora para señalar algunas implicaciones del hecho de que "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!".
Escuchando a Lewis
Quiero que escuchen a C.S. Lewis y a Bono. Verán por qué. Lewis es famoso por esta cita acerca de cómo usted no puede tener a Jesús como a un gran maestro moral y rechazarle a la vez como Dios.
Estoy tratando aquí de prevenir a cualquiera para que no diga la necedad que dicen las personas acerca de Él: "Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su reclamo de ser Dios". Eso es algo que no debemos decir. Un hombre que dijo las cosas que dijo Jesús no puede ser un gran maestro moral. Él sería o un lunático -al mismo nivel del hombre que dice que es un huevo hervido- o puede ser el Diablo del infierno. Usted debe tomar una decisión. O este hombre fue, y es, el Hijo de Dios: o fue un loco o algo peor. Usted puede callarlo como a un tonto, puede escupirle y matarle como a un demonio; o puede caer a sus pies y llamarle Señor y Dios. Pero no vengamos con alguna insensatez patronizada acerca de que él es un gran maestro humano. Él no nos dejó esa posibilidad. No tenía esa intención. (Mere Christianity [Macmillan, 1952], pp. 55–56)
En otras palabras, la forma en que Jesús habló -como jamás alguien habló- hace que sea irracional decir cosas agradables acerca de él, a la vez que se rechaza su deidad. Él no fue alguien agradable, si es que realmente no era Dios.
Escuchando a Bono
El colega irlandés de C.S. Lewis, Paul David Hewson, también conocido como Bono, del grupo de rock U2, parece haber leído a Lewis y haberse persuadido. Unos días después de la bomba terrorista de 2004 en Madrid, Bono ofreció una entrevista a un periodista francés llamado Michka Assayas. Cuando surgió el tema de la religión como causa del terrorismo, Bono llevó la conversación hacia el cristianismo y el tema de la gracia.
Cuando Bono dijo: "No son nuestras buenas obras las que nos llevan hacia las puertas del cielo", el periodista replicó:
"Una esperanza así es maravillosa, incluso si está cerca de la locura, desde mi perspectiva. Cristo tiene su lugar entre los grandes pensadores del mundo. Pero ¿Hijo de Dios? ¿No es eso grotesco?".
La respuesta de Bono es extraordinaria, y enfatiza nuevamente el criterio de Lewis, solo que probablemente con mucha más fuerza en nuestros días en vista de quién él es y el contexto en que la dio. ¿No es grotesca toda esa plática sobre el "Hijo de Dios"?
No, no es grotesca para mí. Mire, la respuesta secular a la historia de Jesús es así: él fue un gran profeta, obviamente un hombre muy interesante, tuvo mucho que decir junto a otros grandes profetas, sea Elías, Mahoma, Buda, o Confucio. Pero en realidad Cristo no lo permite. Él no le dejó ese gancho. Cristo dice:
No, yo no soy un maestro, no me llames maestro. No estoy diciendo que soy un profeta. Estoy diciendo: "Yo soy el Mesías". Estoy diciendo: "Yo soy el Dios encarnado". Y las personas dicen: "No por favor, sé solo un profeta. Un profeta podemos tener. Eres un poco excéntrico. Hemos tenido a Juan el Bautista comiendo langostas con miel silvestre, podemos aceptar eso. ¡Pero no menciones la palabra que empieza con 'M'! Porque ¿sabes?, si lo haces, entonces vamos a crucificarte".
Y continúa: "No,no. Sé que esperan que yo regrese con un ejercito y les libere de estos seres repulsivos, pero yo soy en realidad el Mesías". Y en ese punto, todos comienzan a mirarse los zapatos, y dice: "Oh Dios mío, él va a seguir diciéndolo". Así que solo te queda esto: o Cristo era quien dijo ser, el Mesías, o estaba completamente tostado [loco]. Quiero decir, estamos hablando de tostado al nivel de Charles Manson. . . . No estoy bromeando aquí. La idea de que todo el curso de la civilización de la mitad del planeta pudo haber visto su destino cambiado y trastornado por un 'tostado', para mí, eso es grotesco. (Conversación de Bono con Michka Assayas [New York: Penguin Books, 2005], p. 227).
¿Ha nacido Bono de nuevo? No lo sé. Si no lo ha hecho, oro para que lo haga pronto. Y llamo la atención a mi incertidumbre porque quiero dejar algo bien en claro. Es posible estar persuadido de la lógica de Lewis y de Bono y no ser salvos, no haber nacido de nuevo y tener vida eterna.
Más que persuadidos de que Él es Dios
Esto nos trae de vuelta a nuestro texto y al mensaje de la semana pasada. Lo último que escucharon de Jesús los aguaciles, antes de decir: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!", fue: "Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva" (Juan 7:38).
En otras palabras, creer en Jesús significa más que estar persuadidos de que él es Dios. El diablo está totalmente persuadido por Lewis y por Bono, pero creer en Jesús significa venir a él y beber. Es decir, si yo y Lewis y Bono queremos tener vida eterna, debemos venir a Jesús como a nuestro Tesoro supremo y totalmente satisfactorio. A nuestra Agua que satisface la sed, a nuestro Pan que satisface nuestra hambre, a nuestra Luz que siempre nos guía y que todo lo ilumina, a nuestro Cordero de Dios y sustituto infinitamente precioso.
¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla! Él es verdadero. Él es quien dijo ser. Pero no lo deje solo así. Venga, coma, beba, confíe, y encuentre en él el gozo eterno.