No hay condenación en Cristo Jesús, parte 1
Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne, 4 para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
El mayor peligro hoy en todas las discusiones que se hacen sobre las organizaciones sociales basadas en la fe es que los cristianos comiencen a pensar acerca de su fe en la misma forma que lo hace el mundo. Por más de veinte años he batallado con mi propia mente para no pensar de esa forma. Porque la tentación es fuerte, y viene desde afuera y desde adentro de la iglesia.
El mundo ve al cristianismo, y a otras religiones, como útiles en dependencia de los beneficios sociales, psicológicos o físicos que ofrecen. En otras palabras, el mundo no valora al cristianismo en la categoría de verdadero o falso, sino en la categoría de útil o dañino. El mundo no piensa del cristianismo como si fuera la revelación divina, sino como una opinión humana. El mundo no cree que Dios debe mostrarnos nuestras necesidades más profundas, y después proveernos el remedio en Jesucristo. El mundo cree que conocemos nuestras necesidades más profundas y que la religión se vuelve respetable si nos ayuda a alcanzarlas.
El peligro de que los cristianos comiencen a pensar de esta manera es inmenso y mortal. Un reportero entrevista a un pastor, e inmediatamente define, con sus preguntas, las categorías para explicar la existencia del cristianismo: « ¿Qué están haciendo con las viviendas disponibles? ¿Cómo ayudan a las personas a buscar trabajo? ¿Cuáles son sus estrategias para mejorar los cuidados de salud?»
Esas son preguntas válidas. Pero si ustedes permiten que la mente secular determine el punto de partida y luego defina las categorías con que se explica el cristianismo, entonces promoverán la noción errónea de que la iglesia de Jesucristo y el evangelio de Jesucristo no son una revelación verdadera, necesaria y autoritativa de Dios, sino una actividad de los hombres que es útil.
Comienzo de esta manera porque en unos minutos señalaré en nuestro texto algunos de las dulces, prácticas y preciosas consecuencias de la verdad. Pero quiere que sepan desde el principio, y sientan, que si comienzan donde el mundo comienza –pensando que conocen sus necesidades reales y que Dios será útil en la medida que las satisfaga- entonces no sabrán qué es cristianismo.
La Esencia Del Cristianismo
La esencia del cristianismo es que Dios es el valor supremo del universo, y no le honramos por lo valioso que es; que somos, por tanto, culpables de pecado y estamos bajo su ira omnipotente, y solo él nos puede rescatar de su propia condenación, rescate que ha realizado por medio de la muerte y resurrección de su Hijo, Jesucristo, para todo el que esté en Cristo. Conociendo esto, si lo que promovemos son casas, trabajos, cuidados de salud, sobriedad, vida familiar y no este mensaje, no somos cristianos; somos crueles. Peinamos el pelo del hombre que está en la silla eléctrica y escondemos el documento de su libertad en nuestras manos.
Romanos 1-7 muestra todo lo que hemos dicho. Traté de resumirlo la semana pasada: Dios santo, hombre pecador, ira venidera, Salvador perfecto, Jesucristo crucificado y resucitado, justificación por fe, santificación por fe. Y ahora Pablo resume el mensaje del cristianismo en la gran conclusión de Romanos 8:1: “Por consiguiente [por todo eso], no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús”. Esa es la esencia del cristianismo. Ese es el mensaje central y fundamental de Dios al mundo. Esto es lo que anunciamos. Esto es lo que alegamos. Por esto sacrificamos nuestras vidas para comunicar a las naciones y a los vecinos: No hay condenación para los que están en Cristo Jesús.
Veámoslo en dos partes: 1) ¿qué es el don?, y 2) ¿quién lo disfruta? 1) El don es “no hay ahora condenación”. 2) Los que lo disfrutan son “los que están en Cristo Jesús”
¿Qué es el don? “No hay ahora condenación”
La palabra “ahora” puede tener dos connotaciones diferentes.
Una que por fin todo está en el lugar adecuado, todo ha sido hecho; finalmente, AHORA puedo recibir lo que he prometido. Un abuelo envía un paquete a su nieta y dice: “no lo abras hasta tu cumpleaños”. Cada día la chica dice: “¿Ahora? ¿Puedo abrirla ahora?”. “No, ahora no. Solo en tu cumpleaños”. Cuando llega el día, entonces ella dice: “¡finalmente, ahora! Este es el “ahora” que viene después de la espera.
La otra connotación para “ahora” es la del ahora que viene antes del momento que usted pensaba que sucedería. Ese mismo abuelo le escribe a su hijo y le envía un cheque de 5000.00 $ y le dice «Hijo, sabes que algún día heredarás mi finca. Pero sé que ahora es que tus necesidades son grandes, así que te estoy enviando esto por delante». Aquí el “ahora” no es “finalmente, ahora”, sino “ahora ya”.1
Estos dos significados para “ahora” en Romanos 8:1 no son muy diferentes. “no hay ahora condenación”. Es “finalmente ahora”, o “ahora ya”. Podemos ver los dos dignificados en Romanos 8. Vea el verso 3: “Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó [¡aquí está la palabra!] al pecado en la carne”
¡Así que aquí vemos el “finalmente ahora”! Todos esos años la ley ordenaba y condenada a los quebradores de la ley, y la ley señalaba a un Justo y a un Sacrificio que algún día vendría (Romanos 3:21), pero la ley no pudo quitar la condenación de los pecadores. Si debía llegar un momento en que los pecadores experimentarían la ausencia de la “condenación” (cuando los impíos pudieran ser justificados por fe) entonces Dios tendría que hacer algo además de dar una ley. Y lo que hizo fue enviar a su Hijo en forma humana, como nuestro representante y sustituto y allí, en el sufrimiento de su Hijo sobre la cruz, ¡Dios condenó al pecado!
¿El pecado de quién? Jesús no tenía (vea “semejanza de carne de pecado”, v.3). No su pecado, sino el nuestro. Este es el evangelio, esto es cristianismo. Todos estábamos bajo la condenación de Dios debido a nuestro pecado. Pero, como Romanos 5:6 dice: “mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos” ¿Qué significa que murió por los impíos? Ahora vemos su significado en Romanos 8:3. Significa que Dios derramó sobre su Hijo la condenación que nosotros merecíamos. Él condenó el pecado (¡mi pecado!) en la carne (¡la carne de Cristo!). ¡¿Puedes creerlo?!
¡Por tanto! ¡Finalmente Ahora! No hay condenación ¡Ahora! Ahora que todo lo que tenía que hacerse ha sido hecho para absorber la ira de Dios. Ahora, por fin no hay condenación.
¿Pero qué podemos decir acerca del otro significado de “ahora”? ¡Ahora bien ya! Vea Romanos 8:33-34. Pablo mira hacia el futuro. Considera el hecho de que el juicio final todavía está por venir. Y en nuestro camino hacia él habrá muchos días en los que nuestro adversario, el diablo, tratará de engañarnos y cegarnos, y acusarnos y engullirnos en sentimientos de culpa. Por eso Pablo escribe el “ahora ya” no hay condenación: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condena [¡Aquí está la palabra!]? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”.
Así que aquí no solo tenemos una mirada retrospectiva para recordarnos que Cristo ha muerto y se ha convertido en nuestra condenación, sino que además tenemos la mirada proyectada hacia adelante para recordarnos que, aunque hay un juicio por venir, y algunas veces temblaremos de solo pensarlo, sin embargo, ahora ya no hay condenación. Usted no tiene que esperar a la herencia final para saber qué será la porción de la herencia: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?”. En ese último día cuando toda su vida (con todas las imperfecciones de Romanos 7) le sea mostrada, tendrá solo una esperanza: “Dios es el que justifica [...] Cristo Jesús es el que murió [...] el que resucitó [...] el que también intercede”.
El veredicto del juicio final fue anunciado en el 33 d.C. ¡Inocente! Ahora ya no hay condenación. Este es el corazón del cristianismo. Este es el don de Dios.
¿Quién lo disfruta? “Los que están en Cristo Jesús”
Solo voy a hacer mención de esto hoy y guardaré la mayor parte para las próximas dos semanas. Dos puntos sencillos:
Primero, no todo el mundo puede decir: “No hay condenación sobre mi vida”. Solo los “que están en Cristo Jesús”. Algunos están en él y otros no. Pablo lo asume en cada uno de sus escritos. Hay algunos que están “en Cristo” y hay otros que están “fuera”. Pablo no es universalista, él dice explícitamente en Romanos 9:3, con tristeza, que hay algunos que son “anatema[s], separado[s]de Cristo”. La contraposición a esta hermosa frase “en Cristo” (en kristõ) es la terrible frase “separado de Cristo” (apo tou Kristou). ¿Dónde está usted? ¿En Cristo? ¿O separado de Cristo?
El segundo punto es este: ¿Solo por estar en Cristo, la condenación de Cristo se vuelve nuestra condenación? Si usted quiere poder decir ahora y en el juicio final: “no hay condenación para mí porque Cristo la soportó por mí”, entonces debe estar “en Jesús”. Si está en él, lo que le sucedió a Cristo, le sucedió a usted. Si está “separado de Cristo”, no tiene garantía para decir que lo que le sucedió a Cristo le pasó a usted.
Si dice “Ah, pero él murió por todo el mundo. Él es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Si, en efecto, y eso significa que en Jesús hay infinitas habitaciones. Cristo no es un pequeño hotel, hay espacio para todos, y todos están invitados y se les ordena: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados” (Mateo 11:28); “Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22:17); “al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera” (Juan 6:37).
¿Pero qué sucedería si usted no viene? ¿Si no cree? ¿Si no recibe el regalo gratuito? Jesús nos dice en Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”. La ira de Dios, la condenación es quitada en Cristo, no fuera de Cristo.
Entonces ¿dónde está usted? ¿En Cristo? ¿O fuera de Cristo? ¿Libre de condenación? ¿O bajo condenación? Usted no tiene que estar bajo condenación. Hay espacio en Cristo. Siempre hay lugar en Cristo. Y la palabra de Cristo para todo pecador es: “¡Ven! ¡Confía en mí! ¡Entra! Yo seré tu vida, tu justicia, tu perdón, porque he sido tu condenación”.
Hay mucho más que decir acerca de estar “en Cristo”, pero quiero terminar como dije que lo haría, señalando algunas consecuencias, dulces, prácticas y preciosas de esta verdad en nuestro texto. ¿Qué diferencia hace ahora sobre mi vida la frase “no hay condenación”? Aun si ustedes me hubieran dicho: “No es de utilidad en absoluto para mis problemas prácticos”; yo pudiera responder: “De todas formas, esto es 10 000 veces más valioso que cualquier otra ayuda que pudieran recibir. Porque la eternidad es inmensa y la vida aquí es muy corta”. Creo que intercambiar una vida de miseria total durante 85 años, por 85 millones de años sin condenación en la presencia del Dios de toda satisfacción, no sería un mal negocio.
Pero de todas formas mencionaré algunos beneficios. Solo los mencionaré para que ustedes reflexionen y los busquen. Son para aquellos de ustedes que creen (que están en Cristo Jesús), tengo la esperanza de que sea una tentación espiritual para que el resto venga a Cristo.
No Hay Condenación En El Dolor Físico
Cuando ustedes sufren el dolor físico, y permanece durante un largo tiempo, y parece empeorar en lugar de mejorar, y parece que aún pudiera terminar en muerte y no en sanidad, viene el acusador (tus propios pensamientos, el diablo, los compañeros de trabajo) y dice: “Es un castigo. Estás bajo la condenación de Dios. Esa es la razón por la que sufres tanto”. ¿Cómo podrás sobrevivir ese ataque? Respuesta: Con Romanos 8:1, “No, no estoy bajo condenación. No hay condenación para aquellos que están en Cristo Jesús. Y yo confío en Cristo, mi justicia y mi perdón. Mis pecados han sido cubiertos. No vendré a condenación. He pasado de muerte a vida (Juan 5:24). Vete tentador. Oh Cristo, que tu poder se perfeccione en mi dolor”.
No Hay Condenación En Las Dificultades Maritales
Suponga que se siente decepcionado o quizás muy agraviado en su matrimonio. ¿Dónde encontrará el poder moral para perdonar, seguir amando, cortejando, esperando, y para no recurrir a la devolución del mal por el mal y a la condenación? Respuesta: Romanos 8:1. Usted se recordará a sí mismo una y otra vez que, aunque es un pecador, en Cristo Jesús Dios no le condena, y en su futuro hay libertad para disfrutar el gozo eterno. De esa reserva de misericordia y esperanza preparará paquetes de misericordia para su esposa. Y Dios obrará maravillas de gracia en su vida.
No Hay Condenación En Los Errores De Parentesco
¿Qué hará si su niño le rompe el corazón? Encontraremos bastantes razones para pensar que fue nuestra culpa. Y nunca podrá organizar sus pensamientos. Nunca. Solo Dios puede. Entonces ¿cómo seguirá adelante? ¿Cómo seguirá amando? Respuesta: Romanos 8:1. Al fin usted no tiene que organizar sus pensamientos. Su justicia ante Dios no depende de su comprensión de cuánta fue su culpa y cuánta no la fue. Su justicia ante Dios como hijo amado y perdonado es esta: No hay condenación para aquellos que están en Cristo Jesús. Con esta libertad, admitirá libremente sus faltas, y se humillará ante sus niños y Dios sanará.
Pudiéramos seguir sin parar. No hay condenación y ministerio. No hay condenación y presión de grupo. No hay condenación y tentación sexual. No hay condenación y orgullo. No hay condenación y racismo. ¡Oh cuán poco conocen de esta verdad los que tienen intolerancia racial, prejuicio y discriminación! Y los beneficios continúan sin parar. Las implicaciones prácticas de estas gloriosas verdades no tienen fin.
Entonces, ¿dónde está usted? ¿Ha moldeado el mundo su mente para que ni siquiera piense en su necesidad de escapar de la condenación de Dios? ¿Cree simplemente acerca de cómo la religión debería ser útil de manera práctica? Y lo más importante ¿está en Cristo, por la fe, o está fuera de Cristo? No se quede afuera. Siempre hay espacio en Cristo. Venga.
1 Ya, en este contexto expresa: antes del tiempo en cuestión, sorprendentemente pronto [Concise Oxford English Dictionary]. Nota del traductor.