El matrimonio es para tener hijos . . . discípulos de Jesús, parte 1
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
He intentado de demostrar a través de la Escritura que el significado principal del matrimonio es reflejar el pacto de amor entre Cristo y su iglesia. En otras palabras, el matrimonio fue diseñado por Dios para ser una parábola de la forma en que Cristo ama a su iglesia y la forma en que la iglesia ama y sigue a Cristo. Esto es lo más importante que deben saber los esposos y las esposas acerca del matrimonio.
El Matrimonio Refleja al Magnífico
El pasaje clave ha sido Efesios 5:23-25: “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.” No te familiarices con esto para que te siga asombrando. ¿Dónde, en todo el mundo, hablaría alguien sobre el matrimonio de esta forma? En estos tres versículos lo dice tres veces:
- Versículo 23: matrimonio: así como Cristo es cabeza de la iglesia.
- Versículo 24: matrimonio: como la iglesia está sujeta a Cristo.
- Versículo 25: matrimonio: como Cristo amó a la iglesia.
¿Cuál es el significado más importante del matrimonio? Se encuentra en las palabras: “como Cristo…como la iglesia…como Cristo.” El fin primario del matrimonio no está en el matrimonio mismo. No está en el esposo ni en la esposa ni en los hijos. El fin primario del matrimonio está en: “como Cristo,” “como la iglesia,” “como Cristo.” El matrimonio es una cosa magnífica porque esta moldeado en algo magnífico y apunta a algo magnífico. Y el amor que sujeta a este hombre y a esta mujer en el matrimonio es un amor magnífico porque refleja algo magnífico—“como Cristo amó a la iglesia” y “como la iglesia está sujeta a Cristo.” La grandeza del matrimonio no está en sí mismo. La grandeza del matrimonio está en que expone algo grandioso, Cristo y su iglesia.
Llenando la Tierra…Con Seguidores de Jesús
Ahora lo que quiero añadir hoy es que el matrimonio es para hacer hijos…discípulos de Jesús. Hay un doble sentido que espero que te ayude a recordar el punto. El matrimonio es para hacer hijos—esto es, procreación. Tener bebés. Éste no es el significado principal del matrimonio, aunque sí es importante y bíblico. Pero entonces añado las palabras discípulos de Jesús. “El matrimonio es para hacer hijos discípulos de Jesús.” Aquí cambia el enfoque. El propósito del matrimonio no es simplemente añadir más gente al planeta. El punto es incrementar el número de seguidores de Jesús en el planeta.
El resultado de decirlo de esta forma es que las parejas que no pueden tener hijos por problemas de infertilidad aún pueden hacer a niños discípulos de Jesús. El propósito de Dios para hacer el matrimonio el lugar donde tener hijos nunca fue nada más llenar la tierra, sino llenar la tierra con adoradores del único Dios verdadero. Una forma para que el matrimonio llene la tierra con adoradores del único Dios verdadero es procrear y enseñar a los hijos en el Señor. Pero no es la única forma. Cuando el enfoque del matrimonio se convierte, “Haz a los hijos discípulos de Jesús,” el sentido del matrimonio en relación a los hijos no es simplemente “haz hijos” sino, “hazlos discípulos.” Y esto último puede pasar, aún cuando lo primero no suceda.
A Donde Nos Dirigimos
Pero nos estamos adelantando. Aquí está a donde vamos en primer lugar. Primero, quiero que veamos que el plan original de Dios en la creación era que los hombres y las mujeres se casaran y tuvieran hijos. Tener hijos es la voluntad de Dios. Segundo, quiero que veamos que en el mundo caído en el cual vivimos, no solo el matrimonio ya no es un llamado para todas las personas, sino que tampoco el tener hijos es un llamado para todas las parejas. Normal, bueno, doloroso, glorioso—pero no es un requisito. Tercero, nos enfocaremos en lo que Efesios 6:1-4 dice acerca del cómo el matrimonio se vuelve un instrumento para hacer a los hijos discípulos de Jesús.
1. Tener Hijos Es La Voluntad De Dios
Primero, el significado del matrimonio normalmente incluye, por diseño de Dios, dar a luz a hijos y enseñarles los caminos de Cristo. Génesis 1:26-28:
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Después del diluvio leemos en Génesis 9:1, “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.” Éste fue el diseño original de Dios. El matrimonio es el lugar para hacer hijos y llenar la tierra con el conocimiento del Señor en la misma forma en que las aguas cubren el mar (Habacuc 2:14). Nunca ha cesado de ser una cosa buena. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta (Salmo 127:4-5).
Y en el Nuevo Testamento nadie es más positivo sobre los hijos que Jesús mismo. Marcos 10:13-14 dice, “Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.” De principio a fin, la Biblia pone un gran énfasis en tener, enseñar y bendecir a los hijos. Si eres alguno de los de Belén con una familia grande, ¡bendito seas! Es un llamamiento magnífico. Regresaremos a esto en un momento. Es uno de los grandes significados del matrimonio—el mantener y enseñar a los hijos para la gloria de Dios.
2. Tener Hijos No Es Lo Principal
Pero el segundo punto principal que quiero hacer es que, aunque el significado del matrimonio normalmente incluye dar a luz a bebés, esto no es absoluto. En esta era caída y pecaminosa que desesperadamente necesita conocer al Redentor, Jesucristo, la naturaleza por sí misma no dicta cuando, o en qué caso si o en que caso no, tener hijos. La decisión sobre si concebir hijos o no, finalmente no es una decisión sobre lo que es natural, sino sobre lo que magnificará al Redentor, Jesucristo.
En otras palabras, hay una analogía entre la pregunta de la soltería y la pregunta de los hijos. Dios dijo en Génesis 2:18 “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” Aquí parece que el matrimonio es el único camino que tomar. Pero luego Pablo, que no estaba casado, dijo en 1 Corintios 7, versículo 7 y versículo 26, “Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro….Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está.” Así que hay diferentes dones y diferentes llamamientos. El matrimonio no es absoluto.
Lo mismo sucede con tener hijos. En el principio, Dios le dijo a la humanidad, “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra.” Eso es normal. Eso es bueno. Pero no es más absoluto de lo que el matrimonio es absoluto. Lo que sí es absoluto es la búsqueda de hijos espirituales, no hijos naturales. El matrimonio no es solamente para tener hijos. Pero sí es solamente para hacer a los hijos seguidores de Jesús. Considera los siguientes pasajes.
Teniendo Cientos de Hijos
En Marcos 10:29-30, Jesús dijo “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.” Aquí, Jesús cambia el absoluto de tener hijos biológicos a tener cientos de hijos a través de la familia de Cristo y a través de la influencia espiritual. Puede ser la adopción. Puede ser la adopción temporal. Puede incluir el hacer tu patio trasero un lugar para un club bíblico. Puede ser la hospitalidad en un vecindario en el cual tu casa es el lugar favorito de muchos niños. Puede incluir tu trabajo de cuidar niños o cuando te encargan a tus sobrinos o cuando enseñas en la clase de los domingos. El punto es: el matrimonio no es solamente para hacer hijos; pero es para hacer que niños sean seguidores de Jesús de una forma u otra, directa o indirectamente.
Siendo “Hijos de Dios”
En Romanos 9:8 Pablo dice, “Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.” En otras palabras, en el reino de Dios, hacer “hijos según la carne” no es absoluto, sino buscar hacer “hijos de Dios.”
La Familia Más Importante
En 1 Corinitos 4:15, Pablo dice, “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.” Esta es la familia más importante en la vida Cristiana, y es la forma primaria en que tenemos hijos, no por nacimiento natural, sino por nacimiento sobrenatural. Para muchos matrimonios los dos van juntos. Pero no para todos.
Engendrando Hijos Espirituales
Un versículo más en este punto—Romanos 16:13:” Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía.” Aquí está el ejemplo de una madre que se extiende más allá de un hijo natural a un hijo de afección y cuidado. Así que concluyo que, entre cristianos, ser madre y padre por procreación es natural, bueno y también glorioso cuando Cristo está incluido. Pero no es absoluto. Tener la meta de hacer hijos espirituales es absoluto. El matrimonio es para hacer hijos. Sí. Pero no completamente. Un matrimonio completo es para hacer hijos seguidores de Jesús.
3. Haciendo el Matrimonio un Lugar para Hacer Discípulos
En los pocos minutos que nos quedan, concentrémonos en el llamado de Dios para que el matrimonio sea un lugar para hacer a los hijos seguidores de Jesús. Esta semana nos enfocaremos en la madre y el padre, y la siguiente semana en el padre, porque el padre tiene un enfoque especial en este texto y porque el próximo domingo es el Día del Padre. Aquí está el texto una vez más:
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
Cinco Pequeñas Observaciones
El padre tiene la responsabilidad principal de enseñar a sus hijos la disciplina y la instrucción del Señor. Nótese que en el versículo 1 dice, “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres.” A los dos. No solo al padre o a la madre. Sino padres. Pero cuando el enfoque cambia del deber de los hijos al deber de los padres, el padre es mencionado, no la madre. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” Mi primera observación que estudiaremos más a fondo la próxima semana es que en el matrimonio, los padres tienen la responsabilidad primaria de criar a sus hijos en la disciplina y amonestación del Señor.
Sin embargo, tanto la madre como el padre son llamados a esto juntos. Los dos son mencionados como los objetos especiales del honor de un hijo. Versículo 1: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres (padre y madre).” Puedes ver esta verdad en Proverbios 6:20-21: “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre; átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello.” Y sabes que Pablo le recordó a Timoteo a sujetarse a lo que su madre y su abuela le enseñaron cuando era joven (2 Timoteo 3:14; 1:5). Por lo tanto, tanto el padre como la madre conllevan la responsabilidad en este matrimonio de criar a sus hijos en el Señor, con el papá llevando la responsabilidad principal.
Es importante que la madre y el padre estén unidos en este esfuerzo. No siempre es posible porque algunas veces uno de los dos no es creyente, y entonces se debe encontrar un punto en común, por ejemplo, la forma en que se disciplina a los hijos. Pero el diseño de Dios es un frente unido. Los dos tienen un objetivo: Este hijo debe ser criado “en la disciplina y amonestación del Señor”—cimentado y empapado del Señor, apuntando a honrar al Señor. Dios no diseñó esto para que los esposos se dividieran. Los hijos necesitan un frente unido que viene de mamá y papá. No confundas a tus hijos. Trabajen en sus diferencias sobre qué enseñar, cómo y cuándo disciplinar y luego manténganse unidos frente a sus hijos. No dejen que sus hijos los manipulen a dividirse. Hagan que sus esfuerzos sean inútiles. Dios es uno.
Lo que lleva a la cuarta observación:
La tarea más fundamental de una madre y un padre es mostrarle a Dios a los hijos. Los hijos conocen a sus padres antes de conocer a Dios. Ésta es una gran responsabilidad y debería provocar que todos los padres buscaran desesperadamente una transformación hacia Dios. Los hijos se expondrán por años a lo que el universo es, antes de saber que hay un universo. Experimentarán el tipo de autoridad que está en el universo, y el tipo de justicia que está en el universo, y el tipo de amor que está en el universo antes de conocer al Dios de autoridad, justicia y amor que creó y que reina en el universo. Los hijos absorben la fuerza, el liderazgo, la protección, la justicia y el amor del papá; y están absorbiendo de la madre el cariño, la nutrición, el calor, la intimidad, la justicia, el amor—y, obviamente, todo eso es inseparable.
Y todo esto sucede antes de que el niño sepa algo de Dios, pero todo tiene que ver profundamente con Dios. ¿Podrá el niño reconocer a Dios como quien él realmente es en su autoridad, amor y justicia por lo que mamá y papá le han enseñado? La tarea principal de ser padres es conocer a Dios como realmente es en sus muchos atributos y luego vivir con nuestros hijos de una forma que puedan conocer a Dios. Y, por supuesto, esto incluye dirigirlos siempre al retrato infalible de Dios en la Biblia.
Finalmente, Dios ha ordenado que tanto la madre como el padre se involucren en la crianza de los hijos porque son esposa y esposo antes de ser madre y padre. Y al ser esposa y esposo es cuando Dios quiere que estén los hijos: Como esposo y esposa, son una representación del pacto de amor entre Cristo y su iglesia. Ahí es donde Dios quiere que estén los hijos. Su designio es que los hijos crezcan viendo a Cristo amar a la iglesia y viendo a la iglesia deleitarse en seguir a Cristo. Su designio es que la belleza y la fuerza y la sabiduría de su pacto sean absorbidas por los niños desde el segundo en que nacen.
Padres que Apuntan a Cristo y a la Iglesia
Lo que resulta es que el significado más profundo del matrimonio—reflejar el pacto de amor entre Cristo y la iglesia—está debajo del otro significado del matrimonio—hacer a los hijos discípulos de Jesús. Todo está entrelazado. Los buenos matrimonios hacen buenos lugares para que los hijos crezcan viendo la gloria del pacto de amor de Cristo.
Que el Señor nos dé un enfoque unido en lo que de verdad importa en el matrimonio: Esposos y esposas amándose como Cristo y la iglesia, y los niños viéndolo, y por la gracia de Dios, amando lo que ven.