El matrimonio: perdonando y soportando
12 Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; 13 soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. 15 Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 16 Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. 17 Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre. 18 Mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. 19 Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas.
Ustedes recuerdan quizás, que mi esposa, Noël dijo: «es imposible sobre enfatizar que el matrimonio es un modelo de Cristo y la Iglesia» (vea Efesios 5:31-32). Yo dije que creía que ella estaba en lo correcto por tres razones. Mencionaré dos. La primera era que hacer esta declaración eleva al matrimonio por encima de la imagen de una comedia de alcantarilla y la eleva al claro y brillante cielo de la gloria Dios, donde debería estar. Y en segundo lugar, decir que el matrimonio es un modelo de Cristo y la iglesia, lo ubica firmemente sobre el fundamento de la gracia, porque así fue como Cristo tomó a la iglesia para que fuera su novia, solo por gracia. Y así es como sostiene su relación con la iglesia, solo por gracia.
El Matrimonio: La Obra E Imagen Representativa De Dios
Los dos primeros mensajes tenían el propósito de sustentar esa primera razón. Traté de demostrar que el matrimonio es la obra de Dios y la imagen de Dios. Es decir, la gloria del matrimonio –viene de Dios, a través de Dios, y para Dios. El propósito del matrimonio humano es temporal, pero señala hacia algo eterno, a saber, Cristo y la iglesia. Y cuando esta Era termine, el matrimonio se desvanecerá en la realidad superior que representa.
Jesús dijo en Mateo 22:30: “Porque en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo”. Esta es la razón por la que mi padre, Bill Piper, no será bígamo en la resurrección. Tanto mi madre como mi madrastra han muerto. Mi padre tuvo un matrimonio de treinta y seis años con mi madre, y después de su muerte, tuvo un matrimonio de veinte y seis años con mi madrastra. Pero en la resurrección, la sombra da lugar a la realidad. El matrimonio es un puntero que señala hacia la gloria de Cristo y la iglesia. Pero en la resurrección el puntero se desvanece en la perfección de esa gloria.
El Matrimonio: Fundamentado Firmemente Sobre La Gracia
Entonces, el mensaje central la semana pasada fue que el matrimonio está fundamentado sobre la gracia (la experiencia vertical de la gracia que fluye desde Cristo a través de su muerte en la cruz, y luego esa misma gracia es dirigida horizontalmente desde el esposo hacia la esposa y desde la esposa hacia el esposo). Solo señalamos esta estructura general del matrimonio cristiano, según Colosenses 2:13-14 y 3:13, (y del matrimonio donde solo uno de los cónyuges es cristiano). Colosenses 2:13b-14 nos dice cómo Dios proveyó una base para el perdón de nuestros pecados: “...habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz”. Dios quitó el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros, (y la idea central, por supuesto, no es que los clavos y el madero quitan el pecado, sino que las manos y pies horadados del Hijo de Dios quitaron el pecado (vea Isaías 43.5-6).
La Gracia Dirigida Hacia Los Demás
Entonces, habiéndonos mostrado el fundamento del perdón de Dios en la cruz, Pablo dice en Colosenses 3:13b: “como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. En otras palabras, tomen la gracia, el perdón, y la justificación que han recibido verticalmente por medio de la muerte de Cristo y diríjanla horizontalmente hacia otros. Específicamente, esposos a esposas y esposas a esposos. Casi llegando al final hice una pregunta: ¿Por qué enfatizar perdonar y soportar en lugar de enfatizar el romance, y el disfrute mutuo? Di tres razones:
- Porque habrá un conflicto basado en el pecado, necesitamos perdonar el pecado y soportar lo diferente, y algunas veces no estarán de acuerdo sobre qué es pecado y que es simplemente diferente.
- Porque el duro trabajo de perdonar y soportar es lo que hace posible que los sentimientos florezcan cuando parecen haber muerto.
- Porque Dios recibe gloria cuando dos personas muy diferentes y muy imperfectas forjan una vida de fidelidad confiando en Cristo en medio del horno de la aflicción.
La Separación Redentora Y Más Allá
Así que hoy quiero tratar un poco más profundamente el tema de perdonar y soportar. Permítanme decir desde el principio que estoy consciente (dolorosamente consciente) de que hay pecados que los esposos comenten uno contra el otro y que pueden hacer que perdonar y soportar sea pasarse de la línea hasta convertirse en asistencia al pecado; casos en los que pudiera ser adecuada una separación redentora (escojo con mucho cuidado estas palabras: separación redentora). Estoy pensando en cosas como asaltos, adulterios, abuso infantil, borracheras iracundas, adicción al juego, robo, o mentiras que llevan a la familia hacia la ruina. Mi propósito hoy no es hablar acerca de estas cosas –más tarde llegará el momento, cuando toquemos el tema de la separación, el divorcio y el recasamiento. Hoy estoy tratando de mostrarles un modelo bíblico para perdonar y soportar que pueda hacerles evitar llegar al punto de la separación, y quizás hasta traer a algunos de ustedes de vuelta desde esa línea de la separación (e incluso restaurar a algunos matrimonios que el mundo llama “divorciados”). Y oro para que esto también siembre algunas semillas en los niños y solteros que algún día se casarán, para que puedan edificar sus matrimonios sobre esta roca de gracia.
El Fundamento: La Persona Y Obra De Cristo
Cuando Pablo llega a Colosenses 3:12, ya ha establecido un sólido fundamento sobre la persona y obra de Cristo en la cruz. Este es el fundamento del matrimonio y de todo lo demás en la vida. Las principales batallas en la vida y el matrimonio son para creer en esta persona y en esta obra. Y quiero decir realmente creer (confiar, abrazar, apreciar, atesorar, depender, respirar, acomodar nuestras vidas a él). Por eso es que cuando Pablo llega a Colosenses 3:12, nos exhorta con palabras explosivas, con una realidad estremecedora, edificada sobre Cristo y su obra salvadora.
Elegidos
Primero hay tres descripciones de ustedes, los creyentes, que Pablo utiliza para ayudarles a recibir esta exhortación. “Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos...”. Pablo está a punto de decirnos qué tipo de corazón y de actitud deberíamos tener –puesta, como si fuera una vestimenta-; pero antes nos llama escogidos, santos, amados. Somos la elección de Dios. Antes de la fundación del mundo, Dios nos escogió en Cristo. Usted puede escuchar cuán precioso es esto para Pablo con sus palabras de Romanos 8:33: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?”. La respuesta es que nadie, absolutamente nadie, puede acusar a los escogidos de Dios. Pablo quiere que sintamos lo maravilloso que es ser elegidos, y ser amados incuestionablemente. Si usted se resiste a la verdad de la elección, se resiste a ser amado.
Santos
Entonces nos llama santos (es decir, separados para Dios. Dios nos escogió para un propósito) para ser su pueblo santo. Para salir del mundo y no ser ‘comunes’ o inmundos nunca más. Efesios 1:4: “según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos”. 1 de Pedro 2:9: “Pero vosotros sois linaje escogido [...] nación santa”. Esta es, antes que un modelo de conducta, primeramente una posición y un destino. Es por eso que nos está diciendo el tipo de comportamiento del que debemos ‘revestirnos’. Él sabe que en realidad todavía no hemos alcanzado esa posición. Nos está llamando convertir la santidad en vida, porque somos santos en Cristo. Vístanse para ser quienes son, vístanse de santidad.
Amados
Entonces nos llama amados. “escogidos de Dios, santos y amados”. Dios el Creador del universo les escogió, les apartó para sí mismo, y les ama. Está a favor de ustedes y no en su contra. “Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Así es como los esposos y las esposas comienzan a perdonar y soportar. Los matrimonios son llevados por esto. Esposos, entréguense ustedes mismos hasta ver y disfrutar esta verdad. Esposas, entréguense a sí mismas hasta ver y disfrutar esta verdad (que son escogidos, santos y amados por Dios). Reciban vida de ella, reciban gozo de ella, reciban esperanza de ella. Imploren al Señor para que ella se convierta en el palpitar de sus corazones en sus vidas y matrimonios.
Condiciones Internas Que Llevan Hacia Conductas Externas
Ahora, sobre esta base (sobre la base de esta nueva y profunda identidad centrada en Dios) se nos manda a ‘revestirnos’ ¿Cómo se viste un hijo de Dios, elegido, amado y santo? Es decir, se nos dice qué tipo de actitud y conducta será la adecuada y consecuente por haber sido elegidos, santificados y amados por Dios a través de Cristo.
Creo que hay tres tipos de condiciones internas descritas aquí, las que a su vez nos guían hacia tres conductas externas. “Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; 13 soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros”.
Desde La Entrañable Misericordia Hasta La Bondad
Dividámoslas pares. Verso 12: “de tierna compasión, bondad”. Literalmente “de entrañable misericordia, de bondad”. La “entrañable misericordia” es la condición interna, y la “bondad” es la conducta externa. Sean misericordiosos en su hombre interior, y entonces, a partir de esa buena tierra, crecerá el fruto de la bondad. Así que esposos, sumerjan sus raíces por fe en Cristo por medio del evangelio hasta que se vuelvan personas más misericordiosas. Y entonces trátense entre sí según esta tierna misericordia y bondad. La batalla es con nuestro propio e inmisericorde ser interior. Peleen esa batalla por la fe, a través del evangelio, en oración. Sean conmocionados, y quebrantados, y edificados, y alegrados, y misericordiosos porque son elegidos, santos, amados.
Desde La Humildad Hasta La Mansedumbre
El próximo par es “humildad, mansedumbre”. Verso 12: “Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre...”. Literalmente dice: “modestia, mansedumbre”. Nuevamente, la “modestia” es la condición interna, y la “mansedumbre” la conducta externa. Las personas que tienen un corazón humilde, en lugar de uno orgulloso, actuarán con mayor mansedumbre hacia otros. La mansedumbre ve a los demás por debajo de nosotros mismos y les sirve. Esto sucede cuando el corazón es modesto, o humilde.
Por tanto esposos, sumerjan sus raíces en Cristo, por la fe, por medio del evangelio, hasta que se vuelvan más modestos y humildes. Esposas, sumerjan sus raíces en Cristo, por la fe, por medio del evangelio hasta que se vuelvan más modestas y humildes. La batalla es con nuestra propia persona, orgullosa, egocéntrica. Peleen esa batalla por la fe, por medio del evangelio, en oración. Sean conmocionados, y quebrantados, y edificados, y alegrados, y humillados, porque son elegidos, santos, amados.
Desde Ser Pacientes Hasta Perdonar Y Soportar
El próximo par no es un par. Es una condición interna que es seguida por la conducta que soporta, o tolera y perdona. Verso 12: “Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; 13 soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros”. Así que estoy llamando “paciencia” a la condición interior, y perdón y tolerancia a las conductas o comportamientos externos.
La traducción literal para paciencia es “sufrido” (makrothumian). Es decir, conviértase en el tipo de persona que no tiene un fusible poco resistente, sino uno muy resistente. Uno muy grande. Vuélvase una persona paciente, lento para la ira, pronto para oír, tardo para hablar (Santiago 1:19).
Las tres condiciones internas que he mencionado se relacionan y afectan entre sí. La “entrañable misericordia” (un corazón compasivo) y la “modestia” (humildad) nos llevan a ser “sufridos” (pacientes). Si usted es rápido para la ira, en lugar de ser una persona sufrida, la raíz probablemente estará en la falta de misericordia y de humildad. En otras palabras, haber sido escogido, santificado, y amado, no ha quebrantado su corazón, ni le ha alejado del egocentrismo y del orgullo.
Por tanto esposos, sumerjan sus raíces en Cristo, por la fe por medio del evangelio hasta que se vuelvan más misericordiosos, más modestos, y de esa forma sean más sufridos. Esposas, sumerjan sus raíces en Cristo, por la fe, por medio del evangelio hasta que se vuelvan más misericordiosas, modestas, y de esa forma, sean más sufridas. Y entonces trátense entre sí con... ¿qué? Los otros dos eran un par: los corazones compasivos, nos llevaban hacia la conducta amable, la humildad nos llevaba hacia una conducta mansa, y ahora, la paciencia (o ser sufridos) ¿nos lleva a qué?
Dos Cosas: El Perdón Y La Tolerancia
Dos cosas, no una: primero, “soportándoos unos a otros”, y entonces, la segunda, “perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro”. Perdonando y soportando ¿Qué significa esto? ¿Y cómo se ve en el matrimonio? Primero, un comentario acerca de esas dos palabras, “soportar” o “tolerar”: La palabra significa literalmente “sobrellevar” (sobrellevándoos unos a otros”). Jesús la utiliza en Lucas 9:11: “¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar?”. Pablo la utiliza nuevamente en 1ra a los Corintios 4:12: “cuando somos perseguidos, lo soportamos”. Por tanto, vuélvase una persona sufrida para sobrellevar a los demás. Soporte. “[El amor] todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser” (1ra a los Corintios 13:7-8).
La otra palabra es perdón. Hay al menos dos palabras para perdón en el Nuevo Testamento. Esta que es utilizada aquí (charizomenoi) significa dar libremente o por gracia. La idea no es exactamente cobrar, sino tratar a alguien mejor de lo que merece. Así que, en este sentido, usted perdona cuando alguien le ha agraviado, y por tanto, esa persona está en deuda con usted, y la justicia dice que usted tiene el derecho de extraer algún sufrimiento de esa persona en pago por el sufrimiento que ella le causó, y en este caso, usted no solo no demanda el pago de la deuda, sino que da “gratuitamente” bien por mal. Ese es el significado de esta palabra (charizomai). Su conducta es perdonar –no devuelve mal por mal, sino que bendice (1ra a los Corintios 4:12; 1ra a los Tesalonicenses 5:15; Mateo 5:44; Lucas 6:27).
Nuestra Esperanza Está En El Evangelio
Ahora, lo que hallo tan útil aquí es que Pablo reconoce que tanto el perdón como la tolerancia son elementos determinantes para la convivencia (sea en la iglesia o en el matrimonio). El perdón dice: No te trataré en mala forma a causa de tus pecados contra mí, o por tus hábitos fastidiosos. Y la tolerancia reconoce (por lo general por sí misma), esos pecados contra mí y esos hábitos fastidiosos ¡que verdaderamente me molestan! Si no hubiera algo en la otra persona que realmente nos molestara, no hubiera necesidad de decir “soportándoos unos a otros”.
Cuando usted desposa a una persona, no conoce cómo será dentro de treinta años. Nuestros antepasados no oficiaban los votos matrimoniales con sus cabezas escondidas en la arena. Sus ojos estaban muy abiertos a la realidad –“para estar juntos desde ahora en adelante, para bien o para mal, para la riqueza o para la pobreza, en enfermedad o en salud, para amar, honrar y valorar, hasta que la muerte nos separe, y a ello me comprometo en matrimonio [prometo mi fidelidad]”. Usted no sabe si esta persona será la misma en el futuro: pudiera ser mejor de lo que ha soñado, o peor. Nuestra esperanza está basada en esto: somos elegidos, amados, santos. Dios es por nosotros, y todas las cosas cooperan para el bien de los le aman.
La Pila De Abono
¿Y qué sucede entonces con la pila de abono? Imagine que su matrimonio es un campo cubierto de yerba. Usted entra al comienzo lleno de esperanza y gozo. Mira hacia el futuro y ve hermosas flores y árboles y hermosas colinas. Y toda esa belleza es lo que ven el uno en el otro. Su relación es el campo, y las flores, y las hermosas colinas. Pero en poco tiempo, usted comienza a pisar estiércol de vaca. Hay temporadas de su matrimonio en que el estiércol parece estar en todas partes. Tarde en la noche, es especialmente numeroso. Estos son los pecados y desperfectos, e idiosincrasias, y fastidiosos hábitos suyos y de su esposa. Usted trata de perdonarlos y soportarlos con gracia.
Pero tienden a dominar la relación. Quizás ni siquiera son reales, pero se sienten como si fueran eso, estiércol de vaca. Creo que la combinación de la tolerancia y el perdón nos llevan hacia la creación de una pila de abono. Y aquí usted comienza a palear el estiércol de vaca. Ambos se miran el uno al otro y solo admiten que hay muchísimo estiércol. Pero se dicen: « ¿sabes? Hay mucho más en esta relación que estiércol, y estamos perdiendo de vista esa realidad porque seguimos enfocándonos en este estiércol. Lancémoslo todo en una pila de abono. Cuando sea necesario, iremos allá y lo oleremos, y nos sentiremos mal y lidiaremos con ello lo mejor que podamos. Y entonces, nos alejaremos de esa pila y pondremos nuestros ojos en el resto del campo. Escogeremos nuestros senderos favoritos, y nuestras colinas favoritas, las que sabemos que no están llenas de estiércol. Y estaremos agradecidos por la parte del campo que es agradable.
Puede que nuestras manos estén sucias, y nuestras espaldas nos duelan por haber tenido que palear. Pero una cosa sabemos: no armaremos nuestra tienda cerca de la pila de abono. Solo iremos cuando sea necesario. Este es el regalo de la gracia que debemos darnos el uno al otro, una y otra vez, y otra vez, y otra vez –porque somos elegidos, santos, y amados.