Vivir en el Espíritu y en el Cuerpo para el bien común
En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes. Sabéis que cuando erais paganos, de una manera u otra erais arrastrados hacia los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie hablando por el Espíritu de Dios, dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: Jesús es el Señor, excepto por el Espíritu Santo. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común. Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de Él. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.
El énfasis en cuatro palabras
Yo creo que el punto principal de este pasaje es el versículo 7: "Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común". Hay cuatro palabras que quiero que observemos.
- La primera es la frase "cada uno". "A cada uno se le da...": esos son ustedes, todos los cristianos y cada uno de ustedes individualmente.
- En segundo lugar, la palabra "Espíritu". "Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu . . . ": ese es Dios, el mismo Dios que se movía sobre las aguas de Génesis 1:2 y se unía a la creación del Universo.
- En tercer lugar, la palabra "manifestación". "Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu . . . ": esa es la conexión entre ustedes y Dios. Dios se manifiesta en tu vida. Dios, el Espíritu, se vuelve visible a través de ustedes. Ustedes deben mostrar el Espíritu. El profesor Don Carson del Seminario de la Trinidad escribió un libro entero basándose sólo en estos tres capítulos (12–14) y, en base a este versículo, lo tituló Mostrando el Espíritu. Para él, de eso se trataba toda la sección. Yo diría que de eso se trata la Biblia completa y toda la vida: de mostrar a Dios, de hacer que Dios sea visible.
- En cuarto lugar, la frase "bien común". "Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común". Ese es un resultado de la manifestación de Dios, el Espíritu, en la vida de la iglesia: el bien viene a las personas. Es bueno que las personas vean a Dios. Es bueno para nosotros ver las manifestaciones del Espíritu de Dios en las vidas de los demás.
La gloria para Dios y el amor por las personas
Nuevamente, aquí tenemos una de las convicciones fundamentales de nuestro ministerio aquí en Bethlehem: la búsqueda de la gloria de Dios (la manifestación de Dios) y la búsqueda de lo que es bueno para nosotros no son dos búsquedas separadas. Si quieren hacerles un bien a las personas, muéstrenles a Dios. Si quieren mostrar a Dios y hacer que le conozcan, hagan un bien por los demás, pues esta es la forma en que Él desea manifestarse. Así es Él.
La iglesia es el lugar donde convergen estas dos cosas. A menudo, el mundo trata de hacer el bien por los demás, pero dejan fuera a Dios. Y, así, hacen un bien temporal, pero no un bien eterno y final. Algunos cristianos tratan de experimentar las manifestaciones de Dios solos, pero no lo hacen en el contexto de un cuerpo interdependiente, de manera que tienen experiencias extáticas, pero no ven a Dios como Él realmente es, pues Él se manifiesta por el bien común, no por raptos religiosos individualistas.
Así que, el versículo 7 está justo en el corazón de lo que significa ser cristianos individualmente y lo que significa ser la iglesia como cuerpo. Así pues, tomemos estas cuatro palabras, una a la vez, y veamos qué nos dice el contexto sobre ellas y sobre lo que deberíamos hacer en Bethlehem.
1. "Cada uno"
"Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común".
¿Quiénes son los "cada uno"?
¿Quiénes son los "cada uno" a los que se les da la manifestación del Espíritu? ¿Están incluidos ustedes? De eso hablan los versículos 2 y 3.
Sabéis que cuando erais paganos, de una manera u otra erais arrastrados hacia los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie hablando por el Espíritu de Dios, dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: Jesús es el Señor, excepto por el Espíritu Santo.
¿Quiénes son, entonces, los "cada uno" del versículo 7? Son los que alguna vez fueron paganos y a quienes los ídolos apartaron de Cristo, ídolos que no tienen nada que decir. Ídolos mudos. Ídolos sin mensaje, sin buenas nuevas.
Pero todo eso ha cambiado debido al trabajo del Espíritu. Los "cada uno" del versículo 7 son las personas que han dejado de tratar a Jesús como una maldición y ahora lo siguen como Señor. Así que, la esencia de quiénes son los "cada uno" es el señorío de Jesús. La frase clave está al final del versículo 3: "nadie puede decir: Jesús es el Señor, excepto por el Espíritu Santo". Los "cada uno" del versículo 7 son personas que viven bajo el señorío de Jesús, quienes tienen la intención de pensar cómo Él lo hace, sentir como Él siente y hacer las cosas que Él dice. Aquellas son las personas que tienen una manifestación del espíritu, ya que ellos no pueden vivir así "excepto por el Espíritu Santo".
Aquellos que viven bajo el señorío de Jesús.
La razón por la que digo que "VIVIR" bajo el señorío de Jesús es el signo de "cada uno" más que sólo decir "Jesús es el Señor" es que la Escritura y la experiencia nos enseñan que las personas pueden, efectivamente, decir que Jesús es el Señor sin el trabajo especial del Espíritu Santo en sus vidas. Por ejemplo, en Mateo 7:22–23, Jesús dice: "Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?'. Y entonces les declararé: 'Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad'".
Se puede ver en estas palabras que "practicar estar bajo el señorío de Jesús" es el asunto, no sólo decir que Él es el Señor. Eso es lo Pablo quiere decir en 1 Corintios 12:3b: "nadie puede decir: Jesús es el Señor (y decirlo de verdad), excepto por el Espíritu Santo". Así que, todos estos "cada uno" del versículo 7 son aquellos que han sido tan cambiados por el Espíritu Santo que lo dicen, lo sienten y lo viven: Jesús es el Señor. Él controla mi vida. Yo le consulto a Él. No hago lo que Él prohíbe y hago lo que me ordena. Y cuando me equivoco, me siento mal, me arrepiento, busco Su perdón y continúo confiando en Él y obedeciéndole más y más firmemente.
Todo por el Espíritu.
Y todo esto viene del Espíritu. No se puede experimentar si no es a través del Espíritu Santo. El trabajo principal del Espíritu en el mundo es glorificar a Jesús y hacer Su señorío real en las vidas de las personas. Jesús dijo en Juan 16:14: "(Cuando el Espíritu de la verdad venga), él me glorificará". Pablo dijo en 2 Corintios 3:18: "Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu". Es el Espíritu el que nos cambia de un grado de gloria a otro en semejanza a Jesús.
Esos son los "cada uno" del versículo 7, quienes se han propuesto ser como Jesús y le siguen como Señor, debido a que el Espíritu está trabajando en ellos.
2. "El Espíritu"
"Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común".
Si miramos el versículo 13, podríamos hablar de ser bautizados en el Espíritu (para que esté a nuestro alrededor, como agua en el bautismo) o podríamos hablar de beber el Espíritu (para que esté en nosotros, llenándonos y embriagándonos con sus santas influencias).
Pero quiero que miremos brevemente el énfasis más importante de este pasaje, resumido en el versículo 11. "Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de Él". Este versículo enfatiza dos cosas.
Un espíritu detrás de todas las variedades de dones.
Uno y el mismo Espíritu es el que está detrás de todas las variedades de dones. "Todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu". Miremos el versículo 4. "Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo". Versículo 5: "Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo". Versículo 6: "Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos". Versículos 8 y 9: "Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu".
Claramente, Pablo quiere que entendamos el mensaje: no hay ninguna duda de que nosotros sí somos diferentes en cuanto a dones, ministerios y efectividad; sin embargo, aquellas diferencias no se deben a muchos Espíritus o a una fe equivocada o a falta de obediencia. Se deben a "uno y el mismo Espíritu". La variedad se debe a la unidad.
El Espíritu decide quién tiene cada cosa.
La otra cosa que enfatiza el versículo 11 es que el Espíritu es el que decide quién tendrá cada don, ministerio y efectividad. "Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de Él". El Espíritu que está en nosotros y en nuestro alrededor está, además, por encima de nosotros. Él nos llena, nos abraza y nos rige.
El Espíritu es soberano. Ese es el punto del versículo 11: Él hace Su voluntad. La diversidad de dones, de ministerios y de efectividad es lo que Él hace. Él es Dios. Él es el Espíritu del Padre y el Espíritu del Hijo y la divina voluntad de ellos se expresa perfectamente en la suya. Son un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y ellos construyen, rigen y guían la iglesia.
3. "Manifestación"
"Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común".
El Espíritu da los dones, ministerios y la efectividad que da para manifestarse en la iglesia. Una manifestación es una demostración. Cuando se manifiesta algo, se saca a la luz. Se pone adelante para que la gente lo vea.
Un correctivo para una verdad que se exagera a veces.
Este es un correctivo para una verdad que exageramos a veces. Decimos que, como yo lo hice al comienzo, el ministerio principal del Espíritu es glorificar a Jesús. Esto está implícito en el versículo 3: "nadie puede decir: Jesús es el Señor, excepto por el Espíritu Santo". El trabajo principal del Espíritu es exaltar el señorío de Jesús, el Hijo de Dios.
Pero vamos demasiado lejos cuando decimos que la segunda persona de la Trinidad es totalmente sencilla, como si el Espíritu Santo no tuviera gloria y honor que le pertenecieran. El versículo 7 dice que los dones y los ministerios de los creyentes en la iglesia son manifestaciones del Espíritu. Existen para mostrar el Espíritu. Existen para hacer visible al Espíritu. Existen para hacernos admirar y amar al Espíritu y someternos a Él.
El trabajo de la iglesia es concienzudamente sobrenatural.
Pero déjenme enfatizar algo acerca del Espíritu aquí. Lo que este versículo dice es que el trabajo de la iglesia es un trabajo concienzudamente sobrenatural. Una de las mayores maldiciones de la iglesia se da cuando su trabajo se debe a una ciencia tal que es manifiestamente dirigido sólo por esfuerzo humano. En ese caso, el versículo no diría: "Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu", sino que diría: "De cada uno se ofrece una manifestación del esfuerzo humano". Si eso es lo principal en una iglesia, se glorifica la eficiencia del hombre, no la soberanía del Espíritu y el señorío de Jesús.
Siento gozo cuando veo evidencias de dependencia del Espíritu una y otra vez en Bethlehem. Tenemos mucho que aprender, pero me alienta que el Espíritu se manifieste entre nosotros. Cualquier cosa que hagas, hazla en el poder del Espíritu, para que se pueda ver el Espíritu entre nosotros más y más.
4. "El bien común"
"Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común".
Finalmente, el Espíritu se manifiesta por el siguiente propósito: el bien común. El Espíritu no entrega dones y ministerios para que podamos vanagloriarnos por nuestras destrezas espirituales. Entrega dones y ministerios por dos motivos: para manifestarse y para ayudarnos a hacer el bien a todos en la iglesia. Los dones existen para la gloria de Dios y para el bien de la iglesia.
Esto se encuentra justo en el corazón de nuestro entendimiento de la teología bíblica: la búsqueda de la gloria de Dios y la búsqueda de lo que es bueno para nosotros no son dos búsquedas separadas. Si quieren hacerles un bien a las personas, intenten mostrarles a Dios. Si quieren hacer que Dios se manifieste y que sea conocido por lo que realmente es, intenten hacer el bien por otros.
Una oportunidad concreta para manifestar al Espíritu.
Concluyo ofreciéndoles una oportunidad muy concreta para comenzar un nuevo hábito de manifestar el Espíritu y hacer el bien a otros. Cuando se vayan, vamos a darle a cualquiera de ustedes que prometa usarlas de esta forma, un pack de tres tarjetas y tres estampillas de "Una Palabra de Esperanza... de un amigo en Bethlehem". Si prometen orar por el destinatario de ellas y las envían antes de Navidad, pueden quedárselas como un regalo.
Simplemente, es un esfuerzo para sacar adelante nuestra parte de ayudarles a volverse más intencionales a la hora de cumplir con el llamado de sus vidas del versículo 7: "Pero a cada uno (de ustedes en esta mañana) se le da la manifestación del Espíritu para el bien común".
Las palabras de esperanza no son el único regalo que tenemos para ofrecer para hacer el bien común. Pero, quizás, si llenamos Belén de palabras de esperanza de cada uno, todos los otros medios para hacer el bien unos a otros aumentarán también.