Gozo adquirido
Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. 7 Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. 8 Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Esta mañana nos enfocamos directamente en el corazón del evangelio –las buenas noticias del cristianismo. Hasta ahora hemos visto cuatro verdades bíblicas que pueden hacer que el evangelio sea comprensible. Permítanme revisar esas cuatro verdades y entonces mostrar cómo la cuarta verdad es la misericordiosa respuesta de Dios a nuestras mayores necesidades.
Verdad Nº 1: Describe el maravilloso propósito de Dios – DIOS NOS CREÓ PARA SU GLORIA. Su propósito en la creación era que su propia belleza y excelencia y sabiduría y justicia y poder y amor, fueran mostradas para el deleite de sus criaturas. Dios mismo es la realidad fundamental del universo, no el hombre. Existimos para su gloria.
Verdad Nº 2: Describe el maravilloso deber del hombre –CADA HOMBRE DEBE VIVIR PARA LA GLORIA DE DIOS. En otras palabras, la razón por la que vivimos proviene de la razón por la que Dios nos creó. Recientemente recibí una carta de John Jenstad en que decía: “ser humano es verdaderamente algo asombroso”. Hemos sido llamados a vivir para la gloria de Dios al confiar, agradecerle, amarle y obedecerle –y nuestro destino eternal está pendiendo de una balanza. Es asombroso haber sido creados a la imagen de Dios –para comer, beber, trabajar y jugar para la gloria de Dios. Ese es nuestro maravilloso deber como seres humanos.
Verdad Nº 3: Describe cómo hemos cambiado ese gozo por los placeres fugaces del pecado –TODOS HEMOS FALLADO EN NUESTRA MISIÓN DE GLORIFICAR A DIOS COMO DEBIÉRAMOS. No hemos amado a Dios, ni le hemos agradecido, ni obedecido siquiera la mitad de lo que debiéramos, no importa si las personas se consideran buenas o no, tienen que admitirlo: Dios no ha sido el centro de sus vidas. No han hecho todo lo que deben hacer para su gloria. Ninguno de nosotros lo ha hecho.
Por tanto, la Verdad Nº 4 describe cómo el gozo por el que hemos sido creados se ha perdido, TODOS ESTAMOS SOMETIDOS A LA JUSTA CONDENACIÓN DE DIOS. Dios es un Dios justo. Su justicia es absoluta, y no estamos comprometidos con su propósito de hacer todas las cosas para su gloria. Y por tanto, cuando cambiamos la gloria de Dios por otras cosas, y no vivimos para ella, nos ponemos en posición de recibir su justa ira. En otras palabras, si insistimos en menospreciar su gloria con la indiferencia de la incredulidad, la ingratitud, o la desobediencia, entonces demostraremos la dignidad de su gloria cuando nos castigue a estar por siempre en el infierno.
Así que lo que hemos visto en estas cuatro verdades es que el mayor peligro de la humanidad no es la Guerra nuclear, el SIDA, el comunismo, el efecto invernadero, o el conflicto racial. El mayor peligro de la humanidad es la ira de Dios. Nuestro mayor problema es que la justicia de Dios reclama nuestra condena porque todos (cada uno de nosotros) hemos despreciado su gloria.
Ahora estamos listos para comprender la Verdad Nº 5. Esta verdad está en el mismo corazón del evangelio: DIOS ENVIÓ A SU ÚNICO HIJO JESÚS PARA DARNOS VIDA ETERNA. O, como dice 1ra a Timoteo 1:15: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.”
Así que lo que esta mañana queremos dejar tan en claro como podamos, en los pocos minutos que tenemos, es cómo Jesús salva a los pecadores.
En Romanos 5:6-8 Pablo dice:
Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. 7 Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. 8 Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Note tres cosas en este texto:
- La manera en que Jesús salva a los pecadores es muriendo por ellos. “Cristo murió por los impíos”. Cuando 1ra a Timoteo 1:15 dice: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”, quiere decir que vino al mundo para morir por los pecadores. La primera respuesta a la pregunta ¿cómo Jesús salva a los pecadores? es que salva a los pecadores al morir por ellos.
- Lo Segundo que debemos notar en Romanos 5:6-8 es que usted y yo no comenzamos esta obra salvadora. No la merecemos y no la provocamos. Pablo dice que todos somos débiles, impíos y pecadores, toda la iniciativa pertenece a Dios.
- Lo que nos lleva a la tercera verdad que vemos aquí, es decir, que la muerte de Cristo por los pecadores es una demostración del amor de Dios. Verso 8: “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. No piense nunca que Dios el Padre es solamente un Dios de ira y Dios el Hijo es un Dios de misericordia. Eso no es cierto. Dios el Padre planeó nuestra salvación y envió a su único Hijo porque es un Dios de amor como también lo es de ira.
Él es nuestro Juez y estamos bajo su justa condena por la manera en que hemos degradado su gloria. Pero lo maravilloso del amor de Dios es que mientras es Juez, y mientras su justa condenación es sobre nosotros, es también un Salvador que ha establecido una senda para que seamos salvos de su ira.
Ahora podemos entender cómo es que la muerte de Jesús, el Hijo de Dios, salva a su pueblo de la ira de Dios. Permítanme mencionar tres formas en que la Biblia describe cómo la muerte de Jesús salva a los pecadores.
1. La Muerte De Cristo Es Llamada El Rescate De Muchos.
Jesús dijo en Marcos 10:45: “Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. 1ra de Pedro 1:18-19 dice: “sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, 19 sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha”. 1ra a los Corintios 6:19-20 dice: “Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo”. Apocalipsis 5:9 dice: “tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.”
Así que una manera de entender la muerte de Cristo es verla como el pago de un rescate. Si usted pregunta: ¿a quién fue pagado es rescate?, pudiera responder Satanás o pudiera responder Dios –quien se pagó a sí mismo.
Creo que sería demasiado difícil de aceptar la sugerencia de que Dios pagó a Satanás para redimir a su pueblo. Es contrario a la naturaleza soberana de Dios pensar que tendríamos que cumplir las demandas de su archi-enemigo y sería contrario a su santidad pensar que él permitiría que el súper maligno dictara los términos de la salvación. Además de eso en Marcos 3:27 Jesús describe cómo libera a su pueblo de las ataduras del diablo –dice que él ata al hombre fuerte y saquea su casa. En otras palabras, él no negocia con Satanás como con un terrorista que tiene rehenes. Él invade, ata, y liberta.
Creo entonces, que es correcto decir que al mandar a su Hijo a morir por nuestros pecados Dios se pagó el rescate a sí mismo. En otras palabras, no le debemos nada a Satanás, y Dios no le debe nada a Satanás. La gran deuda que pende sobre nuestras cabezas es con Dios. Él es el único a quien hemos ofendido con nuestro pecado. Es el honor de Dios el que ha sido difamado y su nombre el que ha sido profanado con nuestra desconfianza y desobediencia.
No es difícil comprender entonces que si vamos a ser libertados de la justa ira de Dios debe ser por medio de algún tipo de compensación. Así que la primera forma en que la muerte de Cristo salva a los pecadores es rescatándolos de la ira de Dios.
¿Se percató usted cuando leí 1ra a los Corintios 6:19-20 que Dios estaba interesado en adquirirnos o rescatarnos de esta forma? Dice: “por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo”. La razón por la que ha sido rescatado es que ahora pueda volver a vivir para el propósito por el que fue creado. En otras palabras, la razón por la que Cristo murió es colocarnos nuevamente en la maravillosa senda donde se conoce y refleja la gloria de Dios. Así que espero que puedan ver cómo se enlazan estas cinco verdades.
2. La Segunda Forma En Que La Biblia Describe Cómo La Muerte De Cristo Salva A Los Pecadores Es Mostrándonos Que Es Nuestro Sustituto.
Sobre todos nosotros pende una maldición debido a la manera en que hemos deshonrado a Dios y despreciado su gloria. Y lo que Cristo hizo fue tomar esa maldición y condena y ponerla sobre sí mismo convirtiéndose en el sustituto de todos los que confían en él.
- 1ra de Pedro 3:18 dice: “Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.”
- 2da a los Corintios 5:21 dice: “le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.”
- Gálatas 3:13 dice: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros.”
Así que la manera en que Cristo nos salva de nuestro pecado es volviéndose nuestro sustituto. Él llevó la maldición que debíamos llevar y llevó el pecado que nos arrastraría hacia la condenación eterna. Él se puso en nuestro lugar y Dios hizo que cayera sobre él la iniquidad de todos nosotros (Isaías 53.6).
3. Por Último, La Muerte De Jesús Salva Porque Es Una Reivindicación De La Justicia De Dios.
Esta es quizás la verdad más abandonada y, sin embargo, la más importante del significado de la muerte de Jesús. Y puede que sea abandonada porque las primeras cuatro verdades también lo son.
Volvamos juntos a Romanos 3:25-26. A menos que usted comience con la gloria de Dios, este aspecto de la muerte de Jesús no tendrá sentido.
Así que permítanme preparar las condiciones para comprender estos dos versos de Romanos 3. Dios creó el mundo para su gloria. La justicia de Dios está inquebrantablemente comprometida a respaldar la dignidad de su gloria –lo que significa que sustentará a todo lo que magnifique su gloria y se opondrá a todo lo que la disminuya.
Y, como todos hemos minimizado y profanado su gloria, su justicia le hace oponérsenos con su omnipotente ira. ¿Cómo entonces, podrá salvar a pecadores como nosotros y sostener aún la dignidad de su gloria? ¿Cómo podrá absolver a pecadores culpables y seguir siendo todavía un Juez justo?
Romanos 3:25-26 deja bien en claro este significado de la muerte de Jesús.
…a quien Dios exhibió públicamente como propiciación [o expiación] por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente , 26 para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.
Note con cuidado que la razón por la que Jesús fue enviado a morir era mostrar la justicia de Dios. Ahora ¿por qué era necesario que se demostrara la justicia de Dios? Respuesta (v.25) “porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”. En otras palabras, cuando Dios pasa por alto los pecados cometidos anteriormente –cuando le perdona a usted o a mí- da la impresión de no ser justo. Pareciera como si no diera valor infinito a la gloria que hemos despreciado con nuestro pecado. Y, de hecho, Dios daría una horrorosa demostración de injusticia si simplemente barriera el pecado del mundo bajo la alfombra del universo como si absolver a un pecador culpable en la presencia de Dios no fuera algo sorprendente.
Así que lo que sucedió cuando Cristo murió fue que Dios demostró de una vez y por todas que no es indiferente al escarnio que hemos traído sobre su gloria. Cuando Cristo murió, lo hizo para reparar la injuria que habíamos echado sobre el nombre y el honor de Dios. Lo que Cristo hizo cuando murió fue reivindicar la justicia de Dios en la salvación de los pecadores. Si Cristo no hubiera muerto en nuestro lugar, la justicia de Dios solo hubiera podido ser reivindicada de una forma –con nuestra condenación eterna.
Así que permítanme resumir las tres formas en que hemos visto que la muerte de Cristo nos salva del juicio y obtiene para nosotros la vida eterna. Primero, es un rescate que compensa la tremenda deuda que tenemos con Dios por nuestro pecado. Segundo, es una sustitución. Él lleva nuestro pecado y maldición sobre sí mismo para que podamos ser libertados de nuestra culpa y castigo. Tercero, es una reivindicación de la justicia de Dios para que Dios pueda ser el Justo y quien justifica a aquel que tiene fe en Jesús.
Mi oración hoy es que esto quede claro en la mente de todos ustedes: que la muerte de Jesucristo es la única forma en que cualquiera de nosotros puede escapar de la ira de Dios y encontrar paz con Dios. Y oro no solo para que quede claro, sino para que sea un reto. El deseo de mi corazón y mi oración a Dios es que ustedes puedan ser salvos. El camino está abierto. La provisión ha sido completamente dada y es gratis. Él justifica a aquellos que tienen fe en Jesús. Pongan toda su confianza en él y él será un Salvador integral para ustedes.