Heredar el mundo depende de la fe, no de la ley
Romanos 4:13-15
Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa; porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
Dos posibilidades para el futuro
Estos versículos enseñan –y toda la Biblia lo enseña– que usted tiene dos posibles futuros en frente suyo. Uno es heredar el mundo, el otro es heredar ira. Lo ve en el versículo 13, “Porque la promesa a Abraham o a su descendencia [es] que él sería heredero del mundo…”. Y sabemos por los versículos 11 y 12 que la “descendencia” de Abraham no es solamente el pueblo judío, sino todos aquellos que tengan la fe de Abraham. Entonces, usted puede, o no, estar en medio de ese número. Depende de su fe. Y vemos en el versículo 15 que “La ley trae ira”. Si usted vive bajo la ley, heredará ira. Entonces, hay dos posibles futuros para nosotros: heredar el mundo, o heredar ira.
Ahora, usted puede decirse en esta mañana, “No creo que sea verdad. Creo que simplemente morimos, nos descomponemos en el suelo y eso es todo: ni cielo, ni infierno. No heredamos el mundo y no hay ira divina. Pablo simplemente no sabe de lo que está hablando”. O podría decir, “No lo creo. Pienso que Dios llevará a todos al cielo y allí no hay tal cosa como ira eterna. Y un camino para llegar allá es tan bueno como el otro”. Usted puede decir eso.
De hecho, casi que me regocijaría si todos los incrédulos dijeran alguna de las frases anteriores. ¿Sabe por qué? Porque significaría que la magnitud del tema de la eternidad al fin comenzó a registrarse en sus mentes. Pero qué pena, una respuesta más común sería, “Pastor John, usted dice que tengo dos posibles futuros delante de mí: uno para heredar el mundo, el otro para heredar ira. ¿Sabe lo que pienso? Que mañana tendré […]. Eso es lo que pienso”.
Si todos mis oyentes hablaran así yo tendría que estar de acuerdo en algo al comenzar este mensaje: la eternidad se compara con esta vida del modo en que se comparan las Montañas Rocosas con la onda que hace la cáscara de una naranja cuando se pela. El negocio principal de la vida es conocer a Dios. Oh Señor, por favor concédenos que podamos despertar del estupor de nuestra inconsciente preocupación por las trivialidades. Ayúdanos a sentir el peso de la Palabra de Dios esta mañana. Amén.
Quiero que veamos 3 principios en Romanos 4:13-15. 1) ¿Cómo y por qué no nos ayudará la Ley de Dios a asegurar nuestra herencia del mundo? (versículos 14-15) 2) ¿Cómo podemos decir que la promesa de heredar al mundo viene a nosotros a través de la justicia imputada por Dios mediante la fe, incluso cuando la Biblia enseña que se requiere la justicia activa, práctica para obtener la herencia? 3) ¿Cuán grande es esta herencia del mundo y por qué debemos esperarla y pretenderla con todo nuestro corazón?
1. ¿Cómo y por qué no nos ayudará la Ley de Dios a asegurar nuestra herencia del mundo?
Leamos los versículos 14-15, “Porque si los que son de la ley son herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa; porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión”. Note varias características de “la Ley” según Pablo la usa aquí. Primero, él no está hablando de todo el Antiguo Testamento, ni siquiera de los cinco libros de Moisés, algunas veces se refiere a ella como la Ley o el Tora o el Pentateuco. Lo sabemos, porque está contrastando la Ley con la promesa de Dios en Génesis 15:6, en la cual Abraham creía, y la cual está en esa misma Tora o Pentateuco o Ley. En lugar de ello, Pablo está pensando en la Ley de manera más angosta –exactamente como hace en Gálatas 3:17, “… La ley, que vino cuatrocientos treinta años más tarde, no invalida un pacto ratificado anteriormente por Dios, como para anular la promesa”. Así que tiene en mente la Ley Mosaica dada en el Monte Sinaí que llegó centenares de años después de la promesa hecha a Abraham.
Pero pienso que su enfoque es incluso más angosto. La Ley Mosaica en sí misma, dada en el Monte Sinaí, contiene promesas y cláusulas de perdón para aquellos que quebranten “la Ley” (Éxodo 34:6-7). Entonces hay una “Ley de mandamientos” (Efesios 2:15) dentro de la larga ley mosaica (vea el uso de “mandamientos” en Romanos 7:8-13). Esto es lo que Pablo tiene en mente aquí. Podemos saberlo por lo que dice en el versículo 15. Primero dice, “la ley produce ira…”. ¿Qué quiere decir con esto? Quiere decir que cuando la ley ordena alguna clase de comportamiento, desobedecerlo acarrea ira. Y todos somos desobedientes – esa fue la idea central de Romanos 1:18-3:20. Por consiguiente, si tratamos de asegurar nuestro reclamo de vida a Dios utilizando la ley de los mandamientos, lo que obtendremos será ira. “La ley produce ira”.
La segunda mitad del versículo 15 subraya por qué es así. Dice: “pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión”. En otras palabras, antes de la llegada de la Ley (430 años después de la promesa a Abraham, Gálatas 3:17), todo tipo de actitudes y acciones pecaminosas pasaban desapercibidas porque no había un mandamiento específico que fuera violado. Pero cuando llega la Ley, estalla el conocimiento de los pecados. Lo que estaba muerto es traído a la luz como una violación o trasgresión específica de un mandamiento explícito. Así que, por ejemplo, antes que la ley fuera dada, los adolescentes podían hablar irrespetuosamente a sus madres y padres cuando se reunían. Ellos podían sentir un vago malestar por las palabras de los hijos. Pero entonces llegó la Ley en Éxodo 20:12, “Honra a tu padre y a tu madre …”. Ahora cualquier palabra irrespetuosa es una violación específica de un mandamiento explícito. Y el pecado no sólo se expone más claramente, se incrementa.
Pablo explica, en varios lugares esta función de la Ley. Por ejemplo en Romanos 3:20 dice: “pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado”. En Romanos 5:20 dice, “Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión [o violación]”. En Romanos 7:12-13 dice: “Así que la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno. ¿Entonces lo que es bueno vino a ser causa de muerte para mí? ¡De ningún modo! Al contrario, fue el pecado, a fin de mostrarse que es pecado al producir mi muerte por medio de lo que es bueno, para que por medio del mandamiento el pecado llegue a ser en extremo pecaminoso”. Esta es la idea central de nuestro texto, Romanos 4:15 — a través de la Ley, es decir: el mandamiento, el pecado inactivo en nuestras vidas no sólo es expuesto sino provocado y hecho en extremo pecaminoso. Los mandamientos nos hacen patear más fuerte, y mostrar cuán malos somos realmente.
Así que el mensaje del versículo 15, según los versículos 13-14, es: La ley de los mandamientos, lejos de ayudarnos a sentirnos seguros de que heredemos el mundo, produce ira y hace que nuestro pecado sea mucho más obvio. Ese es el versículo 15. Y la deducción para llegar a eso, en el versículo 14, es: Si usted trata de basar su posición con Dios y de heredar el mundo guardando la Ley de los mandamientos, invalidará la fe y anulará la promesa. Así que crea el evangelio. Deléitese en las buenas noticias de que la justicia por fe (versículo 13) no es la justificación por su desempeño en la obediencia de la Ley de los mandamientos, sino la justicia de Dios en Cristo atribuida a usted solo mediante la fe.
2. ¿Cómo podemos decir que la promesa de heredar al mundo viene a nosotros a través de la justicia imputada por Dios mediante la fe, incluso cuando la Biblia enseña que se requiere la justicia activa, práctica para obtener la herencia?
Primero permítanme explicar la pregunta y luego dar una respuesta bíblica. El versículo 13 es claro: Como hemos visto, la posibilidad de heredar al mundo no viene a nosotros mediante el uso de la ley de los mandamientos, como hemos visto, sino a través de “la justicia de la fe”. Versículo 13: “Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe”. Sabemos, por los versículos 9 y 11, que “la justicia de la fe” a la que se refiere Romanos 4:13 es justicia imputada – no una justicia de la Ley que ejecutamos, sino una justicia de Dios que Él acredita a nuestra cuenta, aun cuando esta cuenta es suya. Versículo 9b: “… a Abraham, la fe le fue contada por justicia”. El versículo 11 dice que esto le pasó a Abraham sin estar él circuncidado pues así él podría ser el padre de todo el que creyera (vea la última frase del versículo) “…, a fin de que la justicia también a ellos les fuera imputada”.
Esa es la “justicia de la fe” referida en el final de Romanos 4:13. Es la justicia imputada de Dios acreditada a nuestra cuenta solamente mediante la fe (romanos 3:28; 4:5). Así que la importancia del versículo 13 es que nuestra futura promesa de heredar el mundo está basada en la justicia de Dios acreditada a nosotros, no en nuestro propio desempeño
Pero esto da lugar a la pregunta de cómo entender los tantos textos en la Biblia que hacen que nuestra herencia de la vida eterna sea, en cierto sentido, dependiente comportamiento en esta vida. No de nuestra perfección, sino de la dirección de nuestras vidas. Tomemos un ejemplo de la vida de Abraham, puesto que él es el ejemplo de Pablo de heredar la promesa “… por medio de la justicia de la fe” (Romanos 4:13). Cuando Abraham ofreció a su hijo Isaac en Génesis 22, y Dios intervino y tuvo piedad del muchacho y le sustituyó con un carnero, le dio a Abraham nuevamente toda la promesa, pero con una peculiaridad (Génesis 22:16-18). Dos veces diría que Abraham heredaría la promesa “debido a su obediencia”. El Señor dijo:
Por mí mismo he jurado, declara el SEÑOR, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado tu hijo, tu único, de cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos. Y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque tú has obedecido mi voz.
¿Entonces cómo pudo la herencia de la promesa llegar a Abraham “porque tú has obedecido mi voz” (Génesis 22:16-18) y sin embargo, como dice Pablo en Romanos 4:13; llega “por medio de la justicia de la fe” la que fue acreditada libremente a él por Dios de acuerdo con Génesis 15:6?
Aquí está mi respuesta. Es la misma que di hace algunas semanas cuando tratábamos con la relación existente entre Santiago 2 y Romanos 4. El primero y único fundamento o base del compromiso de Dios de dar a Abraham la herencia del mundo, es la justicia propia de Dios provista para Abraham a través de Jesucristo y acreditada a Abraham solamente mediante la fe. Esa es la base de la confianza de Abraham de que Dios ciertamente le haría heredero del mundo. Pero la autenticidad de la fe de Abraham debió ser demostrada (o validada) por actos de obediencia como el que está en Génesis 22 para que así fuera manifiesto que su fe es real y no una fe muerta (Santiago 2:17,26) o la fe de los demonios (Santiago 2:19) o una fe estéril (Santiago 2:20). Esta obediencia que viene por fe (Romanos 1:5) no es la base de su confianza. Es el fruto de su confianza. Y el ruto no hace al árbol bueno. El árbol hace que el fruto sea bueno.
Así que concluyo que la necesidad de tener los frutos de la fe para mostrar que nuestra fe es real no contradice el significado del gran evangelio de Romanos 4:13:– que nuestra herencia futura del mundo no es mediante la Ley, sino mediante la justicia de la fe. El fundamento de nuestra esperanza no es el desarrollo de nuestra justicia como fruto de la fe, sino solo la justicia de Dios acreditada a nuestra cuenta mediante la fe en Cristo – una fe que es tan satisfecha en Dios que quiebra el poder del pecado cancelado, y da nueva dirección a nuestras vidas.
Entonces tenga como meta de su vida mantener y fortalecer su fe en Cristo. Pelee la buena batalla de la fe (1ra a Timoteo 6:12). Permita que todo fallo en la obediencia le lleve a la cruz por perdón y por nuevas porciones de esperanza en la gracia futura, para que pueda echar a morir las obras de la carne por medio del Espíritu y caminar en la novedad de la vida. Haga de la vida una batalla por la fe.
3. Finalmente, ¿cuán grande es esta herencia del mundo, y porqué debemos mirar hacia adelante, hacia ella, y buscarla con todo nuestro corazón?
Ahora, esto es tan maravilloso y tan grande que merece un sermón propio. Así que lo que planeo hacer es detenerme aquí una semana más y dedicar un mensaje completo al significado de lo que quiere decir heredar el mundo. Una de mis razones para hacer esto (aparte del hecho de que me gusta hablar sobre la gracia venidera) es que la próxima semana es la Feria de los Ministerios, el preludio a una gran agenda de domingo de otoño y a un gran miércoles de conexión e indecibles posibilidades para que usted ministre en Bethlehem. Y hay una profunda conexión entre la esperanza de esta gran herencia, y la libertad y el gozo y el precio del ministerio. Así que quiero hacer esa conexión la semana que viene, en lo que almorzamos en el modelo de otoño en la vida en Bethlehem.
Pero no puedo pasarlo por alto sin al menos una pequeña y gloriosa palabra esta mañana. Pablo dice en Romanos 4:13, “Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe”. Abraham y toda su descendencia serán herederos del mundo. Usted es un descendiente de Abraham si confía en la justicia de Dios como hizo Abraham, de acuerdo con Romanos 4:11. Por consiguiente, usted “heredará el mundo” si pone su confianza en Dios mediante Jesucristo. Usted no heredará ira.
Quiero terminar donde empecé: usted tiene dos posibles futuros en frente suyo. Uno es heredar el mundo, el otro es heredar ira. Tanto herede uno u otro, escuche atentamente algo fundamental: la justicia de Dios. ¿Ha sido acreditada a su cuenta o quedará como testigo en contra suya? ¿Qué hace la diferencia? La diferencia está en si usted confía en Cristo para cubrir sus pecados y para que sea la justicia de Dios para usted. Entonces confíe en Él. Confíe en Él. Haga lo correcto ahora. Confíe en Él.