Yo y el Padre somos uno
En esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús andaba por el templo, en el pórtico de Salomón. Entonces los judíos le rodearon, y le decían: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Cristo, dínoslo claramente.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en el nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.
Los judíos amenazan a Jesús. Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les dijo: Os he mostrado muchas obras buenas que son del Padre. ¿Por cuál de ellas me apedreáis? Los judíos le contestaron: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: “Yo dije: sois dioses”? Si a aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses (y la Escritura no se puede violar), ¿a quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: “Blasfemas”, porque dije: “Yo soy el Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed las obras; para que sepáis y entendáis que el Padre está en mí y yo en el Padre. Por eso procuraban otra vez prenderle, pero se les escapó de entre las manos.
Se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan, y se quedó allí. Y muchos vinieron a El y decían: y decían: Aunque Juan no hizo ninguna señal, sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era verdad. Y muchos creyeron en El allí.
Hasta ahora, en Juan 10, Jesús ha estado utilizando una alegoría. El versículo 6 dice: "Jesús les habló por medio de esta alegoría". Y en esa alegoría, dice que había un aprisco, y él es la puerta al aprisco (versículo 7), y él es el buen pastor (versículo 11). Y tiene ovejas que están en el rebaño judío (versículos 1-3), y tiene ovejas que están fuera del rebaño judío - "otras ovejas", que no son de ese redil.
Y su misión en este mundo, dada a él por Dios el Padre, es dar su vida por sus ovejas (versículo 17), y luego tomar nuevamente su vida (versículo 18), y llamar a sus ovejas por nombre a través de todo el mundo, mediante la voz de sus discípulos (Juan 17:20). Y dice que sus ovejas conocen su voz cuando él las llama, y ellas le siguen (versículos 16-17). Y al final, habrá un rebaño compuesto por todos los pueblos del mundo (Juan 10:16; 11:51-52; Apocalipsis 5:9), disfrutando la vida eterna juntos (versículos 28). Y habrá un pastor (versículo 16), y completa seguridad (versículo 28-29), y placer (versículo 9) eternamente para las ovejas.
Jesús se vuelve loco
Y aunque es una alegoría, lo dice todo con suficiente claridad, como para que se levante parcialmente el velo sobre su deidad, y algunos de sus oyentes piensan que se ha vuelto loco. Versículo 20: "Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le hacéis caso?" Que es una respuesta comprensible si escuchar a alguien decir: "Tengo autoridad para darla [mi vida], y tengo autoridad para tomarla de nuevo" (Juan 10:18). Los muertos no pueden tomar nuevamente sus vidas. Si hay una resurrección de entre los muertos, la hace Dios, no el muerto. Y ésa es la esencia.
Ahora, no sabemos cuánto tiempo transcurre entre el versículo 21 y el 22. Pero creo que no es mucho. Jesús vino de Jerusalén a la Fiesta de los Tabernáculos en Juan 7 (vea el versículo 2 y el 10). Según Juan 10:22, ahora es el tiempo de la Fiesta de la Dedicación que ocurre solo dos meses después. Pero nosotros no sabemos cuán distantes en el tiempo están los eventos de Juan 7:1 al 10:22. Lo que sí sabemos es que la interacción de Jesús con los judíos surge aquí en e 10:22 y continúa donde la dejó con la alegoría en el 10:1-21.
El Cuadro completo
Déjenme tratar de dibujarles el cuadro completo de lo que creo que está sucediendo en 10:22-42, y luego explicarlo en detalle. Jesús está caminando en el templo, y según el versículo 24: "los judíos le rodearon, y le decían: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Cristo [el Mesías, el esperado por tantos años que traerá el reino de Dios], dínoslo claramente”. En otras palabras, la alegoría que has estado usando, con toda esa plática acerca de las ovejas y la puerta, no es suficientemente clara. Solo queremos un discurso claro. ¿Eres el Mesías?
Lo que ocurre entonces es que Jesús les responde más allá de lo que ellos esperaban. Por esa razón ellos casi le matan por blasfemia, y para desactivar la crisis (porque aun no es su momento de morir), Jesús desvía su ira con una maniobra bíblica espectacular, y en el poco tiempo que consigue, antes que ellos le agarren, les ofrece otra invitación para que al menos comiencen a comprender y a aceptar quien es él. Y entonces Juan nos transporta a través del río Jordán a una escena final, que contiene una clave para la fe.
Cuatro preguntas y cinco partes
Éso es lo que vamos a ver al recorrer este texto. Y me gustaría animarles a buscarlo esto mismo, pues ello pudiera tener un impacto inmenso en su vida (en su fe, en su amor, en su matrimonio, en su soltería, en su trabajo, en su dinero, en su paz, en su gozo, en su coraje) y hablo del conocimiento de "¿quién es él?" No solo la verdad que ya usted conoce, sino más. ¿Puede usted conocerle más profundamente? 2) ¿Cómo es que quien él sea define la forma en que él nos ama y cuida y ayuda? 3) ¿Hay todavía tiempo para nosotros? ¿Es demasiado tarde? ¿Es demasiado tarde para conocerle, para recibirle, para comenzar su peregrinaje con él? 4) ¿Hay alguna clave para ser una persona que puede creer en Jesús? En esta historia Jesús dice algo a cada una de esas preguntas.
Dividiremos el texto en cinco partes: 1) La respuesta de Jesús (versículos 25-30); 2) la respuesta de ellos (versículos 31-33); 3) la maniobra de Jesús (versículos 34-36); 4) la última invitación (versículos 37-39); 5) la clave para la fe (versículos 40-42).
1. La Respuesta de Jesús (Juan 10:25-30)
Ellos dicen al final del versículo 24: " Si tú eres el Cristo [el Mesías], dínoslo claramente”. Y Jesús responde (versículo 25): "Os lo he dicho". En otras palabras, de eso trata la alegoría. De la puerta. Del buen pastor. Del que entrega su vida (como Isaías 53). Del que tiene autoridad invencible, sobrenatural, para retomar su propia vida de las fauces (no, ¡del estómago!) de la muerte. Del que está reuniendo a su pueblo para vivir para siempre en gozo. ¿Soy yo el Mesías? Se los dije. Esa es mi respuesta.
Y entonces añade en el versículo 25: "las obras que yo hago en el nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí". No solo se los he dicho. También se los he mostrado. Así ocurre siempre en la vida de Jesús: No es una o la otra, sino las dos inclusive. La palabra y la obra hacen que este Mesías sea evidente. Las obras solas no lo hacen evidente. Las palabras solas no lo hacen poderoso. Pero juntos, el testimonio de su palabra y el testimonio de su obra, son decisivos.
Mesías y muchísimo más
Así que en lugar de darles una nueva alegoría, o ninguna alegoría, enfatizaré esa misma alegoría tanto como puede enfatizarse. Y la alegoría irá mucho más allá del asunto de si soy el Mesías. Versículos 26-30:
Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. Yo y mi Padre somos uno.
Note tres detalles. Primero, cuando el Padre da sus ovejas en la mano omnipotente del Hijo, ellas aun están en las manos del Padre. Versículo 29: Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. Aunque el Padre las ha puesto en las manos del Hijo, ellas aun están en las manos del Padre. ¿Qué implica esto?
Segundo, note que Jesús lo explica con las palabras del versículo 30: "Yo y mi Padre somos uno". Su respuesta suprema acerca de su identidad va mucho más allá del asunto de si él es el Mesías. Va hacia su unidad con Dios, el Padre.
La Doctrina es importante
Y tercero, note que Jesús nos lleva a su respuesta mostrando cómo es que su unidad con el Padre sirve para nuestra salvación, y para nuestro gozo y seguridad eternos. El Padre y yo somos uno. Nadie puede quitarles de mí porque yo soy más fuerte que todos. Y nade puede quitarlos de mi Padre, porque mi Padre es más fuerte que todos. Cuando estás en mi mano, estás en su mano, y cuando estás en su mano, estás en mi mano. Nuestra omnipotencia y nuestra unidad son tu seguridad y salvación.
Ahora, aquí hay una lección, y quiero analizarla a profundidad. Jesús nos lleva hacia las alturas de la verdad doctrinal sobre sí mismo. Él es uno con el Padre. "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. . . . Y el Verbo se hizo carne" (Juan 1:1; 14). Pero lo hace mostrándonos la implicación inmediata para nuestras vidas: Nadie puede arrebatarles de mi mano o de la mano de mi Padre, que es la misma mano. En otras palabras, la doctrina, la teología, las proposiciones bíblicas (como "El Padre y Yo somos uno") siempre están relacionadas con sus implicaciones para la vida humana. No tema a la doctrina. Solo tema a la doctrina desorientada: La doctrina que no hace diferencia entre la vida y la eternidad.
Así que la respuesta de Jesús a la pregunta del versículo 24 es: si. "Yo soy el Mesías e infinitamente más. Y todo esto es infinitamente importante para la eterna seguridad de ustedes".
2. La Respuesta de Ellos (Juan 10:31-33)
Comenzaron a sentenciarlo. Versículos 31-34:
Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les dijo: Os he mostrado muchas obras buenas que son del Padre. ¿Por cuál de ellas me apedreáis? Los judíos le contestaron: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
Así que está claro cómo fue que los judíos interpretaron el versículo 30, donde Jesús dijo: "Yo y el Padre somos uno". Ellos escucharon una blasfemia. Versículo 33: "por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios".
Ellos escucharon un reclamo de deidad
Esta no es la primera vez que ellos acusan a Jesús de hablar de esta forma. Escuche Juan 5:18: "Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios". Así que, en Juan 10:33, no solo estaban diciendo: "estás actuando como 'un dios'". Están diciendo: "estás actuando como Dios". Eso es lo que significa decir: "te haces Dios" Lo mismo que Dios.
Así que su respuesta es comprensible: Blasfemia. Ejecución. ¡Un hombre que afirma ser Dios! ¿Están ellos en lo correcto? ¿Era eso lo que Jesús afirmaba? Todos sabemos que las palabras del versículo 30, por sí solas, no significan eso. "Yo y mi Padre somos uno". Hay una docena de formas en que ellos pueden ser uno sin que Jesús sea Dios (vea Juan 17:22). Uno en propósito. Uno en acción. Uno en afecto.
Ellos estaban en lo cierto
Pero ellos estaban en lo cierto. Ellos comprendieron estas palabras. Y Jesús sabía que ellos estaban en lo cierto. Todo el contexto del Evangelio de Juan dice que ellos estaban en lo cierto. Aquí hay seis pasajes que dicen que ellos estaban en lo cierto.
- Juan 1:1, 14: "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. . . . Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros".
- Juan 5:19: Jesús, respondiendo, les decía: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera. Ningún simple humano puede decir esto: todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo.
- Juan 8:58: "Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy”.
- Juan 10:18: Tengo autoridad para darla [mi vida], y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Ningún simple humano puede tomar nuevamente su vida cuando está muerto.
- Juan 12:41: "Esto dijo Isaías porque vio su gloria, y habló de El”. Juan considera que la gloria de Dios que Isaías vio era la gloria de Jesús.
- Juan 20:28: "Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!” Y Jesús aceptó esta adoración y la llamó fe.
Tomaron Piedras
Así que conocemos que la acusación de blasfemia en Juan 10:33 está fundamentada en algo que los adversarios de Jesús comprendían correctamente. Él afirmaba ser igual a Dios. Y por esa razón estaban a punto de matarle. El versículo 31 dice que tomaron piedras.
¿Qué hizo Jesús para desactivar este momento explosivo? No era su hora de morir. Y no fue así como el Padre lo planificó. Lo que hace es distraer su hostilidad con una maniobra exegética.
3. La Maniobra de Jesús (Juan 10:34–36)
Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: “Yo dije: sois dioses”? Si a aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses (y la Escritura no se puede violar), ¿a quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: “Blasfemas”, porque dije: “Yo soy el Hijo de Dios”?
Digo que esto es una maniobra porque no lleva a alguna conclusión que hubiera resuelto el problema. El Salmo 82:6 dice que Dios usó el término "dioses" (e "hijos de Dios") para referirse a algunos seres inferiores que eran recipientes de su Palabra (vea el Salmo 8:5; 82:1; Job 1:6; 38:7). Y Jesús infiere: Si Dios utiliza el término "dioses" para algo menor que Dios, ¿no sería plausible que usara el término "Hijo de Dios" para aquel a quien "consagró y envió al mundo"?
No es un argumento conclusivo. Es un desvío, una diversión. No resuelve el problema. Es una maniobra. Es un señalizador válido y verdadero hacia cierta apertura del lenguaje, pero no es conclusivo. Lo que hizo la maniobra fue impedir que las piedras volaran, y le compró suficiente tiempo a Jesús (antes de que trataran de agarrarlo en el versículo 39), para darles una invitación más.
4. La Suprema invitación (Juan 10:37:39)
Ellos están a punto de agarrarle (versículo 39), pero él hace una última declaración. Y si aun había oportunidad para ellos, entonces aun hay una oportunidad para usted. Dice, en los versículos 37-38:
Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed las obras; para que sepáis y entendáis [es la misma palabra para "sepáis" y "entendáis", solo hay una diferencia en tiempo pretérito y tiempo presente: "que puedan saber y continúen para saber más plenamente"] que el Padre está en mí y yo en el Padre. Por eso procuraban otra vez prenderle, pero se les escapó de entre las manos.
Esto me maravilla, pues es una acción sorprendentemente misericordiosa. Espero que usted la escuche así también para sí. Si no puedes ver tu camino con claridad suficiente como para recibir mis palabras y mi persona, entonces, al menos, toma lo que puedas de mis obras. ¿Por qué? Porque ese poco de conocimiento puede convertirse en un conocimiento y comprensión más plenos de quién es él. Esta fue la última oferta de Jesús. Y ellos vinieron a él para atraparle.
Y usted pensaría que terminó la historia. Y termina con oposición e incredulidad. Juan pudo haberse detenido aquí y haber ido hacia la historia de Lázaro en el capítulo 11. Pero no lo hizo. Por alguna razón, nos dio otra instantánea de Jesús al otro lado del Jordán, al noreste, donde muchos creían en él.
5. La Clave para la fe (Juan 10:40–42)
La historia de Jerusalén termina con ira e incredulidad y con un plan asesino. Pero del otro lado del Jordán, había quienes creían. ¿Hay una clave aquí? ¿Está Juan dándonos una pista para que veamos qué es lo que abre la puerta de la fe? Esto es lo que dice en los versículos 40 y -42.
Se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan, y se quedó allí. Y muchos vinieron a El y decían: Aunque Juan no hizo ninguna señal, sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era verdad. Y muchos creyeron en El allí.
Esto es lo que creo que Juan está haciendo. Él nos está mostrando la clave hacia la fe, el tipo de suelo en el cuál la fe nace y crece. Dice que aquí fue donde Juan el Bautista había predicado y bautizado. En otras palabras, donde fue aceptado y respetado el mensaje de Juan, ahí florecía la fe en Jesús. ¿Y qué dijo Jesús acerca del ministerio de Juan? ¿En qué se enfoca el escritor del Evangelio? Él registró lo que la gente decía (versículo 41): "Aunque Juan no hizo ninguna señal, sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era verdad".
Haciendo Énfasis en Jesús
En otras palabras, el ministerio de Juan no tenía algún tipo de pretensiones. Él no iba tras la fama. Él hizo un énfasis absoluto sobre Jesús, y donde quiera que esa mentalidad sea admirada y aceptada, ahí florece la fe en Jesús. No floreció en Jerusalén. Ellos rechazaron a Juan y a su mensaje (Mateo 21:23-27).
Pero donde se recibe una mentalidad humilde, modesta, ahí las personas reconocen a Jesús. Escuchan su voz. Allí son sus ovejas.
Es Necesario que Jesús crezca, y que yo Disminuya
Permítanme terminar con las palabras de Juan Bautista. Y mientras las leo, oro para que usted ame esta mentalidad humilde. Oro para que termine siendo la suya. Y que su corazón sea la buena tierra donde nace la fe en Jesús, y continúa creciendo.
“Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de El. El que tiene la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado. Es necesario que El crezca, y que yo disminuya". (Juan 3:28-30).
Esta mentalidad es la clave para la fe en Jesús. ¿Es esta su mentalidad?