YO SOY EL QUE SOY

Éxodo 3:13-15

Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros,” tal vez me digan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les responderé? Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros.” Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: “El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.” Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.

En los once mensajes que, Dios mediante, estaré impartiendo entre ahora y el fin del año, mi meta suprema será esparcir una pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para el gozo de todos los pueblos mediante Jesucristo. En otras palabras, tengo el propósito de exaltar a Dios el Padre, y Dios el Hijo, mediante Dios el Espíritu, para que ustedes (y miles mediante ustedes), sean impulsados a unirse conmigo en una adoración alegre a nuestro Dios trino.

Después de ese propósito general, mi meta es despertar y fortalecer una fuerte convicción en ustedes, de que los últimos 30 años de ministerio aquí han sido una preparación, no una consumación. O, para ponerlo de otra forma, mi esperanza es ayudarles a ver y sentir que esta transición entre yo y Jason Meyer, tiene muy poco que ver con un aterrizaje, y mucho que ver con un lanzamiento. Tiene menos que ver con las grandes obras que Dios ha hecho, y más que ver con las obras mayores que Dios hará.

Por tanto, me ha parecido bien, con la exhortación del personal pastoral, no solo tratar de llegar a otro par de capítulos del Evangelio de Juan y dejarlo todo pendiente en algún lugar del capítulo 17, sino más bien tratar de llevar nuestra atención hacia una batería de realidades fundacionales (verdades definitorias, marcas de 30 años, piedras de apoyo bíblico), que han moldeado profundamente lo que ha sido Bethlehem durante estas últimas tres décadas.

Obras mayores por llegar

El hecho de que estas realidades fundacionales de las que quiero hablar sean absolutamente indomables y explosivamente incontenibles, y eléctricamente creadoras de futuro, me hace ver este proceso como un lanzamiento antes que como un aterrizaje, y ello mismo me hace buscar la preparación antes que meditar en la consumación, y aferrarme en las obras mayores por venir, antes que considerar las grandes obras del pasado. Estas realidades no solo sostienen el presente y explican el pasado. Están vivas y sobrenaturalmente sobrecargadas para llevar a esta iglesia a donde todavía no ha soñado ir, en modos que aún no hemos soñado.

Y yo debiera aclarar, antes de saltar al lanzamiento con estas verdades explosivas, que tengo pocas dudas en mi mente (y las pocas dudas que hay en mi mente no provienen de Dios, sino de la falta de Dios), de que la próxima temporada en la vida de Bethlehem será la mayor que hemos conocido. Todos sabemos que en ocasiones han florecido muchos ministerios durante décadas, y se han vuelto significativos, y luego, con un cambio de liderazgo, todo se desbarata y el impacto mengua, y la fe desaparece, y el gozo se va, y el ministerio disminuye, y quizás incluso muere. Mi convicción profunda es que Dios no va a permitir que éso suceda aquí. De hecho, si tengo que hacerlo, pongo mi vida en riesgo por esa predicción.

No lo digo para inflarles con una esperanza artificial, sino por las realidades bíblicas y las evidencias presentes del maravilloso favor de Dios sobre nosotros. Los fundamentos bíblicos me dan esta esperanza porque son muy profundamente compartidos por Jason Meyer y por el concilio de ancianos, y de hecho, por cientos y cientos de ustedes. No llegamos a esta transición con alguna ambigüedad en cuanto los compromisos bíblicos y teológicos del liderazgo futuro. Hay una profunda unidad en lo que creemos, y estas realidades son explosivas con un poder que crea el futuro.

La guía de Dios en este día

Pero no solo eso, las huellas de la gracia de Dios y Su favor y guía pueden verse en todos los eventos de transición de los últimos 10 meses. Los que hemos estado mirando desde adentro, desde el principio, hemos quedado sorprendidos y atónitos por la aparición de Jason Meyer, y por la impactante unidad del personal pastoral, de los ancianos, y por el discernimiento congregacional alrededor de su llamado.

Pero no solo eso, la mano de Dios está sobre Jason Meyer. Sí, las realidades bíblicas y las convicciones teológicas unificadoras están presentes, y sí, ha habido una sorprendente unidad congregacional en la afirmación de su llamado, pero yo estoy diciendo que hay algo más, algo indispensable: Dios ha llamado a Jason a esta labor y ha puesto su mano sobre Él. Ustedes han visto algunas evidencias de ello. Los que le hemos conocido por más tiempo y mejor, lo vemos más claramente.

Por todo esto es que digo que en la transición hacia el liderazgo de Jason, el impacto no va a menguar, la esperanza no va a desvanecerse, el gozo no va a desaparecer y el ministerio de esta iglesia y su misión global no va a disminuir o morir. Más bien, nos descubriremos avanzando hacia la mayor temporada de ministerio que esta iglesia ha conocido alguna vez.

Y por eso nos tornamos hacia esta batería de realidades fundacionales (hacia estas verdades definitorias, estas marcas de 30 años, estas piedras de apoyo bíblico) que han moldeado, durante estas últimas tres décadas, lo que Bethlehem es: estas realidades absolutamente indomables, explosivamente incontenibles y eléctricamente creadoras de futuro.

Dios es absolutamente

Y la primera realidad es que Dios es. O, para decirlo como lo dice nuestro texto: Dios es el que es. O, para decirlo más filosóficamente, Dios es absolutamente. Este es el hecho más básico y más supremo. ¡Punto! De los billones de hechos que existen, este es el que está por encima y por debajo de todos. Es el fundamento y la consumación de todos los demás. Nada es más básico y nada es más supremo que el hecho de que Dios es.

Nada es más fundacional para su iglesia que el hecho de que Dios es. Nada es más fundacional para nuestras vidas, o nuestro matrimonio, o nuestro trabajo, o nuestra salud, o nuestra mente, o nuestro futuro, que el hecho de que Dios es. Nada es más fundacional para el mundo, o para el sistema solar, o para la Vía Láctea, o para el universo que el hecho de que Dios es. Y nada es más fundacional para la Biblia y la auto-revelación de Dios y la gloria del evangelio de Jesús, que el hecho de que Dios es.

Comprendiendo Éxodo 3

Esta es la idea central del texto de hoy en Éxodo 3:13-15. Por tanto, permítanme presentarla para ustedes. Durante muchos siglos, el pueblo de Israel, el pueblo escogido de Dios, ha vivido como extranjero en Egipto. Y por mucho tiempo ha sido tratado como esclavo. Ahora, se acerca el momento de la liberación de Dios. Nace un niño judío, llamado Moisés. Él es rescatado, por la hija del Faraón, del edicto de muerte, y es criado en la corte. Como adulto, defiende a uno de sus parientes matando a un egipcio, y huye hacia la tierra de Madián. Y allí Dios se le aparece en una zarza ardiente, como leemos en Éxodo 3:6-10.

Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Dios. Y el Señor dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. Y he descendido para librarlos de la mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos. Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.

Así que Moisés es el líder escogido de Dios para libertar a Su pueblo de la esclavitud y llevarlo hacia la Tierra Prometida. Pero él retrocede. Como podía hacer, o podría hacerlo Jason, o usted. Versículo 11: "Pero Moisés dijo a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón, y sacar a los hijos de Israel de Egipto? Y Dios dijo [versículo 12]: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adoraréis a Dios en este monte.

Y entonces Moisés nos trae uno de los mensajes más importantes que Dios ha dicho. Este es nuestro texto, Éxodo 3:13-15.

Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros,” tal vez me digan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les responderé? Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros.” Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: “El Señor [en hebreo: "Yavéh"], el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.” Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.

Tres verdades que Dios dice de Sí Mismo

Me preguntas mi nombre, dice Dios, te diré tres verdades. Primero (versículo 14): "Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY". Dios no dijo que ése fuera Su nombre. De hecho dijo: Antes de que te preocupes por mi nombre, de cuál es mi posición entre los muchos dioses de Egipto o Babilonia o Filistea, y antes de que preguntes cómo conjurarme por mi nombre, e incluso antes de que te preguntes si Soy el Dios de Abraham, sorpréndete por esto: "YO SOY EL QUE SOY". Yo Soy absolutamente. Antes de que tengas mi nombre, recibe lo que Soy. Lo primero es que YO SOY EL QUE SOY - que Yo Soy absolutamente-, eso es de una importancia fundacional e infinita.

Segundo (versículo 14b): "Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros.” Aquí todavía no le ha dado un nombre a Moisés. Él está edificando un puente entre lo que Él es y Su nombre. Aquí solo hace una declaración de quién es en lugar de decir Su nombre. Di: "YO SOY me ha enviado a vosotros”. Aquel que es, quien es absolutamente, me envió a ustedes.

Tercero (versículo 15): "Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: “El Señor [en hebreo: "Yavéh"], el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.” Este es mi nombre para siempre [Yavéh]". Finalmente, nos da Su nombre. En la Biblia de las Américas es casi siempre traducido como Señor (en mayúsculas todas). Pero en Hebreo debió pronunciarse algo como "Yavéh", y está estructurado partiendo de la Palabra "Yo Soy". Así que cada vez que escuchamos la palabra Yavéh (o su forma corta Yah, que ustedes escuchan cada vez que cantan "alelu-yah", "alabanza a Yavéh"), o cada vez que ustedes ven la palabra Señor en la Biblia de las Américas usted debiera pensar: éste es un nombre propio (como Pedro, o Santiago, o Juan), estructurado a partir de la palabra "Yo Soy", y recordándonos, cada vez, que Dios es absolutamente.

Una verdad sorprendente

Esto es sorprendente. Dios se dio un nombre a Sí mismo (utilizado más de 4000 veces en el Antiguo Testamento), que nos presiona a pensar, cuando lo escuchamos que: Él es. Él es absolutamente. Él es absoluto.

Esta es la primera realidad de la batería de realidades fundacionales -de verdades definitorias, de marcas de 30 años, de piedras de apoyo bíbilicas- que han marcado a Bethlehem durante tres décadas. Somos impresionados por el simple hecho de que Dios es, de que "Él es quien es". De que Él es absolutamente. Esa es la primera de las realidades absolutamente indomables, explosivamente incontenibles, eléctricamente creadoras de futuro, que aceptamos.

Un pueblo que está impactado porque Dios es, será un pueblo irreprensible. Nuestro Dios trino ama manifestarse en un poder de gracia de modo que las personas sean impactadas por el hecho de que Él es.

Diez implicaciones de lo que significa para Dios ser quien Él es

Esto es lo que significa que Dios es quien es.

  1. La existencia absoluta de Dios significa que Él nunca tuvo un principio. Esto estremece la mente. Cada niño pregunta: "¿Quién hizo a Dios?" Y cada padre sabio responde: "Nadie hizo a Dios. Dios simplemente es. Y siempre fue. Sin principio".

  2. La existencia absoluta de Dios significa que Él nunca termina. Si no vino a existencia, tampoco dejará de existir, porque Él es. Él es quien es. No hay lugar fuera de su existencia. Solo está Él. Antes de que Él creara, esto es todo lo que hay: Dios.

  3. La existencia absoluta de Dios significa que Él es la realidad absoluta. No hay una realidad antes que Él. No hay realidad fuera de Él, a menos que Él la desee y la cree. Él no es una de muchas realidades antes crear. Él está simplemente ahí, como una realidad absoluta. Él es todo lo que fue eternamente. Sin espacio, ni universo, sin vacío. Solo Dios. Absolutamente allí. Absolutamente todo.

  4. La existencia absoluta de Dios significa que Él es totalmente independiente. De nada depende para venir a existencia o para apoyarse o ser aconsejado o ser lo que Él es. Éso es lo que significa la palabra "absoluto".

  5. La existencia absoluta de Dios significa, más bien, que todo lo que no es Dios, depende totalmente de Dios. Todo lo que no es Dios es secundario, y dependiente. Todo el universo es totalmente secundario. No primario. Vino a existencia mediante Dios y permanece en existencia, cada momento, por la decisión de Dios de mantenerlo en existencia.

  6. La existencia absoluta de Dios significa que todo el universo es, en comparación, como nada ante Dios. La realidad dependiente, contingente, es, en comparación con la realidad independiente, como una sombra comparada con la substancia, como un eco a un trueno, como una burbuja a un océano. Todo lo que vemos, todo lo que nos maravilla en el mundo, y en las galaxias, es como nada, comparado con Dios. "Todas las naciones ante El son como nada, menos que nada e insignificantes son consideradas por El" (Isaías 40:17).

  7. La existencia absoluta de Dios significa que Él es constante. Él es el mismo, ayer, hoy, y siempre. No puede ser mejorado. No se está convirtiendo en algo. Él es quien es. No hay desarrollo en Dios. No hay progreso. La perfección absoluta no puede ser mejorada.

  8. La existencia absoluta de Dios significa que Él es el modelo absoluto de la verdad y bondad y belleza. No hay un libro de leyes que Él consulte para saber qué es correcto. No hay un almanaque para establecer los hechos. No hay una asociación para determinar qué es excelente o hermoso. Él mismo es el estándar de lo que es correcto, de lo que es verdad, de lo que es hermoso.

  9. La existencia absoluta de Dios significa que Él hace lo que le place y siempre es correcto, y siempre es hermoso, y siempre está de acuerdo con la verdad. No hay restricciones externas en él que puedan impedirle hacer lo que le place. Él gobierna y diseñó, como realidad absoluta, toda la realidad externa a Sí mismo. Así que Él es absolutamente libre de cualquier restricción que no se haya originado del consejo de Su propia voluntad.

  10. La existencia absoluta de Dios significa que Él es la realidad más importante y valiosa y la persona más importante y valiosa en el universo. Él es más digno de interés y atención y admiración y disfrute que todas las otras realidades, incluyendo a todo el universo.

A los pastores de Bethlehem

Esto es lo que creemos. Dios es. La realidad de que Dios Es, es una realidad absolutamente indomable, explosivamente incontenible, eléctricamente creadora de futuro. En agosto, escribí un devocional para el personal pastoral sobre este tema, y llegué a esta conclusión:

Por tanto, cada vez que Dios es ignorado, tratado como negable, que es cuestionado, criticado, o tratado como virtualmente nada, y que se piensa menos en Él que en la alfombra en la casa de las personas, ocurre un ultraje billones de veces mayor.

Siendo Él la realidad más significativa que existe, entonces nada se conoce correctamente sin relacionarle con Él. Él es la fuente y meta y definición de todos los seres y de todas las cosas.

Nosotros vamos a ser, por tanto, un pueblo locamente enamorado de Dios. Nuestra pasión impulsora es para conocerle, admirarle, y darle a conocer como glorioso. Él es simple y abrumadoramente dominante en nuestra consciencia. Todo lo relacionaremos con Él.

¡Existimos para esparcir una pasión por la supremacía de Dios!

Nunca, Nunca, Nunca

Dios mediante, no blasfemaremos a este Dios al tomarlo por sentado, o convertirlo en algo periférico, o llamarle el fundamento asumido de todas las cosas mientras que en realidad nos emocionamos por las "cosas". Tememos caer alguna vez bajo la crítica de Albert Einstein que escribió Charles Misner hace unos veinte años atrás:

Veo el diseño del universo, esencialmente, como una cuestión religiosa. Es decir, debiéramos tener cierto tipo de respeto y maravilla por todo ése asunto. . . . Es algo muy maravilloso y no debiera darse por sentado. De hecho, creo que es por eso que Einstein hacia tan poco uso de la religión organizada, aunque me impacta como un hombre básicamente muy religioso. Debió haber mirado lo que decían los predicadores sobre Dios y quizá sintió que estaban blasfemando. Él había visto mucha más majestad de la que ellos pudieran imaginar alguna vez, y ellos no estaban transmitiendo la verdadera idea. (Citado en “First Things”, Diciembre. 1991, No. 18, 63 [cursivas añadidas]).

Cuando lo leí, dije: "Oh Dios, nunca, nunca dejes que esto pase en Bethlehem". Jason y yo creemos, con todo nuestro corazón, que hay miles de personas en las Twin Cities y billones en el mundo, quienes están hambrientos de conocer al Dios vivo y verdadero, quien es absolutamente. Y ustedes y Jason y yo conocemos la buena noticia de que este Dios ha enviado a Su Hijo al mundo para morir por los pecadores que menosprecian a Dios, pecadores como nosotros, a fin de que todo el que crea en Cristo pueda conocer a este Dios con un gozo para siempre. Así que conocemos nuestro llamado. Existimos para esparcir una pasión por Dios quien es absolutamente.

Aquí es donde hemos estado. Hacia aquí es hacia donde vamos. Indomable, incontenible, esta es una realidad eléctricamente creadora de futuro. "YO SOY EL QUE SOY". Dios es absolutamente.