“Yo os envío como a ovejas en medio de lobos”
El Costo y la bendición de ser misionero Cristiano
Mateo 10:16-31
He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas. 17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y en sus sinagogas os azotarán. 18 Seréis llevados aun ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio a ellos y a los gentiles. 19 Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué hablaréis, porque os será dado en aquella hora lo que habéis de decir. 20 Pues no sois vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre que hablará en vosotros. 21 "El hermano entregará a muerte a su hermano, y el padre a su hijo. Se levantarán los hijos contra sus padres y los harán morir. 22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 23 Y cuando os persigan en una ciudad, huid a la otra. Porque de cierto os digo que de ningún modo acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre. 24 "El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia le llamaron Beelzebú, ¡cuánto más lo harán a los de su casa! 26 "Así que, no les temáis. Porque no hay nada encubierto que no será revelado, ni oculto que no será conocido. 27 Lo que os digo en privado, decidlo en público; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar al alma. Más bien, temed a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. 29 ¿Acaso no se venden dos pajaritos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajaritos.
Cuando Jesús hubo terminado su gran obra salvadora, y había entregado su vida para salvar a millones y millones de personas que creerían en él, y hubo resucitado de entre los muertos, dio su último mandato a sus discípulos en Mateo 28:18-20:
Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Este mandato--de ir y hacer discípulos a todas las naciones del mundo- es tan válido hoy como la promesa que dice: “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Si la promesa es válida hoy, entonces el mandamiento también es válido hoy. Y la promesa es válida porque es buena, Jesús dijo: “hasta el fin del mundo”. Así que hasta que Jesús venga, se mantiene la promesa de que estará con nosotros. Y esa promesa es la base para el mandamiento, por eso el mandamiento todavía se mantiene. Jesús nos está ordenando –le está ordenando Bethlehem- “Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones”.
La Ambición del Apóstol Pablo: Las misiones pioneras
El apóstol Pablo es el misionero más prominente del Nuevo Testamento. Él dio su vida en obediencia al mandato de Jesús. Dijo en Romanos 15:20-21: “De esta manera me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo era ya conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro; 21 sino como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de El, verán, y los que no han oído, entenderán”.
Esta es la diferencia entre un evangelista local y un misionero pionero. Pablo dijo a Timoteo en 2da a Timoteo 4:5: “haz el trabajo de un evangelista”. Es decir: «como pastor de una iglesia local en un lugar donde el evangelio ya ha echado raíces, sigue alcanzando a las personas para Cristo. Ellos pudieran conocer acerca del cristianismo y vivir cerca de muchos cristianos, de Éfeso, pero sigue evangelizándolos. Cuéntales el evangelio, muéstrales el amor. Sigue tratando de ganarlos». Ese es el evangelismo local. Y todos debemos ser parte del evangelismo local.
Pero esto no es lo que llamamos misiones pioneras. Las misiones pioneras son lo que Pablo dijo: “me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo era ya conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro”. Una misión pionera es cuando se cruza una barrera cultural para plantar la iglesia donde el evangelio todavía no ha echado raíces. Este es el mandamiento que aún es válido para nosotros. El trabajo no ha sido terminado. Y la palabra de nuestro Rey resucitado nos enlaza hoy, tanto como la primera vez que él la dio.
Grupos de personas inalcanzadas
Por eso hablamos de grupos de personas inalcanzadas. El sitio web más útil que conozco para comprender e investigar a las personas inalcanzadas del mundo es el Joshua Project [Proyecto Josué]. Este sitio enumera un total de 15 965 grupos de personas en el mundo. De estos, 6 434 aun están sin alcanzar, definimos inalcanzado al “grupo de personas entre los cuales no hay una comunidad de creyentes cristianos autóctonos, con la cantidad y recursos suficientes para evangelizar su grupo de personas”, lo que significa, en su definición, menos de un 2% de cristianos evangélicos.
Así que Jesús nos dio el mandamiento de hacer discípulos a todos esos grupos, y Pablo es el modelo que mostró cómo deben ser las misiones pioneras, al esforzarse en proclamar el evangelio donde todavía no se había plantado alguna iglesia. Y todavía hoy se mantiene el mandamiento (“haced discípulos de todas las naciones”), y los riesgos son eternos (“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”, Juan 3:36).
¿Quién Irá?
Así que la pregunta es: « ¿Quién irá? ¿Quién proclamará el evangelio de Jesús donde la iglesia todavía no ha sido plantada y ha florecido? ¿Debería ir yo?». Yo me hago esta pregunta al menos una vez al año. Y lo digo en serio. Quiero ir, creo que cada seguidor de Jesús está obligado, por las cuerdas de amor y de obediencia, a decir: «Estoy dispuesto a ir a donde sea que me envíes». Cada creyente en Jesús debiera decir: «heme aquí, envíame si esa es tu voluntad».
La voluntad de Dios no es que todos sus seguidores se vuelvan misioneros pioneros. Pero él llama a algunos. Sus métodos son misteriosos y maravillosos. Nadie puede explicar cómo se levanta la obra de Dios en su vida y cómo le impulsa a ir a las misiones. Esta es la obra del Espíritu Santo, y es maravillosa e insondable a nuestros ojos. Pero esto sabemos, según las Escrituras, la historia de la iglesia, y la experiencia, uno de los instrumentos que Dios utiliza para despertar un ardiente llamado a las misiones es la predicación de la Palabra de Dios. Específicamente la predicación de pasajes de las Escrituras que describen el mandato, sus consecuencias negativas, y sus bendiciones. Así que eso es lo que quiero hacer en el tiempo que nos resta.
La Venida del Hijo del Hombre a juzgar a Israel
En Mateo 10:16-33, Jesús le dice a sus discípulos las consecuencias de llevar el testimonio fiel y de hacer discípulos en los años venideros, y cuáles bendiciones les seguirán para sostenerles. El texto se relaciona directamente con los cuarenta años posteriores a su partida, pero es cierto como principio para el resto de los tiempos. Dice en el verso 23: “Pero cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque en verdad os digo: no terminaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre”. No pienso que la venida del Hijo del Hombre se refiera a la segunda venida de Cristo. Si fuera así, este texto sería falso.
De la misma forma en que el Nuevo Testamento habla de la venida del Reino de Dios en muchas etapas y manifestaciones, también es bueno pensar en la venida del Hijo de Dios en muchas etapas y manifestaciones. Él vino a la tierra la primera vez, y murió; vino como el Cristo resucitado cuando volvió de la muerte; vino en juicio para la destrucción de Jerusalén por medio de los ejércitos romanos en el 70 d.C.; ha venido en poder esporádicamente en cada gran avivamiento. Y vendrá en forma corporal visible al final de los tiempos. Así que pienso que Mateo 10:23 se refiere probablemente a la venida en Juicio que ocurriría en el 70 d.C.: “Pero cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque en verdad os digo: no terminaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre”, esto ocurrió decisivamente cuarenta años después.
Un Testigo temerario delante del peligro
Pero el hecho de que estos versos se refieran directamente a la obra de predicar el evangelio a las personas inalcanzadas entre el 30 y el 70 d.C., no significa que sea un texto irrelevante para nosotros. Lo que Jesús, en estos versos, dice acerca de las consecuencias y las bendiciones del mandato misionero es cierto en la actualidad. Y su propósito principal es evidente: sean testigos temerarios delante del peligro. Mi oración, a medida que avanzamos, es que el Espíritu Santo utilice esta enseñanza para confirmar Su llamado en las vidas de ustedes.
Seis consecuencias de seguir las misiones pioneras
Este texto habla poderosamente por sí mismo. Permítanme, por tanto, sin muchos comentarios, enfocar nuestra atención en seis consecuencias y diez bendiciones sobre los que están en el frente principal de las misiones pioneras. Estas dificultades son las que debemos esperar hoy si Dios, en su longanimidad, decide que vivamos algunas. Veamos entonces las consecuencias.
1. Ser arrestado por las autoridades. Versos 16-18: “Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas. 17 Pero cuidaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; 18 y hasta seréis llevados delante de gobernadores y reyes por mi causa, como un testimonio a ellos y a los gentiles”
2. Ser traicionados por la familia. Verso 21: “Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y les causarán la muerte”. Esto es casi increíble: los padres e hijos estarán en tal oposición a la fe cristiana, que querrán la muerte de su pariente antes que creer.
3. Ser odiados por todos. Verso 22: “Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo”. Cuídese elevar tanto al evangelismo por relaciones hasta ver en este texto un impedimento para realizar el evangelismo. Seréis odiados por todos no significa: «No pueden hacer evangelismo».
4. Ser perseguidos y expulsados de las ciudades. Verso 23: “Pero cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra”.
5. Ser difamados. Verso 25b: “Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!”. Jesús murió en nuestro lugar para que pudiéramos escapar de la ira de Dios, no de la ira del hombre. Él fue llamado a sufrir por amor de la propiciación; nosotros somos llamados a sufrir por amor de la propagación.
6. Ser asesinados. Verso 28: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”. De modo que los hombres pueden matar el cuerpo, y algunas veces lo hacen. No asuma que la seguridad en las misiones es elevada, ni piense que si uno de nuestros misioneros es asesinado, entonces hemos cometido un error. Jesús dijo claramente en Lucas 21:16: “matarán a algunos de vosotros”.
Durante dos mil años, miles de misioneros, personas innombrables de las que el mundo no es digno, han tenido en cuenta estas consecuencias y han arriesgado sus vidas para alcanzar al perdido con el único mensaje de salvación que hay en el mundo. Y lo hicieron porque las bendiciones exceden abundantemente a las consecuencias.
Diez bendiciones de las misiones pioneras
Oro para que el Señor tome estas diez bendiciones que estoy a punto de nombrar, y venza con ellas todos sus temores, y les dé una pasión por conocerle a él.
1. Ser enviados por Cristo. Verso 16: “Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas”. “Yo os envío”. Es un honor y un deleite ser enviados por el Cristo vivo. Es un honor y un deleite ser enviados a hacer su obra.
2. El Espíritu de Dios nos dará lo que tengamos que hablar. Verso 19-20: “Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué hablaréis; porque a esa hora se os dará lo que habréis de hablar. 20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros” ¡Que maravilloso es sentir la presencia y el poder del Espíritu en nuestras vidas, dándonos las palabras que necesitamos!
3. Experimentar el cuidado paternal de Dios. Verso 20b: “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros”. Jesús explica con claridad que aquel que nos cuida es nuestro Padre en los cielos. Usted pudiera tener que abandonar a su padre y a su madre para ser misionero. Pero siempre tendrá un Padre que cuida por usted.
4. La Salvación al final de todo. Verso 22b: “pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo”. Cuando hayamos sufrido todas las consecuencias, tendremos el maravilloso final de la salvación. Resucitaremos de entre los muertos con ninguna pena, o dolor, o pecado, y veremos a Cristo, y entraremos a su gozo y escucharemos las palabras (a pesar de todas nuestras imperfecciones), “bien hecho”.
5. Saber que el Hijo de Dios vendrá en juicio y misericordia. Verso 23b: “no terminaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre”. Este era un gran aliento para los discípulos perseguidos. Jesús viene en el momento exacto, a derramar los juicios y liberaciones históricos, y vendrá en el día final para vindicar a su pueblo.
6. Pertenecer a la casa del Señor. Verso 25b: “Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!”. No importa el rechazo que podamos experimentar, Jesús quiere que estemos seguros, que estemos siempre conscientes de que «este rechazo es una señal de que ustedes me pertenecen. Ustedes son parte de mi casa».
7. Conocer que la verdad triunfará. Verso 26: “Así que no les temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse”. Nada hay oculto que no vaya a ser conocido. Durante un tiempo en este mundo, los pueblos se mofarán de nuestra proclamación de la verdad. Dirán « ¿Qué es la verdad?». Pero sepan esto, y aférrense a esta bendición: la verdad será conocida. Nuestra proclamación será vindicada: “nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse”. Cuente con eso. Lo que ahora es motivo de burlas, será escrito algún día en los cielos. Y un minuto de esa vindicación delante de todos nuestros enemigos hará que toda nuestra paciencia haya valido la pena.
8. La bendición de tener un alma inmortal. “Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”. El alma de los cristianos es indestructible. “En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). Ya hemos pasado de muerte a vida. Henry Martyn, el misionero a Persia, dijo que sería inmortal hasta hubiera completado su obra en la tierra. Cierto. Y seguramente estaría de acuerdo en un sentido más completo: Usted es inmortal después de que su obra en la tierra haya sido completada. Esto es lo que Jesús quiso decir aquí.
9. Tener un Padre celestial quien gobierna soberanamente en los pequeños detalles de la vida. Verso 29: “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre”. Jesús menciona la caída de un pajarillo a la tierra porque nada parece más insignificante. Sin embargo, Dios, nuestro Padre, supervisa y gobierna sobre todo. Así que usted puede sabe que su Padre, quien le ama como a su hijo precioso, siempre supervisa y gobierna cada detalle de su vida.
10. Ser valorados por Dios. Verso 31: “Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos”. Dios no desprecia a sus hijos. El valora a sus hijos. Por dos razones: Primero, porque en unión con Jesucristo, toda su perfección nos es imputada. Segundo, porque por el Espíritu, seremos cambiados de gloria en gloria, y Dios ama la obra santificadora de sus manos. Él se deleita en aquello en lo que nos hemos convertido.
El Llamado de Dios a las misiones pioneras
¿Cómo llama Dios a las personas para que entreguen la vida misionera? Lo hace, junto a otras influencias, por medio del misterioso y maravilloso despertar del deseo (que conquista el miedo) de trabajar en la predicación de Su palabra. Lo hace al ayudarnos a contar las consecuencias negativas, no hay una inocencia romántica en las misiones. Y lo hace al llenarnos con un anhelo por conocer hasta el colmo estas bendiciones.
A muchos de ustedes Dios les ha estado llamando desde hace un tiempo. Y este mensaje es un sello para algo que ya ha sido hecho. Para otros, este mensaje es un despertar a la nueva sensación del llamado. Y ustedes realmente creen que Dios les está impulsando a ir. Quiera el Señor confirmar su obra en sus vidas.