Cómo es que los llamados reciben una herencia eterna
Hebreos 9:15-22
Y por eso El es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador. Pues un testamento es válido sólo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador. Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre. Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ordenó. Y de la misma manera roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del ministerio. Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón
Quizás usted crea que Dios debiera ser más cuidadoso en el tipo de comparaciones y analogías que utiliza para explicar Su obra. Él es bastante atrevido en el modo en que usa las imágenes e idiomas humanos. Por ejemplo, dice que la venida de Jesús será como ladrón en la noche, y así se atreve a enlazar a Su hijo perfecto con un ladrón. Y hay otras comparaciones como esa en la Biblia. En un lugar compara Su ira a un hombre que es despertado del estupor de borracho. ¿Por qué Dios hace esto? ¿Por qué usa comparaciones que pueden desorientar?
La respuesta es que cada comparación puede confundir cuando la obra de Dios es comparada con la obra del hombre. Dios es único. No hay experiencia humana que encaje perfectamente en el modo en que Él actúa o en el modo en Él es. Pero si Dios quiere comunicarse con nosotros, lo que hace, no tiene otro idioma que usar sino uno que podamos entender, un idioma humano que haya sido edificado alrededor de la experiencia humana.
Por ejemplo, cuando hablamos del servicio, utilizamos el lenguaje humano que ha surgido por nuestra experiencia de siervos o de varios servicios humanos. Si Dios quiere comunicar algo de su propio servicio a nosotros, o de nuestro servicio a Él, Él usará este lenguaje. Pero como Él es Dios, quien es absolutamente diferente a nosotros en muchas maneras, este lenguaje de servicio confundirá en cierta medida. Tendremos que preguntar: "¿Qué parte de esta comparación es cierta con Dios, y qué parte no es cierta con Dios?" Si somos siervos de Dios, ¿significa que no somos hijos de Dios? ¿Significa que no somos herederos de Dios? ¿Significa que vivimos en cuarterías para siervos y que no tenemos lugar en la mesa del Padre? ¿Qué quiere Dios que comprendamos cuando nos llama siervos? Esa es una ilustración.
Todas las comparaciones entre los modos en que Dios se relaciona con nosotros y el modo en que nos relacionamos entre nosotros resultan así. Usted tiene que preguntar: ¿qué parte de esta comparación o analogía guía hacia una verdad profunda que Dios quiere revelar sobre sí, y qué parte guía hacia un callejón sin salida de confusión?
Bien, en el texto de hoy, el escritor introduce la comparación entre el "nuevo pacto" y un testamento. Y por eso necesitamos ser cuidadosos aquí para asegurarnos de ver qué partes de esta comparación son útiles y qué partes pudieran confundir.
Primero revisemos y asegurémonos de recordar qué es el nuevo pacto, y cuán diferente es del "primer pacto" al que Pablo se refiere aquí en los versículos 15 y 18. El nuevo pacto es el acuerdo con Su pueblo que Dios prometió en Jeremías 31:31. El libro de Hebreos cita los términos de este acuerdo en Hebreos 8:10-12. Dice:
Este es el pacto que yo haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. . . Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados.
Así que, en este acuerdo, Dios ya no escribe su voluntad en tablas de piedra fuera del corazón, Él se mueve dentro, por su Espíritu, y hace que Su voluntad sea parte de lo que amamos. Nos cambia de adentro hacia afuera, para que amemos Su voluntad. No solo eso, dice también que en el nuevo pacto, Él es misericordioso con nuestras transgresiones y que no recordará más nuestro pecado. En el antiguo pacto no había sacrificio alguno que pudiera, realmente, quitar el pecado humano. Existían los sacrificios de animales, pero Hebreos 10:4 dice claramente: "es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados”. Así que el nuevo pacto promete que estos pecados serán quitados, lo que significa que el fundamento del nuevo pacto es un mejor sacrificio, es decir, el sacrificio del propio Hijo de Dios.
Así que, como vimos la vez pasada, el nuevo pacto tiene que ver, totalmente, con la forma en que Dios lidia con el pecado, para hacernos justos delante Suyo, con la forma en que lidia con la culpa y la condenación del pecado al enviar a Su hijo a morir por los pecadores y para llevar nuestra culpa de modo que pueda haber perdón y purificación, y buenas consciencias delante de Dios. Y con la forma en que Dios lidia con el poder del pecado al escribir la ley en nuestros corazones, de modo que podamos odiar el pecado desde adentro y amar la voluntad de Dios y caminar libremente en Sus caminos, no solo por una represión externa legal. Ése es el nuevo pacto. Eso es cristianismo. Y su base es la muerte de Cristo, el derramamiento de la sangre de Cristo. Por su derramamiento Él adquirió nuestra justificación y nuestra santificación. Él quitó nuestra culpa y está quitando nuestra corrupción.
Ahora, en Hebreos 9:15-22, el escritor da una nueva perspectiva del nuevo pacto. Lo compara con una última voluntad y testamento. Vea los versículos 15 y 16: En el versículo 15 llama a Cristo el "mediador de un nuevo pacto", y se refiere a la muerte de Cristo que redime de los pecados que el "primer pacto" no podía quitar. Y dice que este nuevo pacto, basado en esta muerte de Cristo, ocurrió para que todos los llamados recibieran "herencia eterna".
Hasta ahora esto suena maravillosamente familiar. Pero entonces, en el versículo 16, compara este nuevo pacto, con una última voluntad y "testamento". Todos ustedes saben qué es. Pero quizás los niños no. Un testamento es un documento muy importante y muy oficial, que una persona escribe para decir qué deberá hacerse con sus posesiones después de morir. Eso es un "testamento". Todo adulto debe tener uno. Esa es la comparación con el nuevo pacto que el escritor hace en los versículos 16-17. Dice: "Porque donde hay un testamento [la LBLA y la NVI dicen "testamento", aunque es la misma palabra griega usada para traducir "pacto" en el versículo 15], necesario es que ocurra la muerte del testador. Pues un testamento [un pacto] es válido sólo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador.
Así que usted puede ver que el término "pacto" en el versículo 15 recibe el significado de "testamento" en los versículos 16 y 17, que la mayoría de las traducciones usan al traducir "voluntad", aunque es la misma palabra griega que "pacto".
Ahora, ¿por qué este escritor hace esta comparación? ¿Por qué trae esta idea de que el nuevo pacto es, de hecho, un "testamento"? Creo que hay, al menos, cinco razones.
1) Este es el significado ordinario del término en la cultura griega común de esos días: un "diatheke" era un "testamento".
2) El fundamento del nuevo pacto es la muerte de Cristo. Una muerte tenía que ocurrir para dar fuerza y validez al nuevo pacto. Así que es como un testamento y última voluntad. Una muerte hace que tenga efecto.
3) Incluso el primer pacto estuvo asociado con una muerte. Mire el versículo 28: "Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre". En otras palabras, aunque no era claro en el antiguo pacto que la muerte del Mesías sería el fundamento del nuevo pacto, y del perdón de los pecados, sin embargo el antiguo pacto era un puntero. Se requería la muerte de animales. Y ello anticipaba y simbolizaba la muerte de Cristo, y por eso, incluso el primer pacto, fue validado por una muerte, y en ese sentido fue como un testamento y última voluntad.
4) la cuarta razón por la que el escritor trata al nuevo pacto como un testamento y última voluntad, es que en el versículo 15 acababa de referirse a una "herencia eterna". Usted ve que: "[Cristo] es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que. . . los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna". Y todos podemos ver que si hay una herencia, debe haber algún tipo de última voluntad o testamento que diga quiénes son los herederos y qué herencia reciben. Éso es lo que él dice que hace el nuevo pacto.
5) Finalmente, compara el nuevo pacto con un testamento, porque una "última voluntad" no es algo que los herederos negocien. Proviene unilateralmente del que la escribió y los herederos la toman o la dejan tal como está. No pueden cambiar las decisiones del que escribió el testamento. El nuevo pacto está escrito por Dios, sin consultar a sus herederos, o a otra persona. Es una expresión soberana de la voluntad de Dios, no es un acuerdo negociable.
Por estas cinco razones, al menos, el escritor dice que el nuevo pacto es como un "testamento". Sí, pero esta es una forma atrevida de hablar sobre la relación de Dios con Su pueblo.
Esta analogía está cargada con posibles confusiones. 1) ¿Escribió Dios una última voluntad y testamento porque un día moriría y quería dejar sus posesiones a otro? 2) ¿Quién es el ejecutor de la última voluntad de Dios? Un testamento, generalmente, lo especifica y nunca es la persona muerta quien ejecuta su propia voluntad. 3) ¿No estaba en vigor este testamento antes que ocurriera la muerte? Si no, ¿cómo fueron perdonados por sus pecados David y Moisés y todos los santos? 4) ¿Quiénes son los herederos de esta última voluntad y testamento? A menudo, los herederos de la segunda generación son desconocidos para quien hace el testamento. ¿Es la herencia de Dios entregada a un grupo incierto, indefinido? ¿O hay nombres escritos en esta última voluntad? Veamos las respuestas a estas cuatro preguntas, y dejemos que cada una tenga un poderoso efecto para profundizar y fortalecer nuestra seguridad en Dios y nuestra confianza en que la herencia eterna, la vida eterna, es nuestra.
** 1) ¿Escribió Dios una última voluntad y testamento porque un día moriría y quería dejar sus posesiones a otro? **
La respuesta más cercana que tenemos a esa pregunta está en Hebreos 2:14:
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, Él igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte.
En otras palabras, no, Dios, como Dios, no puede morir. Él es "inmortal", como dice 1ra a Timoteo 1:17. Pero sí, Su voluntad es experimentar la muerte para destruir la muerte desde adentro, y liberar los que están esclavizados a la muerte. ¿Cómo puede lo inmortal experimentar muerte? Tomando como Suya la forma de naturaleza humana de sangre y carne y experimentando la muerte en esa naturaleza. Así que la respuesta es sí, Dios escribió una última voluntad y testamento porque tenía la intención de experimentar la muerte en la muerte de Su Hijo a través de la naturaleza humana que tomó en Su encarnación.
Dejemos que esto establezca nuestra fe y profundice nuestra seguridad y certeza en Dios, porque Él escribió esta voluntad en un pasado eterno. Dios determinó transferirnos esta "herencia eterna", desde toda la eternidad, por gracia (2da a Timoteo 1:9). La muerte que se requiere para que los herederos reciban su herencia está hecha y acabada. No hay necesidad de otra más.
** 2) ¿Quién es el ejecutor de la última voluntad de Dios? **
Un testamento, generalmente, especifica el ejecutor, y nunca es la persona muerta quien ejecuta su propia voluntad. La respuesta es que la comparación se deshace, y la misma persona que muere para poner el testamento en vigor, es también el ejecutor del testamento. ¿Cómo puede ser?
Respuesta: La resurrección de Jesucristo de entre los muertos y su posicionamiento a la diestra del Padre y como Sumo Sacerdote de todos los bienes venideros. Cuando el versículo 15 llama a Jesús mediador del nuevo pacto, la última voluntad y testamento, significa que Él no solo es Aquel mediante cuya muerte es liberada toda la herencia de Dios para nosotros; además, cuando esa herencia es liberada, Jesús se asegura de que la recibamos. Él es quien muere. Y Él es el Ejecutor.
Podemos verlo en Hebreos 13:20-21:
Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno [Jesús mismo fue heredero de la última voluntad y testamento que su sangre puso en vigor; vea Hebreos 1:2], os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando El en nosotros lo que es agradable delante de Él [esa es la promesa del nuevo pacto] mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos Amén.
"Mediante Jesucristo" recibimos la herencia del nuevo pacto de la obra interior de Dios en nuestras vidas. Él es el Ejecutor del testamento. Por tanto, establezcamos nuestra fe y profundicemos nuestra seguridad y certeza en Dios, porque Cristo el Hijo de Dios no solo es quien murió para liberar la herencia del Padre en nuestra vida, Él es también quien resucitó de entre los muertos y es el Ejecutor soberano de la voluntad del Padre y se asegura de que recibamos toda la herencia en esta vida y en la siguiente.
** 3) ¿No estaba en vigor este testamento, este nuevo pacto, antes que ocurriera la muerte de Cristo? Si no, ¿cómo recibieron perdón por sus pecados David, Moisés, y todos los santos? **
Hebreos 9:17: dice: "Pues un testamento [o última voluntad] es válido sólo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador”. Ello parecería decir: No, el perdón del nuevo pacto no estaba disponible en los tiempos del Antiguo Testamento, antes que muriera Cristo. Pero note cómo comienza el versículo 18: "Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre". Y luego muestra cómo Moisés hizo el principal derramamiento de la sangre del antiguo pacto.
¿Cuál es el mensaje aquí? Creo que este es el mensaje: En el antiguo pacto, Cristo aún no había muerto, pero toda la sangre derramada en sacrificios animales tenía el propósito de señalar hacia el día en que ocurriría una muerte que realmente adquiriría, de una vez y por todas, el perdón de Dios, y si esos santos pusieron su fe, no en los animales, sino en la gracia de Dios, entonces podrían haber probado de antemano esa experiencia actual. En otras palabras, hubo una parte de la última voluntad y testamento, aunque no toda, que fue heredada antes de la muerte de Cristo (Hebreos 11:39-40).
Aquí vemos, nuevamente, que la analogía no es perfecta. Sí, sin la muerte de Cristo no habría perdón en el Antiguo Testamento. Pero no, esos santos no tenían que esperar mil años para experimentar el perdón que la muerte trajo para ellos. En Éxodo 34:7 Dios dice, como parte del Antiguo Pacto, que Él "perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado".
Por tanto, fortalezcamos nuestra fe en la grandeza del logro de Cristo sobre la cruz. Fue suficientemente grande para liberar la herencia de perdón, no solo hacia adelante, dos mil años hasta nosotros, sino hacia atrás, dos mil años atrás y más.
** 4) ¿Quiénes son los herederos de la última voluntad y testamento de Dios? **
Lo más urgente, ¿es usted un heredero? ¿Está usted en la lista de la última voluntad y testamento de Dios? ¿Le ha dejado Dios la herencia eterna? ¿Es la herencia de Dios entregada a un grupo incierto, indefinido? ¿O tiene Dios Su vista puesta sobre ciertas personas específicas a quienes ama como hijos, y a quienes les deja Su herencia eterna?
La respuesta se encuentra en el versículo 15, específicamente, en la palabra "llamados". El escritor dice: "Y por eso El es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que. . . . [dejando fuera la cláusula de enlace] los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna". ¿Quién recibe la herencia eterna? "Los que han sido llamados". ¿Llamados por quién? "Llamados por Dios". En otras palabras, la última voluntad y testamento de Dios no es dejada a la casualidad. Dios no solo escribió el testamento; y no solo lo puso en vigor mediante la muerte de Su propio Hijo; y no solo resucitó a Su Hijo para que fuera el Ejecutor de ese testamento; y no solo esparce la herencia de vida eterna hacia el pasado por miles de años y hacia el futuro por miles de años; también llama a personas hoy para que salgan de las tinieblas y de la muerte e incredulidad para volverse co-herederos con Su Hijo. En otras palabras: "Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre”.
Preste atención al llamado de Dios. Abra sus oídos espirituales a la voz de su Pastor, y sus ojos espirituales a la gloria de su Dios. Y crea.