¿Cuán importante es la membresía eclesiástica?
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. 13 Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu. 14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15 Si el pie dijera: Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo. 16 Y si el oído dijera: Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del olfato? 18 Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó. 19 Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? 20 Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo. 21 Y el ojo no puede decir a la mano: No te necesito; ni tampoco la cabeza a los pies: No os necesito. 22 Por el contrario, la verdad es que los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios; 23 y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a éstas las vestimos con más honra; de manera que las partes que consideramos más íntimas, reciben un trato más honroso, 24 ya que nuestras partes presentables no lo necesitan. Mas así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella, 25 a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. 26 Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él. 27 Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. 28 Y en la iglesia, Dios ha designado: primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después, dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas. 29 ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Acaso son todos profetas? ¿Acaso son todos maestros? ¿Acaso son todos obradores de milagros? 30 ¿Acaso tienen todos dones de sanidad? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos? 31 Mas desead ardientemente los mejores dones.
Los siguientes tres sermones, Dios mediante, estarán dirigidos al tema traído a colación hace tres años por los ancianos, concerniente a la naturaleza de la membresía eclesiástica en Bethlehem y su relación con el bautismo. Muchos de ustedes son nuevos desde entonces y nada saben acerca de este asunto, y el resto quizás tengan una vaga memoria de qué trataba todo. Así que hoy quiero explicar el asunto y decirles lo que los ancianos me han encomendado hacer y hablar acerca de los fundamentos bíblicos de la membresía eclesiástica.
El Conflicto no es el Bautismo del Creyente
Comenzamos con una fuerte y conjunta convicción de que el bautismo en el Nuevo Testamento solo es para creyentes profesantes, no para infantes. Aquí está la sección 12 de la Declaración de Fe de los Ancianos de Bethlehem [Bethlehem Baptist Church Elder Affirmation of Faith] (PDF):
Creemos que el bautismo es una ordenanza del Señor por la cuál aquellos que se han arrepentido y vienen a la fe, expresan su unión con Cristo en su muerte y resurrección, al ser sumergidos en agua en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Es una señal de pertenencia al nuevo pueblo de Dios, el verdadero Israel, y un emblema de sepultura y lavamiento, representando la muerte a la vieja vida de incredulidad, y la purificación de la contaminación del pecado.
Esto es lo que creemos que la Biblia enseña. Esta es la razón fundamental por que somos llamados bautistas. No solo bautizamos a los creyentes profesantes. Ese no es el conflicto. Estamos totalmente unificados en ese aspecto. Creemos que esto es lo que la Biblia enseña.
El Conflicto Membresía Eclesiástica
El tema era: ¿cómo debería nuestra iglesia relacionarse con aquellos que han nacido de nuevo y están profundamente comprometidos a la Biblia y a Cristo, pero aun no han sido persuadidos de que su bautismo cuando niños es antibíblico e inválido? Debieran esos creyentes ser admitidos en algunos casos a la membresía de Bethlehem? O, para poner la pregunta en un ámbito más general: la puerta delantera de la iglesia local, ¿debiera ser aproximadamente del mismo tamaño que la puerta del cuerpo universal de Cristo? En otras palabras, ¿debiéramos decir a cualquier persona: sabemos que ustedes realmente han alcanzado la membresía en el cuerpo universal de Cristo, pero no pueden entrar en esta expresión local del cuerpo de Cristo?
¿Cuán Importante es la Membresía?
Otra forma de decirlo es: ¿cómo se compara la gravedad de la exclusión de la membresía de la iglesia local, con la gravedad de no ser bautizados aun cuando, después de haber estudiado las Escrituras y de haber tratado de ser obediente, la persona sin bautizar cree que ya ha sido bautizada? En el mundo real, cuando los genuinos cristianos, que creen en la Biblia, aman el evangelio, exaltan a Cristo, y tienen su mente en las misiones, no están de acuerdo con el significado del bautismo en el Nuevo Testamento, ¿cómo debiéramos relacionarnos con ellos?
Por un lado, si decimos: «usted puede ser un miembro de esta iglesia aunque no ha sido bíblicamente bautizado», estaríamos socavando la importancia que el Nuevo Testamento da al bautismo. Todos los cristianos que conocemos de la iglesia primitiva fueron bautizados, (excepto el ladrón en la cruz). Así es como usted expresa públicamente su fe y se vuelve parte de la iglesia visible.
Por otro lado, si decimos: «aunque has nacido de nuevo y eres un miembro de Cristo, no podrás ser un miembro de esta iglesia», parecería que socavamos la fe de la persona y el propósito de la iglesia local. Parece socavar la fe de la persona porque desde un punto de vista, la exclusión de la membresía es como una expulsión abierta antes de que ocurra la membresía. Cuando usted expulsa a un miembro de la Iglesia, según Mateo 18:17, es para usted “como el gentil y el recaudador de impuesto”. En otras palabras, usted le ama y le trata como a un incrédulo. Suena muy fuerte ¿Estamos diciendo a aquellos que excluimos de la membresía que están en la categoría de un incrédulo?
Y decir no a un creyente genuino quien es parte del cuerpo universal de Cristo, pareciera socavar el propósito de la iglesia local como una expresión de esa iglesia universal.
Aclarando los Temas y Llamando a la Oración
Así que los ancianos dedicaron muchos años a este tema antes de traerlo a la iglesia. En Septiembre de 2005 trajimos la recomendación para permitir algunas excepciones a nuestro requerimiento de bautismo para la membresía. Esta recomendación fue retirada en diciembre, antes de que se hiciera la votación porque había incertidumbre, de una parte considerable de ancianos, de que este voto fuera demasiado apresurado, cuando la comprensión y el acuerdo aun fueran demasiado limitados.
Así que mi trabajo en estos mensajes no es invitarles a un voto o establecer algún itinerario o introducir una moción. Mi trabajo es tratar de aclarar los temas y exhortarle a orar y pensar para que en el futuro usted y nosotros podamos discernir la guía de Dios.
La Gravedad de la Exclusión
Una de las convicciones fundamentales tras la proposición de los ancianos (que fue hecha y luego retirada) es que excluir de la membresía a una persona que verdaderamente ha nacido de nuevo, quien da evidencia creíble de su fe salvadora es un error más serio que recibir en la membresía a un verdadero creyente quien no ha sido bautizado bíblicamente aunque, de acuerdo a su propia consciencia, cree que lo es. Pero esa convicción asume que la membresía de la iglesia es realmente importante, así que excluir a una persona es muy grave.
De modo que uno de los argumentos contra la proposición de los ancianos fue que la membresía en una iglesia local como Bethlehem no importa realmente mucho (ciertamente, no tanto como el bautismo) porque alguien que no es miembro puede adorar y tomar la cena del Señor e ir a la Escuela Dominical y ser parte de un grupo pequeño y ser visitado por un pastor en el hospital; o simplemente puede ir a otra iglesia que comparta su visión del bautismo.
Así que si la membresía no es tan importante, entonces excluir a alguien de la membresía no parece un problema grave. Ello implicaría que los ancianos están tratando de resolver un problema que realmente no existe. Este es uno de los aspectos más cruciales que necesitamos considerar como iglesia: ¿Cuán grave sería decir a una persona regenerada: «No se te permite ser miembro de esta iglesia»?
Creemos que es muy grave, y por esa razón el resto de este mensaje será para considerar con ustedes algunos de los fundamentos bíblicos para la membresía eclesiástica. Muchas personas ni siquiera piensan que el concepto de membresía sea bíblico o deseado por Dios.
Cinco Fibras de Evidencia
Señalaré cinco fibras en el Nuevo Testamento que evidencian la membresía eclesiástica. Cada una revela algo en el Nuevo Testamento que pudiera ser minimizado o negado si no hubiera una membresía definida en la iglesia local.
1) La Iglesia debe Disciplinar a sus Miembros
La membresía eclesiástica está implícita en la manera en que se supone que la iglesia disciplina a sus miembros. Medite en la implicación de Mateo 18:15-17 donde la “iglesia” (ekklesia) parece ser la corte suprema de apelación en asuntos de autoridad eclesiástica en lo relativo a la membresía.
Y si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. 16 Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos. 17 Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia; y si también rehúsa escuchar a la iglesia, sea para ti como el gentil y el recaudador de impuesto.
Si no hay membresía de la iglesia, ¿cómo puede definir al grupo que asumirá este asunto sensible y difícil de exhortar a la persona que no se ha arrepentido y finalmente establecer un juicio acerca de su posición en la comunidad? Es difícil creer que cualquiera que reclame ser cristiano pueda ser parte de esa congregación. Ciertamente “la iglesia” debe ser un grupo definible para lidiar con problemas tan difíciles. Ustedes saben de quien se habla cuando se lleva “a la iglesia”.
2) Existe la Expulsión
La membresía eclesiástica está implícita en el simple hecho de que existe la expulsión [o excomunión]. Pablo lo implica en 1ra a los Corintios 5:12-13, donde lidia con la necesidad de sacar a alguien de la iglesia. Dice: “Pues ¿por qué he de juzgar yo a los de afuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro de la iglesia? 13 Pero Dios juzga a los que están fuera. Expulsad de entre vosotros al malvado”.
Hay dos implicaciones aquí: una es que hay unos que están “dentro de la iglesia” y otros que están “afuera”. Es posible definir a los que pertenecen a la iglesia. La otra implicación es que esa persona puede ser sacada de entre los que están “dentro de la iglesia”. Tal remoción formal no sería posible si no hubiera tal cosa como una membresía claramente establecida, ¿quién es parte responsable de este cuerpo, y quién no?
3) Se Requiere que los Cristianos se Sometan a sus Líderes
La membresía eclesiástica está implícita en el requerimiento bíblico a los cristianos para que se sometan a un grupo de líderes de la iglesia, ancianos, o pastores. El argumento es que sin membresía, ¿a quién se refiere el Nuevo Testamento como que se debe someter a un grupo específico de líderes? Cualquier tipo de acuerdo, o pacto, o consenso (membresía) tiene que preceder a la sumisión de una persona a un grupo de líderes.
Medite en la forma en que el Nuevo Testamento habla acerca de la relación de la iglesia con sus líderes.
Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros” (Hebreos 13:17).
Pero os rogamos hermanos, que reconozcáis a los que con diligencia trabajan entre vosotros, y os dirigen en el Señor y os instruyen, 13 y que los tengáis en muy alta estima con amor, por causa de su trabajo. Vivid en paz los unos con los otros” (1ra a los Tesalonicenses 5:12-13).
Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza” (1ra a Timoteo 5:17)
¿Cómo funcionarán este liderazgo y sumisión si no hay membresía definiendo quién ha hecho el compromiso de ser guiado y quiénes han sido escogidos como líderes? Si minimizamos la importancia de la membresía, es difícil ver cómo pudiéramos interpretar de manera seria y práctica estos mandamientos a someternos y guiar.
4) Se Requiere de los Pastores que Cuiden su Rebaño
La membresía eclesiástica está implícita en la forma en que el Nuevo Testamento requiere de los ancianos a que cuiden del rebaño a su cargo. Por supuesto los ancianos pueden extender su amor a cualquiera y a todos, y debieran, dentro de los límites de su habilidad. Pero la cuestión es si la Biblia ordena a los ancianos que tengan una responsabilidad especial y cuidado por cierto grupo, un grupo de miembros. Considere Hechos 20:28 donde Pablo dice a los ancianos que cuiden sus rebaños.
Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre.
Este versículo no dice que los ancianos no pueden visitar a los incrédulos o a aquellos que aun no son miembros. Pero si deja en claro que su responsabilidad fundamental es con una grey particular ¿Cómo conocerán cuál es su grey? ¿De quiénes somos responsables, como pastores y ancianos? ¿De quiénes daremos cuenta ante Dios?
La manera en que Pedro habla a los ancianos en 1ra de Pedro 5 es aun más clara en este aspecto. Versículos 2-3: “[…] pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo; 3 tampoco como teniendo señorío sobre los que os han sido confiados [tov kleron], sino demostrando ser ejemplos del rebaño”.
“[…] los que os han sido confiados” (su porción, su lote) implica que los ancianos sabían de quiénes eran responsables. Esta es solo otra forma de hablar acerca de la membresía. Si una persona no quiere ser responsable ante un grupo de ancianos, o ser el centro especial de atención del cuidado de ancianos, resistirá la idea de la membresía. Y resistirá la forma señalada por Dios para que vivan y sean apoyados en su fe.
5) La Metáfora del Cuerpo
La membresía eclesiástica está implícita en la metáfora del cuerpo en 1ra a los Corintios 12:12-31. El significado original de la palabra miembro es miembro de un cuerpo, como mano y pie, y ojo y oído. Esa es la ilustración tras la palabra miembro en el texto. Verso 12: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo”.
Así que la pregunta que esta ilustración provoca para la iglesia local que Pablo está describiendo en 1ra a los Corintios 12 es: ¿Quién pretende ser tratado como mano, o pie, u ojo, u oído de este cuerpo? Hay una relación orgánica y unida implícita en la imagen del cuerpo. Hay algo innatural en un cristiano que se adjunta a sí mismo al cuerpo de creyentes y no es miembro del cuerpo.
La Expectativa de Todos los Creyentes
Así que por estas cinco razones y más creemos que la membresía en el Nuevo Testamento es una expectativa de todos los creyentes. Cada uno de nosotros debe ser miembro de un cuerpo local de creyentes.
- Debemos tomar responsabilidad de disciplinar a aquellos del cuerpo que no se arrepienten del pecado público que trae oprobio al nombre de Cristo.
- Debemos declararnos parte del cuerpo de modo que si somos rebeldes, caigamos bajo esa exclusión.
- Debemos tomar nuestra posición bajo el liderazgo y autoridad de un grupo particular de ancianos.
- Debemos declararnos parte de un grupo que espera ser supervisado y cuidado por un grupo particular de ancianos.
- Y debemos encontrar nuestro lugar en ese todo orgánico como partes de un cuerpo (miembros), de un cuerpo local de Cristo.
Ese es el plan de Dios para nosotros y para esta iglesia. Eso que lo que queremos decir por membresía. Todos estos aspectos de la membresía están enraizados en la verdad de que la iglesia local es una expresión de la iglesia universal. Parte de lo cual implica que la pertenencia al cuerpo de Cristo es la pertenencia a un cuerpo.
Un Regalo de la Gracia de Dios Comprado por Sangre
Termino instándoles a orar y a meditar en esto por su propia vida. El Nuevo Testamento no conoce a cristianos que no sean miembros responsables de una iglesia local en el sentido que hemos visto. Los cristianos al estilo “llanero solitario” son una contradicción, porque volverse cristiano significa ser unido al cuerpo de Cristo, y la unión con Cristo se expresa a sí misma en una unión con un cuerpo local de creyentes. Nos parece que en el Nuevo Testamento, ser excluido de la iglesia local, era estar excluido de Cristo. Es por esta razón que es tan importante el tema de la membresía.
¿Es usted un miembro responsable de la iglesia local? No solo preguntamos si su nombre está en algún lugar. Preguntamos si usted está comprometido a la disciplina y a ser disciplinado según los estándares bíblicos ¿Ha declarado usted públicamente su voluntad a ser pastoreado y a ser guiado por los líderes de una iglesia local? ¿Se ve a sí y a sus dones como parte de un cuerpo militante? ¿Muestra, con su firme compromiso al cuerpo de Cristo, que usted está firmemente comprometido con Cristo?
La membresía eclesiástica es un regalo de la gracia de Dios comprado por sangre. La mayoría de nosotros nos percatamos de que es un medio de la misericordia de Dios hacia nosotros a fin de sostener nuestra vida, para fortalecer nuestra fe, para preservar nuestro gozo. Les insto a no amputarse a sí mismos de esta bendición.