¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? parte 3
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Dos preocupaciones fundamentales en la vida
Existen solamente dos preocupaciones fundamentales en la vida. Una es como reflejar a Dios en nuestras vidas. La otra es como estar por siempre feliz en Dios. Estas son las grandes preocupaciones en le mundo para todas las personas y para todos los grupos de personas, ya sea que estemos consciente de ello o no. ¿Cómo debe una persona pensar, sentir, y actuar para poder reflejar la gloria de Dios? ¿Y qué debemos pensar, sentir, y hacer, para estar totalmente contentos en Dios para toda la eternidad? Y no solo nosotros sino todas las personas.
Romanos 1:16-17 aborda estas dos grandes preocupaciones—como también lo hace todo el libro. El versículo 16 trata acerca del poder de Dios para salvarnos. Este versículo lidia con la preocupación numero dos: nuestras ansias de ser felices en Dios por siempre. “No me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.” El poder de Dios para la salvación—significa, al menos, el poder de Dios para hacernos felices en él por siempre. Romanos 14:17 dice, “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.” Esa es una de las cosas que incluye la salvación. Entonces el evangelio es el poder de Dios para traer a los creyentes hacia la eterna experiencia de “la justicia, la paz, y el gozo”.
El versículo 17 trata sobre la revelación de la justicia de Dios en el evangelio. Así que este versículo lidia con nuestra primera gran preocupación: Como reflejar la gloria de Dios en nuestras vidas. El versículo 17 explica cono el evangelio—la buena nueva acerca de la muerte y resurrección de Jesucristo—salva a los creyentes. El evangelio es el poder de Dios para darle a los creyentes el gozo eterno, el versículo dice, “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Lo que sobresale aquí es que el evangelio tiene poder para salvarnos porque en el se revela algo de Dios. Y esa es la primera gran preocupación en el universo: la revelación o aparición de Dios.
Entonces, el versículo 16 lidia con la gran preocupación de nuestro gozo eterno (llamada “salvación”) y el versículo 17 con el tema de la manifestación de Dios (en particular, su justicia). Las cosas no van más allá de esto. No son más importantes que esto. Si cree que tiene asuntos más grandes que éste, con los que lidiar en su vida, entonces no está viendo la realidad. Si cree que los escándalos de Clinton son más grandes, o que las represalias con misiles son más grandes, entonces necesita apagar la televisión y reflexionar un momento. Henry VIII hiso que Clinton se viera como un puritano, y está muero, no es más que un punto luminoso en la pantalla de la historia (murió en 1547), donde Bill Clinton estará muy pronto. Y el Terrorismo de Genghis Khan, aniquilando a todas las poblaciones, hace que los asaltos terroristas de hoy parezcan treguas; pero Genghis Khan murió, ¿Y quién siquiera conoce en que siglo vivió (1162-1227 DC)?
Lo que ahora parece grande y muy importante, de hecho, puede ser muy pequeño. Pero el que Dios sea revelado y conocido, y e que usted tenga o no gozo eterno—estas son preocupaciones realmente grandes y definitivas. Y estoy orándole a Dios fervientemente para que abra vuestros ojos y les de una pasión por el evangelio, que es el poder de Dios para salvar a los creyentes; y para que la justicia de Dios sea revelada, que es la vía por medio de la cual el evangelio trae a los creyentes a la vida eterna y al gozo.
“Seremos Salvados de la Ira de Dios”
Este es nuestro sexto mensaje desde estos dos versículos. Y el tema principal que he estado enfocando es que estos versículos no tratan de cómo las personas se vuelven creyentes, sino de cómo los creyentes somos salvados—de cómo al final de este tiempo escapamos a la ira de Dios y entramos a la vida eterna y al gozo. El versículo 16 dice que el evangelio es el poder de Dios para salvar a los creyentes. Y el versículo 17 dice que esto funciona porque en el evangelio la justicia de Dios se revela. Tanto el creer en el versículo 16 como el revelar en el versículo 17 son acciones expresadas en el tiempo presente continuado (en griego). “El evangelio es poder de Dios para la salvación de todo el que continua creyendo, porque en el evangelio la justicia de Dios se sigue revelando”.
Desde nuestro punto de vista, la clave para salvarnos de la ira venidera, es seguir creyendo y confiando en Dios. La clave, desde el punto de vista de Dios, para ser salvos, es que él siga revelándonos su justicia en el evangelio, mes tras mes y año tras año.
Al asunto a tomar en cuenta en esos versículos es como Dios salva a los creyentes de su juicio final, y como los trae a salvo hacia la justicia, la paz, y el gozo eterno. Romanos 13:11 dice, “ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos [por primera vez]”. La salvación total y final es futura. Romanos 5:9 dice, “habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de El”. Eso es lo que está en juego en estos versículos. ¿Cómo Dios conduce al creyente por la vida para que al final el creyente se salve de la ira y tenga vida eterna y gozo eterno?
De hecho, Romanos 5:9 es una reafirmación exacta de Romanos 1:16-17 con el orden de pensamiento a la inversa. Invirtamos el orden de las dos mitades del versículo 5:9 para que encajen con el orden de Romanos 16-17. En lugar de “[a] habiendo sido ahora justificados por su sangre, [b] seremos salvos de la ira de Dios por medio de El”. Pongámoslo al revés y digamos, “[b] seremos salvos de la ira de Dios por medio de Cristo, [a] porque hemos sido justificados por su sangre”. Esa es exactamente la estructura de Romanos 1:16-17.
La Justificación es la Base de la Glorificación
El evangelio es el poder de Dios para la salvación porque en el la justicia de Dios se revela, o sea, Dios revela la justicia como un regalo gratuito que nosotros necesitamos pero no tenemos. Ya vimos que ese, es el significado de los versículos 16 y 17: nuestra salvación final (versículo 6) está basada en que Dios nos de la justicia que el mismo demanda de nosotros (versículo 17). La forma en que Pablo lo expresa en Romanos 8:30 es: “y a los que justificó, a ésos también glorificó”. Justificación (la justicia de Dios imputada por completo a nosotros) es la base para la glorificación (la justicia de Dios impartida por completo a nosotros).
O para ver el mismo orden de salvación en diferentes términos, vean Romanos 8:32: “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas?”. En otras palabras, los cimientos para toda nuestra esperanza de vida futura, gozo, y salvación se basan en que Dios entregó a su Hijo a la muerte como sustituto por nosotros, a fin de que nuestros pecados pudieran morir con él, y su justicia pudiera ser imputada a nosotros. Es el mismo patrón de salvación en Romanos 8:30, 32 y Romanos 5:9 y Romanos 1:16-17. Este es el gran tema y la gran estructura de este libro.
Nuestra Esperanza para la Salvación
Todas nuestras esperanzas para la salvación (versículo 16) penden del observar y creer en la revelación de la justicia de Dios como un regalo para nosotros (versículo 17). El libro de Romanos va a exigir muchas cosas de nosotros como creyentes, pero no vamos a hacer ninguna de esas cosas que demanda este libro para librarnos de la culpa, o para que se nos perdonen nuestros pecados, o para conseguir el regalo de la justicia. Dios cumplió con todo eso de una vez por todas al hacer que Jesucristo muriese en lugar nuestro; y nos lo dio gratuitamente por medio de la fe desde el mismo momento en que creímos de verdad. Es por eso que la justificación es tratada como un evento pasado en nuestras vidas y que es la base y lo que asegura todo lo demás: “habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios”. (5:9). La gracia pasada de la justificación asegura la gracia futura de la salvación.
El poder que traerá a los creyentes a esa salvación es la revelación de esa justificación. Ese es el significado de la conexión entre Romanos 1:16 y 17. Para cumplir todo lo que se demanda de nosotros para entrar al cielo, debemos verlo una y otra vez—la constante revelación en el evangelio de que la justicia de Dios nos es dada gratuitamente por medio de la fe. Si no nos reconocemos como absueltos, perdonados, y considerados como justos ahora, no seremos capaces de andar el sendero que lleva a la vida. Ya sea que nos desesperemos y nos volvamos a la mundanería; o que tratemos de ganar nuestro camino hacia el favor de Dios con comportamientos morales y religiosos.
Todo lo que Dios nos exige como creyentes asume que ya estamos justificados, aceptados, perdonados, absueltos, y considerados como justos con su justicia, no con la nuestra. Desde esa segura posición debemos combatir el pecado y la incredulidad. Y el que así pelee—como pecador justificado—vivirá.
“El Justo por la Fe Vivirá”
Ahora Bien, eso es exactamente lo que creo que significa la segunda mitad del versículo 17. Veamos esta cita de Habacuc 2:4. “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. En el contexto del libro de Habacuc el significado de esta oración es justo el mismo que aquí. Las naciones injustas están en gran peligro ante el juicio de Dios. Por ejemplo, Habacuc 1:5-6:
Mirad entre las naciones, observad, asombraos, admiraos; porque haré una obra en vuestros días que no creeríais si se os contara. Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, pueblo feroz e impetuoso, que marcha por la anchura de la tierra para apoderarse de moradas ajenas.
Mas la misma Judah no está exenta de juicio. La maldad y la idolatría de algunos están a punto de ser juzgadas por la ira de la invasión del imperio babilónico. La pregunta crucial aquí es: ¿Cómo puede salvarse alguien? ¿Cómo pueden salvar sus vidas y no ser destruidos en el juicio de Dios? Esa es la misma pregunta abordada por Romanos 1:16—¿Quién se salvará de la ira de Dios?
Dos Verdades Cruciales
La respuesta del libro de Habacuc se da en 2:4: “He aquí el orgulloso: en él, su alma no es recta, mas el justo por su fe vivirá”. En este versículo hay dos verdades cruciales que son relevantes para el argumento de Pablo.
1. El rescate depende de la fe.
Una es que ser rescatados de la ira de Dios depende de la fe. Eso es lo que promete Habacuc 2:4: “el justo por su fe vivirá”. Esto es, es por fe que usted gana su vida. Es por fe que no será arrasado por completo en el juicio de Dios. Y eso es tremendamente importante para el objetivo de Pablo en el versículo 16. En el Pablo dice, “la salvación [es] de todo el que cree”. El rescate d la ira de Dios y el regalo de la vida eterna son concedidos gratuitamente a aquellos que confían en Dios. Luego Pablo ve esta misma verdad en Habacuc 2:4 y la cita para darle apoyo adicional a esa parte de su afirmación. Las palabras, “por la fe vivirá” en el versículo 17b corresponden a “salvación para todo aquel que cree” en el versículo 16. Somos salvados de la ira u heredamos la vida al confiar en Dios. (Vea Habacuc 2:18 y 3:16,18-19 para que vea a que se parece la “fe” de 2:4. Y vea Habacuc 3:13 para la palabra “salvación” como referencia a la promesa de vida).
Esa es una verdad en Habacuc 2:4 que es relevante para el argumento de Pablo.
2. La vida es ganada por fe.
La otra es que es el justo el que gana su vida por fe. “El justo por su fe [ganará su vida y se salvara de la ira de Dios] vivirá”. Ahora bien esto es crucial para los que Pablo está diciendo de la justicia de Dios. Habacuc 2:4 no dice muy claramente que es por fe que obtenemos la justicia de Dios, que es lo que Pablo enseña en este libro y en Romanos 1:17. Pero Habacuc si vincula al justo con la fe. Lo menos que podemos decir—y quizás debamos decir más—es que la cualidad de los justos que los trae a la vida y a la salvación, es su fe. Entonces es un paso muy pequeño decir: Bueno, entonces, la fe es lo esencial para ser justos ante Dios. De hecho, si es por fe que escapamos al juicio de Dios, y si, como Habacuc 1:13 dice, “[Dios] Muy limpios son tus ojos para mirar el mal, y no puedes contemplar la opresión” entonces de algún modo la fe tiene que ser considerada por Dios como justicia, porque de no ser así nunca pudiéramos ser rescatados ni devueltos a la vida por él, porque nosotros todos somos pecadores y nunca pudiéramos hallar favor ante los ojos de Dios. Así que si Dios no puede mira ninguna clase de mal con aprobación (Habacuc 1:13) y aún así salvarnos y darnos la vida por medio de nuestra fe (Habacuc 2:4), entonces nuestra justicia, que tiene una posición ante este santo Dios, debe ser una justicia concedida por la fe y un regalo de él. Y esa es la otra razón por la que este texto es tan crucial para el argumento de Pablo.
Entonces resumiendo, en Romanos 1:16-17 vemos dos cosas que están confirmadas en citas del Antiguo Testamento. 1) una (versículo 16) es que el evangelio es el poder de Dios para salvar a los creyentes. Si tenemos fe en Dios viviremos y no pereceremos. 2) La otra es que la forma en que Dios salva a los creyentes es revelando (en ese evangelio) su justicia como un regalo “por fe y para fe”. La justicia que el demanda de nosotros (Habacuc 1:13) él nos la entrega gratuitamente. Esto es lo que Dios revela “por fe y para fe”.
“Por fe y para fe”
Lo último que quiero preguntar desde estos versículos es, ¿Qué significa “Por fe y para fe en el versículo 17”? Hay dos o tres claves para esta pregunta.
1) El único paralelo real para esta frase en el Nuevo Testamento se encuentra en 2 de Corintios 2:15-16. (Pero vean también el salmo 84:7 y Jeremías 9:3). Pablo dice, “Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado?” “de muerte para muerte” y “de vida para vida” son idénticas en redacción a “por fe y para fe”. La interpretación más natural parece ser: Cuando el mensaje y el sufrimiento de Pablo se encuentran con la muerte en el alma, eso lleva a la muerte definitiva del alma. Y cuando el mensaje y el sufrimiento de Pablo se encuentran con la vida espiritual, conllevan a la vida definitiva. La muerte es insensible al evangelio y es confirmada en su mortandad por siempre. La vida espiritual es sensible al evangelio y es confirmada y preservada para vida eterna.
De modo que aquí en Romanos 1:17 dice, “la justicia de Dios se revela por fe y para fe”. Es decir, cuando la revelación del regalo que es la justicia se encuentra con la fe, ello conlleva a fe futura. La fe es la ventana inicial del alma que permite que la luz de la revelación de la justicia entre. Y cuando la luz de la justicia de Dios entra mediante la fe, obra poderosamente para despertar, sostener, y engendrar más y más fe para los años venideros.
2. La otra clave para entender “por fe y para fe” es ver cuan bien este versículo satisface las necesidades del versículo 16. El versículo 16 dice que el evangelio es el poder de Dios para salvación de todo aquel que continua creyendo—acción en presente continuado. En primera a los Corintios 15:1-2, Pablo dice, “Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes, por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano”. De modo que si abandonamos nuestra fe y la desechamos, estaremos demostrando que nuestra fe es vana, vacía, y muerta.
El Evangelio Mantiene a los Creyentes Creyendo
Lo que salva es la perseverancia en la fe (Marcos 13:13; Colosenses 1:23). Si eso es cierto, entonces si tiene sentido el porqué el versículo 17 explica como Dios salva a los creyentes, diciendo que en el evangelio revela una justicia para nosotros que es primeramente percibida y abrazada por medio de la fe, y después causa el despertar de toda la fe futura necesaria para ser salvos. El evangelio salva a los creyentes porque el evangelio hace que los creyentes sigan creyendo. (Ver 1 Pedro 1:5).
En Romanos 8:13 Pablo dice, “porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Pero el problema es, que todos sabemos que en nuestra lucha contra el pecado no ganamos lo suficientemente seguido como para tener paz en nuestras conciencias. Así que si nuestras vidas dependen de una perfecta victoria en la guerra contra el pecado, vamos a desesperarnos y no perseveraremos hasta el fin. Simplemente nos rendiremos, porque no veremos provecho en seguir tratando.
¿Qué pues, nos mantendrá avanzando y luchando a fin de que vivamos? Romanos 1:16,17 responde: El evangelio es el poder de Dios para salvar a los creyentes, porque en el evangelio podemos ver como se revela, cada día, que nuestra posición ante Dios no está basada en nuestra propia justicia, sino en la de Dios que él nos entrega gratuitamente por medio de la fe. Y cuando logramos ver eso en el evangelio (una y otra vez, día tras día, durante toda la vida), nuestra fe es renovada y sostenida, y perseveramos en la lucha. Nuestra confianza en que Dios nos ayudará en la vida, y nos salvará de la ira venidera, está basada en nuestra constantemente renovada seguridad de que nuestra aceptación para con él se basa en el regalo de su propia justicia, no la nuestra.
Así que cada vez que la Biblia te exija que hagas algo, no pienses, “Tengo que hacerlo para remover mi culpa, o para obtener el perdón, o para alcanzar una buena posición ante Dios”. Más bien piense, “Lo haré porque mi culpa ya fue eliminada, porque ya estoy perdonado, porque ya tengo el regalo de la justicia de Dios, y así se que Dios es para mí y que me ayudará. Así que confiaré en Dios y le obedeceré, y reflejare (por medio de mi radical aceptación del riesgo) la gloria de la gracia de Dios. Y me acercaré más y más a él en la comunión de sus sufrimientos, y en el gozo de su compañía.