Su cuerpo: la plenitud de Aquel que lo llena todo en todo
Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre vosotros, y de vuestro amor por todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones; pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él. Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder, el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertos y le sentó a su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no solo en este siglo sino también en el venidero. Y todo sometió bajo sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo.
La relación entre el sufrimiento y el cuerpo de Cristo
Existe una relación entre la serie acerca del sufrimiento, que es la que acabamos de terminar, y la serie acerca de la iglesia como cuerpo de Cristo, que es la que comenzamos hoy: Cristo empezó a experimentar el sufrimiento en su cuerpo terrenal y, en cierto modo, sigue experimentándolo al presente en su cuerpo llamado “la iglesia”. Recordarán que antes de su conversión Pablo perseguía a la iglesia y, según Hechos 9:1, respiraba amenazas y muerte contra los discípulos del Señor. En el camino a Damasco, donde pretendía encarcelar a los cristianos, “resplandeció en su derredor una luz del cielo”. Hechos 9:4 dice: “Y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”.
Jesús se identifica con sus discípulosAhora bien, Saulo no creía que Jesús estuviera vivo. Pensaba que el cristianismo no era más que un engaño y que él estaba persiguiendo a unos judíos delirantes y fanáticos que creían que un criminal muerto era el Hijo de Dios. Sin embargo, el Hijo de Dios no pensaba lo mismo. Cuando Él habló, dijo a Saulo: “¿Por qué me persigues?”. Resulta entonces que aquel criminal crucificado no solo está vivo, sino que se identifica tanto con sus discípulos que el perseguirlos a ellos equivale a perseguirlo a Él.
Tal es la relación entre el sufrimiento y el cuerpo de Cristo. Cuando Cristo estuvo en la tierra, tuvo un tipo de cuerpo que era físico, igual al nuestro. En ese cuerpo padeció y murió para que nosotros vivamos. Luego resucitó de entre los muertos y ahora está sentado a la diestra del Padre; pero en el mundo tiene otro tipo de cuerpo: la iglesia. Cristo estuvo unido a su cuerpo terrenal y por ello sintió los golpes de sus enemigos. También está unido a su cuerpo la iglesia hoy en día y todavía siente los golpes de sus enemigos.
Mateo 25Podemos observar el vínculo que hay entre Cristo y sus seguidores en una buena cantidad de pasajes de las Escrituras. Por ejemplo, en Mateo 25 Jesús afirma que en el juicio final le dirá a sus seguidores: “Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis...” (vv. 35-36). Ellos le preguntarán cuándo sucedió todo eso, ya que Jesús no estaba allí sino en el cielo. Entonces Él les responderá: “En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis” (v. 40). Los hermanos de Jesús a los que se refiere este versículo son la iglesia. Quien persigue a la iglesia, persigue a Jesús; y quien muestra amor y afecto a la iglesia, muestra amor y afecto a Jesús. La iglesia es su cuerpo: es la forma física de su presencia en la tierra. El que pone una mano encima a la iglesia, se está metiendo con el cuerpo de Cristo, es decir, se está metiendo con Cristo.
1 Corintios 6:15-16Otro ejemplo llamativo se halla en 1 Corintios 6:15-16, donde Pablo dice: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, acaso, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo! ¿O no sabéis que el que se une a una ramera es un cuerpo con ella?”. Si usted es discípulo de Cristo, es miembro (i.e., parte) del cuerpo de Cristo y las partes de su cuerpo son partes del cuerpo de Cristo; hasta el punto que, según Pablo, si comete fornicación o adulterio, usted lleva a Cristo mismo a la cama consigo y lo hace hacer lo que usted haga.
El propósito de esta serie
Dedicaré un sermón entero a ese pasaje en noviembre. Lo que intento explicar hoy es la realidad de la presencia de Cristo en el mundo bajo la forma de la iglesia, su cuerpo. Hoy en día, Cristo tiene un cuerpo terrenal: la iglesia. Tiene piernas para caminar, brazos para trabajar, bocas para hablar, pies que se ampollan, espaldas que pueden recibir azotes, hambre que saciar y personas solas a las que visitar. Pablo anhelaba que la vida de Jesús se manifestara en su cuerpo mortal (2 Corintios 4:11). Dicho de otro modo, su deseo era que, por medio de su propio cuerpo, el cuerpo de Cristo se hiciera real a los ojos del mundo. Jesús dijo: “El que os recibe a vosotros, a mí me recibe” (Mateo 10:40).
Nos llevará doce semanas explorar la realidad asombrosa del cuerpo de Cristo: Él está presente en el mundo por medio de la iglesia, que es su cuerpo. El propósito de esta serie es no solo colmar nuestra mente de conocimiento, sino llenar nuestra ciudad, Minneapolis, de Cristo, para que el cuerpo de Cristo se convierta en lo que Él quiere que sea, no solamente entre nosotros sino también en esta ciudad y entre los pueblos del mundo que todavía no han oído las buenas nuevas del Evangelio.
El texto bíblico de hoy: tres observaciones
Tengamos en mente el objetivo de “llenar Minneapolis de Cristo” y veamos cómo se relaciona con el texto bíblico de hoy. Efesios 1:22-23 dice: “Y [Dios] todo sometió bajo [los pies de Cristo], y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo”. Concentrémonos en las últimas palabras: “la plenitud de aquel que lo llena todo en todo”. Este pasaje se refiere a la cuestión de llenar Minneapolis, o cualquier otra ciudad, o el mundo entero y todo el universo de Cristo.
Detengámonos en tres verdades que entraña el versículo 23:
1. La iglesia es el cuerpo de Cristo
Primero, la iglesia es el cuerpo de Cristo. El versículo 22 termina diciendo que Dios dio a Cristo “por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. Luego, el versículo 23 se refiere a la iglesia al decir “la cual es su cuerpo”. El cuerpo de Cristo es la iglesia. No el edificio que llamamos iglesia (en el Nuevo Testamento, la palabra “iglesia” jamás se refiere a un edificio). El pueblo de Dios, los discípulos de Jesús, los elegidos de todas las naciones: ellos son el cuerpo de Cristo. Ese es el primer punto: la iglesia es el cuerpo de Cristo.
2. Cristo lo llena todo en todo
Segundo, Cristo lo llena todo en todo. Dice el versículo 23: “La cual es su cuerpo, la plenitud de aquel [i.e., Cristo] que lo llena todo en todo”. Cristo lo llena todo en todo. O como implican el uso del tiempo presente y de la voz media: Cristo mismo está en este momento llenando todo en todo.
Infiero que lo que esto significa es que Cristo está llenando cada esfera de la existencia en todo el universo y de todas las maneras en que Él lo desea. Para entenderlo, lo mejor es observar que las palabras “[Cristo] lo llena todo en todo” se encuentran aquí en el contexto inmediato de los versículos 20-22 y de Efesios 4:8-10. Vayamos primero a este último texto.
Lo que Él hace con la autoridad que tiene como Rey resucitadoPablo está hablando de que Jesús se levantó de entre los muertos y ascendió a los cielos; al hacerlo venció a la muerte y llevó consigo a una hueste de cautivos, a quienes libró del poderío del pecado, la muerte y el temor. Es entonces que Pablo concluye que Jesús hizo esto para poder llenarlo todo.
"8 Por tanto, dice: Cuando ascendió a lo alto, llevo cautiva a una hueste de cautivos, y dio dones a los hombres. 9 (Esta expresión: Ascendió, ¿qué significa sino que Él también había descendido a las profundidades de la tierra? 10 El que descendió es también el mismo que ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para poder llenarlo todo.)”
Este pasaje nos muestra que el propósito de Cristo de llenarlo todo se cumple en su resurrección de entre los muertos y su ascensión a los cielos, habiendo obtenido la victoria sobre sus enemigos. En otras palabras, “llenarlo todo” es lo que Jesús hace con la autoridad de la que goza en su condición de Rey resucitado y soberano sobre todo.
La resurrección y exaltación de Cristo sobre todoEsto último nos lleva otra vez a Efesios 1:20-22. En este pasaje, al igual que en Efesios 4:8-10, Pablo describe la resurrección de Cristo, su exaltación hasta lo sumo y su triunfo sobre todo. Retomemos este pasaje desde el versículo 20:
20b) [Dios] le resucitó de entre los muertos y le sentó a su diestra en los lugares celestiales, 21 muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no solo en este siglo sino también en el venidero. 22 Y todo sometió bajo sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.
Examinemos lo que Dios hace por su Hijo según estos versículos:
- Lo resucita de entre los muertos (v. 20);
- Le da el trono de autoridad real a su diestra (v. 20);
- Somete a todo el universo bajo sus pies (v. 22), lo que incluye todas las formas de poder maligno y todo ser que existe o que existirá en el futuro (v. 21);
- Da a Su Hijo, quien cuenta con poder y autoridad universales, a la iglesia, de la cual ahora es cabeza.
Efesios 4:10 dice que esto sucede para que Cristo pueda “llenarlo todo”, del mismo modo en que Efesios 1:23 dice que Cristo “lo llena todo en todo”. Por lo tanto, el llenarlo todo en todo es el resultado de la autoridad universal de Cristo. A su vez, lo más lógico sería que el significado de esta afirmación sea que Él llena todas las cosas con la reivindicación de su reinado y autoridad. En otras palabras, se reivindica a sí mismo y reafirma sus derechos según su voluntad en todas las cosas.
Podemos imaginarlo como a un rey que tiene el dominio sobre muchos territorios que aún no están totalmente subyugados a Él. Este pasaje declara que Cristo es de hecho el rey del universo. Está “muy por encima de todo principado” (v. 21). Su nombre es sobre “todo nombre” (v. 21). Dios “todo sometió bajo sus pies” (v. 22) y “lo dio por cabeza sobre todas las cosas” (v. 22). Haciendo uso de esta soberana autoridad es que llenará todos los territorios que le pertenecen con su dominio absoluto. Cumplirá su propósito en todas las esferas. Su nombre será reconocido e inequívoco en todo lugar. Será una figura preeminente hasta en el último rincón del universo. Incluso las regiones más oscuras del infierno quedarán llenas de su autoridad, su poder, su ira y el conocimiento de su sabiduría.
Recapitulando, la primera de las tres observaciones acerca del versículo 23 es que la iglesia es el cuerpo de Cristo y la segunda es que Cristo lo llena todo en todo. La gloria de Cristo lo invadirá “todo en todo”, lo que quiere decir que la gloria de Cristo invadirá todas las cosas en todas las formas en que la sabiduría de Dios lo requiera para que Cristo adquiera renombre y esplendor hasta lo sumo. No habrá lugar en el que su poder no ejerza un dominio tal que le permita llevar a cabo exactamente lo que Él desee para la expansión de su gloria, que todo lo llena.
3. La iglesia es la plenitud de Cristo
La tercera observación acerca del versículo 23 los dejará anonadados: el cuerpo de Cristo es la plenitud que lo llena todo en todo. “[La iglesia] es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo.” Su cuerpo es la plenitud; la iglesia es la plenitud de Cristo. Lo que esto significa claramente es que la iglesia, que es el cuerpo de Cristo, es la plenitud mediante la que Cristo llena todas las cosas.
¿Cómo es que esto último concuerda con los puntos anteriores? Dijimos que Cristo llena todas las cosas haciendo valer su autoridad sobre todo, para así adquirir renombre en todas las esferas y llenar todas las cosas de su poder, sabiduría y gloria. Lo que intento decir es que la plenitud con la que Cristo llena todas las cosas es el cuerpo de Cristo, la iglesia. ¿Qué significa esto?
Efesios 3:10 aclara el significadoBusquemos una pista en Efesios 3:10. Pablo dice que recibió el llamamiento para anunciar las riquezas de Cristo y sacar a la luz el misterio de Cristo “a fin de que la infinita sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”.
Consideremos lo que acabamos de leer. Si lo creen y son parte de la iglesia, los dejará sin aliento. Lo primero que dice el pasaje es que la sabiduría de Dios, la infinita y multiforme sabiduría de Dios, está siendo dada a conocer a los principados y potestades. Estos son los poderes satánicos y demoníacos del universo. Son los mismos que, según Efesios 1:21, están bajo los pies de Cristo ahora mismo.
Lo que sucede es, en primer lugar, que Dios pretende llenar las moradas de los demonios con la manifestación de su sabiduría: la sabiduría que concibió, ordenó, planeó, produjo y consumará la salvación de su pueblo: las inescrutables riquezas de Cristo. Ni siquiera los lugares demoníacos quedarán sin una revelación de la gloria de Cristo y la sabiduría de Dios.
En segundo lugar, Efesios 3:10 afirma que esta revelación que llena las moradas de los demonios es dada a conocer “por medio de la iglesia”: “a fin de que la infinita sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”. Esta es a mi parecer una ilustración de la tercera observación acerca de Efesios 1:23, que es que la iglesia, el cuerpo de Cristo, es la plenitud de aquel que lo llena todo en todo.
La iglesia es la encarnación de CristoEl significado de esto último es que el plan de Dios es llenar el universo de la gloria de su Hijo Jesús haciendo de la iglesia la vitrina en la que se exponen sus perfecciones. Podríamos reformularlo de este modo para incluir la idea del cuerpo: el plan de Dios consiste en llenar el universo de la gloria de su Hijo mediante la iglesia, la cual, siendo la encarnación de su Hijo, será la manifestación de su gloria.
Cristo llena el universo de su gloria al exponer ante él su cuerpo: el hecho de que eligió a la iglesia, la predestinó, la rescató, le enseñó, padeció por ella, murió por ella, resucitó por ella, reina por ella, la llamó, la justificó, la limpió, tuvo cuidado de ella, y luego la resucitará, la glorificará y la hará satisfacerse eternamente en sí mismo.
Un último comentario
Podríamos ahondar mucho más en este pasaje de Efesios; hay mucho que agregar acerca del grandioso e inefable llamamiento y destino de los que somos partícipes los miembros del cuerpo de Cristo. Volveré a hablar de las implicaciones de este texto para nuestra vida el miércoles por la tarde. Pero quisiera concluir el presente sermón con un último comentario acerca del versículo 22. “[Dios] todo sometió bajo [los pies de Cristo]”, de modo que, en su calidad de Rey soberano sobre todas las cosas, Cristo reivindicará su verdad, sus derechos, su poder y su sabiduría en todo el universo y llenará todas las cosas con su gloria real.
Así es; hará todo eso, pero no sin la iglesia. El versículo no termina allí: “[Dios] todo sometió bajo sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. Dios no exaltó a Jesucristo y sujetó a Él todas las cosas para luego decir: “Adelante. Llena el universo con tu gloria; llena todas las cosas de ti mismo”. Por el contrario, lo levantó, lo exaltó, puso el universo bajo sus pies y luego lo hizo uno con la iglesia, como cabeza del cuerpo, y dijo: “Ahora, Hijo mío, tú y aquellos a los que estás unido como cabeza del cuerpo, vayan y llenen el universo con todo lo que hay en tu cuerpo. Haz que toda la creación, desde lo más alto del cielo hasta lo más bajo del infierno, sea lleno de la revelación de tus perfecciones gloriosas en la forma de un pueblo escogido, destinado, comprado por tu sangre, llamado, justificado, santificado, glorificado e infinitamente satisfecho para toda la eternidad. Ese es tu cuerpo, la iglesia del Dios viviente. Amén”.
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Preguntas para el estudio en grupos pequeños
“Su cuerpo: la plenitud de aquel que lo llena todo en todo” (Efesios 1:15-23)
- Quizás quiera empezar el estudio preguntando cuál fue la parte del sermón que más llamó la atención de los miembros del grupo. Recuerde que el objetivo es fortalecerse unos a otros en la confianza en Dios. Siempre haga énfasis en aquello que reafirme más la fe, el gozo, la paz y el coraje para amar.
- Acabamos de terminar una serie de mensajes acerca del sufrimiento. ¿De qué modo el sufrimiento que Pablo trajo a la iglesia nos lleva a ver a la iglesia como cuerpo de Cristo? Lea Hechos 9:4. ¿Por qué este versículo es alentador a pesar de que implica que el cristiano deberá atravesar tribulaciones?
Al mismo tiempo que Hechos 9:4 muestra que perseguir al cristiano es perseguir a Cristo, Mateo 25: 35-40 parece señalar que cuando nosotros recibimos amor y compasión Cristo también lo recibe. ¿Está de acuerdo con el pastor John en que los hermanos “más pequeños” del versículo 40 son los cristianos? Compare con Mateo 10:42. ¿De qué forma puede esta unión entre Jesús y sus discípulos motivar aplicaciones prácticas en el ministerio para ayudarnos unos a otros o a los cristianos de Somalia? ¿Nos hace comprender que las pequeñas acciones como hacer una visita no son de ninguna manera insignificantes?- El pasaje de 1 Corintios 6:15-16 nos muestra que el pertenecer al cuerpo de Cristo no consiste en una mera participación en la comunidad de la iglesia, sino que también incluye de un modo específico nuestro cuerpo físico. ¿De qué modo se ve reflejada en el texto bíblico esta afirmación? ¿Qué otras conductas (más allá de la inmoralidad sexual) relacionadas con el uso del cuerpo (ojos, oídos, estómago, laringe, etc.) deberíamos revisar a la luz de esta verdad?
- Resuma en tres oraciones breves las observaciones que hizo el pastor John acerca de Efesios 1:23 (La iglesia es el cuerpo de Cristo; Cristo lo llena todo en todo; la iglesia es la plenitud de Cristo, por medio de la cual Él llena todo en todo).
- ¿Qué es lo que Efesios 1:20-22 señala acerca de Cristo que nos prepara para entender el modo en que Cristo lo llena todo en todo? ¿De qué modo queda confirmado en Efesios 4:10? ¿Qué aporta el hecho de imaginar a Cristo como un rey con muchos territorios que aún no lo reconocen como a su autoridad suprema? ¿De qué pretende llenarlos para que se sometan a Él como Señor soberano? En vista de lo que vemos en la cultura actual, ¿qué implicaciones tiene esta verdad en nuestra vida cotidiana?
- La observación más asombrosa acerca de Efesios 1:23 es que el cuerpo de Cristo, la iglesia, es la plenitud mediante la cual Cristo llena todas las cosas. Asegúrese de haber comprendido las palabras exactas de las que deriva esta observación. Si Cristo está haciendo uso de su autoridad absoluta (descrita en los versículos 20-22) para llenar todo el universo de su gloria, ¿cómo se desprende que la iglesia es esa plenitud con la que Él está llenando todas las cosas? Recuerde Efesios 3:10 (“por medio de la iglesia”).
- ¿Qué tipo de respuesta emocional le genera saber que Dios tiene la intención de hacer de la iglesia la vitrina en la que se exponen sus perfecciones ante el universo entero, incluso a los mismos lugares demoníacos (Efesios 3:10)?
Sugerencias para centrarse en oración
- Que Dios haga venir pronto el día en que su gran obra de llenar todas las cosas de Cristo se cumpla ("¡Venga a nosotros tu reino!");
- Que alumbre los ojos de nuestro corazón para que veamos y percibamos el maravilloso llamamiento y destino que tenemos como miembros del cuerpo de Cristo;
- Que nos vuelva cada día más semejantes a Cristo para que nuestra familia, trabajo, escuela y ciudad sean llenas de Cristo aquí y ahora.