Dios en Todas las Cosas al Final de los Tiempos
Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed pues prudentes y de espíritu sobrio para la oración. Sobre todo, sed fervientes en vuestro amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. Sed hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones. Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndoos los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Desde que estoy en Bethlehem, he predicado sobre este texto al menos tres veces. En una oportunidad, me enfoqué sobre el llamado a la oración del versículo 7. Otra vez, me centré en el llamado al amor y a la hospitalidad de los versículos 8 y 9. En otra ocasión, me referí al don espiritual del que habla el versículo 10. Y creo que hubo una cuarta vez, en la que puse énfasis en la manera de servir a Dios para que sea glorificado, como dice el versículo 11.
Mientras estaba orando para ver qué considerar esta vez, me pareció que debía centrarme en algo a lo que no me había referido antes. Puntualmente, en dos cosas. Una era la frase:”El fin de todas las cosas se acerca”, en el versículo 7. La otra era la palabra especial que el Señor tiene para nosotros como iglesia, en este momento específico de nuestra vida juntos – sobrellevar días difíciles y entrar en un tiempo de planeamiento detallado.
Por lo tanto, esta mañana, eso es lo que voy a tratar de hacer. Quiero explicar lo que creo que Pedro quiere decir con “El final de todas las cosas se acerca” (en el versículo 7) para luego extraer unas palabras para nosotros sobre lo que creo que el Señor, poderosamente, me hizo tomar conciencia ayer.
El Fin de Todas las Cosas se Acerca
¿Qué quería decir Pedro?
Comencemos con el versículo 7. Pedro empieza el párrafo así: “El fin de todas las cosas se acerca”. ¿Qué significa? ¿Declaraba saber y enseñar que Jesús volvería en unos pocos meses, o años, a terminar con estos tiempos y establecer su reino – de modo que cometió un error en su predicción? ¿O estaba enseñando que Jesús podría volver en cualquier momento porque todas las cosas, que debían pasar antes de que viniera, habían sucedido – y entonces su venida está cerca en el sentido de que es inminente? ¿O hay una tercera posibilidad?
No Estaba Simplemente Equivocado
Los intérpretes con menos confianza en las Escrituras, a veces, llegaban a la conclusión de que simplemente los apóstoles cometían un error cuando decían cosas así – “el fin de todas las cosas se acerca”. El final está cerca, decían ellos, pero el final hubiera sido hace más de 2000 años. Por lo tanto, cometieron un error – se argumenta.
Pero, para aquellos de nosotros que confiamos en las Escrituras, como la Palabra de Dios, y creemos que Dios no le permitió a la iglesia enseñar cosas erróneas, no es tan fácil. Hay otras razones por la que no es tan fácil. Una es que Pedro estaba allí en Hechos 1:6, cuando los apóstoles le preguntaron a Jesús si era ese el momento de establecer el reino: “Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel? Pedro oyó a Jesús decir: “No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia autoridad” (Hechos 1:7). Se le dijo a Pedro que no era de su incumbencia saber cuándo vendría Jesús y establecería su reino. Su obligación era cumplir los mandatos de su Maestro hasta que Él viniera – propagar el evangelio en Jerusalén, Judea, Samaria y en todos los confines de la tierra.
Una Clave en la Palabra sobre la Oración
Así que, ¿qué estaba enseñando Pedro acerca del fin de todas las cosas, en el versículo 7? La pista que seguí fueron estas palabras sobre la oración: “Sed, pues, prudentes y de espíritu sobrio para la oración”. Pedro conecta la cercanía del fin con la necesidad de orar. Creo que esto nos retrotrae a las enseñanza de Jesús, quien hizo lo mismo en Lucas 21:36.
Les invito a que lo busquemos, para verlo dentro del contexto: “Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre”. El sentido de orar para “escapar” no es que se sacará a los cristianos del mundo y no pasarán por todo el problema que Jesús está prediciendo. No se necesita “fuerza” para eso. Él ora por “fuerza” – para que ellos sean fuertes, de forma que no resulten dañados espiritual y moralmente por las tensiones del fin de los tiempos. Dos versículos después, en el versículo 34, él llama a ese final por venir una “trampa” para aquellos que se sienten agobiados por el derroche, la embriaguez y las preocupaciones de la vida. Tenemos que tener fuerza para escapar de eso – de la trampa de la mundanalidad, porque el fin se está acercando.
Tanto Jesús como Pedro conectan la urgencia de la oración con la cercanía del final de los tiempos. Pedro estaba allí cuando Jesús lo enseñó y lo aprendió de Él. Permanezcamos en el contexto de Lucas 21 por algunos minutos, para ver como Jesús le enseñó a Pedro y a los otros a pensar sobre el fin del mundo.
Las Enseñanzas de Jesús Sobre el Fin de los Tiempos
En el versículo 6 de Lucas 21, Jesús predice la demolición del templo de Jerusalén: “No quedará piedra sobre piedra”. Esto motiva a los discípulos a preguntar (en el v.7) sobre las señales que habrá cuando estas cosas pasen.
Jesús menciona algunas cosas que van a pasar desde entonces hasta el final. Versículo 9: “Y cuando oigáis de guerras y disturbios, no os aterroricéis, porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no sucederá inmediatamente”. Presten atención: Jesús es cuidadoso al decir que después de estas cosas – guerras y disturbios- el final no sucederá inmediatamente. Hay un espacio de tiempo indefinido. Está evitando encerrarse en un período de tiempo.
En los versículos 10 y 11, otra vez, menciona guerras, así como terremotos, hambre, terror y alguna clase de señales de cataclismos, en el cielo o en el espacio. Luego, en el versículo 12, dice algo importante acerca del momento. Volviendo sobre las guerras, revueltas, hambre y terremotos, dice: “Pero antes de todas estas cosas, os echarán mano y os perseguirán . . . etc.”.
Presten atención a la palabra “antes”. Ahora, implícitamente, hay otro espacio de tiempo indefinido. Primero, hay una persecución que van a experimentar Pedro y los otros discípulos (v.12). Luego, están “estas cosas” – “antes de todas estas cosas” (v.12) – es decir, antes de las guerras, el hambre, los terremotos, etc. Luego es el final. Y entre estos, no se establece un período de tiempo.
Luego, Jesús, agrega algunas señales más que sucederán en el camino hacia el final – aún no es específico sobre cuándo van a pasar o como están conectadas. Por ejemplo, en el versículo 20: “Pero, cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca”. Luego, en el versículo 24b: “Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”. Por lo tanto, la destrucción de Jerusalén es parte de lo que vendrá antes del final, y después de eso habrá un tiempo, otra vez sin duración específica, que tiene que ser consumado – el cual Jesús llama “los tiempos de los gentiles”.
Pedro No Estaba Diciendo que Jesús Podía Volver en Cualquier Momento
Cuando Pedro escribió 1 Pedro, Jerusalén aún no había sido destruida. Murió, aproximadamente, en el año 65 AD (Anno Domini) y Jerusalén fue destruida por los romanos alrededor del año 70 AD. Por eso, me resulta difícil estar de acuerdo con la interpretación que expresa que lo que Pedro quería decir, en 1 Pedro 4:7 (“El fin de todas las cosas se acerca”) era que Jesús podía volver en cualquier momento. Jesús dijo que se destruiría a Jerusalén primero y luego transcurriría un período de tiempo indefinido de los gentiles, antes de que ocurriera el final de los tiempos y Él retornara.
Además de la destrucción de Jerusalén, Jesús también dijo que se llevaría a cabo la evangelización del mundo antes de que llegara el final. Por ejemplo, Mateo 24:14: “Y entonces el evangelio del reino se predicará en todo el mundo, como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (cf. Hechos 1:8).
Y no sólo eso, Jesús le ha dicho a Pedro lo que pasaría cuando fuese viejo, por lo tanto predijo que Pedro llegaría a viejo. En Juan 21:18, Jesús dijo: “Cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras”. Por eso, Pedro no pudo haber creído que Jesús regresaría en cualquier momento, durante el ministerio en su mediana edad. El Señor mismo le había dicho cómo moriría cuando fuera viejo.
Pablo advierte contra esta idea de que Jesús podía volver en esos días, en cualquier momento. Pablo le dice a los Tesalonicenses “[El día del Señor] no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre del pecado (2 Tesalonicenses 2:3). Él explícitamente controla la difusión de la idea que había en su tiempo, de que el Día del Señor podía haber llegado ya. Dice que hay cosas aún tienen que suceder, antes de que el día del Señor llegue.
El final de Todas las Cosas se Acerca: Una Interpretación
Mi sugerencia, entonces, es que Pedro quiere expresar algo así cuando dice “El fin de todas las cosas se acerca”:
“Todo lo que nos rodea es una persecución que se intensifica, como el Señor dijo que habría. Hay rumores de guerras. El horizonte es oscuro para Israel y el juicio sobre Jerusalén está cerca.
“No sólo eso, el evangelio se está extendiendo como un fuego incontrolable mientras el Espíritu se manifiesta. En unos pocos meses, Pablo pudo establecer iglesias en las más grandes ciudades de Galacia. Así ha completado el trabajo misionero fronterizo, desde Jerusalén y los alrededores hasta el norte de Italia (Romanos 15:19) y planea ir a España. Cientos, quizás miles, de otros grupos misioneros se van a formar e ir a lugares inalcanzados.
“No se cuán grande es el mundo. Pero, si Pentecostés sirve como indicación y el éxito de Pablo como evidencia, el mundo podría ser evangelizado en no muchos años, por el poder grandioso de Dios. Hermanos, el fin está cerca – no estoy prediciendo cuando va a suceder. Quiero decir que las cosas que el Señor dijo que deben suceder, antes de que Él venga, están teniendo lugar a nuestro alrededor y pueden cumplirse rápidamente – aún durante sus vidas.
Por eso, tomen sed sobrios en la oración, porque el gran peligro que enfrentamos es que nos enamoramos del mundo y nos hacemos espiritualmente insensibles y ese día caerá sobre nosotros como un ladrón y nos destruirá. Oh, oren, hermanos, oren por la venida del reino y para tener fuerza para superar y escapar de la trampa de la apatía espiritual. Oren para que puedan estar en pie delante del Hijo del Hombre”.
Y esa es exactamente la manera en la que yo hablaría hoy sobre la venida del Señor. Está ahí, a la vuelta de la esquina. Ciertamente, el fin está cerca. Si alguien pierde el tiempo con el mundo y el pecado, y piensa “tengo mucho tiempo”, está haciendo el tonto. El Juez está en la puerta. Y debemos pasar el tiempo que queda orando sinceramente, para que no nos embriaguemos y nos endurezcamos por las preocupaciones y placeres de este mundo.
Unas Palabra a Bethlehem: Adviertan a Otros con Amor
Ayer, esto me preocupó todo el camino a casa desde Brasil. Vi a toda esa gente en los aeropuertos de San Pablo, Miami, Chicago y Minneapolis – miles y miles de personas que no creen que el fin esté cerca. O que incluso hay un Señor que está guiando todo esto a un final de juicio y salvación asignados. Sentí mas dolor por los perdidos de lo que había sentido en mucho tiempo. Qué el Señor nos impulse para que advirtamos a cuanta gente sea posible – sinceramente, con amor y valentía.
Esa es lo que nos dice el Señor esta mañana. Y hay algo más – al menos. Tal vez entiendan algo de este texto que yo ni siquiera pueda ver.
Unas Palabras para Bethlehem: El Amor Cubre los Pecados
La otra palabra para nosotros proviene de los versículos 8 y 9, sobre cómo vivir juntos en las tensiones del fin de los tiempos: “Sobre todo, sed fervientes en vuestro amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. 9 Sed hospitalarios los unos a los otros sin murmuraciones [sin quejarse]”. Vi una conexión entre los versículo 8 y 9 que no había visto antes. Y me hizo pensar dónde estamos como iglesia.
El versículo 8 dice que nuestro amor tiene que ser la clase de amor que cubre mutuamente los pecados. En otras palabras, el énfasis está en el efecto del amor que posibilita el compañerismo, a pesar de los pecados. ¿No es extraordinario?
Luego, en el versículo 9, Pedro dice que debemos ser hospitalarios “sin murmuraciones” o sin quejarnos. ¿Quejarse de qué? Tal vez del tiempo y el esfuerzo que lleva hacer la comida u ordenar la casa. Pero, no crean que Él quiere decir quejarse de la gente. El amor cubre los pecados. Que la hospitalidad sea sin quejas. El amor dice: “Voy a cubrir las cosas de las que me puedo quejar o sentir disgusto”.
El Señor está ejerciendo su ministerio en nosotros quí. Está eligiendo los textos a medida que avanzamos sobre 1 Pedro. Si nos ponemos a pensar, todos tenemos una gran razón para quejarnos y murmurar, ¿no es cierto? Algunos sienten que hay pecados pasados en la forma en que Dean y Leah fueron disciplinados. Otros, que hay pecados pasados en la manera en que fueron tratados los ancianos. Hay quienes piensan que existen ambos y hay quienes piensan que ninguno de ellos.
Pero, creo que la asombrosa palabra de Dios, para nosotros, esta mañana, es: el amor cubre los pecados, para que la hospitalidad – el verdadero compañerismo sincero – pueda ocurrir, no porque siquiera estemos de acuerdo sobre cuáles son los pecados – eso es lo sorprendente en este texto –, no porque finalmente decidamos cuales son los verdaderos pecados, sino porque el amor los cubre.
Pedro dice que la buena fe, el amor y el compañerismo auténticos, se basa en parte en que se cubren muchos pecados. No es barrer las cosas y esconderlas debajo de la alfombra. No es promover que se guarden secretos vergonzosos. No es renunciar a la disciplina de la iglesia. Es decir, al menos, esto – probablemente más: Cuando hemos confrontado todo – cuando lo hemos argumentado todo y hecho las exhortaciones– lo cubrimos. Cualquiera que sea el lado en el que estemos, lo cubrimos; lo abandonamos; lo enterramos como causa de murmuración.
Y luego, volvernos juntos a la gracia futura de Dios y tomar unánimemente el ejemplo del versículo 11, para desarrollar el Plan Maestro del versículo 11: viviremos “para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén”.