Vete, tu hijo vive
Después de los dos días, salió de allí para Galilea. Porque Jesús mismo dio testimonio de que a un profeta no se le honra en su propia tierra. Así que cuando llegó a Galilea, los galileos le recibieron, pues habían visto todo lo que hizo en Jerusalén durante la fiesta; porque ellos también habían ido a la fiesta. Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. Jesús entonces le dijo: Si no veis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, baja antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo: Vete, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue. Y mientras bajaba, sus siervos le salieron al encuentro y le dijeron que su hijo vivía. Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: Ayer a la hora séptima se le quitó la fiebre. El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora en que Jesús le dijo: Tu hijo vive. Y creyó él y toda su casa. Esta fue la segunda señal que Jesús hizo cuando fue de Judea a Galilea.
Sería útil analizar este texto juntos y señalar algunos detalles extraños que necesitan ser aclarados.
Versículo 43: Jesús acababa de pasar dos días en Samaria, y ahora va hacia Galilea. El tiempo en Samaria fue espectacularmente exitoso. Parece que toda la ciudad de Sicar se estaba volviendo a Jesús como Mesías y Salvador del mundo. El enfoque allí no estaba en su poder para obrar milagros, sino en su palabra. "nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que éste es en verdad el Salvador del mundo" (Juan 4:42). Esta es una respuesta mejor que cualquiera que Jesús haya recibido de su propio pueblo judío. Extraño.
Galilea es el lugar donde Jesús creció en Nazaret. Cerca de 10 millas al Norte de Nazaret se encontraba Caná, donde Él convirtió el agua en vino (capítulo 2), y cerca de 15 millas al Este de Caná estaba Capernaúm, donde vive el oficial con el hijo enfermo que narra esta historia. Así que Galilea es, en un sentido especial, la tierra de Jesús. Él está dejando Samaria, que no es su tierra, y va hacia el lugar donde vivió.
Los Suyos no lo Recibieron
Ahora, este es el primer detalle extraño que necesita ser aclarado. El versículo 44 comienza con la frase "Porque", implicando que este versículo es una razón por la cual Jesús va hacia Galilea. "Después de los dos días, salió de allí para Galilea. 44Porque Jesús mismo dio testimonio de que a un profeta no se le honra en su propia tierra”. Así que pienso que Juan estaba diciendo que Jesús va, intencionalmente, hacia donde es menos honrado que en Samaria. Él vuelve nuevamente a su propio pueblo, sabiendo que ellos no le comprenden y no le honran por quien es.
Esto no es nuevo. Juan 1:11 establece el principio de esta estrategia: "A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron". De modo que el argumento del versículo 44 nos parece extraño (irá a un lugar, porque allí probablemente le malinterpretarán y rechazarán), pero no era extraño para Jesús. Era parte del plan desde el principio. Jesús tiene la intención de continuar ofreciéndose a los suyos, y en general, los suyos no le recibirán. Al final, le matarán. Que es la razón por la que vino.
Recibiendo sin Recibir
El segundo detalle extraño que necesita ser explicado es que el versículo 44 nos conecta con lo que sigue. Él va a Galilea, a su propio pueblo, porque no espera honra allí. Ahora, versículo 45: "Así que [por tanto] cuando llegó a Galilea, los galileos le recibieron". No es lo que esperábamos. Según el versículo 44, ellos debían deshonrarle. ¿Cómo puede decir Juan: "a un profeta no se le honra en su propia tierra. Así que... los galileos le recibieron"?
La respuesta es que aquel recibimiento no es lo que parece ser desde afuera. Hay una forma de recibir a Jesús que no tiene verdadera honra para su persona. Es solo un interés en señales y maravillas.
Creer sin Creer
No es la primera vez que ocurre esta situación en el evangelio de Juan. La hemos visto antes. ¿Recuerda Juan 2:23-25?
Cuando [Jesús] estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía. Pero Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre.
Ellos "creyeron", dice Juan, pero esta no era la clase de fe que Jesús aceptaba. Era simplemente emoción por sus milagros, no por lo que los milagros mostraban (es decir: su belleza y gloria como Hijo de Dios, Mesías, Salvador del mundo), no era emoción por lo que vieron los samaritanos, aunque el énfasis, entre los samaritanos, no cayó en los milagros, sino en su palabra.
Aun sus Propios Hermanos no Creían en Él
Otro ejemplo de este tipo de fe falsa, o "recibimiento" o aceptación superficial a Jesús, es la que le dan sus hermanos en Juan 7:3-5:
Por eso sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea para que también tus discípulos vean las obras que tú haces. Porque nadie hace nada en secreto cuando procura ser conocido en público. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en El.
Así que ellos creían que Él podía hacer milagros. Y ellos anhelaban que mostrara estos milagros al mundo. Pero Juan dice, en el versículo 5, que ellos hablaban así "Porque ni aun sus hermanos creían en Él". Él vino a los suyos (a sus propios hermanos) y no le recibieron. Oh, ellos creían que le aceptaban, como también la gente de Galilea piensa que recibe a Jesús, pero no le comprendían. No tienen ojos para ver. Y no le honran, aunque le exaltan grandemente como obrador de milagros.
Es lo que estamos viendo en Juan 4:45-48: "le recibieron". Sí, pero luego dice: "pues habían visto todo lo que hizo en Jerusalén durante la fiesta; porque ellos también habían ido a la fiesta". Le recibieron porque habían visto sus obras de poder en Jerusalén. Jesús viene a ver a estas mismas personas, y conocía cómo actuarían con Él. Y cuando Juan menciona la llegada de Jesús a Caná, en el versículo 46, dirige nuestra atención hacia el hecho de que este es el lugar donde había hecho su primera señal en Galilea, al convertir el agua en vino.
Entra un Oficial
Ahora, usted pudiera pensar que Juan dirige nuestra atención lejos de la actitud de los galileos buscando señales cuando nos dice que aparece el oficial al final del versículo 46. Pero no inmediatamente. De hecho, aquí hará su mayor acusación a los galileos.
Y había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. Jesús entonces le dijo: Si no veis [¡plural!] señales y prodigios, no creeréis [plural]" (versículos 46-48).
¿Buscadores de Señales o Buscadores de un Salvador?
Jesús no sólo se dirige a aquel hombre. Se dirige a todo el grupo del que ha estado hablando, a toda la región de su propia tierra. Y ahora dice, explícitamente, lo que hemos estado argumentando. Versículo 48: "Si no veis señales y prodigios, no creeréis". Ustedes son buscadores de señales. Ustedes son adoradores de señales. Dicen que creen, pero su fe (como la de los de Jerusalén en Juan 2:23, y como la de sus hermanos en Juan 7:5) no es una fe que realmente me honre. Podemos llamarle fe, pero no es del tipo de fe que les une a mí como quienes me ven y atesoran como Hijo de Dios, lleno de gracia y verdad. De hecho, es una fe que me deshonra. De modo que el versículo 48 es la declaración más explícita de todas, junto al versículo 44, de que un profeta no es honrado en su propia tierra.
¿Y qué podemos decir sobre este oficial? ¿Estuvo él en la multitud que creía pero no creía? ¿Creía como buscador de señales, pero no como buscador de un Salvador? ¿Era un amante del poder de Jesús, pero no un amante de su persona?
Jesús le Prueba
A mí me parece que Jesús le está probando. El oficial está pidiendo un milagro para su hijo moribundo en un medio donde la gente disfruta ver milagros. Y parece estarlo pidiendo por la misma razón que cualquier incrédulo que ama ver un milagro: tengo una necesidad física, sánala. No pidió diciendo: tengo pecados, perdónalos, y dame el poder de vivir para ti. Los incrédulos no aman a Dios, le usan. Así que Jesús le dice simplemente al hombre (dice que Jesús "le dijo", versículo 48), que él y los galileos eran buscadores de señales: "Si no veis señales y prodigios, no creeréis".
Creo que fue una prueba, como la vez en que la sirofenicia rogó ayuda para su hija, y Jesús al principio la rechazó, pero resultó ser una prueba (Marcos 7:27). ¿Cómo responde el oficial al rechazo de Jesús?
"Vete, Tu Hijo Vive"
Ni siquiera responde. Simplemente repite su petición. Versículo 49: "Señor, baja antes de que mi hijo muera". Ni Jesús ni Juan hacen algún comentario sobre la sinceridad del hombre. Jesús solo le da un regalo. Versículo 50: "Jesús le dijo: Vete, tu hijo vive".
Juan dice (todavía en el versículo 50): "Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue”. Lo sorprendente en esto es que el hombre había pedido a Jesús que bajara con él. Pero cuando Jesús, simplemente dijo: "vete, tu hijo vive", el hombre obedeció sin preguntar. Creyó y fue. No insistió en ver el milagro. No se quejó porque Jesús no bajara con él. Y sorprendentemente se fue, simplemente, creyendo, dice Juan. Estoy inclinado a pensar que, en ese momento, al ver a Jesús hablar tan soberanamente a pesar de las acusaciones, algo se despertó en el hombre. Vio algo más que un obrador de milagros
Creyó él yToda su Casa
Entonces, al día siguiente llegó la confirmación de la sanidad, a la misma hora en que Jesús había hablado el día anterior. Y la confirmación restablece la fe del hombre, y toda su casa cree también.
Y mientras bajaba, sus siervos le salieron al encuentro y le dijeron que su hijo vivía. Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: Ayer a la hora séptima se le quitó la fiebre. El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora en que Jesús le dijo: Tu hijo vive. Y creyó él y toda su casa (versículos 51-53).
¿Un Vínculo con Herodes?
¿Fue su fe del tipo simple que busca señales? No lo parece. Él parece haber pasado la prueba. ¿Y quién es él? La palabra "oficial" en los versículo 46 y 49 es literalmente "de la realeza". Significa "vinculado de alguna manera con el rey". La figura real sobre Galilea era Herodes Antipas. Era un hombre malvado. Se había casado con la mujer de su hermano, y había asesinado a Juan Bautista.
Al llamar "de la realeza" a este hombre, u "oficial del rey", Juan establece un vínculo con esta corte. Así que quizás el mensaje es: sí, este hombre creyó. Pero él era más parecido a los samaritanos que a los del pueblo, a quienes Jesús criticaba. Así que esta fe pudiera ser una forma de añadir contraste con los de Jesús, quienes no le honraban.
La Idea Central del Pasaje
Regresando, ¿cuál es la idea central de este texto? ¿Qué está haciendo el escritor?
Está repitiéndose una y otra vez. Fundamentalmente, nos está mostrando la grandeza de Cristo en este sorprendente milagro; pero, como parte del milagro, Juan quiere ayudarnos a vencer los obstáculos para ver la gloria de Cristo en el texto. Lo hace mostrándonos el tipo de actitudes que impiden que las personas honren a Cristo.
Veamos, por tanto, esos dos propósitos con relación a nosotros: primero, el tipo de actitudes que nos impiden ver y disfrutar la gloria de Cristo, no sólo sus señales; y segundo, el milagro que hizo, y lo que nos dice acerca de Jesús.
Lo que nos Impide Ver la Gloria de Jesús
El versículo 42 nos dice qué se interpuso entre una verdadera comprensión de Cristo, y la fe salvadora en él: "a un profeta no se le honra en su propia tierra”. Hay algo en ser parte del hogar de Jesús que impide la fe. Ahora, ninguno de nosotros pertenece a la tierra de Jesús. Así que usted puede pensar que esta declaración no se aplica a nosotros. Pero los impulsos pecaminosos internos que dificultan que su propio pueblo le reciba y honre, esos mismos impulsos, pueden estar en nosotros. ¿Cuáles son?
1) Orgullo por la Relación con Alguien Especial
Veo tres. Primero, el orgullo por la relación con alguien especial. Un tipo de sentido de importancia indirecta. La gente pudo decir que este gran obrador de milagros creció en su pueblo. Este orgullo hace que ellos quieran que Él haga sus milagros. Así le "honran". Pero, ¿por qué quieren que haga esos milagros? Porque mientras más hace, más importante se sienten por la relación que tienen con él. No ven la gloria del servicio humilde. No sienten la necesidad de su gracia. Le usan. Su poder y fama alimentan el ego que tienen. Y por eso no le honran por quien es, aunque piensen que le honran.
Este impulso está muy vivo en la actualidad, y puede infectarnos e impedir que conozcamos a Cristo como realmente es. Por la manera en que alimentan nuestro ego, relacionarnos con una iglesia, o un movimiento, o un estilo musical, o una persona, o un ministerio. Y parecería aceptable porque son entornos cristianos. Y sutilmente comenzamos a querer que este objeto cristiano prospere, no para la gloria de Cristo, sino porque alimenta nuestro ego. Y cuando sucede, se vuelve cada vez más difícil ver a Cristo como realmente es: quien salva sólo por gracia, y quien nos llama a la humildad y al servicio
2) Un Sentido de Derecho
Un segundo impulso de su pueblo que pudiera estar en nosotros aunque no somos parte de la tierra de Jesús, es la sensación de privilegio. Si Él es de nuestro pueblo, entonces recibiremos los primeros beneficios, o al menos, beneficios especiales. ¡Oh, esta mentalidad está aun con nosotros, y se arraiga en nuestras almas! Si alguna vez comienza a sentir que tiene privilegios para recibir las bendiciones de Cristo, está alejándose de la gracia. La sensación de merecernos algo o de tener derechos nos impedirá conocer a Cristo. Si resbalamos teniendo esta mentalidad, no le honraremos por quien realmente es.
3) Familiaridad Excesiva con Jesús
Y tercero, casi opuesto a los dos primeros (pero así de engañoso y sutil es el pecado): la sensación de familiaridad excesiva con Jesús. Este hombre es uno de nosotros. Conocemos a su madre y a sus hermanos. Siempre ha sido tan ordinario. ¿Cómo puede ser lo que reclama ser? Esta misma mentalidad puede estar en nosotros: estamos tan familiarizados con la Biblia, y con Jesús, y con el cristianismo, que puede chocarnos. Él no puede hacer algo realmente impresionante y poderoso. Es demasiado familiar.
Cuánto necesitamos protegernos contra estos tres impulsos en nuestras almas! Los dos primeros (el orgullo por la relación, y el sentido de derecho) minimizan su gracia. Y el tercero (la familiaridad excesiva) minimiza su poder.
Lo Que el Milagro Nos Dice Acerca de Jesús
Y, en conclusión, note que esto es exactamente lo que Juan quiere que veamos en la sanidad del hijo del oficial del rey. Quiere ayudarnos a vencer estos impulsos cegadores y que veamos la gracia y el poder (la misericordia y la soberanía) de Jesús mientras sana al muchacho moribundo.
1) Jesús está Lleno de Gracia
Primero, note la gracia del milagro. Jesús sana al niño aun en una atmósfera de incredulidad. Lo primero que dice al oficial cuando ruega por su hijo es: "Si no veis señales y prodigios, no creeréis" (versículo 48). Jesús no elogia al hombre o al pueblo alrededor suyo. Se siente afrentado por la fe falsa que busca milagros y que abunda en Galilea. Y en ese contexto, otorga el don gratuito de la sanidad.
Y lo da a un hombre a quien nunca conoció, quien está vinculado, de alguna manera, con la corte del malvado Herodes Antipas, y quien nada dice sobre la persona o el poder de Jesús. Sólo quiere que vaya con él.
En otras palabras, cuando Jesús decidió sanar a este muchacho, lo hizo por gracia. No miraba al mérito de alguien, o su abandono. Fue un don gratuito, por gracia. "vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad... Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia". Si usted siente orgullo por alguna relación, o sentido del derecho, no podrá verlo.
2) Jesús es Poderoso
Finalmente, Juan quiere que no sólo veamos la gracia de la sanidad, sino su poder. El muchacho estaba muriendo por una fiebre. El poder de Jesús para sanar es visto en el hecho de que lo hizo con una simple palabra. Sólo dijo: "Vete, tu hijo vive" (versículo 50). Y en esa única palabra, cambió la química física del cuerpo del muchacho.
El poder es visto en que la distancia no fue un impedimento. El muchacho estaba a 15 millas, en Capernaúm. Pudo haber estado a 15 mil millas. No hubiera importado. Cuando Jesús habla con autoridad, no hay limitaciones de espacio para su poder.
Y el poder de su sanidad es visto en el hecho de que fue inmediata. Juan presta una atención especial a ese hecho. Ellos dicen, en el versículo 52, que el muchacho se había recobrado a la hora séptima -la 1:00 pm del día anterior. Luego, Juan dice en el versículo 53: "El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora en que Jesús le dijo: Tu hijo vive".
Vea Su Gloria
Un muchacho moribundo es sanado con una palabra, a la distancia, al instante. Ese es el poder de Jesús. Gracia y poder. Misericordia y soberanía.
Vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre. Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Oro para que el Señor quite todo orgullo, todo sentido de derecho, toda familiaridad cegadora, y nos revele la gloria de la gracia y el poder de Cristo