Libres de pecado, esclavos de la justicia, parte 2
Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia. 15¿Entonces qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! 16¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquél a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? 17Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la que fuisteis entregados; 18y habiendo sido libertados del pecado, os habéis hecho siervos de la justicia. 19Hablo en términos humanos, por causa de la debilidad de vuestra carne. Porque de la manera que presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia, para santificación.
La semana pasada tramos de responder la pregunta planteada por el versículo 14: ¿Qué significa estar “bajo la gracia” no así “bajo la ley”? Mi respuesta fue que estar “bajo la ley” significa que estamos obligados a lograr que el guardar la ley sea la justicia por la cual Dios nos justifica. “Bajo la ley” significa que la justicia que justifica viene de nuestra propia medida de guardar la ley. Por otra parte, estar “bajo la gracia” significa que nuestra justificación es un regalo de gracia sobre la base de la justicia de Cristo, de que Cristo guardara la ley, de la perfecta obediencia de fe de Cristo (incluyendo su muerte expiatoria). (Ver el sermón de 26-11-2000.)
No Permita que el Pecado Tenga Dominio Sobre Usted, Porque el Pecado no Tendrá Domino Sobre Usted
Ahora bien, la pregunta de hoy es: ¿Por qué estar “bajo la gracia” garantiza que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros? Note la lógica del versículo 14: “Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.” Esto es una promesa: “El pecado no tendrá dominio sobre vosotros” No es un mandamiento como “No matarás.” Es una promesa de lo que debemos ser y seremos por todo lo que somos bajo la gracia. Podemos decir esto porque el versículo 14 es dado como el fundamento de un mandamiento en el versículo 13: “Ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.” Ese es un mandamiento. Ahora el versículo 14 añade la razón: “Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros.”
Esta es la manera sorprendente en que está estructurada la ética del Nuevo Testamento. “No permita que el pecado tenga dominio sobre usted, porque el pecado no tendrá dominio sobre usted.” Si esto nos sorprende como algo extraño, lo cual hace al principio, es porque venimos a la Biblia con nuestra propia inclinación hacia la determinación propia. En otras palabras, venimos con los prejuicios que si la Biblia nos dice que elijamos (como “no presentéis vuestros miembros al pecado”), luego en el momento de esa elección nosotros, no Dios, tenemos la última palabra. Y si usted viene con esa inclinación — esa genuina, responsable elección significa autodeterminación suprema — la conexión entre los versículos 13 y 14 probablemente no tenga sentido. No ceda al pecado (versículo 13) porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros (versículo 14).
Pero si usted aprende a ver desde la Escritura la soberanía de Dios y la responsabilidad real del hombre de tal manera que Dios es supremo y definitivo, entonces esta es la manera en que usted aprenderá a hablar acerca de las elecciones de la vida cristiana: Yo he elegido no permitir que el pecado reine en mi cuerpo, porque Dios obra en mi y no permitirá que el pecado reine en mi cuerpo (ver Filipenses 2:12-13; 112; 1 a los Corintios 5:7).
Ahora recuerde que ya hemos visto esta misma manera de pensar en los versículos 1-2. Romanos 6:1-2: ¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿Ven ustedes como Pablo argumenta? No pueden continuar viviendo en el pecado, porque cuando fueron unidos con Cristo por fe, murieron con Cristo al pecado. Y así, puesto que no pueden continuar viviendo en el pecado, por esta causa, no continúen pecando para que la gracia abunde. Por tanto, no le permitan tener dominio sobre ustedes. ¡Ah, que el Señor nos de gracia para ajustar nuestro pensamiento de acuerdo al pensamiento bíblico!
“Bajo la Gracia”, así Que el Pecado no Es Tu Señor
Bien la pregunta de hoy es: ¿Por qué estar “bajo la gracia” asegura — garantiza — que el pecado no tendrá dominio sobre aquellos que están bajo la gracia? Versículo 14: “El pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.” ¿Qué hay acerca de estar bajo la gracia que garantiza que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros?
Mencionaré tres cosas, dos desde el amplio contexto de Romanos, y una del contexto inmediato.
1. Cuando estamos bajo la gracia la ira de Dios es completamente alejada de nosotros, para que toda la acción de Dios hacia nosotros sea una acción salvadora
Todo su poder fluye en el servicio de su misericordia, y no en el servicio de su ira o castigo. Él es por nosotros y no contra nosotros. Por tanto nuestro jefe enemigo, el pecado, no nos derrotará.
Romanos 8:1 dice: “No hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús” — es decir para los que están “bajo la gracia.” ¿Y qué implica esto para nuestro futuro? Dejemos que Romanos 8:31 responda: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con él todas las cosas? “En otras palabras, si Dios hizo la cosa mas difícil para justificarnos — poniéndonos bajo la gracia — al costo de su Hijo, entonces hará todo lo que sea necesario para salvarnos, incluyendo no dejar que el pecado tenga dominio sobre nosotros.
Estar “bajo la gracia” significa no estar bajo la ira. Y cuando no estamos bajo la ira de Dios, todo su poder reposa en el servicio de su misericordia para ayudar a hacer lo que cueste llevarnos a la gloria (Romanos 8:30). Entonces la primera respuesta es: estar bajo la gracia garantiza que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros, porque estar bajo la gracia significa estar fuera de la ira, y tener todo el poder de Dios de nuestro lado y no en nuestra contra.
2. Segunda, cuando estamos “bajo la gracia” la culpa paralizante que nos deja sin esperanza en la lucha contra el pecado desaparece.
Este fue mi argumento de Romanos 6:6b-7. Así que no profundizaré en él otra vez. Note la última frase en el versículo 6: “a fin de que ya no seamos esclavos del pecado.” Esa es el propósito que buscamos en este capítulo: libertad real sobre el pecado. Luego viene el fundamento de esta libertad en el versículo 7: “Porque el que ha muerto, ha sido libertado [literalmente: “justificado”] del pecado.” Lo que es igual a decir, “Porque está bajo la gracia y no bajo la ley.”
En otras palabras, la justificación solo por la fe es el fundamento para no ser un esclavo del pecado. Lo cual es otra manera de decir que estar “bajo la gracia” es el fundamento para no ser un esclavo del pecado. Y el señalamiento que hice hace algunas semanas, fue que una razón por la que algunas personas están esclavizadas por el pecado, es que se sienten sin esperanza, no quieren hacer el esfuerzo para cambiar. Eso es lo que la enseñanza y la realidad de la justificación solo por la fe se proponen conquistar. Luego la segunda razón por lo que vemos que estar “bajo la gracia” garantiza que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros, es que estar bajo la gracia significa estar fuera del tipo de culpa que es tan paralizante y que derrota la esperanza, ni siquiera asumimos la lucha con el pecado.
3. Ahora, finalmente, cuando estamos bajo la gracia, Dios obra en nosotros para querer y hacer su buena voluntad.
Esa es una cita de Filipenses 2:13, pero permítame mostrárselo del contexto inmediato de Romanos 6:14-19. El versículo clave sobre este tema es el versículo 17: “Pero gracias a Dios…” Note eso cuidadosamente. ¿Porqué le agradece él a Dios? ¿Qué ha hecho Dios? “Gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la que fuisteis entregados (literalmente: entregados). Y esto no es mecánico, sino “de corazón.”
Esto es lo que pasa bajo la gracia. Cuando la ira de Dios es alejada, y la culpa paralizante es quitada, la obra salvadora de Dios es una obra que santifica. O sea, Dios inclina vuestro corazón para que obedezcan la forma de enseñanza a la que los apóstoles les entregaron a ustedes. “Gracias a Dios que ustedes se hicieron obedientes” ¡de corazón!
Usted ve esto nuevamente en la manera en que está redactado el versículo 18. Note los verbos pasivos. ¿Quién está haciendo la acción en estos verbos: “Y habiendo sido libertados del pecado, os habéis hecho siervos de (literalmente: hechos esclavos de) la justicia”? Nuevamente aquí está Dios obrando. Dios “le libertó a usted” del pecado. Dios le “hizo esclavo” de la justicia.
Bien, hay dos cosas que respaldan este tercer punto. Cuando nosotros estamos “bajo la gracia,” Dios obra en nosotros para hacer su voluntad. Es por eso que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros si estamos bajo la gracia. Lo vemos primero en las palabras del versículo 17: “Pero gracias a Dios, que os habéis hecho obedientes.” Y lo vemos después en las palabras del versículo 18: “Fuimos “liberados” (por Dios) del pecado y “fuimos esclavizados” (por Dios) a la justicia. Este es el obrar de Dios y es maravilloso a nuestros ojos.
Para resumir, entonces, estuvimos preguntando por qué estar “bajo la gracia” garantiza que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros. Razón uno: porque bajo la gracia, la ira de Dios es completamente desplazada y el poder de Dios fluye hacia nosotros en salvación, ayuda, en una misericordia constante y no en castigo. Razón dos: porque bajo la gracia la culpa paralizante es quitada y se nos da esperanza de que es digno luchar contra el pecado. Razón tres: porque bajo la gracia Dios mismo viene a nuestras vidas e inclina nuestros corazones lejos del pecado y hacia la justicia.
Exhortaciones
Permítame cerrar con tres breves exhortaciones.
1. No salte a la conclusión que cuando Pablo dice, “El pecado no tendrá dominio sobre nosotros,” significa que seremos perfectos en esta vida. Pablo aclara en Filipenses 3:12 que él no es perfecto que aun no ha alcanzado su meta, pero que sigue adelante. El dice que estamos siendo cambiados de un grado de gloria a otro (2 a los Corintios 3:18). Y cuando llegamos al Pablo en apuros de Romanos 7, que dice, “lo que no quiero hacer eso hago,” veremos que aunque él dice que el pecado es el culpable (7:20), él toma la responsabilidad por su complicidad y dice, “¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?” (7:24). No seremos perfectos hasta que seamos completamente transformados en la presencia de Cristo. (1 Juan 3:2).
Cuando Pablo dice que el pecado no será nuestro señor, él no está diciendo que el derrotado y destronado enemigo es sacado del castillo al instante, sino en etapas, y la vida cristiana es pelear esa batalla y pelearla como aquellos cuyo triunfo es seguro: “El pecado no se sentará en este trono.”
2. Cuando escuchas que Dios es soberano y que tiene la garantía de que aquellos que están bajo la gracia no serán derrotados por el pecado, no salte a la conclusión de que la batalla es una charada, y que nada depende de sus elecciones. No digas, “Pequemos para que la gracia abunde” (Romanos 6:1). No digas, “Pequemos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia” (Romanos 6:15). En otras palabras, no venga a la Biblia con la suposición: si finalmente no depende de lo que yo elija, no depende para nada de lo que yo escoja. Ese es un pensamiento no bíblico y puramente humano. Más bien diga, “Puesto que finalmente depende de Dios, hay una esperanza que yo, un pecador muerto y endurecido, debo escoger lo que es bueno y vivir una vida agradable al Señor. Que la soberanía de Dios le haga una persona llena de esperanza de que el cambio es posible, y no pasiva como si el cambio no fuera necesario.
3. Finalmente, comprenda que en este capítulo Pablo nos está enseñando como vivir para la gloria de Dios, y no para nuestra propia gloria. Es por eso que la obra de Dios es suprema y la nuestra depende de la suya. Es por eso que Dios no dice, “Hazlo.” Por esto dice, “Porque estás bajo la gracia, hazlo.” Y: “Porque has muerto con Cristo, no lo hagas.” Y: “Porque estás esclavizado por Dios para la justicia, hazlo.” “Hazlo” es puramente humano. Hazlo porque “Dios obra en ti para hacerlo.” es totalmente divino. Viéndolo de esta manera mantiene la obra de Dios al frente y en el centro de tu vida. En eso será él glorificado.
Cierro con la manera en que Pedro lo presenta en 1 de Pedro 4:11, “El que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Esa es nuestra meta — la gloria de Dios mediante Jesucristo. Así, sepa que por la fe usted está “bajo la gracia” y no “bajo la ley.” Por tanto, el pecado no tendrá dominio sobre usted. Pelee la batalla por fe porque la victoria es segura