¡Por amor de Dios, dejen que la gracia sea gracia!
Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con anterioridad. ¿O no sabéis lo que dice la Escritura en el pasaje sobre Elías, cómo suplica a Dios contra Israel: Señor, han dado muerte a tus profetas, han derribado tus altares; y yo solo he quedado y atentan contra mi vida? Pero, ¿qué le dice la respuesta divina?: Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla a Baal. Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios. Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado, pero los que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos; tal como está escrito: Dios les dio un espíritu de estupor, ojos con que no ven y oídos con que no oyen, hasta el día de hoy. Y David dice: Su banquete se convierta en lazo y en trampa, y en piedra de tropiezo y en retribución para ellos. Oscurézcanse sus ojos para que no puedan ver, y dobla sus espaldas para siempre.
El título del mensaje de hoy es, “¡Por Amor de Dios Dejen que la Gracia Sea Gracia!”
“Dejen que la gracia sea gracia” viene del versículo 6: “Pero si es por gracia” - Es decir, si la preservación del remanente del Israel fiel es por gracia- ya no es por obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Así que “¡dejen a la gracia ser gracia!” No pongan nada en su lugar.
“¡Por amor de Dios!” viene del verso 4: “Pero, ¿qué le dice [a Elías] la respuesta divina?: Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla a Baal.”. Yo los reservé. Yo hice este fiel remanente, y lo hice “para mí”. – Por mi propia causa, a causa de mi gloria y de mi nombre. Si no hubiera habido un remanente de mi pueblo escogido, yo habría sido deshonrado. Por eso tomé la iniciativa. Yo ejercí mi poder. Estos siete mil fieles son fieles porque actué por amor de mi nombre.
Este es el título del mensaje. Esta es la parte importante del mensaje para nosotros hoy en Bethlehem y para la iglesia de Cristo en el Siglo XXI: ¡Por Amor de Dios, Dejen que la Gracia Sea Gracia!
Oh Señor, concédenos la gracia para ver, entender y saborear la libertad de tu soberana gracia. Ayúdanos a sentir nuestro desamparo sin ella. Ayúdanos a ver nuestro pecado y nuestra esclavitud al pecado- nuestra pecaminosa naturaleza. Ayúdanos a darnos cuenta en lo profundo de nuestras almas que somos esclavos de la soberbia y que sin la gracia no tenemos esperanza y estamos perdidos. Así que humíllanos ante ti y entre nosotros y concédenos la confianza en la plenitud de lo que Cristo compró por nosotros, las riquezas de tu gracia, compartir tu sufrimiento y el gozo eterno de tu presencia. En el nombre de Jesús, Amén.
Idea Central: Dios No Ha Desechado a Su Pueblo
Para entender la gracia en estos versos, vamos a seguir el curso del pensamiento de Pablo. Su mensaje fundamental es que Dios no ha desechado a su pueblo Israel. Verso 1: “Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo!” Entonces Dios es fiel. Él mantiene sus promesas. Nosotros, quienes confiamos en él, podemos tener la garantía de su confiabilidad.
Primer Argumento: Pablo es un Israelita
Entonces el primer argumento que Pablo sostiene es que él mismo es israelita. Verso 1b: “Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín”. Así que, si yo no soy desechado y soy israelita, sabemos que Dios no ha dejado de trabajar por la salvación de su pueblo.
Segundo Argumento: Dios Conoció a Israel Desde Antes
El segundo argumento que Pablo sostiene es el compromiso de Dios con Israel es que él los conoció desde antes. Verso 2 “Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con anterioridad.” “Sólo a vosotros he escogido de todas las familias de la tierra” (Amós 3:2). Dios los escogió por su propia voluntad para sí y los conocía del modo que el esposo toma a su esposa y hace un pacto con ella.
Tercer argumento: En los Días de Elías y en los Días de Pablo, Dios En Su Soberana Gracia Escogió y Reservó un Remanente Fiel para Sí
Entonces Pablo desarrolla un tercer argumento sobre la base de que Dios no ha desechado al Israel de sus propios días. Él compara sus días a los terribles días de Elías, y argumenta que puesto que había un remanente en aquellos días, también lo hay en sus días. Pero el argumento no está basado en la simple probabilidad histórica que si había un remanente en aquellos terribles días de idolatría, seguramente habrá un remanente en los días menos idólatras de Pablo. El argumento no es que si el pueblo se mantuvo fiel en días amenazadores, seguramente se mantendrá fiel en días menos amenazadores. Ese no es el argumento.
¿Cuál es la relación entre el tiempo de Elías y el tiempo de Pablo que le hace a Pablo estar tan seguro de que un remanente fiel de de aquella época implica un remanente fiel ahora? Leamos comenzando por la mitad del versículo 2:
“¿O no sabéis lo que dice la Escritura en el pasaje sobre Elías, cómo suplica a Dios contra Israel: Señor, han dado muerte a tus profetas, han derribado tus altares; y yo solo he quedado y atentan contra mi vida? Pero, ¿qué le dice la respuesta divina?: Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla a Baal. Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios”.
La relación entre los días de Elías y los de Pablo es la soberana gracia de Dios ejercida escogiendo y reservando un remanente para sí. Pablo lo ve así—y nosotros también podemos verlo—en las palabras de Dios en el verso 4: “Me he reservado siete mil hombres.” En el hebreo del Antiguo Testamento, en el libro 1ro de Reyes, “me he reservado” significa: “Yo hice que quedara.” (wehiiuarti) Pablo lo leyó así y vio el trabajo soberano de Dios.
Tenga cuidado aquí. No cometa un error. El objetivo de la obra de Dios por estos siete mil hombres no es mantenerlos vivos. Cuando Dios dice, “Me he reservado siete mil hombres para mí.” No quiere decir, los libré de la espada de Jezabel. Eso no ayudaría al argumento de Pablo. Él no busca responder la pregunta de si los israelitas fieles murieron. El trata de responder a la pregunta de si los israelitas son fieles, salvos y herederos de las bendiciones prometidas por Dios.
Entonces cuando Dios dice (v. 4), “Me he reservado siete mil hombres,” no quiere decir “Yo velé por que se mantuvieran vivos.” Él quiere decir, “Yo velé para que fueran fieles. Yo velé para que creyeran.”
Esto da sentido al argumento de Pablo, y ésta es exactamente la idea que él extrae a partir de la obra de Dios en los días de Elías para aplicarla a su propia época. Habrá un remanente para mi tiempo, dice, así como Dios provocó, soberanamente, la fidelidad en los días de Elías, así mismo está provocando la fidelidad en mis días. El vínculo no es la probabilidad histórica de cómo el pueblo actuará, sino la certeza divina. Dios lo hizo entonces. Dios lo está haciendo ahora.
Una Elección de Gracia
Y Pablo establece la relación utilizando las palabras “escogidos por gracia” verso 5: “Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios”. Literalmente: “de acuerdo a la elección de gracia”. Esta frase nos traslada al trabajo de Dios en los días de Elías. Pablo dice, Dios reservó siete mil hombres para sí en aquellos días, y de la misma manera (houtos) hay un remanente “escogido por gracia.” Así que “escogido por gracia” es lo que Pablo vio cuando miró a la obra soberana de Dios en los días de Elías. Si fue Dios quién hizo que fueran un remanente fiel, entonces Dios los escogió para hacerlos fieles. Y Dios los escogió por gracia. Por tanto Dios tiene la autoridad y la libertad y el poder para hacer lo mismo en la generación de Pablo. Hay un remanente escogido de un Israel fiel. Dios no ha abandonado a su pueblo. Ese es el tercer argumento.
Pero evidentemente Pablo está preocupado de que no podamos comprender el impacto de lo que dijo en la frase “escogidos por gracia” o “de acuerdo a la elección de la gracia.” Las implicaciones de esto para la historia, para su fe, oración, obediencia fiel, evangelismo y amor son inmensas. Así que Pablo persiste aquí por un instante y aclara. Leamos juntos los versos cinco y seis: “Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios (de acuerdo a la elección de la gracia). Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”. Pablo anhela que nuestra elección sea absolutamente por gracia, y no por obras.
El Contraste No Es Obras vs Fe, Sino Obras vs Gracia
Aclaremos inmediatamente un malentendido. Pablo no contrasta las obras con la fe en este texto como en otra parte (ej. Romanos 3:28; 9:32). Él no menciona para nada la fe. Por tanto, el mensaje no es que las obras las hacemos para ganar el favor de Dios y que la fe es algo que hacemos para recibir el favor de Dios. Eso es cierto en muchos textos de Pablo. Pero ese no es la intención de este texto.
Pablo contrasta las obras de la gracia, no las obras de la fe. Verso 6: “Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra” Por tanto el contraste no es entre dos acciones humanas: fe y obras. El contraste es entre la acción divina (la gracia) y la acción humana (las obras).El problema es que si la elección está basada en algo que hacemos, ya no es gracia. Si nosotros proveemos el acto decisivo que causa nuestra elección, ya no es una “elección de gracia”.
Solo piense en esto por un momento. ¿Qué significado tendría que la elección (no los actos subsecuentes de salvación sino el primer acto de elección de la eternidad) fuera por gracia si depende de nuestra decisión? Si Dios mira (aún antes del tiempo de la eternidad teniendo un conocimiento previo de todo) y espera como si fuera un acto de nosotros, y entonces en respuesta a ese acto autogenerado, nos escogiera, entonces no somos “escogidos por gracia divina”; somos escogidos por un acto decisivo del hombre. Dios simplemente será un contestador. Nosotros determinaríamos su acción. Y la gracia no sería gracia.
El Paralelo Entre Romanos 9:11-12 y Romanos 11:5-6
Solo para confirmar que estamos alineados con la mente de Dios, retroceda conmigo al texto paralelo en Romanos 9:11-12. Pablo está describiendo la libertad de Dios en la elección cuando escoge a Jacob en lugar de Esaú antes que nacieran: “Porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama [literalmente: a causa de él que llama] se le dijo a ella: El mayor servirá al menor”.
Usted puede ver el paralelo con Romanos 11:5-6. Pablo vuelve a mencionar las obras humanas, pero el contraste tampoco es con la fe, sino con el llamado divino de Dios de Jacob en lugar de Esaú. Y Jacob fue llamado antes de que nacieran o hubieran hecho algo bueno o malo para que el propósito de Dios permaneciera. La elección no hubiera sido autónoma si hubiera estado basada en lo que Jacob hizo. Y la gracia no sería gracia.
Esto significa que la gracia es autónoma, o no es gracia. El manantial de gracia es la iniciativa de Dios para elegir, y no la respuesta de Dios.
Por último: ¿Cómo puede Pablo estar seguro de que Dios tendrá un remanente fiel en cada generación? ¿Cómo puede estar seguro de que Dios finalmente traerá a sí a todo Israel? Esta es la respuesta del versículo 5: Dios actúa de “acuerdo a la elección de la gracia.” (v. 5). Dios libremente—por gracia—salva a un pueblo de su propia elección y crea un remanente. Él puede hacer que siete mil no doblen sus rodillas ante Baal, o que siete millones crean en Jesucristo. Sin socavar la personalidad ni la responsabilidad de nadie.
Esta es la idea principal: Dios no ha desechado a su pueblo y ninguno de ellos, con su rechazo, puede impedir que Dios salve a un remanente o a una nación si él elige quitar la dureza.
Seis Implicaciones
1. Sea Humilde
Aprenda que usted fue salvo por gracia y sea humilde. Usted estaba muerto en el pecado, ciego, rebelde. Y entonces, solo por gracia fue despertado a la belleza de Cristo crucificado por los pecadores. Y solo por gracia usted creyó.
Cuando se pare ante Dios en el día final y explique por qué está allí y otros no—porqué creyó y ellos no—usted no dirá, “supongo que fui más sabio, más espiritual, más inteligente”. Con lágrimas en su cara, y con voz temblorosa, dirá, “gracias” (Romanos 6:17).
¿No sería esta una hermosa iglesia donde el orgullo de cada cual hubiera sido quebrantado, y todos supiéramos que no merecemos nada bueno, de modo que cada problema sería recibido sin quejas, y cada placer sería recibido con una gratitud impactada por la gracia? Créame, si toma la teología de la gracia y la convierte en otra cosa, entonces todavía no conoce a Dios como debiera.
2. Ore por los Incrédulos Endurecidos
Ya que por la gracia de Dios puede tomar para sí a cualquiera según su elección, ore con valor y confíe en que Dios es capaz de salvar al incrédulo más endurecido que usted ame, gentil o judío.
La gracia soberana es un gran incentivo para orar con esperanza por las personas endurecidas. Si Dios tiene que esperar por la iniciativa de los perdidos -que los ciegos vean, los sordos oigan y los cadáveres espirituales se levanten de los muertos- entonces usted puede descolgar su teléfono al cielo.
Pero si Dios es capaz de levantar a los muertos, dar vista a los ciegos, hacer que los sordos oigan y conceder arrepentimiento a los cautivos del diablo (2da a Timoteo 2:24-26), entonces puede pedirle y creer que él obrará las maravillas de la salvación.
3. Comparta el Evangelio con Todos
Ya que por su gracia cualquiera puede ser escogido para él, entonces comparta el evangelio con todos, y confíe en el poder de Dios para triunfar sobre todos los obstáculos. Háblele las nuevas de salvación al pecador más indiferente. Porque Dios salva por gracia soberana y sin distinción de personas. Si él reservó siete mil para sí en los días del culto a Baal, él puede preservar a cuantos quiera de entre los que adoran el dinero.
4. Arriesgue Su Dinero y Su Vida
Puesto que la gracia de Dios nos guarda de caer y nos preserva “para él”, y nada puede separarnos de su amor. Entonces cristiano arriesgue su dinero y su vida por amor del pobre y del desfallecido. Usted no puedes perder. “Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes”. (Romanos 8:38). No, nada. Fuimos escogidos por la gracia soberana. La gracia soberana nos llamó. La gracia soberana nos sostiene. Por tanto que arriesgue su vida por amor al pobre y al desfallecido. Por esto Dios le hace estar seguro. De modo que usted puede mostrar donde está el Tesoro y la Seguridad.
5. Regocíjese en el Señor de la Gracia
¡Alégrese en el Señor de la gracia! Adore al Señor de la gracia. Ame al Señor de la gracia. Sea feliz en el Señor de la gracia. Deje que la gracia sea gracia—para su alegría y para la gloria de él. Despierte en la mañana y recuerde: ¡salvo por gracia, gracias Señor! Vaya al trabajo y recuerde: ¡salvo por gracia, gracias Dios! Vuelva a la casa y recuerde: ¡salvo por gracia, gracias Padre! Haga una buena acción por alguien y recuerde, ¡salvo por gracia, gracias Jesús! Regocíjese en el Dios de la gracia. Deje que su corazón desborde de alabanza y agradecimiento a él. “El que se gloria, que se gloríe en el Señor”. (1ra a los Corintios 1:31; 2da a los Corintios 10: 17).
6. No Diga, “Yo no Puedo ser Escogido”
Finalmente, una palabra a usted que todavía no es creyente -que todavía no es salvo. Escuche y Dios puede hablar esta palabra a su alma: No diga, “Yo no puedo ser escogido”. Más bien diga, “Ya que toda la elección es por gracia, no hay una sola razón que me permita pensar que estoy excluido”.
Usted puede oír al Señor Jesús llamando: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.” (Mateo 11:28:30)