Cristo Murió por Nuestros Pecados a Fin de que Muramos al Pecado

Porque para este propósito habéis sido llamados, pues también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas, el cual no cometió pecado, ni engaño alguno se halló en su boca; y quien, cuando le ultrajaban, no respondía ultrajando; cuando padecía no amenazaba, sino que se encomendaba a aquel que juzga con justicia; y Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos justamente, porque por sus heridas fuisteis sanados. Pues, vosotros andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas.

Introducción

La semana pasada, antes de irme, le dije a Tom que estaba ansioso para que él llevara a cabo la planificación de los sermones de verano, sobre los mandamientos “recíprocos” del Nuevo Testamento. Le dije que pensaba que mi sermón de esta mañana podría ser una especie de base para esos mandamientos. Antes de irme de vacaciones y tome una excedencia para escribir, quería terminar, al menos, el segundo capítulo de 1 Pedro. Por eso, esta mañana, nos vamos a concentrar en el último párrafo de ese capítulo.

En Septiembre pasado, cuando comencé la serie sobre 1 Pedro, no tenía idea de lo que nos iba a pasar como iglesia. Ha sido mucho más doloroso que si varios de nuestros colaboradores hubieran muerto. A veces, los textos de 1 Pedro parecían ser exactos. Otras veces, parece que el Señor tenía alguna otra palabra que decirnos.

Estamos en el final del capítulo 2, sólo como otro testimonio de cómo se han abreviado muchas cosas valiosas este mes. Pero, esto no es lo más importante que vemos aquí, al final de 1 Pedro 2. Lo principal en este texto es la palabra de Dios para nosotros, respecto de su propósito para Bethlehem y lo que hizo para llevar a cabo y asegurar ese objetivo. Y nada de lo que nos ha sucedido puede impedir el propósito de Dios para su pueblo.

Por lo tanto, lo que espero que escuchen esta mañana de este texto es un compromiso masivo, inquebrantable y convincente de Dios para dar lugar a su buen propósito para con nosotros. Espero que entiendan que su buena intención tiene que ver con los mandamientos “recíprocos” y cómo nos tratamos mutuamente.

Cristo Murió Para Que Vivamos Rectamente

En este texto, tres veces Pedro nos dice que Cristo murió y que el objetivo de su muerte era darnos la posibilidad de vivir de forma diferente. O, para decirlo de otra manera, nos dice que el propósito de Dios para con nosotros como iglesia es que vivamos como Cristo, que vivamos rectamente; y nos dice tres veces que su, inquebrantable e infinitamente poderoso, compromiso de cumplir ese objetivo en nosotros, es la muerte de su Hijo para que esto se lleve a cabo. El compromiso para su realización se manifiesta en el sacrificio de su Hijo para que se cumpla.

Les voy a mostrar estas tres declaraciones de objetivos y las tres afirmaciones del compromiso de Dios para que esto se cumpla por medio de la muerte de Jesús.

1. “Sigan Sus Pisadas”

Primera, versículo 21: “Cristo sufrió por vosotros dejándoos ejemplos para que sigáis sus pisadas”. Literalmente; “Cristo también sufrió por ustedes, dejándoles un ejemplo, para que sigan sus pasos”.

En otras palabras, Cristo sufrió por nosotros – sufrió hasta la muerte – con este fin: para que sigamos sus pasos. Por consiguiente, la intención de Dios para con nosotros es que imitemos a Jesús. Detrás de ese objetivo, el poder que lo hace posible es que “Cristo sufrió por nosotros”. Cristo no sufrió y murió solo para darnos un ejemplo. Él sufrió “por nosotros”, es decir, en nuestro lugar, en nombre nuestro.

Y al sufrir “por nosotros”, el nos demostró su compromiso y el de Dios, el Padre, de llevarlo a cabo. Algo pasó en la muerte de Cristo “por nosotros”, que garantiza el éxito de llevarnos a seguir los pasos de Cristo. La finalidad es que vivamos como Cristo. El poder es la muerte sustitutiva de Jesús. Murió por nosotros para que seamos como Él.

Vivir como Él incluye todos los mandamientos “recíprocos” del Nuevo Testamento. Esta es la razón por la que veo todo esto como un fundamento para las series de verano.

2. “Morir al Pecado y Vivir a la Justicia”

Segundo, versículo 24ª: “Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia”.

Aquí aparecen otra vez: el fin de Dios para nosotros y el compromiso de Dios detrás del propósito, respaldado por la muerte de Jesús por nosotros. El objetivo de Dios para nosotros se expone así: “para que muramos al pecado y vivamos a la justicia”. El compromiso de Dios para llevarlo a cabo se expresa de esta manera: “Él mismo llevó vuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz”.

Cristo Llevó Nuestros Pecados en Su Cuerpo Sobre la Cruz

El pensamiento parece ser idéntico al del versículo 21, solo que las cosas se hacen más explícitas. Pedro dice muy claramente lo que quería significar en el versículo 21 con la frase “Cristo sufrió por vosotros”. El quería decir “Cristo llevó vuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz”. El sufrimiento de Cristo fue la agonía de haber sido clavado en la cruz y morir allí. Y su sufrimiento “por nosotros” fue el llevar nuestros pecados. Fue una substitución. Él se hizo cargo de nuestros pecados hasta su muerte, en vez de hacerlo nosotros hasta nuestra muerte. Se cumple lo que dice Isaías 53:6: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros.” Es decir “Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo”.

Deben acordarse lo que Pablo dijo en 1 Corintios 15:1-3: “Os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué. . .que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras”. Eso es lo que Pedro deja en claro aquí, con el lenguaje tomado de las Escrituras: Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, es decir, murió por nuestros pecados, según Isaías 53:6.

¡Estas son buenas nuevas grandiosas para los pecadores! Es la única esperanza para una iglesia que ha experimentado lo que nosotros hemos experimentado. Cristo llevó nuestros pecados. Él cargó con los pecados de Leah, los de Dean, los míos y los de ustedes – todos los pecados de su pueblo. Y aunque las consecuencias actuales de nuestros pecados son increíblemente dolorosas, la esperanza de nuestra vida, nuestra iglesia y nuestras familias es:”Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz”.

¿Creen en esto?

Tenemos que detenernos aquí. ¿Creen en esto respecto a sus pecados y los pecados de sus hermanos y hermanas? Las consecuencias para nosotros, individualmente y como iglesia, son enormes. Significa que, si queremos, podemos dejar el pasado con Dios. Podemos decir: “Confío en ti, Jesús, que todos mis pecados, todos los que son públicos y todos los que son privados, todos ellos, han sido cargados, soportados, sufridos y , por consiguiente, eliminados. Ya no los tengo. En el futuro, ya no tengo que cargar con la culpa de mis pecados”.

Traten de entenderlo. No tienen que cargar con sus pecados o que estos los agobien. No tienen que despertarse o irse a dormir con culpa. Pueden depositar su esperanza en el compromiso de Dios en Jesús. “Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo en la cruz”- Hagamos esto como iglesia. Háganlo esta mañana aunque no sean parte de esta iglesia.

Considerando el Objetivo de Dios

Nuevamente, observen claramente cuál es el objetivo de Dios en esta muerte de Jesús en la cruz, que cargó con las culpas (v.24): “ . . . a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia”. Esto se corresponde con el objetivo mencionado en el versículo 21 “para que sigáis sus pisadas”. Seguir los pasos de Jesús es lo mismo que vivir justamente.

En ambos casos, el sufrimiento, en nombre nuestro, del que habla el versículo 21, “para que sigáis sus pisadas” y la muerte de Jesús, en reemplazo nuestro, del versículo 24, están dados como medios que Dios planea usar para hacernos justos como su Hijo.

En este texto, esto es tan importante y tan contundente que necesitamos detenernos aquí por un momento. ¿Es una buena noticia para ustedes? ¿O consideran que la buena nueva de la cruz se les da con una mano y con la otra se les quita? ¿Sienten que es una buena noticia que, por un lado, el mensaje de la cruz sea la remisión de los pecados y, por el otro, la imposición de una carga?

Por una parte, el sufrimiento y la muerte de Cristo sucedieron “por nosotros” y “para quitarnos el pecado”- eso parece liberador, alegre y esperanzador. Por otra parte, el sufrimiento y la muerte de Jesús están planeados por Dios para crear personas que sigan los pasos de Jesús y que vivan justamente.

En la actualidad, hay muchas personas que creen que la primera obra de la cruz es una noticia liberadora y que sienten que la segunda es una agobiante mala noticia. Para ellos, la gracia de la cruz es una cosa: la liberación de la culpa y de la vergüenza. Y cuando escuchan que la gracia de la cruz no es solo la liberación de la culpa por el pecado, sino que también es la liberación del poder del pecado, no lo consideran tan bueno.

El Objetivo de Dios Duplica la Buena Noticia

Existen toda clase de razones para esto, que van desde la rebelión del corazón, a recuerdos dolorosos del pasado, hasta malentendidos teológicos. No tengo tiempo de analizar todas esas razones. Simplemente, lo que quiero hacer es enfatizar que el proyecto de la cruz para liberarnos del poder del pecado, que esclaviza, así como de la culpa del pecado, no disminuye la buena noticia, la duplica.

¿Sería realmente una buena noticia, si la Biblia nos enseñara que la muerte de Cristo nos quitó la culpa del pecado y nos hizo esclavos de su poder? Si eso suena a buena noticia para ustedes – que pueden seguir viviendo de la manera que lo hace el mundo, solo que sin castigo, entonces demuestra que aman el pecado y no a Dios. Pero, si desean ser liberados por la cruz, no solo de la culpa del pecado, sino también del poder del pecado, que esclaviza, entonces estos versículos no disminuyen la buena noticia, la duplican.

Lo que el versículo 24 está diciendo es que cuando Cristo cargó con nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, se aseguró no solamente de quitarnos la culpa, sino también de liberarnos de nuestra esclavitud. Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo para que muramos al pecado y vivamos justamente. Ese es plan, el propósito y el compromiso de Dios en la cruz. Eso es a lo que se compromete en la nueva alianza.

Ustedes pueden pensar: tal vez sea sólo una oferta en vez de un logro. Tal vez la cruz no nos asegure ni garantice nada, sino que sólo nos ofrece algo.

3. “Por sus heridas hemos sido sanados”

En este texto, la tercera y última declaración del propósito de la cruz lo hace improbable. El versículo 24, nuevamente citando a Isaías 53 (v.5): “Por sus heridas hemos sido sanados”. No dice: Por sus heridas se ofrece la sanación. O: Por sus heridas la sanación es una posibilidad. Dice: “Por sus heridas hemos sido sanados”. En otras palabras, la cruz es eficaz. Logra lo que Dios planeó que lograra. La cruz no crea simplemente nuevas posibilidades; crea personas nuevas.

Pedro no está pensando aquí principalmente en la curación física del cáncer, artritis, etcétera. Por cierto, un día la cruz va a lograr eso en nuestras vidas, ya sea aquí o en la era por venir. Pero, aquí no es el pensamiento de Pedro en absoluto.

En el versículo 25, él explica lo que piensa sobre la sanación que se logró a través del sufrimiento, la muerte y las heridas de Cristo: es decir, una sanación espiritual que derrama una luz tremendamente importante sobre lo que hemos visto hasta ahora.

Versículo 25: “Pues, vosotros andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas.” Esta es la sanación a la que Pedro se refiere: el retorno de las ovejas, descarriadas y en peligro de muerte, a su Guía, Sostén y Custodio.

Aquí está la tercera declaración del objetivo y el propósito de la cruz. La primera, en el versículo 21, era que Cristo murió para que sigamos sus pasos. La segunda, en el versículo 24a, era que Cristo murió para que vivamos justamente. La tercera, en los versículos 24b y 25, es que Cristo murió para que las ovejas descarriadas vuelvan al hogar, a los verdes pastos del Buen Pastor.

¿Es Esto una Buena Noticia?

Ahora, pregunto, ¿es esto una buena noticia? ¿Es una buena noticia que el objetivo y el propósito de la cruz no sean solo para salvarnos de la culpa del pecado, sino también del poder del pecado? Espero que se den cuenta que Pedro quiere que entiendan que esto es una buena noticia, por la manera en la que lo describe en el versículo 25: la palabra de la cruz nos lleva a un pastor, no a un amo que esclaviza. Sí, el Pastor guía. No deja que las ovejas se alejen demasiado o por mucho tiempo. Usa una vara o un cayado cuando tiene que hacerlo. Él brinda sustento y protege. Nos acompaña incansablemente todos los días con bondad y misericordia. Su compromiso para hacerlo está firmado con la sangre de Cristo. Es la Nueva Alianza, sellada con la sangre del Pacto.

¿Qué Significa Morir al Pecado?

Y antes de dejar este texto, formulo otra pregunta. ¿Qué significa morir al pecado (v24a)? Esperé hasta ahora para hacer esta pregunta, porque tengo la respuesta en el versículo 25, en la palabra de Pedro sobre el Pastor.

El versículo 24a dice que “Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz para que muramos al pecado” ¿Qué significa eso en nuestra experiencia? ¿Cómo sucede?

Creo que es así. Cuando la palabra de la cruz irrumpe en nuestros corazones, por el poder del espíritu de Dios (cf.1:3,23), y nos damos cuenta que Dios nos ama tanto que inmola a su propio Hijo para ponernos bajo su cuidado, protección, provisión y guía como nuestro Pastor, en ese momento morimos a la mentira del pecado. Morimos al poder del engaño del pecado, que trata de persuadirnos que podemos tener un futuro mejor a través del pecado, que por medio de la rectitud.

Lo que causa nuestra muerte al pecado es la obra de la cruz convenciéndonos, en lo más profundo de nuestro corazón, que Dios se compromete con nosotros como un Pastor poderoso. Estamos vivos al pecado, creemos en el pecado y seguimos en el pecado, hasta que la cruz suelta sobre nosotros el amor victorioso de Dios y nos detiene para que nos demos cuenta que estamos descarriados; errantes; nos estamos auto-destruyendo en el camino del pecado. Y cuando la cruz libera ese poder sobre nosotros, morimos al pecado. Y nos despertamos a la belleza de la rectitud en los pastos de nuestro Pastor, que todo lo satisface.

Esta mañana, consideren el objetivo de la cruz para sus vidas. Abrácenlo y retornen al Pastor y Guardián de sus almas. Si hacemos esto, vamos a encontrar liberados el deseo y la alegría de los mandamientos “recíprocos” del Nuevo Testamento, y el poder de avanzar como iglesia sin culpa y sin dolor.