Interview with

Founder & Teacher, Desiring God

Transcripción de Audio

Tenemos una pregunta realmente importante de un oyente llamado Nicholas, que fue a la página de inicio de Ask Pastor John y nos envió un correo electrónico diciendo: “¡Hola, Pastor John! En Hebreos 12:2 y en Nehemías 8:10, ¿qué quiere decir la frase: ‘el gozo del Señor’? ¿Cómo podemos encontrar este gozo? ¿Y cómo podemos aplicar este gozo a nuestras propias vidas?”.

Esta es una de las preguntas más importantes que alguien pudiera hacer, porque todos quieren ser felices y nunca perder su felicidad en los sufrimientos del infierno. Por lo tanto, cómo encontrar gozo y experimentarlo plenamente es algo que a todos les importa y debería importarles, y si es posible que en realidad podamos participar del gozo del Dios Todopoderoso, nada sería más estupendo y nada sería más estable y duradero. Así que esto es importante.

La referencia al “gozo del Señor” en Nehemías 8:10 se refiere al menos al gozo que el Señor mismo brinda. “Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza” (NVI). Y el gozo al que se refiere Hebreos 12:2 es claramente el gozo que el mismo Jesús tiene hoy en el cielo y que lo sostuvo a través del sufrimiento. Dice: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios”.

Ahora bien, lo que supongo que Nicholas está preguntando es algo así: ¿Cuál es el tipo de gozo más completo, más profundo y más duradero que un ser humano pueda obtener de Dios, y cómo puedo obtenerlo? ¿Cómo puedo encontrarlo? Ese par de textos que mencionó ciertamente son indicadores, pero voy a dirigirme hacia otro texto donde la respuesta es dada de una forma incluso más clara, que es Juan 15:11, donde Jesús dice: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto”. La razón por la que este texto es tan importante es que Jesús habla de que su propio gozo esté en nosotros, es decir, no sólo quiere brindarnos un motivo de gozo, sino que quiere darnos su propio gozo en lo que sea que lo haga gozarse en nosotros. No sólo nos regocijamos por lo que sabemos acerca de Jesús, nos regocijamos con el mismísimo gozo de Jesús por todo lo que él sabe acerca de todo, especialmente lo que sabe acerca de su Padre.

Así que asegurémonos de que escuchamos bien eso. Déjenme decirlo de nuevo. Este es Jesús. Él nos dice: les he dado todas estas instrucciones a ustedes sobre lo que significa estar en la vid. De eso se trata Juan 15. “Yo soy la vid; ustedes son las ramas” (Juan 15:5). Les he dado todas estas instrucciones para que puedan disfrutar mi gozo conmigo, para que mi gozo esté en ustedes y sea su propio gozo —y esto es casi increíble—, “para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto” (Juan 15:11). En otras palabras: “La razón por la que su gozo puede ser completo tal como lo es ahora y sigue avanzando hasta alcanzar su cumplimiento perfecto cuando toda nuestra batalla con el pecado acabe es que, cuando están en unión conmigo, la rama en la vid, ya no vuelven a disfrutar tan sólo su gozo. Ahora tienen mi gozo en ustedes y disfrutan lo que yo disfruto como si fuera su gozo, ya que ustedes permanecen en mí”.

Si desean ahondar más y más en este misterio, que creo que es una buena idea, podemos preguntarnos: ¿No es la presencia del Espíritu Santo en nuestro interior, la morada de la misma persona de la Trinidad —quien en sí misma es la encarnación del gozo que el Padre tiene en el Hijo y el Hijo tiene en el Padre—, no es este gozo de Jesús en nosotros la presencia del Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, el Espíritu de Dios? Así pues, cuando el Espíritu Santo desciende como una paloma sobre Jesús en su bautismo, ¿cómo expresó eso en palabras el Padre? Él dice: “Este es mi Hijo amado,” —este Jesús— “en quien me he complacido” (Mateo 3:17). En otras palabras, Dios halla infinito placer en las excelencias de su Hijo y este placer se simboliza en su bautismo mediante la venida del Espíritu Santo en forma de paloma descendiendo sobre él.

Escuchen cómo ora Jesús por nosotros al final de Juan 17: “Yo les he dado a conocer tu nombre [Padre], y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en ellos” (Juan 17:26). En otras palabras, el mismo amor que el Padre tiene por el Hijo, en el que se deleita, se complace, se alegra y atesora al Hijo, ese amor gozoso estará en nosotros para que tengamos la capacidad de amar y disfrutar al Hijo con el mismo amor y gozo del Padre.

¡Cuánto aguardamos ese día! Así que, en respuesta al interrogante de Nicholas, diría: busca experimentar este gozo contemplando con tenacidad todo el despliegue de excelencias de Cristo en la Palabra de Dios, mientras clamas continuamente que el Espíritu venga y abra tus ojos para ver esta gloria y saborear esta gloria tal como el mismo Dios lo hace. En respuesta a esa plegaria, Dios te brindará medidas significativas del gozo del Señor en esta vida y entonces, al final, lo escucharás decir: “Entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21, 23). Y será perfecto y puro por siempre.