¿Cómo debemos enseñar a los niños sobre la muerte y la vida eterna?
El siguiente texto es una transcripción editada del audio.
¿Existe algo en particular que haya hecho para ayudar a sus niños a pensar sobre la muerte y la vida futura?
Lo más importante es asegurarse de que sus hijos están en la palabra, asimilando todo el consejo de Dios. Si están en la palabra, leyéndola consistentemente, entonces la Biblia establecerá las proporciones adecuadas para ellos. Pueden tener dificultades sobre si ciertas partes de la Biblia son significativas para ellos. Pero si se mantiene exponiéndolos día tras día, semana tras semana, mes tras mes, y año tras año, entonces, cuando tengan edad suficiente y estén empezando a sentir su mortalidad, van a ver que la Biblia es trascendental para ellos.
Los niños pequeños se sienten invulnerables mientras mamá y papá tienden sus brazos a su alrededor. La muerte no tiene sentido para ellos en absoluto. Uno no espera que un niño enfrente el tema de la redención hasta que comienza a sentir algunas de las más amplias implicaciones (por ejemplo, que son mortales y que pueden morir). Algunos niños pequeños tienen que lidiar con la muerte muy pronto si sufren la pérdida de una madre o un padre, o si ellos se enferman y escuchan a su mamá y papá decir: "Vas a estar con Jesús muy pronto, porque tienes leucemia". Pero por lo general, los niños esperan.
Así que la respuesta principal no es tratar de descubrir alguna técnica para la presentación de la segunda venida o la vida futura de sus hijos. Más bien, manténgalos expuestos a toda la amplitud de la Biblia, porque al leer Juan 3:16 a los 3 años, y memorizarlo, van a empezar a preguntar: "¿Perecer? Papá, ¿qué es 'perecer'?" Entonces no se tiene que pensar en una estrategia fantasiosa para ayudarles con los términos perecer y vida eterna. Están justo ahí.
Así que siga exponiéndolos a la completa amplitud de las Escrituras. Entonces las preguntas vendrán y puedes decir: "Perecer es lo que el abuelo hizo el año pasado, y eso es lo que te va a pasar a ti también. Podría suceder en uno o cinco años". Tu hijo probablemente se irá a la cama esa noche con eso zumbando en sus oídos, y puede tener miedo, y puede llamarte en medio de la noche diciendo: "¡Tengo miedo! ¡Puedo morir!” Es entonces cuando tendrá una maravillosa oportunidad para decir, “¿Sabes qué? Algunas veces yo también tengo miedo. Y lo que yo hago es acordarme de que Cristo murió por mis pecados y no hay condenación. Nada me pasará, y el Diablo y la muerte no pueden apartarme del plan de amor de Dios. Oremos, y confiemos en Jesús”.
Algunos padres mantienen a sus hijos lejos de los funerales. ¿Es esta una sabia decisión?
No creo que debamos mantener a nuestros niños alejados de los funerales, o, lo que es para el caso, de las noticias o la tragedia o el aborto. No, necesitamos ayudar a nuestros niños a probar--en la pequeña medida de sus posibilidades--el horror de este mundo. Luego debemos mostrarles la abundante provisión que hay en Dios. ¡Aquellas son oportunidades maravillosas!
¿Cómo podrá un niño apreciar la vida eterna, o la cruz, o todas las cosas gloriosas sobre la fe cristiana, si todas las tragedias de la vida, a las cuales están designados para responder son alejadas de él?