¿Cómo enseñarles a nuestros hijos el carácter de Dios y no solo sus mandamientos?
Fragmento de una serie. El siguiente texto es la transcripción de un audio.
¿Cómo podemos enseñarles a nuestros hijos el carácter de Dios y no solo sus mandamientos?.
No creo que los niños entiendan los mandamientos como lo que realmente son —o sea, la receta de un médico amoroso que busca darnos gozo y vida— si no conocen al Dios que está detrás de los mandamientos. Lo único que tenemos que hacer es ayudarlos a ver y a sentir lo maravilloso que es haber sido creados y ser sostenidos y redimidos por un Dios personal, que los ama, que es glorioso y omnipotente, que todo lo sabe y en todo es soberano. De este modo, los “debes” y “no debes” cobrarán más sentido.
Si solo tenemos “debes” y “no debes”, para los niños eso se volverá una ley, y la Biblia dice claramente que nadie es justificado por la ley; y si solo nos relacionamos con Dios como quien dice “Él me da obligaciones y ¡yo intento cumplirlas! Espero que hoy esté contento conmigo porque cumplí más”, nunca conoceremos al verdadero Dios de la Biblia. Así que de alguna manera, incluso desde el principio, tenemos que ser modelos para ellos y enseñarles la grandeza de Dios.
Quiero reconocer lo difícil que es, porque cuando uno está criando a un niño pequeño, prácticamente todo es “debes” y “no debes”: “¡Eso no se toca! ¡Cómete eso! ¡Eso no se hace! ¡Cómete aquello!”. Uno tiene que estar diciendo a todas horas lo que se debe y no se debe hacer. Por lo tanto, hay que complementarlo con una actitud y una declaración personal que expresen que Dios es bueno y maravilloso, para que los niños puedan ver gratitud, gozo y alegría en papá y mamá, y empiecen a entender que eso está relacionado con Dios. Dios es la razón por la que papá y mamá están felices; Dios es la razón por la que papá y mamá me abrazan; Dios es la razón por la que papá y mamá me alimentan; Dios es la razón por la que papá y mamá cantan en la cocina. Entonces, los “debes" y “no debes” empiezan a cobrar sentido.
¿Podría orar por los padres que creemos que no hemos sido capaces de ser modelos y enseñarles bien estas cosas a nuestros hijos?
Padre que estás en el cielo: todavía soy padre, siempre lo seré y me siento identificado con estos padres. Me he sentido incompetente. He tenido que ir con lágrimas en los ojos a disculparme con mi hijo de quince años por decirle cosas horribles. He tenido que pedirle a Talitha que me perdonase cuando tenía solo ocho años por haberle levantado la voz más de lo debido y haberla hecho llorar.
Así que, Señor, sé lo que es necesitar perdón. Por eso, en primer lugar, te pido perdón para los padres por aquello en lo que hayamos fallado, y te pido que después tengamos la humildad tanto de ir ante ti con nuestra confesión como de ir a nuestros hijos, ya sean pequeños o adolescentes, y decirles: “Papá y mamá no son perfectos. Nos hemos equivocado y lo sentimos. ¿Nos perdonas?”. Señor, perdona a los padres por sus equivocaciones.
Señor, también te pido que les des abundante gracia y sabiduría. Concédele a cada padre una paciencia sufrida con sus hijos y dales sabiduría, perspectiva bíblica, amor y firmeza. Mi padre solía decirle siempre a mi madre: “Sé firme y dulce, sé firme y dulce”. Señor, que los padres puedan hallar la combinación perfecta de firmeza y dulzura; que esta sabiduría los inunde y los capacite.
Oro para que los padres tengan la disciplina de apagar el televisor, de levantarse e ir a atender las necesidades del niño. Señor, ayúdanos a tener suficiente disciplina con nosotros mismos para poder bendecir y disciplinar a nuestros hijos apropiadamente.
Señor, ayúdanos. Los padres somos un grupo necesitado y te pedimos que perdones nuestras equivocaciones, que nos ayudes en nuestras necesidades y que nuestros hijos lleguen a conocerte, a amarte y a tener vidas productivas que exalten a Jesucristo.
En Su nombre,
Amén.