¿Hasta qué punto deberíamos compartir el Evangelio con nuestros vecinos?
El siguiente texto es una transcripción editada de un audio.
¿Deberíamos crear relaciones sólidas con los vecinos y después compartir el Evangelio, o testificarles de inmediato?
Odiaría decir que hay una única forma de relacionarse con tus vecinos, ya que tú eres diferente y ellos también lo son. Y cada situación es distinta.
A veces, lo más apropiado es un intento de relación directo. Ves al tipo cavando una zanja, ¡ofrécete a cavar la zanja! No digas: "¿Puedo hablarte del Evangelio antes de ayudarte a cavar la zanja?"
Otras veces te mudas, os veis por primera vez, y has tenido tantas malas experiencias en las que te has retrasado en hablar sobre el Evangelio, que hasta se preguntaron por qué nunca lo habías compartido. Porque si es tan importante para ti, ¿por qué lo retrasaste durante tres años? Entonces, te sientes culpable y como un falso cristiano. Por eso, en ese mismo momento estás predispuesto a sacar el tema de su vida espiritual, compartir quién eres, y decir que esperas que podáis disfrutar la vida juntos en el barrio.
Así que la respuesta es que no quiero señalar ninguna regla sobre lo rápido que tienes que hacerlo. Sin embargo, me parece que el énfasis hoy en día (dependiendo de en qué iglesia y en qué comunidad vivas), se encuentra en gran medida sobre las relaciones, y después compartir el Evangelio en algún momento. Y muchos de nosotros encontramos que ni siquiera llegamos ahí.
Por tanto evalúate para ver si Jesús es realmente valioso para ti o no, si crees que la persona está realmente perdida sin Él, que lo mejor de este mundo sería que lo supiera, que creyera y que fuera redimida.
Y si realmente lo crees, entonces probablemente encontrarás una manera de compartirlo más pronto que tarde con la persona que conoces.
Pero no entiendas que esto quiere decir que la única manera de relacionarse con un no creyente es hablando del Evangelio. No quiero transmitir eso. Si los dos seguís en el mismo barrio, vas a estar con esa persona 10, 15 o 20 años.
Y Dios desea que estemos en contacto con los no creyentes en el trabajo y en el barrio y que, de alguna manera, podamos seguir juntos después de compartir el Evangelio. No se trata de: "Les compartimos el Evangelio pero no lo aceptaron. Así que no hablaremos con ellos nunca más."
Es algo complejo. Sé tu mismo y pídele a Dios que te de mucho amor y mucha gracia.