¿Llegaremos sin Mancha en el Día de Cristo?
Hay una santidad sostenida por fe que Pablo quiere que sus convertidos tengan en el día de Cristo – el día de su regreso, cuando los muertos en Cristo serán resucitados (1 Corintios 15:23). Esta santidad (que él llama “estar sin mancha” y “estar sin culpa” y “ser irreprensible” y “pureza”) es cierta por medio de la fidelidad de Dios, contingente en la fe perseverante, y dependiente de la mediación humana.
La Certeza
Pablo es cierto que Dios obrará esa fe perseverante y santidad en sus convertidos para el día de Cristo. Ésta es parte de la fidelidad de Dios.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. (1 Tesalonicenses 5:23-24)
Esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. (1 Corintios 1:7-9)
Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. (Filipenses 1:6)
Ésa es la expectativa y la confianza de Pablo para sus convertidos. Pero la certeza de la perseverancia en la fe y la santidad de ellos no es automática. Es decir, la perseverancia no depende de los convertidos de tal manera que su fe y santidad sobrevivirán sin la obra de Dios en ellos.
El convertido Cristiano como nueva creación de Dios (2 Corintios 5:17) no contiene el poder para perseverar. Mas bien, la nueva creación contiene el enlace al que diariamente provee el poder para perseverar. Y ese enlace está seguro, Pablo dice, porque es sostenido decisivamente por Dios, no por el hombre. Por eso, Pablo insiste, “Dios es fiel; él también lo hará” (1 Tesalonicenses 5:24; cf. 1 Corintios 1:9).
La Contingencia
No obstante, aunque la preservación por Dios es cierta para todos los que son nuevas criaturas en Cristo, Pablo dice a los creyentes, “Y a vosotros…[Cristo] ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe (Colosenses 1:21-23).
La santidad que tendremos en el día de la venida de Cristo es contingente en nuestra continuación en la fe. Esta contingencia no contradice la certeza. Dios es fiel; él lo hará. Pero ningún creyente debe pensar que estará listo para encontrarse con Cristo si no continúa en la fe.
La fidelidad de Dios se experimenta por su despertar continuo en nosotros de la gracia para seguir creyendo. Él nos mantiene. Y lo hace al darnos la pasión para atesorarle y perseguir la santidad.
La Mediación
Pablo no simplemente mira a esta dinámica desarrollarse en las vidas de sus convertidos. Él ora por ellos. Y lo que ora es que ellos, de hecho, sean puros y sin mancha en el día de Cristo.
Es cierto que llegarán seguros en la fe y la santidad en el día de Cristo. Esa llegada es contingente en la fe perseverante. Y las oraciones de Pablo son el medio que Dios usa para traerles seguros a su hogar.
Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo. (Filipenses 1:9-11)
Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos. (1 Tesalonicenses 3:12-13)
Así que, permita que la verdad de la certeza de Pablo nos haga estar seguros. Permita que la verdad de la contingencia nos haga serios. Y permita que la verdad de la mediación nos haga estar rodeados por hermanos y hermanas de oración que interceden por nuestra fe y santidad.