Por qué tenemos un cuerpo
Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo. (1 Corintios 6:20)
Dios no creó el universo físico y material de un modo arbitrario. Él tenía un propósito: agregar maneras para que su gloria sea externalizada y hecha manifiesta. «Los cielos proclaman la gloria de Dios, y la expansión anuncia la obra de sus manos» (Salmos 19:1).
Nuestro cuerpo entra en la misma categoría de cosas físicas que Dios creó por esta razón. Él no va a volverse atrás en el plan de glorificarse por medio de los seres humanos y cuerpos humanos.
¿Por qué Dios decidió tomarse la molestia de ensuciarse las manos, por así decirlo, con nuestra carne decadente y manchada de pecado, a fin de reestablecerla como cuerpo de resurrección y vestirla de inmortalidad? La respuesta es: porque su Hijo pagó el precio de la muerte para que el propósito del Padre respecto al universo material se cumpliera, o sea, que Dios fuera glorificado en él por siempre y para siempre, incluyendo nuestros cuerpos.
Eso es lo que el texto bíblico dice: «Por precio habéis sido comprados [por la muerte de su Hijo]; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo». Dios no desestimará ni deshonrará la obra de su Hijo. La honrará al levantar nuestros cuerpos de entre los muertos, y nosotros haremos uso de nuestro cuerpo para glorificarlo por los siglos de los siglos.
Ese es el motivo por el que tenemos un cuerpo ahora. Y ese es también el motivo por el que ese cuerpo será resucitado para ser como el cuerpo glorioso de Cristo.