Cuando el matrimonio está a millas de distancia
Acerca de citas a larga distancia
Hoy en día las personas están buscando el matrimonio de más maneras que antes. Con el desarrollo de la tecnología y la comunicación, las citas están cambiando también. Los objetivos y principios de las citas siguen siendo los mismos, pero algunas veces los involucrados están aparte, conociéndose a través de sitios web, como eHarmony, o redes sociales, como Facebook, o sólo a través de redes de amigos a larga distancia.
Mi esposa y yo teníamos citas a larga distancia por dos años –1,906 millas de distancia y a dos zonas horarias de diferencia–.
Toda pareja que tiene citas –sea que sean vecinos cercanos o galanes internacionales– debe buscar la claridad y posponer la intimidad. El gran premio en el matrimonio es la intimidad Cristo-céntrica; el gran premio en las citas es la claridad. Todos nosotros hacemos bien en tomar decisiones en las citas con esa realidad en mente. Sin embargo, debido a que las relaciones a larga distancia traen retos especiales, éstas requieren sabiduría especial.
Citas a larga distancia son lo peor
Si tienes amigos que han tenido citas de larga distancia, tienes amigos que se han quejado sobre las citas a larga distancia. En las citas a larga distancia no tendrás el mismo tiempo regular, de todos los días, que las relaciones en la misma ciudad tendrán –menos noches fuera, menos diligencias, menos tiempo juntos con amigos mutuos, pocas experiencias compartidas que se sienten como la vida normal–. Es duro porque tú quieres estar con esa persona, pero esto también hace que el discernimiento sea particularmente difícil.
Citas a larga distancia no se sentirán tan reales como las citas en la misma ciudad. Te estás conectando en las grietas de la vida, regularmente haciendo preguntas después de que toda la acción del día ha pasado. Estás tratando de hacer que los titulares –emociones y decepciones– se sientan reales para tu novio o novia, pero por más que te esfuerzas, estos no están allí.
¿Cómo puedes desarrollar claridad acerca de tener una vida diaria con esa persona por el resto de tus días si nunca pruebas la vida diaria con esa persona en citas? La integración parcial de un novio o novia en tu vida es sin duda alguna útil para imaginar cómo la integración por completo podría lucir.
Citas a larga distancia es lo mejor
Habiendo dicho eso, yo deseo que todos pudieran tener citas a larga distancia. No estoy para nada en contra de las uniones en la misma ciudad, pero yo estoy elogiando las citas a larga distancia en donde quiera que Dios conecte los puntos, especialmente en nuestros días. El costo fue real y se sintió real para nosotros, pero los beneficios, especialmente para cristianos, son también reales y duraderos.
Si tienes amigos que han tenido citas en la misma ciudad, probablemente tengas amigos que han luchado contra la inmoralidad sexual. No tiene que ser la batalla de cada pareja, pero todos en consejería prematrimonial dirán que es muy frecuente. Las citas a larga distancia no eliminan la tentación en esta área (presumiblemente están pasando al menos unos cuantos fines de semana en el mismo pueblo), pero la limita tremendamente. Mucha de la energía en las atracciones en la misma ciudad se invierten en la lucha diaria para restringir los impulsos por intimidad sexual (el sexo es, después de todo, la justa culminación de toda cita cristiana cuando las citas terminan en el matrimonio). La lucha es más enfocada y ocasional cuando la relación es a larga distancia. En un día como hoy y en una época en la cual la inmoralidad sexual es excusada, celebrada y aun legislada, estos beneficios no pueden ser más dulces.
Otro gran beneficio en citas a larga distancia es la mucha comunicación forzada. En estas relaciones, tener tiempo “juntos” significa típicamente hablar con el otro por el teléfono. Remueve la necesidad de vestirse e impresionarse el uno al otro. Elimina noches y noches de sólo mirar televisión o películas. Ustedes hablan –hablan y hablan--.
Si la claridad es algo que ambos buscamos en las citas, y una comunicación sana es algo prioritario para nuestro matrimonio (y debería serlo), no hay nada mejor que podamos hacer que simplemente hablar.
Consejos en citas a larga distancia
De mi experiencia, entonces, y de hablar con algunos otros que han recientemente tenido citas a larga distancia, aquí hay tres consejos para aquellos persiguiendo claridad hacia el matrimonio desde lejos.
1. Se más escéptico de tus sentimientos.
Las citas a larga distancia son más fáciles en algunos sentidos (menos intrusivas, y regularmente menos demandantes en el día a día). Pero eso no debería hacer que los cristianos se relajen en las citas, porque hay mucho en riesgo. Irónicamente, podemos necesitar ser más intencionales y vigilantes. Al perseguir un matrimonio entre pecadores, debemos tener cuidado con todo lo que viene demasiado fácil.
Probablemente aprenderás más cosas acerca del otro que si lo tuvieras en la misma ciudad, porque hablarán más. Pero es también más fácil ocultarse en las citas a larga distancia. En relaciones en la misma ciudad, tú probablemente verás cosas acerca del otro que tú no admitirías en el teléfono. Si te casas, te darás cuenta de que no conocías al otro tanto como pensabas.
Mi consejo: Sé más lento en declarar claridad acerca de tu futuro en una relación a larga distancia. Los obstáculos deben guardarnos de apresurarnos en la decisión de casarnos. Se escéptico de la euforia romántica que sientes después de un mes de conversaciones tarde en las noches o de tus primeras semanas como pareja juntos. Date a ti mismo más tiempo para conocer al otro. Planea tus viajes para pasar tiempo con las personas en la vida de la otra persona. Sé honesto acerca de las limitaciones de la tecnología sola –tan buena como la tecnología puede ser para las citas– para desarrollar una relación y discernir si la otra persona está lista para casarse.
2. Trabaja duro para conocer los amigos de la otra persona.
La comunidad es absolutamente crítica, sin duda alguna, en las citas cristianas (o cualquier otro llamamiento en la vida). Tal como en cualquier otra área en tu vida cristiana, necesitas el cuerpo de Cristo mientras piensas con quién saldrás, cómo tendrás citas, y cuándo casarte. Si estás decidiendo cómo servir, dónde trabajar, o con quién casarte sin hermanos y hermanas cristianas que te ayuden a tomar esa decisión, estás haciendo eso neciamente (Hebreos 3:12-13; Proverbios 3:5). Una parte esencial del medio que Dios utiliza para confirmar los deseos de nuestro corazón –para confirmar lo que el Espíritu está haciendo en nosotros y en nuestras relaciones-- es la iglesia, la comunidad de creyentes en nuestras vidas.
Las citas a larga distancia realmente complican está dinámica de las citas. Las personas no están dispuestas a salir e incluir a otras personas en su vida amorosa, incluso en las relaciones de la misma ciudad. Esto es un inconveniente, pero es al mismo tiempo crucial. Y es una reto más grande cuando tu red de amigos está a millas de distancia.
Se creativo, y “ten una cita” con las personas en la vida del otro también –no necesariamente uno a uno–, pero trabaja para conocerlos y para ser conocido por ellos. Alguien que te ame y a Jesús debería conocerlos a ambos (individualmente y como pareja) lo suficientemente bien como para estar de acuerdo en que ustedes deben casarse. Haz de esto una prioridad e inicia esto en tu cita a larga distancia.
3. No pienses que no necesitan límites.
Los límites son importantes en cualquier relación de aquellos todavía no casados, porque Dios te ama y quiere lo mejor para ti. Él no te creó para que dieras temerariamente tu corazón sin un compromiso. Mientras que las zambullidas espontáneas en la intimidad lucen bien en las películas de chicas y se siente grandiosas en el momento, éstas alimentan la vergüenza, el remordimiento, la desconfianza y el vacío. Los límites son necesarios porque en el camino al matrimonio y su consumación, el apetito por la intimidad sólo crece a medida que tú lo alimentas.
La distancia no remueve la tentación sexual. De hecho, para muchos, la tentación será mucho más fuerte que cuando están juntos. Nosotros neciamente nos maquillamos para el tiempo perdido físicamente, como si nos debiéramos algo el uno al otro. Anticipa eso, y habla antes del viaje acerca de cómo evitarán la tentación y la confrontarán cuando venga. También, cuidado con tratar de experimentar la intimidad sexual a través de la tecnología. Imágenes y palabras pueden ser tan peligrosas a nuestro corazones como el tocarse.
Ahora, los límites no tan sólo nos guardan de la inmoralidad sexual. Los límites construyen la confianza. Cuando establecemos estándares claros y expectaciones en las citas, y después cumplimos esos estándares y expectaciones, decimos que haremos lo mismo en el matrimonio. Eso es verdad en la pureza sexual y en cientos de otras maneras.
Otras preguntas para hacernos a nosotros mismos acerca de los límites incluyen:
- ¿Con cuánta frecuencia es saludable hablar?
- ¿Cuánto tiempo es saludable hablar cada noche?
- ¿Qué clase de conversaciones deberíamos tener en cada etapa de nuestra relación?
- ¿Cuándo es amoroso decir “te amo”?
- ¿Cuándo es seguro hablar acerca del matrimonio? ¿Cómo nos guardaremos el uno al otro cuando hablemos acerca del matrimonio?
- ¿Con cuánta frecuencia deberíamos visitarnos el uno al otro?
- ¿Cómo nos protegeremos el uno al otro durante esos cortos y frecuentemente más románticos días juntos?
Al sacar estas preguntas y otras, sacrificarán algo de adrenalina y espontaneidad, pero también se protegerán el uno al otro en las citas, y cultivarán el tesoro de la confianza.
Con paciencia, preservarán y multiplicarán sus placeres en el matrimonio. La espontaneidad es un importante sabor en las citas y el matrimonio, pero el matrimonio es alimentado por la fidelidad y confianza, no por la sorpresa. Pónganse de acuerdo sobre algunos límites reales y objetivos, aun sí éstos se sienten arbitrarios al principio, y síganlos juntos.